El gobernador del Banco de España ha vuelto a dirigirse a los ciudadanos para confundirlos y engañarlos.
Insiste una vez más en que las reformas más urgentes son las del mercado de trabajo encaminadas a reducir los salarios, los costes del despido y el poder de negociación de los trabajadores.
Miente el gobernador a los ciudadanos porque nada de eso puede garantizar que se cree más empleo mientras no se resuelva el problema en el mercado de bienes y servicios que ha creado la banca y la especulación financiera.
Miente el gobernador porque él sabe que lo que ha ocasionado el gran aumento del desempleo en España no ha sido la estructura del mercado de trabajo sino el contagio de la crisis financiera internacional que ha cerrado el crédito a las empresas y a los consumidores, y el estallido de la burbuja inmobiliaria.
Y miente el gobernador porque él sabe perfectamente que solo restaurando el flujo del crédito y recomponiendo el aparato productivo se va a poder volver a crear empleo.
Miente el gobernador cuando afirma ahora que se precisan estas reformas de modo prioritario para resolver el déficit presupuestario.
Miente el gobernador porque él sabe perfectamente que el déficit no se ha producido por el desempleo sino porque el Estado ha debido tapar el inmenso agujero que la crisis bancaria ha provocado.
Y miente porque sabe, por tanto, que por mucho empleo que se crease, sería inevitable soportar más déficit si la banca se sigue dedicando a especular con los recursos públicos y a provocar crisis como la de las hipotecas sub prime.
Miente el gobernador porque él sabe perfectamente que habría otras formas más expeditas y eficaces que empobrecer a la mayoría de la población para evitar que aumente el déficit público o para disminuirlo. Para evitarlo, poniendo freno a la especulación que está encareciendo la carga de la deuda. Y para disminuirlo, aumentando impuestos sobre las grandes fortunas y sobre las ganancias extraordinarias, luchando contra el blanqueo y la evasión fiscal, cerrando los paraísos fiscales o penalizando la utilización improductiva de cientos de miles de millones de euros, entre otras.
Miente el gobernador porque él sabe que disminuyendo el gasto público cuando el privado no tira de la economía porque el crédito está racionado lo que se conseguirá será empobrecer a la población y deprimir la economía y que los beneficios que así obtenga el capital privado más poderoso a quien defiende no van a redundar (como ahora ocurre con los beneficios de la banca) en un mejor rendimiento de la actividad económica.
Miente el gobernador porque él sabe que las propuestas que hace no están dirigidas a darle confianza y bienestar a toda la economía y población sino a los grandes poderes económicos, a los financieros y grandes inversores especulativos a los que cínicamente denominan impersonalmente como “los mercados”. Los mismos que provocaron la crisis y que han podido imponer a los gobiernos medidas que solo van a beneficiarles a ellos.
Miente el gobernador cuando afirma que «la reforma del mercado laboral es la más necesaria de las reformas estructurales» cuando al mismo tiempo no habla para nada de la reforma del modelo productivo basado en la especulación inmobiliaria que su institución ha alimentado; ni de las reformas financieras que evitaran los desastres que está provocando la especulación y la desnaturalización de la banca; ni de reformas fiscales más justas que no hagan recaer el mayor peso de la recaudación sobre los salarios y las rentas más bajas; ni de reformas de los mercados que acabaran con los oligopolios que campan a sus anchas imponiendo precios y condiciones laborales leoninas para garantizarse beneficios extraordinarios; ni de reformas en las reglas del comercio internacional que garantizaran fuentes de ingresos más seguras y equitativas a todas las naciones y no solo a las grandes multinacionales; ni de reformas de las agencias de calificación corruptas que actúan para despejarle el paso a los especuladores engañando y ocultando la verdad de lo que ocurre en los mercados; ni de reformas en el estatuto del Banco Central Europeo para que no se consienta que el papel que desempeña solo beneficie a la banca privada, financiándola casi gratuitamente mientras que los banqueros hacen negocio financiando a los estados; ni de reformas en los mecanismos de decisión para que hubiera instituciones de poder internacional democráticas y no el caos actual que solo favorece a los financieros y a los poderosos a cuyos intereses se somete vergonzosamente.
El gobernador del Banco de España no le dice la verdad a los españoles. Los está engañando y ya es hora de que se le pidan cuentas y dimita.
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