Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Sobre el desprecio al Rey y a otras instituciones

En estos días de tanta vorágine política en España se repiten escenas de desprecio al Rey, al Parlamento o a otras instituciones por parte de quienes de esa forma tratan de mostrar su rechazo hacia ellas. Hemos visto a algunos hacer gala de su republicanismo paseando guillotinas de cartón en las manifestaciones y ayer un portavoz de la Candidatura de Unidad Popular de Cataluña recitaba en un acto público unos versos que decían «Si el rey quiere corona, corona le daremos, que venga a Barcelona y el cuello le cortaremos». Otros, en fin, ningunean al monarca por la vía de no reconocer su condición efectiva de Jefe del Estado y otras cosas por el estilo.

Es verdad que la familia real española no se ha comportado precisamente como una institución ejemplar casi desde ningún punto de vista pero me parece que los republicanos, quienes aspiramos a que en España haya un sistema democrático de elección del jefe del Estado y deseamos, por tanto, acabar con la Monarquía, deberíamos ser más respetuosos que nadie con la institución a la que combatimos. E igual podría decirse de esas otras personas o instituciones que actúan de modo irregular o sencillamente corrupto. Denunciar su comportamiento, su carácter no democrático y su servidumbre ante los grandes poderes financieros no creo que debiera hacerse desde el desprecio o el insulto. La grandeza de una acción viene precisamente de la fortaleza de aquello contra lo que se actúa y, además, no hay nada a mi juicio más patético que minusvalorar a un enemigo al que no hay forma de vencer.

Pasear guillotinas de cartón, declamar versos contra el Rey, despreciarlo de palabra o tomarse a chacota a un Parlamento o a los gobiernos con los que se quiere acabar es fácil. Hacer que se sepa lo que hay detrás de todo ellos, convencer a la gente común, movilizarla y forjar respuestas democráticas que cambien el mundo para que haya más justicia y bienestar es más difícil pero quizá a todos nos fuese mejor si fuésemos al fondo de las cosas y no perdiéramos el tiempo con chorradas.

8 comentarios

Jordi 21 de enero de 2016 at 23:27

Personalmente soy muy respetuoso, pero cuanto antes haga las maletas, mucho mejor. El mensaje de Navidad fue de-plo-ra-ble, bochornoso. Y no sigo.

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Braulio 22 de enero de 2016 at 06:50

Para fondo de las cosas y no perdiéramos el tiempo con chorradas, le propongo un tema sin cuya soluciópn no hay Democracia.
Se trata de que en las elecciones en España se está siguiendo un procedimiento corrupto, por ocultación de los datos previstos en la Metodología publicada por el Ministerio del Interior.
Es evidente que las Elecciones pasadas no cumplen un requisito que es necesario en democracia, y consiste en que puedan ser verificadas por cualquiera rehaciendo la suma de los datos originales (los obtenidos en las mesas de votación), para obtener el resultado del Municipio, el cual debe coincidir con lo publicado oficialmente.
Seguramente ignore que el Ministerio del Interior no facilita al público el resultado de las mesas electorales de cada Ayuntamiento y por lo tanto se está utilizando un procedimiento corrupto que permite el fraude, ya que si únicamente se facilitan al público en las páginas oficiales de Internet los datos de los Ayuntamientos, tras haber “sumado”, sin testigos, los datos que aportaron las mesas electorales, aunque hubiera fraude nadie podría demostrar que lo hubo, ni que dichas sumas hubieran sido manipuladas haciendo un trasvase de votos.
Para poder comprobar si existe o no fraude es necesario que se publiquen los sumandos originales, es decir los resultados de las mesas electorales del Ayuntamiento, algo que no hace el Ministerio del Interior: http://resultadosgenerales2015.interior.es/congreso/#/ES201512-CON-ES/ES
Esta ocultación la hace incumpliendo sus propia metodología, que figuran en la página “Metodología y fuentes”: http://www.infoelectoral.mir.es/min/ayuda.html y que dice:
“VIII. DESCARGA DE DATOS. La Base de datos tiene un Área de Descargas que permite a los usuarios descargarse los resultados electorales desagregados hasta el nivel de Mesa Electoral.”
A la vista de lo anterior, debe rectificar el Ministerio del Interior y publicar los datos de las mesas electorales en sus páginas oficiales de Internet, tal como está previsto en su
página “Metodología y fuentes”: http://www.infoelectoral.mir.es/min/ayuda.html
El formato deberá ser fácilmente comprensible para el público (sin precisar la intervención de un especialista informático) como por ejemplo una hoja Excel en la que en cada fila se indique la mesa y los votos de cada partido, lo que sumado en columna dará el resultado municipal por partidos.
P.D. – En las mesas electorales el recuento es público y fiable, puesto que se hace con la presencia fiscalizadora de los representantes de los distintos partidos, a quienes se facilitan certificados del resultado. Si existe fraude tendrá que haberse hecho en la fase siguiente, cuando se sumen los resultados de distintas mesas mediante un ordenador.

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Héctor 22 de enero de 2016 at 07:45

Muy bien.

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Mario Plaza Delgado 22 de enero de 2016 at 09:12

Decía Th. W. Adorno:
El pensamiento que guarda fidelidad a la utopía para realizarla honra a lo que se le opone para ponerlo en movimiento. No de otra forma procede la recta praxis.
Casi siempre tiene un punto de razón. Muchas gracias, profesor.

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CLemente Jose Boira Mosull 22 de enero de 2016 at 22:00

Hoy por hoy a la Monarquia no la ha votado la ciudadania por lo que mientras no se vote esa institución está cuestionada. El respeto se gana. La educación hay que tenerla. Por otra parte este nuestro pais aun hay demasiados ignorantes, solo hay que ver los votos que logra el partido mas corrupto de la historia.

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josé González 23 de enero de 2016 at 22:36

Pues yo, que quiere que le diga, viendo el panorama prefiero – mientras se comporte honesta y diligentemente- un rey no sujeto al batiburrillo y presiones populistas que a uno más presentado por los partidos. Prefiero un sistema, si la monarquía no nos sirviera, sin presidentes de repúblicas. Es tal el desatino de muchos, que en estos comentarios hay uno que hasta dice que esto no es democracia porque no sé que del ministerio de interior que falsea, o quizá dice que lo haga, los resultados electorales.
Por supuesto, mientras nuestras instituciones son las que son, merecen ser respetadas, y criticadas si así se considera. Por supuesto es lícito luchar democraticamente por cambiarlas mediante unas mayorias suficientes. No hay sistema perfecto.

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mperezpina@hotmail.com 24 de enero de 2016 at 11:04

Totalmente de acuerdo.

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Jano 26 de enero de 2016 at 21:06

Buenas a todos.
Me parece interesantísimo el comentario de Braulio. Habrá que seguir un poco ese tema…puede que haya gato encerrado, especialmente cuando un escaño depende de pocos votos.
Por lo demás, como siempre: Juan Torres da en el clavo.
Por menos monárquico que alguien sea, debe guardar precaución con ciertos «republicanos» que pululan por ahí. Una República, cualquier República, com «amigos» como esos, no necesita enemigos.
Parece mentira, que no hayamos aprendido nada de la Historia. ¿qué pasó con la II República?…¡que había MUY POCOS REPUBLICANOS!.
El rey sale a patadas, y unos cuantos (poquísimos) republicanos de verdad, que saben lo que se traen entre manos, proclaman la república, la II República. Nace entre el odio feroz de la caverna (los agrarios, la iglesia,…los de siempre) y el desprecio supino de la izquierda (los anarquistas, los comunistas…los de siempre) que en el fondo, tamién odian una «república burguesa». ¿Qué futuro le cabía esperar?
Pues eso: menos coñas con los desplantes y los desprecios, porque (aviso) hay gente que cuando pierda el poder, estaría ENCANTADO de tener una buena excusa para acabar con cualquier experiencia social que (por lo demás) se puede hacer perfectamente en un régimen de monarquía parlamentaria como el que tenemos. Solo a los estúpidos se les ocurre volar los diques cuando habitan las tierras bajas…no quiero «compañeros de viaje» así. Por muy republicano que sea, mejor me aguanto las ganas.

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