Preparo a deshoras la intervención que haré mañana en la Universitat Progressista d’Estiu de Catalunya junto al maestro Vicenç Navarro (que es su rector emérito) y repaso las medidas tan equivocadas y antisociales que ha ido tomando el gobierno de Zapatero antes y durante la crisis. No hay excusa para criticarlas y combatirlas. No tenemos excusa los ciudadanos para permanecer callados y mucho menos la tienen los afiliados y votantes socialistas. Si Zapatero las toma creyendo que es lo que hay que hacer, como le proponen la patronal y la banca, el Fondo Monetario Internacional y los poderes financieros, no pueden callar ante un líder que renuncia así a defender a los más desfavorecidos y traiciona el ideario socialista. Y si lo hace forzado bajo la extorsión de esos poderes, tampoco pueden callar, porque la mejor ayuda a su presidente es ponerse del lado
de los débiles y darle fuerza para que venza a quienes le hacen chantaje. Nadie puede creer que quienes han estado defendiendo lo contrario digan ahora que las medidas que propone el gobierno son las adecuadas y las que van a ayudar a los trabajadores. De hecho, basta hablar con militantes socialistas para comprobar que la inmensa mayoría de ellos no está de acuerdo con lo que hace el gobierno. Pero lamentablemente permanecen callados o hacen como que asienten.
Guardar silencio en estos días y apoyar las medidas tan erróneas del gobierno, y, en todo caso, no ayudar, como he señalado, a que haga frente a la extorsión es contribuir a la regresión antisocial más grave y quizá de los últimos 30 años. Es mucho lo que nos estamos jugando y quizá el Partido Socialista mucho más que nadie porque si finalmente no reacciona y sigue siendo el brazo ejecutor de esta vuelta atrás en derechos sociales, será el primero en darse el batacazo electoral.
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