Una pasada jornada de trabajo me ha traído unos días a Tenerife. Ayer paseé bajo la mirada del Teide mientras Antonio M. me hablaba de complejidad y me daba claves con las que armar mi próximo libro, que espero esté en librerías a la vuelta del verano. Hoy he andado durante horas por la playa y por las calles, entre piedras, entre cuestas y entre gentes. Me he sentado ausente al sol, he mirado el horizonte, me han cobijado las nubes mientras pensaba sobre el pasado y me he dejado llevar. Tal y como me gusta hacer allí donde voy solo, siempre que puedo, también he bebido vino de la tierra (muy bueno) y he leído a poetas nacidos cerca. A última hora, retomo esta web como hacía unos años atrás, como la percha donde dejo descansar experiencias, lecturas y pensamientos. Y lo hago ahora para compartir un poema que he leído de Cecilia Domínguez Luis (nacida en la Orotova) y que me ha gustado especialmente
(El obús)
Despiertas en mí la añoranza de días azules
y no deberías.
Sabes que abomino de las escenas tristes
y de las que protagoniza la ternura,
como aquella en la que una mujer
reposa su cabeza en la mano del hijo.
Déjame en este caos feliz en el que existo
libre del aburrido horror cotidiano.
O si no, juguemos a ser otros
y tomemos por asalto el tiempo que nos queda,
para olvidar que somos
como una espiga
que alguien
ha desgranado al borde de un estero.
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