Al oir nuevamente la demagogia constante de los portavoces de la derecha española no me pude reprimir y escribí sobre sus últimas declaraciones sobre la recesión económica y el papel de Zapatero en todo eso. Publiqué el artículo en El Plural el 15 de noviembre. Ahí va.
Es verdad que entre la política económica de los gobiernos del partido socialista y del Partido Popular ha habido pocas diferencias de encuadre general: ambas se incardinan en los principios ortodoxos impuestos por los poderes financieros y por los organismos financieros internacionales en los últimos decenios. Así, quien analice las cuestiones simplemente en blanco y negro solo verá esa coincidencia. Pero, al mismo tiempo, yo creo que también es cierto que hay matices diferenciales entre esos dos gobiernos incluso en materia de pura política económica: en diseño de fines, en el papel concedido a los objetivos sociales, en políticas presupuestarias concretas y en la forma de llevar a cabo las decisiones adoptadas, por ejemplo, y sin ánimo de entrar ahora con detalle en esa cuestión.
Lo que quiero señalar es que cualquier observador podría encontrar diferencias, a poco que fuera sensible a los matices políticos. En todos los países se han podido reconocer planteamientos y resultados bien diferentes según que los gobiernos hayan sido conservadores o socialdemócratas.
Por eso, no sería difícil que un político tan avezado como Don Cristóbal Montoro, que además es catedrático de Economía, encontrase un buen número de diferencias entre la política económica de su gobierno y el de Zapatero. Muchas de esas diferencias serían solo de preferencia, relativas a diferentes prioridades de gobierno que no pueden ser criticables por mejores o peores. Otras, muchas o pocas, tendrían que ver con el grado de éxito de las propuestas y con los resultados de las respectivas políticas.
Sobre todo ello podría explayarse el Señor Montoro para poner a caldo al presidente y a su equipo si eso es lo que le place o lo que considera que es su obligación.
Podría tomar datos y comparar, analizar encuestas de aceptación y sacar conclusiones, preguntarle a expertos de diferencias tendencias y luego sentar cátedra a su gusto.
Pero en lugar de ofrecernos hechos y a partir de ellos una crítica rigurosa, el portavoz popular primero critica y después se olvida de darnos datos o, cuando los da, nos los compara ni los registra ordenadamente en su contexto actual y pasado.
Y como no necesita referirse a la realidad de las cosas para criticar, sino que critica para no tener que involucrarse con la realidad de las cosas, puede permitirse licencias tan exageradas que dejan pequeña a la demagogia del mayor de los demagogos.
La última es de libro: medio mundo se encuentra en recesión como consecuencia de una crisis financiera facilitada y exportada al mundo entero gracias a la regulación tramposa y chanchullera de la administración de Bush, el amigo y socio del José María Aznar a cuyo gobierno perteneció Montoro. Ya lo están Alemania y varios países más de la zona euro. Sin embargo, aunque el crecimiento del PIB español acaba de registrar una contracción del 0,2%, lo cierto es que España, a diferencia de otras economías más poderosas, aún no está en recesión.
Seguramente, esta contracción aventura que España entrará técnicamente en recesión al finalizar el próximo trimestre. Es decir, que le pasará exactamente lo mismo que le está pasando a los demás países, y exactamente por las mismas causas que ellos.
Pero, para el sagaz portavoz del Partido Popular, este dato no demuestra que todos los países han sido fatalmente afectados por la crisis financiera que exportó Estados Unidos. No; para Montoro, lo que pone de manifiesto es el «fracaso de la política económica del Gobierno socialista, que ha sido incapaz de articular las medidas necesarias para evitar entrar en recesión».
Es decir, ¡como si todos los demás gobernantes hubieran podido evitarlo, menos el presidente español!
Qué perspicacia tan sublime la de Don Cristóbal Montoro. Desde luego que vale la pena que continúe siguiendo de cerca la labor de este gobierno porque el día menos pensado nos descubre que Zapatero también fue el que mató a Manolete.
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