Algunos destacados miembros del Partido Socialista se preguntan en voz alta, e incluso por escrito, que para qué sirven los votos de IU si en Extremadura sus parlamentarios apoyan se abstienen y permiten la investidura de un presidente del Partido Popular.
De esa manera se quiere descalificar a la formación que ahora lidera Cayo Lara pero yo creo que hacerlo recurriendo a esa pregunta sin preguntarse al mismo tiempo para qué sirven los votos del Partido Socialista es un método bastante torticero.
Vaya por delante que yo soy de los que piensan que si Izquierda Unida finalmente permite que el Partido Popular gobierne esa comunidad habrá cometido un error politico muy grave y que le supondrá un altísimo coste político. Incluso utilicé la expresión de «suicidio político» en un comentario en Facebook cuando se dio a conocer la decisión de sus afiliados.
Y creo que Izquierda Unida está cometiendo un error letal por tres razones.
En primer lugar, porque creo que la gente no puede confiar en una fuerza política que pide el voto diciendo que no va a dejar que gobierne el Partido Popular ni por activa ni por pasiva y que luego deja que gobierne a la primera de cambio. Se mire por donde se mire eso es una contradicción y una ruptura del «contrato» electoral que la población (véase lo que refleja el 15-M) rechaza cada vez más radicamente porque lo considera incompatible con la verdadera democracia.
En segundo lugar, creo que si Izquierda Unida se quiere ofrecer a la población como una fuerza política capaz de llevar a cabo procesos de transformación social no puede seguir actuando como si fuera un conjunto de reinos de taifas, que para colmo están siempre a la gresca entre ellos. En un asunto tan esencial como el que determina quién gobierna o no me parece que no puede haber una disparidad de opiniones tan grande.
Finalmente, creo que la decisión de Izquierda Unida es un error porque una formación política seria no puede abstenerse en el momento en que se decide el gobierno de una comunidad al que ella ha optado. Yo podría aceptar que no se facilite la investidura de un candidato del partido socialista porque se considera que hace políticas de derechas (no voy a entrar aquí en un terreno en donde los matices creo que son importantes pero que no creo que ahora sea decisivo) pero ¿acaso no las va a hacer el Partido Popular y ahora gracias a Izquierda Unida? Yo creo que si Izquierda Unida de Extremadura quisiera mostrar que rechaza gobiernos de derechas lo que debería hacer es votar en contra de la investidura de los otros dos candidatos (si los considera de derechas), aunque así se hubiera ido a otras elecciones. La mayoría de la gente y posiblemente de sus votantes (como ya ocurrió en su día en Andalucía) no va a entender que Izquierda Unida diga que no apoya al Partido Socialista porque hace políticas de derechas y que por pasiva apoye, hasta el punto de dejarlo gobernar, a un partido que las hace aún más de derechas. Si de verdad no se quiere lo malo, no se puede apoyar lo peor.
Ahora bien, dicho esto, lo que me parece incoherente es que personalidades del partido socialista se pregunten, como dije al principio, para qué sirven los votos de Izquierda Unida y no sobre la utilidad de los de su propio partido.
No se puede soslayar, creo yo, que si IU se encuentra en la situación en la que está es porque el Partido Socialista viene traicionando su ideario y sus ofertas electorales y gobernando con un servilismo patente hacia los intereses de los poderes financieros, oligárquicos y caciquiles más reaccionarios. Y no me parece honesto criticar a Izquierda Unida porque haga lo contrario que lo que ha dicho en campaña electoral en el caso extremeño cuando al mismo tiempo se calla ante la mayor traición que un líder político español ha realizado de sus promesas electorales.
Si aquí ha habido algo que envilece la democracia y la vida política ha sido el giro que ha realizado el Partido Socialista y concretamente el gobierno de Rodríguez Zapatero respecto a sus compromisos electorales. No hay en la historia de la reciente democracia otro caso de traición electoral más claro y de consecuencias más onerosas (salvo para la banca, para las grandes empresas y para el PP).
Cuando se acepta en silencio esa auténtica traición, cuando, en contra de las promesas electorales, se vota a favor de los mayores recortes de derechos sociales de la historia democrática, cuando diciendo que se defiende a los trabajadores se sirve tan descaradamente a los poderosos perjudicando injustamente a los primeros, cuando se miente a la población para justificar las medidas impopulares que se toman ¿con qué derecho se puede criticar a una fuerza política menor que si se contradice es precisamente como resultado de esa traición de quienes deberían ser sus aliados naturales?
Los dirigentes del PSOE pueden preguntarse y criticar el destino de los votos de IU, si les place, pero deberían empezar por plantear el uso que han tenido los dirigidos a su partido: nunca en la historia de la democracia española se dio un cambiazo tan inmenso a la voluntad del pueblo y de los votantes. El voto a Zapatero ha servido al final para quitarle la cartera a la gente y dársela a los Botín y compañía y, cuando eso ha ocurrido, tratar de disimular la complicidad criticando a Izquierda Unida no parece que sea lo más honesto
No seamos cínicos, que el tamaño sí importa. Si Izquierda Unida deja que gobierne el Partido Popular en Extremadura no habrá sido fiel a sus promesas electorales. Eso es evidente. Pero esa infidelidad y los efectos que pueda producir no admite comparación posible con la que ha cometido el Gobierno de Rodríguez Zapatero y los dirigentes socialistas ante sus votantes y ante toda la sociedad.
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