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¿Por qué el Banco de Santander compra sus propias acciones y qué consecuencias tiene?

Los medios de comunicación han informado de que el Banco de Santander dedicará 1.525 millones de euros, el 25% del beneficio ordinario de su grupo de empresas en el primer semestre de este año, a recomprar sus propias acciones.

La operación se presenta como una especie de heroicidad del banco, una muestra de su fortaleza y como una estrategia para «animar a los inversores e impulsar su cotización en Bolsa».

Puesto que los bancos controlan los medios, es normal que estos no expliquen lo que de verdad significan ese tipo de operaciones y las consecuencias negativas que pueden tener para el conjunto de la economía. Voy a tratar de explicarlo a continuación brevemente y de la forma más sencilla posible, sin entrar en los aspectos legales que hay detrás de ellas, ni en sus diferencias con las que se dan en otros países.

Las grandes empresas capitalistas emprenden negocios para los que se necesita mucho capital, bastante más del que suelen tener sus principales propietarios. Para disponer de recursos suficientes, aparecieron las llamadas sociedades anónimas que obtienen el capital que necesitan vendiendo «acciones». Quienes las compran se convierten en sus copropietarios y de esa manera se logra acumular recursos que, como he dicho, no podrían haber puesto por sí mismos los capitalistas originales.

Las sociedades anónimas emiten las acciones y las venden en las bolsas de valores a un precio que depende de su oferta y demanda. La oferta que hagan las empresas se hará en función de su necesidad de capital y la demanda lógicamente dependerá de la rentabilidad que se espere obtener de ellas. En principio, cuanto mejor sea la marcha de la empresa y mejores expectativas de beneficios tenga, mayor «dividendo» (retribución por acción) podrá proporcionar a sus accionistas y más elevado será el precio de las acciones.

Por lo tanto, la cotización de las acciones que una sociedad anónima venda en la bolsa de valores debería ser el reflejo de las condiciones en que desarrolla su negocio, de su trayectoria empresarial pasada y de la que se espere en el futuro. Y, de esa forma, los mercados de acciones actuarían no sólo como la fuente para obtener recursos de capital, sino como un sistema de incentivos para hacer que las empresas innoven, desarrollen buena gestión y se sitúen en la vanguardia de los negocios. Teóricamente, si las empresas quieren disponer en los mercados del capital externo que necesiten, deberán esforzase por tener un buen rendimiento productivo y, a partir de ahí, obtener rentabilidad y ofrecerla a sus accionistas.

Sin embargo, en los últimos años se viene produciendo un fenómeno singular y muy significativo.

Las grandes empresas del planeta han logrado establecer unas condiciones económicas, políticas y sociales muy favorables, consiguiendo así obtener márgenes muy elevados, beneficios nunca antes conseguidos y una acumulación de liquidez sencillamente extraordinaria. Sólo 13 empresas no financieras de Estados Unidos tenían a finales de 2023 más de un billón de dólares en dinero contante y sonante, en efectivo. El total de las de ese país, 6,9 billones (más que el PIB de Alemania y la India juntos), las 100 más grandes del mundo unos 10 billones de dólares, y las 9.300 mayores del planeta unos 30,5 billones (los datos aquí).

Sin embargo, y en contra de lo que nos dicen que ocurre en el capitalismo, lo que sucede cada vez con más frecuencia es que la mayoría de esas grandes compañías utilizan una proporción cada vez mayor de sus beneficios y de esa liquidez inmensa, no para realizar nuevas inversiones, para innovar, mejorar salarios o emprender nuevos negocios, sino para recomprar sus propias acciones. En el primer trimestre de este año, lo han hecho 352 de las 500 mayores empresas de Estados Unidos y Goldman Sachs prevé que, sólo en ese país, se realicen ese tipo de operaciones por valor de un billón de dólares en 2025. En España, Banco de Santander, BBVA y Caixabank han dedicado a estas operaciones más de 20.000 millones de euros desde la pandemia.

Se dice que las recompras de acciones como las que ahora se anuncia del Banco de Santander aumentan el valor de las acciones de una empresa y la riqueza de los accionistas, consolidan la propiedad de la empresa, reducen el coste general del capital y muestran una situación financiera más atractiva para los inversores. Y es verdad. Pero las recompras de acciones tienen también otras consecuencias negativas de las que los medios de comunicación no suelen hablar.

En primer lugar, es muy habitual que esas recompras se hagan recurriendo a la deuda, lo cual es claramente una aberración, aunque sea muy rentable para los grandes accionistas.

En segundo lugar, la experiencia indica, como es lógico que ocurra, que detraen recursos de la inversión productiva. Sirven para que los beneficios se alimenten cada vez más a sí mismos, en perjuicio de la capacidad productiva, de los salarios y la productividad. Se estima que sólo unas cuatro de cada diez de las 500 grandes empresas cotizadas en Estados Unidos realizan algún tipo de gasto en I+D. En el caso de los bancos españoles, está claro que este tipo de operaciones se lleva a cabo en perjuicio del mayor y más barato acceso al crédito de empresas y consumidores, de mejores servicios a los clientes y, desde luego, de más empleo y mejores salarios.

En tercer lugar, se ha comprobado que, en muchas ocasiones, las recompras se utilizan para manipular los precios de las acciones de sus empresas en beneficio de los altos directivos y de otros compradores oportunistas (bancos y fondos de inversión) con información privilegiada. Benefician, por tanto, a los accionistas más ricos (como ha reconocido hasta el propio Fondo Monetario Internacional) a expensas de los menores y, por supuesto, de los trabajadores y de la marcha de la empresa y de la economía en general.

En cuarto lugar, y aunque no puedo profundizar en este tema, hay que tener en cuenta que las recompras de acciones propias se suelen hacer gracias a privilegios legales y fiscales que, unidos a lo anterior, producen desigualdades y pérdida de recursos colectivos. No en vano, las recompras de acciones eran ilegales hasta los años 80 del siglo pasado, cuando las políticas neoliberales de plena libertad para el capital las comenzaron a consentir.

Por último, con el pretexto de aumentar el beneficio de los accionistas, las recompras de acciones pueden utilizarse para maquillar los resultados contables de las empresas, alterando también artificialmente los indicadores o «ratios» que deben reflejar su situación y desarrollo reales.

Las recompras de acciones por parte de las grandes empresas ya han superado a los dividendos como medio de retribución a los accionistas en Estados Unidos y puede que eso vaya a ir ocurriendo en los demás países. Se deberían limitar, no favorecer de cualquier manera y asegurar que no perjudiquen a la inversión productiva, a la innovación, la productividad y los salarios, ni a los accionistas más modestos.

La justificación que siempre se da para mejor constantemente las condiciones en que operan las grandes empresas es bien conocida: hay que favorecer que obtengan el mayor volumen posible de beneficios porque de ahí vendrá más inversión, más empleo y mejores salarios y, en definitiva, mejores condiciones económicas para todos. Un mito más que la realidad y en concreto la gran expansión de las recompras de acciones desmienten día a día.

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17 comentarios

Wenceslao 30 de agosto de 2024 at 10:33

Es curioso todo su relato tiene un denominador común, USA, mas concretamente las corporaciones de USA que son inmensamente ricas, un texto sobre el Santander y en el fondo se versa sobre USA que es el «bueno» y siempre tiene que estar en todo, pero es curioso NUNCA se habla que USA ha creado su riqueza a traces de la piratería, de la mas vil usura y coacciones, y si esas no funcionan se usa la fuerza «situando una task force» en sus costas y se arrasa al que no se deja robar y lo peor no es eso, lo peor es la complicidad necesaria de los títeres de la OTAN, con el infumable y supuesto socialista llamado Borrell….
Le reitero, CUANDO nos va a enseñar algo que hable de la manipulación sobre lo bien que vamos los españoles con salarios medios de 28000€ y que con ese salario medio somos clase media que no llegamos a fin de mes, ¿cuando nos hablará de los salarios mas habituales que nos imponen pues tenemos una deuda publica de mas de 1.800.000 millones de euros y creciendo cada día?
Saludos y buen día.

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Juan Torres López 30 de agosto de 2024 at 10:44

Yo escribo, modestamente, de lo que sé, de lo que puedo, de lo que me apetece y de lo que creo oportuno. A donde yo no llego, puede usted llegar. Creo que eso, o poner en cuestión lo que yo escribo, es más útil.

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Copitodenieve 30 de agosto de 2024 at 11:33

Buena contestación.

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Iluso 30 de agosto de 2024 at 11:56

Este artículo me hace recordar la imposición de aranceles a la importación de coches eléctricos» por competencia desleal» y que el estado subvenciona a las empresas, cosa cierta está última, pero el fondo de la cuestión es que la inversión en I+D de las empresas chinas han hecho que su tecnología sea puntera y más barata.
En cambio las empresas europeas y americanas priorizan la acumulación de beneficios e invierten muy poco en desarrollo. Eso sí quieren que la investigación se haga con dinero público y ellos llevarse los beneficios de la misma. La gran cuestión es quién salvará al capitalismo de sí mismo.

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victoriano Fernandez 30 de agosto de 2024 at 12:19

Hola Juan;
Gracias por ese artículo que refuerza con datos el conocimiento del problema que tiene hoy la sociedad: grandes grupos de empresarios internacionales dirigen nuestra vida con la mirada puesta solo en el beneficio de esas grandes empresas y olvidando los intereses del conjunto de la población.
Recuerdo que cuando Mario Conde se hizo con la mayoría del Banesto se habló algo de sus negocios anteriores, gracias a la privatización de la industria farmacéutica y de otros negocios «oscuros» de los que él mismo conde habla en su libro «el sistema».
Pero no se habló apenas de los negocios «debajo de la mesa» de la J.P. Morgan para hacerse con el poder de la banca española y portuguesa al mismo tiempo.
Hoy, veinticinco años después del libro de Juan María Alponte » la revolución ciberespacial» apenas si se habla del poder real de las «transnacionales» tal como explica Arturo Ruiz garcía .
Me permito preguntaros a Ti , Juan Torres, y a los que hacen comentarios por la importancia que a vuestro juicio tiene el hecho de que sean Elon Musk y Bill gates quienes hoy tienen más poder que los propios EEUU
Un saludo
Victoriano

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Jorge 30 de agosto de 2024 at 12:35

Muy iliustrativo.

Al hilo, una noticia sobre Tesla:

https://www.heraldo.es/noticias/economia/2024/06/14/accionistas-tesla-aprueban-pagarle-musk-50-000-millones-dolares-1741642.html

Tesla es seguramente la compañía más sobrevalorada del mundo. El pago a su CEO (pago contra el que se opusieron los grandes accionistas) se debe a que la cotización ha superado los 700.000 millones dólares. Pero está claro que esta cotización se debe a acciones especulativas, pues ni su cifra de negocio ni sus expectativas futuras sostienen ese valor. Y a la postre, la cotización en bolsa es muy relativa, pues es un cálculo de a cuánto se han pagado las últimas transacciones… Si yo fuera Munsk, hubiera invertido unos poco miles de millones en ir comprando acciones durante el último año para lograr ese «bonus» fuera de lugar.

Salu2

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Jose Prados 30 de agosto de 2024 at 12:38

Artilugios financieros que se realizan al margen de la economía productiva, objetivo teórico para el cumplimiento del objeto social constitutivo y como bien dice el profesor Torres, hasta 1980 estuvieron mal vistos y prohibidos. La especulación, especialmente la financiera nos llevará de nuevo a otra crisis como la de 2008 y el Rajoy de turno dictaminará que para salvar a los bancos y proteger la economía del país, debemos pagarla todos. O cuando otra pandemia llegue no tendremos medios productivos

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Wenceslao 30 de agosto de 2024 at 13:37

No se enfade Señor Juan, es que desde que le leo, no he visto y es usted economista, ni un sólo comentario sobre la vil manipulación que entraña el uso de las medias, de los ingresos brutos y nunca de las deudas, de los balances que muestran boyantes saldos en base a existencias y nunca los pasivos, o el decir que Italia tiene mejor economía que Rusia y se omite que la deuda de Italia es un 84% mayor que la Rusia y que italia importa el 90% de las materias primas, es decir Italia venderá «macarrones» mientras Rusia le venda trigo, hasta ese día Italia será el mayor fabricante, al día siguiente de no tener esa materia prima quiebran sus fabricas..Un slaudo

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Juan Torres López 30 de agosto de 2024 at 14:37

No me enfado ya por nada. Créame. Vivo en paz.
Entiendo que usted no haya podido leer todos mis escritos. Sobre esos temas he escrito,, desde una u otra perspectiva. Pero, le insisto: es absurdo que se fije en los miles de asuntos de los que, lógixamente, no he podido ocuparme. Recordando a Tagorez si llora por no ver el sol, las lágrimas no le dejarán ver las estrellas. Saludos y ánimo.

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José Luis 1º 30 de agosto de 2024 at 14:51

Efectivamente y muy resumidamente la recompra supone dedicar parte del crédito de que goza la empresa (reflejado en la cuenta Bancos e instituciones crediticias que figura en el Pasivo) a un activo inerte, estéril. Claro, si la empresa sigue obteniendo los mismos beneficios, el dividendo a repartir entre los accionistas que queden, que serán menos y los más pudientes, será mayor. Pero obtener los mismos beneficios con un Activo digamos menos productivo o competitivo obligará a la empresa a comportamientos más insociales.

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José Luis 1º 30 de agosto de 2024 at 15:46

Perdón, la cuenta Bancos e instituciones crediticias es de Activo

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julio collado 30 de agosto de 2024 at 19:26

Gracias por tu comentario tan didáctico para los «profanos».

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Daniel 30 de agosto de 2024 at 20:02

Perdone mi ignorancia pero cuando el Santander recompra sus acciones ¿las hace desaparecer, es decir disminuye en esa cantidad las acciones circulantes o se las queda en la autocartera como otras veces he oído?

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Juan Torres López 30 de agosto de 2024 at 22:47

Desaparecen del mercado.

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Leonardo Miño Garcés 31 de agosto de 2024 at 00:54

Desde su creación las bolsas de valores son instrumentos para especular y maquillar los reales precios de las acciones de las empresas, en mayor o menor y, de esa manera enmascarar el estado real de las empresas y de la economía en general. Esto llega a un nivel tal que se maneja dinero ficticio, o sea que existe sólo en las pantallas de los ordenadores pero no en la economía real. Este fue uno de los factores que produjo la crisis mundial del año 2008, gracias a las liberaciones de Margaret Thatcher y luego Ronald Reagan, con lo que demostraron que más que gobernantes eran asalariados de los empresarios. La crisis desembocó en el rescate de los bancos con el dinero de los trabajadores, como siempre. Ya verá usted que si a ese banco le va mal será de su bolsillo y del de millones de trabajadores de donde saldrá el dinero para recuperarlo. Todo este complejo sistema de explotación, mentira y robo desvergonzado está magistral y detalladamente explicado en el libro MEMORIAL DEL ENGAÑO, de J. Volpi.

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Antonio Aguado Suárez 31 de agosto de 2024 at 01:41

Para evitar las arbitrariedades y extorsiones a las que estamos siendo sometidos por la banca privada, se hace cada vez más necesario que, podamos disponer de una banca publica. Se pudo lograr a través de Bankia, pero el gobierno de «izquierda y progresista», no ha estado nunca por la labor. El impuesto a los beneficios de la banca, como se esperaba ha sido absurdo, pues ha recaído en sus clientes, mediante el aumento en las hipotecas, comisiones, servicios prestados, etc. Igualmente con el cierre de muchas sucursales, sobre todo en las zonas rurales, tan necesarias para las personas mayores y con el despido de muchos miles de sus empleados. Enhorabuena por el articulo, pues me ha dado una visión muy interesante y, contra la que es muy difícil combatir en esta sociedad copada por los mercados.

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José Luis Pineda Acosta 1 de septiembre de 2024 at 18:33

Los intelectuales deberían tener un compromiso con la sociedad especialmente todos los que han adquiridos conocimientos de los latrocinios y crímenes constantes contra la humanidad.
Hasta los jerarcas de las religiones callan y cooperan en éstas mafias para continuar la acumulación de capitales sin límites.
Todos sabemos,conocemos para que aumentan cada año el presupuesto militar,la fabricación masiva de armamentos, ESQUILMAR Y ANIQUILAR A PAÍSES POR SUS RECURSOS,LA VIDA DE MILLONES DE PERSONAS SIEMPRE Ha ESTADO EN MANOS DE MILLONARIOS,TRANSNACIONALES Y GOBIERNOS LACAYOS .
DEBEN EXPLICAR A LOS CIUDADANOS QUE VOTAR ES PARA MÁS DE LO MISMO,LOS GOBIERNOS ESTÁN AL SERVICIO DE LOS PODEROSOS, Y SOLO LAS MIGAJAS VAN AL PUEBLO.
NOS VAN A DEJAR SIN AGUA,CON LA MAYOR CONTAMINACIÓN DEL PLANETA,SIN PODER TENER VIVIENDAS DIGNAS, MÉDICOS, EDUCACIÓN,LUEGO NOS Determinarán COMO A LOS PALESTINOS.

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