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Agosto: igualdad real

La Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA) me pidió un pequeño texto para una de sus doce causas de este año. Con mucho gusto lo di y ahora puede leerse aquí.

4 comentarios

José María Ortiz Báñez 4 de agosto de 2014 at 12:38

La igualdad real no existe. Hagamos porque así sea, por parte de todos. De poco sirven permisos igualitarios si, luego, se reproduce machismo desde casa. ¿Estamos los hombres dispuestos a asumir roles tradicionalmente femeninos? ¿Les atrae a las mujeres la idea de no ser las “amas” de casa? Más que leyes, es radical cambiarse la mentalidad de género. ¿Cómo? Con ejemplos.

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Antonio Gonzalez 5 de agosto de 2014 at 03:28

Con un patron de sociedad de pueblos elegidos y excepcionalismo
parece una broma hablar de igualdad.
O en el caso de reyes y vasallos donde cabe la igualdad.
Como de los que tienen todos y para otros casi nada queda.
Todo eso lastra la socieadad. Donde cabe la igualdad ?

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Josefina Gómez Sarmiento 5 de agosto de 2014 at 13:54

El patriarcado ha establecido que las mujeres somos débiles y ellos fuertes. Como débiles que somos debemos estar a su cuidado. Eso podía ser verdad cuando la tecnología no había superado a la fuerza bruta, ahora es un anacronismo. La historia de hadas que el patriarcado vende a las mujeres es muy seductor: “no te preocupes de nada que yo lo haré por ti”. Pronto se ve que se cansan de las promesas y de los trabajos que hay que hacer para cumplirlas. Conclusión: las mujeres no dependeremos económicamente de los hombres, así no seremos una carga para ellos pero perderán privilegios sobre nosotras, y entre ellos es el de tener criadas. Que tomen nota las madres de los hombres.

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Gonzalo García Abad 5 de agosto de 2014 at 14:06

Un tema muy importante. Creo que, para que haya igualdad de oportunidades en todos los ámbitos, el hogar es el punto de salida crucial. En el hogar los esposos deben considerar sus sueldos y responsabilidades como iguales. Si se considera el sueldo de la mujer como complementario del sueldo de su marido y las labores del hogar como una responsabilidad prioritariamente femenina, se está condenando a la mujer a una doble desigualdad enormemente injusta, tanto en el hogar como en su salario, ya que no será complicada la discriminación salarial.
Los permisos iguales e intransferibles podrían ser una ayuda para la igualdad, pero de poco servirán si la igualdad no comienza desde el hogar. De todos modos, creo que hay que trabajar más en igualdad de oportunidades que en igualdad de resultados.
Reciba un cordial saludo.

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