Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¡Comienza el baile en España!

Comienza el baile. Esa es la expresión del amigo T G que me envía la noticia: «Bancaja y CAM recurren al BCE ante la sequía en los mercados financieros. La City de Londres alerta del rechazo creciente a los bonos hipotecarios españoles».

Creo que a los lectores y lectoras de esta web no les extraña esa noticia. Vengo anunciando lo que va a pasar desde hace meses.
En febrero de 2004 me refería a los problemas que ahorro y financiación de la actividad productiva que necesariamente iba a plantear la esspeculación en la construcción y escribí:

 

«El mercado especulativo de la construcción está absorbiendo sin descanso el ahorro que sería necesario derivar hacia la inversión productiva que es sobre la única que pueden sobrevivir a largo plazo las empresas y la actividad económica» (Invertir en cemento).

 

Un poco más tarde, en abril de 2004, volvía sobre lo mismo y anticipaba que la evolución que llevaba la economía española estaba condenada a estallar porque era insostenible:

 

«La estrategia de crecimiento intensivo y desmesurado es la nueva quimera, es el sueño de doblar el oro. Creer que se podrá seguir ganando dinero siempre a base de amontonar edificios en nuestras costas sin respetar a la naturaleza y sin proporcionarles un entorno y unos servicios adecuados es un razonamiento tan simple como el que llevaba a Buendía a buscar oro mezclando raspadura de cobre, oropimente, azufre y plomo» (La quimera del cemento).

 

En septiembre de ese mismo año ya denunciaba que los «sabios» de los grandes organismos internacionales y los economistas y políticos neoliberales se estaban equivocando al analizar la evolución de la economía mundial. Escribí lo siguiente:

 

«El Fondo Monetario Internacional también vaticina un horizonte tranquilo y afirma que “a parte de un atentado terrorista mayor o un problema geopolítico devastador, es difícil imaginar por dónde podrían llegar las amenazas al sistema a corto plazo» (…)  Son análisis de los economistas que se presumen más sabios y mejor informados del mundo. De hecho, sus opiniones se convierten en directrices de casi obligado cumplimiento para todos los gobiernos del planeta (…) Pero no llevan razón. Se van equivocar como se han equivocado en tantas otras ocasiones (…) Hay amenazas para la economía mundial. Amenazas muy concretas y que van a provocar que 2005 sea un año mucho más que difícil. Vienen de Estados Unidos, que una vez más descarga a su alrededor los costes que generan sus políticas imperiales» (Los sabios van a equivocarse de nuevo).

 

En mayo de 2005 comentaba la coyuntura económica a propósito del endeudamiento que se estaba incrementando para financiar la especulación y era muy claro:

 

«Desde mi punto de vista, la situación económica no es tan boyante como sequiere pintar (Hasta las cejas).

 En octubre de 2006, cuando los precios del petróleo empezaban a despuntar a mucha más velocidad, adevertí que se estaban disparando por la especulación proveniente de los mercados financieros que ya empezaban a tener problemas:
 

«Por lo tanto, puede decirse con rotundidad que los precios de petróleo (y por tanto, su tendencia al alza y a la continua inestabilidad) son consecuencia de la especulación financiera: los grandes bancos, las aseguradoras, los fondos de pensiones y las grandes empresas que disponen de volúmenes de efectivo muy elevados son quienes operan en estos mercados con la única intención de rentabilizar al máximo sus carteras de “papel” (Los hilos que mueven los precios del petróleo).

 Ya el pasado año, al final del verano expliqué en esta web con pelos y señales lo que estaba pasando y me referí a la situación española:
 

“Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España (…). La cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos (los bancos) estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica (Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones).

  Y en febrero de este mismo año aludí directamente a la situación de los bancos y cajas de ahorro españolas:
 

«Lo que quisiera señalar hoy tiene que ver con el velo con que se quieren cubrir las vergüenzas financieras de los bancos y las cajas de ahorros españoles. (…) no hace falta tampoco ser un sabio ni un demiurgo de las finanzas para aventurar que antes o después los problemas llegarían (¿Seguro que los bancos y las cajas españoles están bien?).

 

Por supuesto, no traigo ahora a colación todo esto que fui escribiendo para tratar de demostrar que yo sea más listo que nadie, que no lo soy, sino para demostrar algo importante que ya he señalado en alguna otra ocasión: si el más modesto de los analistas podía adelantar todo esto en una modestísima web, ¿cómo es que no lo podían hacer los economistas y gobernantes más sabios, mejor preparados e informados del planeta?
No sé lo que piensan ustedes pero mi conclusión es evidente. Lo sabían, claro que lo sabían, pero han estado engañando a la gente sencillamente porque mientras todo esto pasaba y mientras se desencadenaba la crisis todos ellos, los bancos, las multinacionales, los dirigentes políticos y autoridades monetarias que lo han permitido, se estaban forrando. Y, sobre todo, porque ellos son los causantes directos, los responsables inequívocos de lo que está ocurriendo.
Y por si mis palabras les parecen exageradas o solamente propias de un economista radical, volveré a traer las que escribió un economista bastante conservador, el Premio Nobel Paul A. Samuelson: “las bancarrotas y las ciénagas macroeconómicas que sufre hoy el mundo tienen relación directa con los chanchullos de ingeniería financiera que el aparato oficial aprobó e incluso estimuló durante la era de Bush. (“Bush y las actuales tormentas financieras”. El País, 28 de enero de 2008).

 

Eso es lo que esta pasando. Vayan a contarlo y hagan que la gente reaccione. Es la única alternativa.

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