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Feijóo propone contra la inflación una barbaridad económica

Publicado en Público.es el 8 de abril de 2022

El nuevo secretario general del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha propuesto «disminuir la retenciones en el impuesto de la renta» para devolver una parte de lo que se ha recaudado de más e «impactar esa inflación del 10%». Este argumento se trata de una auténtica barbaridad económica por las razones que voy a exponer muy sencillamente y dejando a un lado otras dos cuestiones secundarias. Una, que el PP pudo corregir los impuestos cuando gobernó para que la inflación no aumente la presión fiscal y no lo hizo; y, otra, que reducir las retenciones a cuenta del pago de un impuesto -como propone Feijóo- no equivale a bajarlo.

Como he explicado en otros artículos anteriores en este diario, la subida de precios tan elevada que estamos sufriendo es especialmente grave y difícil de frenar porque se produce como consecuencia de factores muy diferentes y cuyas posibles respuestas pueden neutralizarse entre sí.

Aunque cada uno de esos factores se da con más o menos intensidad en las distintas economías, la inflación actual tiene en todas ellas un origen multipolar: exceso de liquidez como consecuencia de las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales de los últimos años; presión de la demanda tras la salida de los confinamientos; bloqueos de la oferta y carencias en los suministros de muchas materias primas o productos esenciales para la industria o la vida diaria; encarecimiento de la energía por razones específicas de ese sector y geopolíticas; falta de competencia que permite a muchas empresas subir injustificadamente los márgenes para obtener beneficios extraordinarios con precios más altos; agotamiento de recursos naturales; y, todo ello, agudizado por la invasión de Ucrania y las sanciones a Rusia.

Pues bien, bajar las retenciones o incluso los impuestos en general no solo no ayudaría a combatir las actuales subidas de precios sino que podría aumentarlas.

Es evidente que el componente de la inflación que pueda tener relación con el exceso de liquidez no se resuelve sino que empeora si se ponen más medios de pago en manos de los consumidores. Igualmente ocurriría con las subidas de precios que estén producidas por exceso de la demanda respecto a la oferta: serían todavía mayores al bajar los impuestos y provocar aumento del consumo privado. Tampoco hay que ser un lince para entender que las subidas de precios originadas por bloqueos en la oferta, por falta de competencia o por problemas de los sectores energéticos, de ninguna manera van a poder frenarse con menos impuestos sobre la renta de las personas físicas.

Frente a la inflación de raíz monetaria o de demanda lo que hace falta más bien son subidas de tipos de interés, para frenar la demanda de dinero, o de impuestos, para limitar la demanda de bienes y servicios. Otra cosa es que, ni una ni otra medida, sean oportunas ahora porque estas componentes monetaria o de demanda son mucho más débiles que las que tienen que ver con la oferta. Y porque, de tomarlas, se produciría una recesión inmediata pues las economías se vendrían abajo por la demanda, además de por la oferta.

Eso no quiere decir que haya que cruzarse de brazos. Hay que evitar que las subidas de precios se traduzcan en pérdida de poder adquisitivo en los grupos sociales más vulnerables o pérdida de eficiencia en las empresas, y para eso hacen falta ayudas, bien por la vía del gasto (mucho más fáciles por su inmediatez y simplicidad y de mejor impacto en la renta) o por la de los impuestos. Pero nunca indiscriminadamente.

Por otro lado, para enfrentarse a la subida de precios que viene producida por problemas de oferta, como he dicho, por bloqueos en las cadenas de suministro, por escasez de muchos productos o por el precio desbocado de la energía, sí es verdad que hace falta más gasto; pero no gasto en consumo, como generaría la rebaja de impuestos que propone el Partido Popular, sino gasto de inversión de las empresas y también del Estado, para diversificar y desbloquear la oferta y encontrar cuanto antes nuevas fuentes de suministro con precio más reducido.

Por tanto, también en este caso se justifican las ayudas (por la vía del gasto con subvenciones o mediante bajada de impuestos) a las empresas capaces de llevar a cabo esas inversiones y, por supuesto, el mayor gasto inversor del Estado. Para ambas cosas urgentes se necesitan más ingresos públicos, no menos.

En la situación inflacionaria en la que estamos, desarmar al Estado disminuyendo sus ingresos es un error de libro, una barbaridad que provocaría muchos más problemas de los que ya tenemos. Hay que estudiar la reforma de los impuestos para que la inflación no aumente la presión fiscal por la puerta de atrás ni acabe con su ya de por sí deteriorada progresividad, y hay que dar ayudas y bajar impuestos a quien más lo necesite por razones de equidad o para favorecer las inversiones imprescindibles. Pero es en los momentos de mayor dificultad, como ahora, cuando es más importante que nunca la cooperación, la disposición de recursos comunes para hacer frente a los riesgos más elevados y que cada cual contribuya en la medida de su capacidad a financiarlos. Y es justo para eso para lo que sirve el sistema fiscal.

Para finalizar, cabe una reflexión final. Una propuesta tan descabellada como esta que ha hecho Feijóo no se hace por desconocimiento: tiene asesores económicos que saben muy bien lo que dicen. La razón es otra. La inflación y las medidas que se adoptan para combatirla afectan de un modo muy desigual a cada persona o empresa. Y las propuestas del PP también beneficiarían a todas ellas de modo muy diferente. Las pequeñas y medianas empresas con menos ingresos o ventas y las personas con rentas más bajas no pueden financiarse por sí mismas el acceso a todos los bienes públicos, de más calidad y menor coste que cuando son provistos por el mercado, que inevitablemente necesitan para hacer negocios, producir o vivir. Las grandes, por el contrario, sí pueden pagar a cualquier precio las infraestructuras, servicios o bienes privados. Por eso no les importa que el Estado deje de suministrarlos y prefieren ahorrarse impuestos, haciendo creer que así salimos ganando todos.

Ni Feijóo ni ningún otro dirigente del Partido Popular dicen barbaridades como esta de ahora por casualidad, ni porque no tengan idea de economía. Saben muy bien lo que dicen y a quién beneficia lo que proponen.

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6 comentarios

JANO 16 de abril de 2022 at 13:30

Gracias una vez más profesor Torres por aportarnos siquiera una mínima capacidad de defensa argumental.
Lo más irritante, es que este discurso cala en la gente como la leche en el pan seco: Cuanto más «secos de ideas» los ciudadanos, más «chupan» de ese discurso venenoso…
Creo que podríamos poner un ejemplo, (si me equivoco, por favor corríjame):
Para simplificar tres individuos. Uno gana un millón, otro cien mil y otro diez mil euros.
Ahora nos «bajan los impuestos» a los tres en un 10%. ¡¡eureka!! yo (el pobre) me ahorro mil euros de impuestos…con eso puedo…¿qué puedo?…¿pagarme sanidad, educación, seguridad privados?….pobre iluso de mí, NO advierto que el que gana cien mil se ahorra 10.000, y el que gana un millón 100.000 eurazos….el segundo, puede pagarse esos bienes privadamente…y el primero, ¡no veas!…100.000 euros a su disposición…..
Ahora hagamos otra cuenta: a nadie nos rebajan el 10% (a cambio de esos servicios públicos) para los que tenemos 111.000 euros a repartir entre tres….a mí, me sale más a cuenta esta última opción….la cuestión es: ¿por que no cala entre los millones de «dizmileuristas» que en España son?….

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Jose 16 de abril de 2022 at 20:41

Decir que tener más dinero en el bolsillo es inflacionista es una perogrullada, eso lo puede argumentar hasta un alumno de primaria. El problema de la inflación no es que hay mas o menos dinero, esa es la explicación de friedman que bien sabes es falsa. Durante más de 10 años ha habido dinero barato y no ha habido inflación, sim embargo ahora toca, la mafia globalista lo ha decidido, por los motivos que todos sabemos (perdón por la franqueza)

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José González 18 de abril de 2022 at 09:38

Yo veo con cierta lógica matemática lo que el profesor Torres expone aquí. Me gustaría que Jose nos explique por qué una mayor demanda no alimentará la inflación y, sobre todo, cómo y por qué la mafia globalista ha decidido que suban los precios

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Juan Antonio López 19 de abril de 2022 at 02:08

La economía únicamente se puede salvar fomentando el nacimiento de nuevas empresas privadas que creen trabajo, en lugar de ese afán de aumentar y aumentar, tanto la creación de empresas públicas y funcionarios para las mismas que no generan riqueza, sino mayores gastos aumento del PIB, ya en límites insostenibles.
Una formula efectiva para ni es bajar el impuesto a las Empresas hasta un límite máximo de un 20%, el IRPF a los trabajadores hasta un 5% máximo.
Con ello se podría conseguir que el Salario mínimo interprofesional pudiera establecerse en unos 1.500€ mensuales, que las Empresas podrían asumir con la bajada de Impuestos, lo que generaría junto con el crecimiento de Empresas, el elevar el nivel de vida de los trabajadores, redundando todo ello en un mayor poder adquisitivo que harían posible elevar considerablemente los bienes de consumo.
Y todo ello junto a algo que es fundamental y necesario, cual es disminuir a la mitad el número de Ministerios, desaparecer esos asesores privados de los políticos que estos pagan con nuestro dinero público para que les ayuden a burlar las leyes en beneficio suyo y que los funcionarios de carrera existentes en los Ministerios no le permitirían en cuanto sus pretensiones fueren ilegales, eliminar las pagas vitalicias, igualando estás a las del resto de los ciudadanos y rebajando los astronómicos sueldos que actualmente cobran nuestros políticos estatales y autonómicos, así como asesores amigos mencionados anteriormente, gastos superfluos, como esos coches premium que se gastan y otras muchas lindezas que solo los llevan a seguir inflando la deuda y creando un estado ESTADO DEL BIENESTAR EXCLUSIVO DE LOS POLITICOS, que no del pueblo, al que han asaltado miserablemente, sin tener en cuenta que ellos deberían ser nuestros meros representantes, obligados a defender los intereses del pueblo, en lugar de masacrar nos a impuestos, que entiendo que junto con los planteados al principio, de en tocarse a la baja, tales como los hidrocarburos, IVA, transmisiones patrimoniales, sucesiones, etc. etc, y con el crecimiento que seguro que todo ello provocaria, crear porque no, como en otras épocas tuvimos Bancos Estatales,como el de Crédito a la Construcción para ayudar a crear viviendas para los jóvenes, Banco de Comercio, Banco de Crédito Industrial, Banco Hipotecario,cajas de Ahorros, que funcionarían en competencia con los Bancos privados.
Igualmente habría que regular los gastos sociales, atendiendo a los realmente necesarios y eliminando la lacra que representa la inmigración salvaje no regulada, devolviendolos a sus países de origen y manteniendo solamente aquellos que vinieron con fines de trabajo e integración y respeto hacia nuestras leyes y costumbres.
Para no hacer interminable este relato, concluyo pidiendo a la población que hagamos una reflexión profunda de la situación, distinta de la que hacen todos los políticos en estos momentos, ojo, he dicho todos y levantemos nuestra voz para que se oiga con total nitidez, exigiendo lo que legalmente solo a nosotros nos corresponde, el estado del bienestar corresponde al pueblo, no a los políticos, como ahora ocurre

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jose 19 de abril de 2022 at 19:57

Me haría una pregunta: Feijo como político.
Diría que en respuesta rozaría la Excelencia de la mediocridad, político mediocre.
Qué se espera de un político mediocre… nada bueno.
Lo siento no veo nada en él que pueda beneficiar a la mayoría de la gente.

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José Luis 26 de abril de 2022 at 17:49

«La inflación ha laminado de una manera muy importante la capacidad de gasto de las familias españolas, especialmente de las más vulnerables, y actualizar las tarifas y los mínimos del IRPF es una forma adecuada de proporcionar un alivio fiscal a éstas. Tarde o temprano se tendrá que hacer». El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, cree que la medida estrella del plan de choque planteado por Alberto Núñez Feijó a La Moncloa para acordar la respuesta de España a la crisis creada por la guerra de Ucrania y el descontrol de los precios energéticos debería activarse más pronto que tarde para ofrecer un escudo a los hogares más afectados por la subida de precios.

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