Les suelo decir siempre a mis alumnos que para entender la economía no basta solo leer los libros sino también estar atentos a la realidad y a lo que dicen y hacen las gentes que tenemos a nuestro lado. Y que es muy útil saber leer los periódicos. Pongamos un ejemplo. La mayoría de los libros dicen que el mercado es el mejor mecanismo para distribuir los bienes porque siempre fija los precios que satisfacen las necesidades sociales ya que es capaz de ajustar perfectamente la oferta que realizan los productores a la demanda de los consumidores.
Si fuese así, de verdad que dispondríamos de un mecanismo útil. ¿Pero es siempre así?
Veamos lo que dice el presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), Guillermo Chicote, ahora que hay menos demanda en el mercado de viviendas y, en consecuencia, cuando eso debería producir una bajada en el precio:
«Que nadie espere que el precio de la vivienda baje un 30% o un 40% porque, antes de eso, se lo regalo al banco».
Eso es el mercado en la realidad. Algo que los poderosos pueden domeñar y domeñan a voluntad para imponer sus condiciones de intercambio. Cuando les sirve, lo usan; cuando no les sirve, lo soslayan o violan sus normas de funcionamiento.
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