Según cuenta en su blog el periodista Melchor Miralles, «arden las líneas calientes» por las llamadas del Banco de Santander para evitar que se aplique la condena al segundo de Botín, Alfredo Sáenz, a 8 meses de prisión, multa e inhabilitación especial para cualquier empleo relacionado con la banca por los delitos de presentación de una denuncia falsa y de estafa procesal, cometidos cuando era presidente de Banesto.
Mientras tanto, en Barcelona, nuestro compañero de ATTAC José Luis Burgos lleva otros seis días en huelga de hambre para evitar la subasta de su vivienda a la que una vez más ha puesto fecha el Banco de Santander.
Esta es la realidad de nuestro país: los delincuentes y sus socios pueden presionar al Tribunal Constitucional y al gobierno para sortear sus condenas (como ya hizo el propio Botin, según conté en esta misma web) mientras que la gente normal pierde sus casas para que los banqueros y estafadores sigan ganando miles de millones de euros.
¿Hasta cuándo?
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