Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Buscar lo inesperado

En mi artículo de esta semana en El País Andalucía (que ya no aparece los domingos sino los lunes) comento la tensión que suele darse en los proyectos políticos entre lo posible y lo deseable y recuerdo la idea de Heráclito: «si tú no buscas lo inesperado, nunca lo encontrarás». Puede leerse aquí.

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15 comentarios

A.Salvador 20 de enero de 2014 at 18:02

Yo más bien diría que a lo inesperado no hay que buscarlo, aparecerá buscando cosas concretas. La realidad siempre es diferente a lo proyectado. Hay que buscar y hay que hacer proyectos viables aunque no fáciles de llevar adelante, siempre con arriesgadas tensiones de por medio. Este es el problema, hasta qué punto reformamos, midiendo muy bien el respaldo que se tiene y las correlaciones de fuerzas. Con flexibilidad y capacidad de maniobra ante lo inesperado.

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Andres Niporesas 20 de enero de 2014 at 18:16

Si, de acuerdo. Pero permítame referirme al artículo que publicó Krugman, el domingo 19 de Enero, en el suplemento «EL PAIS NEGOCIOS» con el título «Escándalo en Francia».
Entresaco este párrafo: «No me refiero, por supuesto, a su supuesta aventura con una actriz, cosa que, aunque fuera cierta, no es ni sorprendente (vaya, es Francia) ni alarmante. No, lo escandaloso es que haya adoptado las desacreditadas doctrinas económicas de la derecha. Es un recordatorio de que las continuadas tribulaciones económicas de Europa no pueden atribuirse únicamente a las malas ideas de la derecha. Sí, unos conservadores insensibles y obcecados han estado dirigiendo la política, pero se han visto incitados por los políticos atolondrados y sin carácter de la izquierda moderada.»
Es decir, un economista americano nos está diciendo que la izquierda europea no vale para nada. Y saben lo que es peor. !Qué tiene razón!.

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Ivan 20 de enero de 2014 at 22:44

Juan plantea que la clave consiste en buscar lo inesperado, lo que nos obliga a liberarnos de lo que nos esclaviza. Ahora el problema es determinar qué es lo que nos esclaviza y el modo de liberarnos. A mi modo de ver, nos esclaviza fundamentalmente el control totalitario que ejercen los medios de comunicación burgueses sobre la opinión pública. Sólo así se puede explicar que la derecha más reaccionaria y excluyente se hiciera transformadora en los años 70, que fue también el momento histórico en que la burguesía buscó deliberadamente el control absoluto de los aparatos ideológicos (sobre todo de los medios audiovisuales) y, a través suyo, de la realidad y de sus posibilidades de cambio. Por tanto, buscar lo inesperado va a ser prácticamente imposible mientras no nos liberemos de los medios de persuasión burgueses, de su perniciosa tutela y perversas intenciones.
Aunque no espero nada de la socialdemocracia, comprendo perfectamente que Susana Díaz haya dejado claro que no va a apoyar discursos muy bonitos pero insostenibles en la práctica. Es plenamente consciente de que un partido que surgió de un aborto del PSOE histórico y de la chistera del poder hegemónico, sin base social alguna, se evaporaría tan pronto dejara de contar con el favor de los medios burgueses, máxime en la situación de crisis que atraviesa.
También la izquierda alternativa (con IU a la cabeza) está viviendo una relación contranatura con los medios burgueses, cuyo favor busca en todo momento y de los que no se atreve a desmarcarse claramente, pero no se puede ser anticapitalista sin una contundente oposición a los aparatos ideológicos que sustentan al neoliberalismo y que posibilitan que el 1% de la población pueda esclavizar al 99% restante. Producto de esta insana relación es su falta de credibilidad, su falta de iniciativa y su falta de liderazgos claros.
Tampoco el proyecto de una candidatura común de la izquierda para las próximas elecciones al Parlamento Europeo está exento de riesgos. Parece evidente que deben producirse cambios importantes en las fuerzas políticas de la izquierda (como ha ocurrido en América Latina) pero hay que sopesar los riesgos en una sociedad muy manipulada y mediatizada por los aparatos ideológicos de la burguesía. Si aceptamos la convocatoria de primarias abiertas, no sólo corremos el riesgo de que participen personas ajenas e incluso contrarias al proyecto político alternativo sino también de que los grandes medios de la derecha, que también tienen sus preferencias dentro de la izquierda y un extraordinario poder de influencia sobre la opinión pública, acaben desvirtuando el proyecto. Pocos líderes de la izquierda española tienen la honestidad, valentía, empatía, talento y capacidad para buscar lo inesperado como Juan Manuel Sánchez Gordillo. Desde mi punto de vista podría ocupar uno de los primeros lugares en esa posible candidatura abierta y de consenso, pero tiene un problema: todos los grandes medios burgueses, conscientes de sus cualidades, han pactado su linchamiento diario, por lo que sería imposible que una izquierda excesivamente manipulada y complice con los medios burgueses tuviera entre sus preferencias a tan carismático político. Por el contrario, serían los políticos de línea socialdemócrata y escasamente transformadores (como Llamazares) los que contarían con el apoyo de los medios burgueses en esa posible campaña de primarias abiertas, como si se tratara de los candidatos del PP o del PSOE en unas elecciones generales. Por tanto, ni la elección de candidatos por una dirección de IU llena de complicidades con la inmodélica transición y realidad política española, así como demasiado influenciada por los medios de comunicación burgueses, ni la elección de candidatos mediante primarias abiertas va a ser una solución satisfactoria mientras no quede claro que se trata de elaborar un proyecto anticapitalista y, por tanto, una opción crítica con los medios de comunicación burgueses, a los que hay que combatir desde las trincheras de los movimientos sociales y de los medios de comunicación alternativos, con más contundencia incluso que a los propios partidos burgueses.

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JM 21 de enero de 2014 at 01:49

y si no encontramos lo inesperado por ser tan simple y obvio que no lo percibimos por estar condicionados para ello… intento explicarme… (al final pondré una cita de alguien inesperado, espero que se entienda como cita y no se evalúe por el autor de la misma, ya sea a favor o en contra):
Creo personalmente que nuestros problemas (a nivel global) nada tienen que ver con izda, dcha… ideologías al uso, son más básicos en cuanto a comunes; todo ciudadano independientemente de país de origen, cultura, religión/pensamiento mágico, ideología política etc. tiene las mismas necesidades como ser vivo (individual o colectivo dado que se supone pensamos) y dado que en nuestras sociedades creo que es evidente que por un lado vivimos interrelacionados y por otro que subsistimos, crecemos … por la suma de esfuerzos… me da que somos unos tarados al enfrentarnos por ideas absurdas que sólo benefician a aquellos que nos parasitan… da igual lo que cada uno piense, creo que nadie busca ser puteado, esclavizado, humillado… y encima pagar la fiesta… las ideas políticas puede que no pasen mucho de decidir como nos colocamos la gorra… vamos que lo importante de una casa son los cimientos… pelear por el color de las cortinas debajo de un sombrajo puede que sea nuestro error… pensemos cada uno en el caso hipotético de que antes de nacer, sin saber nada de nuestro entorno, color de piel, nivel social… en que caeremos nos preguntasen ¿en qué mundo/sociedad deseas vivir, qué esperas?.. me da que nuestras respuestas serían coincidentes casi al 100%.
Cita inesperada/ausente (un poco por revolver el pensamiento o por ser mosca cojonera ;-))
Jose Antonio Primo de Rivera:
«El ser derechista, como el ser izquierdista, supone siempre expulsar del alma la mitad de lo que hay que sentir.
Las derechas, sí, invocan a la Patria, invocan a las tradiciones; pero son insolidarias con el hambre del pueblo, insolidarias con la tristeza de esos campesinos que aquí, en Andalucía, y en Extremadura y en León, siguen viviendo como se vivía hace 500 años, siguen viviendo como desde la creación del mundo viven algunas bestias. Y esto no puede ser así.
El socialismo, contrafigura del capitalismo, supo hacer su crítica, pero no ofreció el remedio, porque prescindió artificialmente de toda estimación del hombre como valor espiritual; así, en Rusia, inhumanamente, no se ha pasado aún del capitalismo de Estado, y es cada día menos probable que se llegue al comunismo.

Saludos y me pongo el paraguas ;-) Un sincero abrazo!!!!

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Antonio Gonzalez 21 de enero de 2014 at 02:41

El caso es que se peca de ilusion con eso que
se dado por llamar izquierda.
La izquierda politica solo existe en las bases
quienes sufren las consecuencias del sistema,
no se puede calificar de izquierda cualquier
club politico porque diga que lo es.
Y no hablemos de ejemplos que sobran.
Los partidos de izquierda en general son una
manipulacion desde arriba o no van a ningun
lugar y no es que los dirigentes se corrompan
es que siempre fueron así, independiente del
discurso politico apropiado para pescar tontos.
Y como dice alguien mas arriba lo inesperado
llega solo, pero hay que estar preparado para
aprovechar la ocasión.

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Carlos Herranz Martin 21 de enero de 2014 at 08:38

La diferencia con Heraclito, es que nosotros buscamos lo esperado y que sabemos donde esta, en manos de la ruina del ser humano. «El Capitalismo»

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pepedurán 21 de enero de 2014 at 11:52

Evidentemente,en esto que plantea Juán T. se encuentra uno de los problemas centrales de nuestras sociedades modernas: ¿cómo encontrar los caminos que nos lleven a formas sociales mejores, más nobles y justas?
La cuestión es más que compleja, complejísima…
Plantear el problema puramente en el terreno de las vanguardias políticas (o partidos) no sería el modo más adecuado de hacerlo, pues al fin y al cabo estas están ahí para ejecutar los deseos y la voluntad sociales dentro de las posibilidades materiales en que se encuentra una determinada sociedad (o un determinado mundo).Para constatar el fracaso de las políticas voluntaristas de las vanguardias no tenemos sino que mirar en la Historia los ejemplos de las vanguardias jacobinas, bolcheviques, maoistas, castristas… para ver en sus fracasos unas idealizaciones que desligadas de las condiciones objetivas relacionadas con las posibilidades del cuerpo social y de las relaciones de fuerza general, estaban condenadas al fracaso como proyecto social.
En la necesaria búsqueda de formas sociales lo más justas y verdaderas posible no hay que perder nunca de vista la justeza (y lo justo) de las posibilidades que se mueven en el tablero del juego de la Historia; a veces (muy a veces) ir demasiado deprisa y corriendo puede ser simplemente la peor manera de andar, pues se acaba tirado por los suelos.
¿Qué hacer pues?. Eterna pregunta a la que en verdad solo puede responder el desarrollo y movimiento y puesta en política de la gente, de las mayorías sociales mismas que es lo que verdadera y unicamente hace la Historia.
Y por parte de las «vanguardias», queda tal vez escuchar e interpretar bien la voz y el sentir de la gente para intentar de ayudar a crear formas y mecanismos comunes que nos puedan llevar a tod@s por mejores y amables caminos.

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José 22 de enero de 2014 at 09:30

Estoy de acuerdo con los comentarios y con Juan. Hoy la izquierda no existe. No existe porque ni está ni se la espera. No hay ideas renovadoras y si las hubiere ¿ cómo intentarlas en medio de este capitalismo atroz?

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Ivan 22 de enero de 2014 at 23:35

Me resultan excesivamente pesimistas algunos comentarios e injustos otros con las vanguardias revolucionarias. Incluso en el supuesto de que el universo de los humanos ya no se dividiera en izquierda y derecha o en el bien y el mal sino en perdedores y ganadores, habría que preguntarse por que una amplia mayoría de humanos estamos en el bando de los perdedores. ¿No será acaso porque hemos aceptado las reglas establecidas por los ganadores, unas reglas que confieren amplia ventaja y privilegios a una minoría, que ha hecho de la ludopatía virtud y que nos conduce a paso acelerado hacia la autoextinción?
Por otra parte, no creo que sea justo el calificativo de fracaso al referirse a las vanguardias revolucionarias sin tener en cuenta el contexto en el que intentaron fructificar, donde era y es hegemónico el sistema capitalista, que ha sabido imponer su superioridad en técnicas de represión y persuasión. Incluso en el criminal contexto en que ha intentado florecer el castrismo ha dado buena parte de los mejores frutos logrados en el tercer mundo. No tengo la menor duda de que su amplia ventaja en humanismo, donde los derechos humanos están por encima de la ganancia monetaria, hoy se traducirían en importantes avances en todos los sentidos de no haber tenido la desgracia de padecer la maldad que conllevan las técnicas de represión y persuasión del hegemónico paradigma capitalista.

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A.Salvador 24 de enero de 2014 at 16:00

Estoy cerca de lo que expone Pepedurán.
Creo que Ivan no debería dejar a un lado los males propios, ya contenidos en el ideario y repercutidos en la práctica de esas vanguardias que, curiosamente, acaban en sistemas de partido-estado único con un sagrado líder a la cabeza. Justificar a tal sistema por algunos frutos, perpetua la creencia de que los mismos no se pueden obtener con democracia y libertades, y con representantes y gobernantes reelegidos o renovados cada «x» años. Al tiempo cómo acabará la nomenclatura «castrista».

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Ivan 25 de enero de 2014 at 15:09

A. Salvador parece ignorar que en Cuba también hay elecciones periódicas mediante sufragio universal, libre y secreto, pero, claro, es de los que identifican la democracia con la plutocracia, donde siempre ganan los partidos de la burguesía y se procede a la desestabilización y el golpismo en caso contrario, y las libertades con la tiranía de los mercados (en que tienen un protagonismo especial los medios de manipulación burgueses). Así no vamos por buen camino, por más cierto que resulte que la democracia cubana o de cualquier otro país del mundo es manifiestamente mejorable, por ejemplo mediante la relación contractual típica del mandato en derecho político y la derivación de responsabilidad penal para los representantes polícitos. Sin olvidar nunca que en naciones del tercer mundo (como Cuba) lo primero que hay que garantizar es la soberanía e independencia frenta a la tiranía de las grandes potencias. ¿Habrá reparado A. Salvador en la existencia de un gobierno mundial basado en la más absoluta tiranía y que no dudará en utilizar la fuerza contra cualquier país que no acepte sus reglas?

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A.Salvador 26 de enero de 2014 at 13:34

Ya reparo en qué mundo vivo, no soy ningún ingenuo, e identifico democracia con, entre otras cosas, el derecho de las personas a asociarse libremente en distintas candidaturas políticas o ciudadanas que aspiren a gobernar y que puedan presentarse a unas elecciones libres por períodos de tiempo determinados y reglamentados. Todo sistema dictatorial monta sus elecciones, por supuesto, pero eso no le da rango de democracia (bueno sí: «orgánica», «popular», etc.). En Cuba es la nomenclatura de la élite del P.C. la que manda y tutela la vida de la gente en todos los órdenes, habiendo llegado a establecerse una especie de «monarquía comunista militar» hereditaria. Para entendernos, para mí un buen referente son los procesos venezolano, ecuatoriano y boliviano, mientras mantengan y no restrinjan la pluralidad democrática y las libertades. ¿O es que sólo ha de tener cabida una única interpretación de la justicia social, en régimen de partido único? Insisto, al tiempo, ya veremos en lo que queda (en lo que ya está quedando) «la revolución» cubana y todos los «trapos sucios» que saldrán a la luz. Claro que todo será «propaganda imperialista».

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Barrabás 28 de enero de 2014 at 21:36

Efectivamente tal y como dice A. Salvador, “todo sistema dictatorial monta sus elecciones, pero eso no le da rango de democracia”.
El Capitalismo, “sistema dictatorial” donde el beneficio de las minorías poseedoras se impone al interés de las mayorías, monta su sistema de elecciones que se llama “democracia burguesa”.
Como podemos ver y tal como dice A. Salvador, con quien como se ve coincido, “eso no le da rango de democracia”, pues a pesar de que todo el mundo puede votar y tener la ilusión de que el pueblo decide, sólo tienen opciones reales de ganar los partidos del Capital y nunca los que defienden los intereses de la clase trabajadora, la mayoría, cosa impropia si el sistema es en verdad democrático.
Si no fuese así, o sea, si algunos de los partidos que han ganado últimamente las elecciones no respondiese a los intereses del sr. Botín y Cía. y sí a los de la clase trabajadora; de entre todas las medidas que se han llevado a cabo para reducir el déficit habría alguna que haya supuesto un beneficio para los trabajadores (la mayoría) aunque resultase un perjuicio para los dueños del capital (la minoría).
A ver repasemos:
Préstamos muchimillonarios para la banca sin esperanza de devolución.
Recortes en derechos laborales a los trabajadores.
Recortes en prestaciones por desempleo para los trabajadores.
Recortes en derechos sociales para los que lo necesitan (que no suelen ser los dueños del Capital).
Abaratamiento de la mano de obra con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
Amnistía fiscal para los grandes defraudadores.
Cambiar en un día la intocable Constitución para anteponer los intereses del Capital a los de la población
…. etc, etc.
¿Recuerdan al menos UNA que suponga un perjuicio para la clase poseedora y un beneficio para los desposeídos?
Extraña democracia donde pierden las mayorías y ganan las minorías.

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A.Salvador 29 de enero de 2014 at 08:16

A ver si me explico. Una cosa es que la democracia «liberal», «burguesa», «formal», o como queramos llamarla, sea una democracia manejada por los oligopolios, recortada, insuficiente, de baja intensidad -que no lo olvidemos fue también fruto de las reivindicaciones ciudadanas frente a las oligarquías- y otra cosa muy diferente es una dictadura de partido-estado, encima con un gran personaje a la cabeza. Si en este foro estamos hablando como estamos hablando, es porque hay un tipo de libertades conquistadas que nos lo permite. En una dictadura eso no es así. Al menos yo, por mi edad, he podido comparar ambos sistemas políticos. Y si ahora defendemos el pluralismo existente es para seguir defendiéndolo mañana en un sistema democrático más auténtico en todos los ámbitos.

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Barrabás 31 de enero de 2014 at 13:15

Estimado A.Salvador, yo al igual que tú, también he podido vivir ambos “sistemas políticos”, como los llamas: la dictadura formal (en la que también –como tú mismo sabes y has reconocido- había elecciones) y la democracia burguesa juancarlista posterior.
Concluirás conmigo que en ambos sistemas, siguen mandando los mismos, esos que para entendernos yo llamo los Botín y Cía, o sea los dueños del dinero, y todas las políticas que lleven a cabo los distintos gobiernos de ambos sistemas respetaran la premisa básica de anteponer los intereses del Capital a los de la población y que mientras el modelo económico imperante sea el Capitalismo, la forma política que adopte (dictadura o democracia burguesa), será la que según la coyuntura social más le convenga a los intereses de una minoría privilegiada que vive (muy bien por cierto) a costa de la mayoría que trabaja.
Dentro de una democracia burguesa, la diversidad de partidos no es garantía de pluralidad, no es la garantía de que queden debidamente representados los intereses de los diferentes segmentos sociales, porque si así fuera, mediante el sufragio universal, los intereses de las minorías se impondrían a los de las mayorías y eso no ocurre, no sólo eso sino que como decía en mi intervención anterior, ocurre lo contrario y eso es la demostración de que tanto PP, PSOE o UCD, los “diferentes” partidos que han gobernado en este país desde que nos convencieron de que el pueblo decide con aquel, “habla pueblo habla…”, representan al único «partido del Capital» y que ningún otro partido que tenga intención de revertir este absolutismo disfrazado de plural y diverso, tiene reales opciones de llegar al poder dentro de la democracia burguesa.

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