Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

La creación artificial de la escasez: el caso de las vacunas

Publicado en Público.es el 12 de marzo de 2021

El desaparecido economista y catedrático de la Universidad de Salamanca David Anisi escribió en 1995 un libro titulado Creadores de escasez. Del bienestar al miedo (Alianza Editorial). En el explicaba que, en contra de lo que se creía, la crisis que se produjo a partir de los años 70 no había sido lo que obligó a cuestionar el Estado de Bienestar, sino que fue al revés: la puesta en cuestión de este último originó la crisis.

Como explicaba Anisi, «había llegado el momento de disciplinar a los trabajadores. Y así se hizo.”

Para ello se recurrió a la forma siempre más efectiva, generando el desempleo. Quien carece de ingresos y medios de vida no tiene más remedio que aceptar lo que sea para salir adelante y se convierte así en un ser personal, mental y socialmente frágil, fácilmente manipulable y disciplinado.

Para provocar deliberadamente el desempleo que disciplinara a las clases trabajadoras se aplicaron políticas basadas en la creación artificial de escasez, aumentando los tipos de interés (lo que frenaba la inversión productiva pero al mismo enriquecía así a los poseedores del dinero), reduciendo salarios (lo que reducía el consumo pero aumentaba los beneficios de las grandes empresas que tienen mercados cautivos) y provocando déficits públicos y mucha deuda (ralentizando así la economía pero aumentando el negocio del capital financiero).

El efecto de esas políticas es el mismo que tiene el ir pisando el freno constantemente en un vehículo: disminuye la velocidad de crucero, se gasta mucha más energía y se deteriora el conjunto de la maquinaria. En una economía, la consecuencia es que disminuye la tasa de crecimiento de la actividad económica y aumenta el desempleo. Dos efectos que se agravan cuando todo eso ocurre, como ocurrió en los años ochenta y noventa del siglo pasado, en medio de una revolución tecnológica. Cuando esta se produce, aumenta la productividad y si este aumento no va a acompañado de una reducción de la jornada y de políticas expansivas del gasto, el efecto del frenazo es mucho mayor.

Eso fue lo vienen provocando las políticas neoliberales y por eso decimos que crean escasez artificialmente. Destrozan a toda la economía y disminuyen la provisión de bienes y servicios pero benefician mucho, como he dicho, a los propietarios del capital financiero (que se enriquecen más cuanto mayor es la deuda) y a las grandes empresas que dominan los mercados y tienen clientes cautivos o una masa de liquidez muy grande con la que se enriquecen en los mercados financieros.

Puede parecer que esta tesis que acabo de exponer es demasiado perversa como para ser verdad pero, si no la creen, lean lo que escribió en la página 183 de su libro El final de la edad dorada (Ed. Taurus 1996) quien había sido un poderoso ministro de Economía de Felipe González, Carlos Solchaga: «La reducción del desempleo, lejos de ser una estrategia de la que todos saldrían beneficiados, es una decisión que si se llevara a efecto podría acarrear perjuicios a muchos grupos de intereses y a algunos grupos de opinión pública». No se puede reconocer más explícita y claramente.

Efectivamente, el capitalismo de nuestros días es un creador artificial de escasez y una manifestación sangrante de ello la estamos contemplando en estos momentos en el caso de las vacunas.

Cuando se extendió la pandemia, las autoridades mundiales reconocieron lo elemental y lógico: su remedio no podía ser otro que una vacunación masiva y muy rápida de la mayor parte de la población mundial.

La presidenta de la Comisión Europea reclamó que las vacunas se convirtieran en un bien público porque «la Unión Europea había invertido muchos miles de millones en desarrollar las primeras». El Fondo Monetario Internacional pedía en su informe de enero pasado una «distribución universal de vacunas … a precios asequibles para todos»…

Sin embargo, no es eso lo que está ocurriendo, sino todo lo contrario: los gobiernos de los países ricos se niegan a que las vacunas se puedan producir y distribuir masivamente y a precios asequibles en todos los países del mundo, como sería imprescindible para acabar con la pandemia. Se sigue creando escasez aunque ahora no sea para disciplinar a las clases trabajadoras sino para salvaguardar el beneficio y el poder de las grandes empresas farmacéuticas, de cuya naturaleza y estrategia escribía hace unos días el profesor Vicenç Navarro en estas mismas páginas (aquí).

Para desarrollar vacunas de distribución universal, como pide el FMI, es preciso la colaboración de científicos y productores de todo el planeta pero eso solo es posible si se ponen a disposición de todos ellos el conocimiento y las técnicas que las hacen posible, algo que es imposible mientras no se suspendan las patentes y derechos de propiedad intelectual.

Es lo que están pidiendo desde hace meses la gran mayoría de países del, líderes políticos, organizaciones de todo tipo, centros de investigación, personalidades, dirigentes de iglesias… Y es lo que desea la inmensa mayoría de la población allí donde se le ha preguntado (el 73% en el Reino Unido).

Pero, en contra de esa opinión mayoritaria, los gobiernos de los países ricos (Estados Unidos, Unión Europea, Japón, Reino Unido, Brasil, Canadá, Noruega y algunos pocos más) se oponen constantemente a ello.

Con tal de salvaguardar los intereses comerciales de las grandes empresas farmacéuticas que producen las vacunas (como igual podría decirse de otros bienes, dispositivos o instrumentos de diagnóstico que están siendo imprescindibles en la pandemia), se está dando lugar a una carencia generalizada de vacunas, sencillamente, porque no se está aprovechando toda la capacidad potencial de fabricación de vacunas. Los datos son inapelables:

– Solo se está utilizando un 43% de la capacidad que hay en el mundo para producir las vacunas ya aprobadas (aquí).

– Las tres fabricantes más grandes de vacunas solo están produciendo para el 1,5% de la población mundial, un volumen muy por debajo de su capacidad potencial al no tener acceso a las licencias (aquí).

– A pesar de la escasez, cuando algunos fabricantes se ofrecen a producirlas no reciben respuesta de las empresas que, con el beneplácito de los gobiernos, dominan el mercado. Eso ha pasado con la danesa Bavarian Nordic que podría fabricar casi 250 millones de vacunas (aquí).

– Algo parecido ocurre en países como India: una de sus fabricantes está produciendo millones de vacunas pero hay al menos otras veinte fábricas, y otras muchas en todo el mundo, que podrían estar produciéndolas si tuvieran acceso a las licencias (aquí).

La consecuencia de todo esto es doblemente absurda y me atrevería a decir que criminal.

En primer lugar, miles de millones de personas de los países más pobres se quedan al margen de la vacunación que les puede evitar la enfermedad. Los países ricos (16% de la población mundial) acumulan las vacunas (60%) mientras que los más pobres están desabastecidos. El Reino Unido había distribuido más de 31 dosis por cada 100 personas y Estados Unidos más de 22 a finales de febrero, Asia en su conjunto un poco más de dos y África menos 0,55 de media en los países donde habían llegado (aquí). A la tercera parte de la humanidad no le ha llegado ni una dosis y, según The Economist, más de 85 países no vacunarán lo suficiente hasta 2023 (aquí), mientras que los gobiernos de los países ricos han comprado tres veces más unidades de las que necesita su población (cinco en Canadá)

Esto no es solamente un genocidio sino que se trata, para colmo, de una completa estupidez. La acumulación de vacunas en los países ricos no va a terminar con la pandemia porque esta es global y las mutaciones pueden venir de cualquier país donde la vacuna no haya llegado. Y es también una política estúpida porque, como expliqué en un artículo anterior, financiar la vacunación en todos los países del mundo supone 338 veces menos dinero que el que costará el daño de no hacerlo (aquí). Una prueba más de que las decisiones económicas que se toman no persiguen la eficiencia ni el ahorro sino el enriquecimiento de unos pocos.

La política de los países ricos es igualmente absurda porque, a la postre, va a crear racionamiento también en su interior, como está ocurriendo en la Unión Europea. Y es también una estupidez responder a la escasez que ellos mismos han provocado restringiendo las exportaciones porque así ni mejorará el aprovisionamiento interior ni el global, se provocarán respuestas del mismo tipo que perturbarán las cadenas de aprovisionamiento.

La pandemia no se está combatiendo como los propios líderes mundiales decían que había que combatirla porque no son capaces o no desean poner límite a la avaricia de unos pocos. Se está provocando una crisis económica gigantesca y la pérdida de millones de empresas y empleos por salvaguardar los privilegios de los grandes monopolios. Van a morir innecesariamente millones de personas porque se da prioridad a los intereses comerciales.

Terminaré citando a un autor maldito porque creo que llevaba toda la razón. Me refiero a Federico Engels quien decía en su obra La situación de la clase obrera en Inglaterra que cuando las personas mueren como «víctimas de nuestro desorden social y de las clases que tienen interés en ese desorden» se comete un «asesinato social».

Eso es lo que ahora está sucediendo con las vacunas y por eso resulta cada vez más necesario que se definan y persigan los crímenes económicos contra la humanidad.

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13 comentarios

UN LECTOR 17 de marzo de 2021 at 23:27

Hace algunos años se publicó un libro titulado “Sonámbulos: cómo Europa fue a la guerra en 1914”, y supongo que no hace falta añadir nada sobre qué tema trata. El título, pese a los años que han pasado desde su publicación, me sigue produciendo escalofríos. Los personajes “importantes” de la época, los que conformaban los gobiernos, eran así: les importó una higa sumergir al mundo en una carnicería. Pues bien, los que gestionan hoy el mundo y las vacunas se caracterizan por tener el mismo nivel de escrúpulos.

Pero seamos sinceros: nada hacemos por cambiar esto. Y me incluyo entre los que nada hacen.

Saludos,

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Pauet 18 de marzo de 2021 at 00:48

De acuerdo con el articulo pero no con la cita de Anisi.
A mi modo de ver lo que hace Anisi es presentar el neoliberalismo como una reacción del capialismo a la entonces creciente expansión del estado de bienestar que le estaba restando al capital espacios de negocio, en consecuencia el propone una especie de nuevo pacto de clases en que se recupere el estado de bienestar pero ahora basado en que el estado no cree directamente los bienes y servicios del estado de bienestar sino que esto sea externalizado al sector privado.
A mi modo de ver aunque es verdad que critica al neoliberalismo, para nada Anisi dice que el cuestionamiento del estado de bienestar causara la crisis sino que más bien dice que el estado de bienestar tenia un defecto de diseño que tenia que acabar causando esta reacción, su enfoque es más bien del tipo tercera vía en el sentido de que lo que pretende es darle «espacio» al capitalismo y cree que eso se va a poder conjugar con un nuevo pacto para un nuevo estado de bienestar.

Saludos

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Juan Torres López 19 de marzo de 2021 at 12:38

Lógicamente, yo no puedo decir lo que pensaba David. Pero creo que sus análisis eran claros: las políticas neoliberales provocan la crisis. Concretamente, él presentaba un modelo muy sencillo de entender que mostraba que si aumentaba la productivdad como consecuencia de un cambio tecnológico y se hacía la política que preconizaban los neoliberales era impepinable que aumentara el paro y se generasen crisis.

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María Marín 24 de marzo de 2021 at 11:53

Cuando lo que una piensa lo ve reflejado así de bien como usted lo hace es de agradecer.
Soy mayor y no creo que me dé tiempo a ver si se hace justicia con lo de la pandemia pero al menos sé que hay muchas personas pensando en ello.
Un saludo y gracias

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Mario Plaza Delgado 27 de marzo de 2021 at 17:28

Muchas gracias, profesor. No se va de la cabeza, tras cada nueva oportunidad, como en este caso, la clásica consideración de referencia: en un mundo falso la técnica se aplica falsamente.

Un daludo

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bernardo 27 de marzo de 2021 at 18:04

?porque las farmaceuticas no se concietan con las fabricas de vacunas para aumentar considerablemente el numero de vacunas en poco tiempo¿ POR EL INTERES.
? porque no se comparten o liberan las licencias¿ POR EL INTERES.
? Cuanto ha costado a cada farmaceutica la investigacion de su vacuna; cuanto dinero le han dado los gobiernos para la investigación; cuanto les cuesta producir una unidad; cuantas unidades han vendido hasta el momento¿ La respuesta a estas preguntas nos daria los beneficios obtenidos y por obtener y sabriamos que a las farmaceuticas les importa un bledo el sufrimiento y la muerte, incluso les viene bien para su negocio.
?porque los gobiernos, entre ellos la UE, que han dado dinero y han contratado adquisiciones de vacunas no han fijado la obligación de compartir y liberar las patentes o la obligacion de convenir con las fabricas de vacunas para su producción¿ ?No saben redactar un contrato nio tienen asesores y tecnicos que sepan hacerlo, o hay motivos o intereses ocultos y delictivos¿

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Víctor 27 de marzo de 2021 at 19:40

Hablando de escasez, pido disculpas por salirme del tema que nos ocupa, eso si, lo comparto íntegramente.
Sr Torres, para cuando un artículo sobre la escasez del bitcoin.
Me encantaría conocer su opinión sobre el btc, y el ecosistema cripto.
Muchas gracias.
Saludos.

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Argon 28 de marzo de 2021 at 13:01

Todo es muy extraño. ..está «escasez» de vacunas….el pirateo de algunos países… Millones de vacunas ocultas en un almacén en Italia…etc. Alguien desea q la pandemia dure más de lo que debe. No entiendo el poco peso que tiene la U.E., la OMS…
Un saludo Juan.

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Jaime67 28 de marzo de 2021 at 22:44

En cuanto al tema patentes ya lo comento el Sr. Torres creo en otro articulo, se deberia suspender las patentes mientras duran las pandemias y hacer genericas las vacunas covip/19.
Por supuesto China e India, lo que deberian hacer es suspender las patentes y punto. Y a ver quien tiene huev………, de meterse con esos paises, si los Estados Unidos o la Union Europea, por ejemplo o el Reino Unido.
El tema bitcoin es una estafa piramidal, ahora tengo 105,41 USD igual 0.0019143 BTC, en mI monedero Mycelium, en el movil de mi esposa. En el mes de Mayo 2020 compre 47 euros, me cobraron al menos 12 euros de comision. He hice una compra a una web Tailandesa con bitcoin por valor de 21,22 dolares usa y me quedaron en el monedero 19,64 USD Mayo 2020.
Mi saldo ahora mismo es 105,54 USD. Ha aumentado desde Mayo 2020 que me quedaban despues de la compra que hice 19,64 USD, y que ha subido un 500%. Y que?
Pense comprar cuando me sobrara pasta unos 100 euros mas, pero hasta la fecha no lo he hecho ni lo pienso hacer.
Sigo este tema del bitcoin a traves de RT Rusia a traves del programa de Max Keiser desde el inicio del bitcoin, pero no lo entendia, lo dejaba y lo volvia a mirar hasta que en el 2020 decidi abrir el monedero en el movil de mi esposa y comprar directamente a traves Mycelium, esos 47 euros.
Tendria que haber comprado cuando descubri el tema del bitcoin del que Max Kaiser es un fanatico, y entoncesl 1 bitcoin no valia ni un centimo de euro. Hoy vale 1 BTC vale 55.152,70 USD. Ahi era el momento hace 9 o 10 a;os, en el inicio, pero no lo entendia, ni la puta blockchain que tanto se habla. Que parece que va a arreglar el mundo y quitar el hambre.
De todas maneras este tema es solo para millonarios especuladores, OK que compran 1.000.000 de dolares, pero su fortuna es de miles y miles de millones de dolares, y si el bitcoin se va a la quiebra, se quedan igual, pero pobrecitos los ahorradores que lo compren en estos momentos.
El bitcoin es para ese 1%, al que yo le impondria un impuesto del 90 a 99% de sus rendimientos de capital, como se hacia en Estados Unidos y Reino Unido, antes de los a;os 1970.
Si quieres saber sobre el bitcoin mira el programa de Max Kaiser en RT Rusia o lo que es lo mismo Kaiser Report. Y miras a partir de que se creo el bitcoin, no hace mas de 9 a;os. Este Max y su esposa Stacy Herbert, lo realizan y ahora creo que se llama Kaiser Report. Hace 4 videos semanales, en la actualidad, antes era solo uno semanal.

Un saludo Juan, eres el mejor, te sigo hace 12 a;os. Desde el libro Hay Alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en Espa;a. Novena edicion.

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Argon 30 de marzo de 2021 at 11:14

A quien quiera profundizar sobre los orígines, causas y otros rasgos de las epidemias históricas recomiendo el último libro de Boaventura de Sousa Santos: «El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía.
Es muy aprovechable. Un saludo.

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conchita lloria 2 de abril de 2021 at 00:52

Gracias por tan ilustrativo artículo
No ha cambiado el pensamiento.
Todo es dinero. Las crisis se crean para ganar unos pocos cantidades millonarias de dinero. Y cuanto más precario es el futuro laboral, mas sumisos y conformistas son los trabajadores.
Siete mil millones de vacunas, la mayor crisis, para el mayor enriquecimiento de los mismos

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Obdulio 3 de abril de 2021 at 20:40

Enhorabuena, una vez más, profesor. Verdades como puños que deberían hacer pensar a mucha gente. Mas no, es más fácil embrutecerse con Belén Esteban, Jorge Javier Vázquez, Carlos Sobera y similares (pongan el calificativo o insulto que más les apetezca) fomentadores de la incultura. Luego se vota como se vota y no olé.

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El Sapo Bufo 29 de abril de 2021 at 00:25

¿Seguro que es una cuestión estrictamente económica y no técnica?
Las vacunas de ARNm son una novedad y quizá no todas las fábricas estén preparadas para fabricarlas, o el hacerlo supondría revelar know-how tecnológico a competidores (lo cual también es un argumento económico, pero menos criminal que provocar artificialmente su escasez).

De todos modos si el problema es económico, pues que se pague por adelantado, vía uno de esos créditos impagables que todos los países tienen, y la farmaceutica de turno estará contenta.

Pero el problema creo que es mayor, por ejemplo: las vacunas que mejor funcionan, las de ARNm, necesitan una temperatura de conservación muy baja, que requiere de una infraestructura para su distribución que no existe en algunos paises en vías de desarrollo.

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