Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Dinero hay, lo que falta es voluntad de salvar a las personas

Publicado en Público.es el 31 de marzo de 2020

El primer caso de coronavirus se detectó el 1 de diciembre de 2019 en Wuhan. Han paso, por tanto, 120 días y, según las estadísticas internacionales que acabo de leer cuando escribo estas líneas, desde entonces han muerto en el mundo 37.091 personas. Es seguro que muchas más, porque en algunos países no se están contabilizando, por ejemplo, a quienes mueren en sus casas o en residencias de ancianos.

Desde hace semanas, docenas de hospitales están saturados y el personal sanitario está sobrecargado porque en casi todos los países del mundo se han realizado recortes de gasto en los últimos años, sobre todo durante y después de la pasada crisis. Aunque los medios no suelen incidir en las circunstancias más escabrosas, todos sabemos que la situación es muy difícil. Se han encontrado ancianos muertos desde hacía días en residencias y las morgues empiezan a no poder acoger más cadáveres…

Esto ocurre en los países más avanzados, mientras que en otros más pobres donde comienza a propagarse el virus, ni siquiera hay posibilidad de recibir tención médica sanidad pública. En Estados Unidos hay alrededor de cuarenta millones de personas sin seguro, lo que ha obligado al gobierno a tomar medidas para evitar una propagación fatal del virus, garantizando que se hagan las pruebas de detección también a quienes se encuentren en esta situación. En Italia, nos cuentan que en muchos hospitales tienen que elegir a qué enfermo colocan un respirador para dejar morir a otro.

Es un drama, pero no es el único que se está produciendo en el mundo. En el mismo periodo en el que, según las cifras oficiales, han muerto esas 37.091 personas por el coronavirus, también han fallecido 2,95 millones (80 veces más) por hambre; 1,2 millones (33 veces más) por no haber podido recibir atención médica; 720.000 (20 veces más) por accidentes laborales; 96.000 mujeres (2,5 veces más) por no tener suficiente atención médica en el embarazo y 672.000 niños (18,1 veces más) han nacido muertos por esa misma razón. Y tantas muertes de seres humanos por estas causas evitables se vienen produciendo todos los años, aunque es cierto que se pueden ir reduciendo.

Cuando los estudiantes entran en las facultades de ciencias económicas lo primero que aprenden es que todo eso, la insuficiencia de medios como la que ahora tenemos para afrontar la pandemia, se produce porque los recursos son escasos. Les enseñan que, por esta razón, hay que elegir. Sí, exactamente lo mismo que tienen que hacer los sanitarios en algunos hospitales cuando no disponen de respiradores para todos los infectados por el coronavirus que lo necesitan.

Pero eso es mentira.

En nuestro planeta no hay escasez de recursos, no falta dinero, sino que hay un orden de prioridades que antepone el beneficio, el armamento, el despilfarro o su concentración en pocas manos a la satisfacción de las más básicas necesidades humanas. Eso es lo que de verdad explica que los recursos y el dinero que hay de sobra en nuestro planeta para proporcionar una vida digna a todos los seres humanos no se utilicen para ello.

Tengo entendido que un respirador homologado de los que se usan contra el coronavirus cuesta unos 15.000 euros. Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero a veces nos sirven para hacerlos una idea de las magnitudes que utilizamos para una y otra cosa. Por ejemplo, con lo que ha cobrado cualquiera de las grandes figuras del fútbol europeo en estos cuatro meses último se podrán comprar unos 2.000 respiradores (el doble de los que parece que ahora parece que va a comprar España con urgencia); con el presupuesto anual del Barcelona FC unos 45.000; o 140.000 con el presupuesto de los 346 carros blindados que va a adquirir el ejército español de aquí a 2030.

Los gastos de todos los gobiernos del mundo suman unos 20 billones de dólares. Si se tiene en cuenta que, según los datos que proporciona el Banco Internacional de Pagos, en todo el mundo se mueven cado años unos 14.900 billones (millones de millones) de dólares, resulta que, con una tasa de menos de 15 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera, y sin necesidad de pagar ni un solo impuesto más en ningún lugar del mundo, se podría sufragar todo ese gasto público. Y cubrir la satisfacción adicional de las necesidades básicas y dignas de toda la población mundial costaría unos pocos céntimos más, en términos porcentuales, de todo ese astronómico volumen de transacciones, la mayor parte del cual no paga impuesto alguno.

Sin necesidad de recurrir a esa tasa, hoy día no muy difícil de establecer porque la gran mayoría de esas transacciones dejan huella digital, hay otras fórmulas quizá más inmediatas de obtener dinero: según el Fondo Monetario Internacional, en los paraísos fiscales se ocultan unos 7 billones de dólares de las grandes empresas y fortunas; lo escondido allí por españoles supondría unos  140.000 millones de españoles y la evasión fiscal anual en España entre 40.000 y 70.000 millones, según las estimaciones. Si todas las grandes empresas y bancos cumplieran con sus obligaciones fiscales (se calcula que evaden un 30% de sus ingresos) y se prohibieran de verdad los paraísos fiscales, habría bastante dinero para resolver una buena parte de las principales carencias del mundo de nuestros días.

Ahora bien, ni siquiera combatir la elusión fiscal y generar nuevos tipos de impuestos (que podría permitir que la presión fiscal fuera 200 veces más baja que la actual) son la única fuente de creación de dinero. Si se necesita con mayor urgencia, los bancos centrales pueden proporcionar todo el que sea necesario de un día para otro.

La Reserva Federal de Estados Unidos anunció hace unos días que realizaría «compras ilimitadas de títulos» para evitar que su precio se desplome. Eso significa que se va a crear dinero sin límite para comprar, entre otras, las acciones de empresas que durante años han estado dedicando miles y miles de millones a comprar sus propias acciones. Así las revalorizaban y sus propietarios aumentaban su capital. Y ahora que sus cotizaciones se vienen abajo la Reserva Federal pone dinero sin límite para evitar que se arruinen.

El actual candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, el senador Bernie Sanders, solicitó en 2011 una auditoría de la Reserva Federal y al realizarse se encontró con que ésta había gastado en secreto, sin dar ningún tipo de información, 16 billones de dólares en dar préstamos sin interés a las mayores empresas y bancos del planeta. Para ellos tampoco hubo escasez cuando necesitaron ayuda y la recibieron prácticamente regalada: el banco central de Estados Unidos creó dinero de la nada para sacar a flote a quienes habían provocado la crisis.

Ahora, asustados por la enorme tragedia económica que puede suponer la pandemia del coronavirus, los bancos centrales vuelven a poner dinero aunque, como acabo de decir, para comprar acciones o dando dinero al 0% a la banca privada para que ésta haga negocio prestando a tipos de interés bastante más altos a los gobiernos y a las empresas.

Y mientras tanto, los hospitales se saturan careciendo de medios, muchas personas mueren por falta de recursos materiales y de personal, miles de empresas están a punto de cerrar por la inactividad forzada y millones de personas se van al paro.

Es una doble tragedia. La del virus y la del comportamiento criminal -vamos a llamar ya a las cosas por su nombre- de quienes pueden disponer de todo el dinero necesario para afrontar con medios suficientes la emergencia sanitaria y, sin embargo, prefieren crea artificialmente la escasez, la que produce el miedo con el que se favorece el sometimiento y la carencia que mata a millones de seres humanos.

No estoy reclamando que los bancos centrales despilfarren el dinero, ni que los gobernantes puedan disponer de él a sus anchas para malgastarlo. Hay multitud de vías para establecer controles que garanticen su buen uso. Se trata, simplemente, de ponerlo allí donde ahora mismo es imprescindible que esté para evitar una catástrofe humana y económica.

Nos están engañando cuando dicen que no hay más recursos.

No es que falte el dinero sino que sobran la maldad, la avaricia y la mentira, «los tres monstruos -como dijo Máximo Gorki- que han socavado y amedrentado al mundo con la fuerza de su cinismo».

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1 comentario

Jaime67 2 de mayo de 2020 at 15:03

Hola buenos dias!
Que articulazo, que obra de arte. Enhorabuena!!!
Te acompa;o un trozo de un articulo que he encontrado en la revista sinpermiso y que tiene que ver con un articulo tuyo que escribistes en el diario publico y en tu blog, pero que no lo encuentrado hoy y eso que he repasado todos los que hay desde el 13 de Marzo pasado.
Es sobre el 1% al 2% de PIB aumento del presupuesto de la UE con ocasion del covip 19 y la super crisis economica que ya esta aqui.
Es este
De hecho, los coronabonos mutualizados, tan defendidos por los keynesianos y post-keynesianos, son una respuesta patética a esta crisis. Lo que se necesita es un aumento masivo del presupuesto de la UE, pasando de la cifra ridículamente baja del 1% del PIB de la UE al 20%, junto con reformas fiscales armonizadas para poner fin a la ‘carrera hacia el fondo’ en la tributación de las empresas, que lidera Irlanda. Dicho presupuesto podría comenzar a planificar inversiones, empleo y servicios públicos a gran escala para beneficiar a todos en la UE. Sería necesario financiar un plan Marshall para Europa, como dice Macron, pero haciéndose con el control de los inútiles grandes bancos de la UE, así como convirtiendo en propiedad pública los principales sectores de la industria productiva. Entonces se podrían establecer las bases para unos verdaderos Estados Unidos de Europa, en los que la periferia pueda crecer con la ayuda del centro.
Acompa;o link https://www.sinpermiso.info/textos/el-consejo-europeo-y-la-crisis-del-coronavirus
nota> me acabo enterar en catalunya radio, que en el Libano hay un follon de escandalo, con la gente en la calle, quemando cajeros automaticos, tirando cocteles molotov, etc, etc, trafico aereo cerrado, y resulta que han salido de ese pais en jet privados propios, unos cuantos multimillonarios, que se van del pais, pero como se puede aguantar esto, los tendrian que perseguir,por todo el mundo, quitarles todo el dinero, y como minimo meterlos en la carcel de por vida. No lo debieramos permitir en Espa;a ni en Catalunya, que llegue a ocurrir el anterior hecho . Saludos!!
Muerte a ese 1% de supermultimillonarios, de la poblacion muldial.

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