Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López
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Argumentos de Sumar que suman cero

Hace unos días critiqué en un artículo que dirigentes del PSOE hicieran política sin principios, dando por bueno un acuerdo con privilegios de financiación para Cataluña que pocos días antes habían considerado inaceptable.

Hoy quiero criticar la posición de Josep Vendrell que presumo es la mayoritaria de Sumar, pues la expone en El País como responsable de Modelo Territorial y Plurinacionalidad de Movimiento Sumar. En este caso, no puedo decir que haga política sin principios. Todo lo que dice en defensa del acuerdo entre PSC y ERC responde a los planteamientos soberanistas que él y el grupo que se hizo con el control de Sumar desde el principio han venido practicando. Y que, por cierto, alguna relación han de tener con la pérdida tan rápida del gran capital político y las expectativas electorales que acumuló Yolanda Díaz.

Nada puedo decir sobre el deseo de futuro que expresa Vendrell cuando afirma: «los acuerdos son (…) una oportunidad para dar un nuevo paso en la superación del conflicto catalán con una mayoría parlamentaria basada en las políticas sociales, como el derecho a la vivienda y la sanidad, y en la mejora del autogobierno, poniendo fin a la dinámica de bloques irreconciliables». Así sea, es lo único que puedo desearle.

Sí debo señalar que Vendrell es sumamente optimista, por no decir que ingenuo o incluso algo manipulador de la realidad, cuando asegura que «el desarrollo de estos acuerdos permitirá consolidar la mayoría plurinacional y progresista en el Estado».

En primer lugar, porque no es cierto que hoy día haya una «mayoría plurinacional y progresista en el Estado». En todo caso, hay una mayoría parlamentaria que apoya a un gobierno de progreso pues, con todos los respetos, no se puede calificar como progresista a Junts (muy de derechas y supremacista) o incluso al PNV (por muy demócrata que sea la derecha nacionalista que representa). En segundo lugar, porque ha sido evidente que el acuerdo, en lugar de reforzarla, más bien ha quebrado desde el principio la sintonía entre las fuerzas que conforman la mayoría progresista. Desde el interior del PSOE hasta en Podemos, pasando por Compromis, Chunta Aragonesista, Izquierda Unida e incluso dentro de Sumar, se han manifestado desacuerdos muy de fondo que no permiten augurar lo que Vendrell vaticina. Por el contrario, es casi seguro que habrá fisuras, si no rupturas, (y con razón) más que reforzamiento de las actuales alianzas.

Para tratar de defender el acuerdo, Vendrell recurre a la vieja letanía del soberanismo en la que no voy a entrar, porque es imposible hacerlo. No hay base objetiva que la sostenga y, por tanto, que permita criticarla. El soberanismo no aporta hechos, ni datos contrastados, sino argumentos retorcidos para poder llegar al resultado retórico definido previamente que se desea alcanzar. Eso hace, por ejemplo, cuando habla de federalismo plurinacional basado en la «lógica de soberanías compartidas y de igualdad ciudadana». Un concepto forzado e incluso tramposo, porque en el federalismo no existen «soberanías compartidas», en plural, sino una soberanía indivisible. Si un Estado, región o territorio comparte su soberanía con otros es porque la tiene como propia y, entonces, no la compartiría porque se federe, sino porque se confedera. Lo que defiende Vendrell y de facto persigue el acuerdo PSC-ERC es esto último, la confederación, algo de naturaleza y consecuencias bien distintas al federalismo; y, sin necesidad de ser experto en estos temas para poder reconocerlo, claramente inconstitucional.

Para tratar de defender los acuerdos en materia de financiación autonómica, Vendrell vuelve a retorcer la realidad y los argumentos. Iré por partes y de forma muy rápida y sencilla para que se me entienda bien:

– Dice el dirigente de Sumar: «las comunidades tienen una amplia capacidad de gasto, pero ninguna capacidad para decidir sobre las figuras tributarias que proporcionan el 50% de sus ingresos». Es decir, Vendrell ve un inconveniente en lo que es una virtud del sistema: las políticas o normas que afectan a todo el Estado y a todas las comunidades, como puede ser el caso de impuestos estatales como el IRPF o el IVA, no pueden decidirse troceadamente, si se me permite la expresión.

– Acto seguido, Vendrell afirma: «hay margen para ampliar la capacidad normativa y para que la gestión, con una adecuada coordinación, radique en los territorios como ya ocurre en muchos países federales». Hace de nuevo trampa. No hay ningún estado federal en donde se llegue a donde pretende llegar el acuerdo PSC-ERC en materia de gestión o de normativa. No es verdad que existan agencias tributarias que sustituyan a la estatal en los territorios, ni normativa de regiones o estados federados sobre políticas, instituciones o tributos de carácter estatal.

– Vuelve Vendrell a retorcer los argumentos cuando dice: «Disponer de mayor autonomía fiscal no es un privilegio». Sabe Vendrell perfectamente que el privilegio que se critica no es eso, sino que, para ello, Cataluña se salga del sistema común para disfrutar de otro basado en la singularidad y la bilateralidad que es materialmente imposible de extender a las demás comunidades y que, además, reduce los ingresos de todas ellas.

– Asegura Vendrell: «Ninguna comunidad autónoma debe perder recursos, sino todo lo contrario». Se trata, en este caso, de una afirmación que va en contra no sólo de la abundantísima literatura económica disponible, sino de la multitud de experiencias que muestran que, cuando se hace lo que establecen los acuerdos que defiende Vendrell, disminuye la eficiencia, aumenta la evasión fiscal, disminuyen los ingresos del Estado y los de todas las comunidades y, a la larga, incluso los del territorio privilegiado.

– También retuerce la realidad Vendrell cuando afirma que «el principio de ordinalidad no pretende acabar con el principio de solidaridad». La retuerce porque la ordinalidad no es que pretenda o no pretenda eso; es que lo hace inevitable pues, por definición, la aplicación de ese principio necesariamente impide la nivelación por parte del Estado que garantice la redistribución suficiente  y la equidad. La ordinalidad provoca que sujetos que pagan los mismos impuestos no reciban los mismos servicios, produciendo una flagrante inequidad. ¿Hay algo fiscalmente más insolidario?

Y también retuerce Vendrell la realidad en este caso, cuando pone el ejemplo de Alemania para defender la ordinalidad que reclaman los acuerdos. Como han señalado en un artículo reciente Manuel Medina y Luis Angel Hierro, catedráticos de Derecho Constitucional y Economía Aplicada, respectivamente, en ese país sólo se aplica dicho principio muy parcialmente, en un nivel de financiación inter Lander, pero nunca cuando se trata de financiación del Estado.

– Más adelante, recurre Vendrell a un argumento sorprendente como prueba de la bondad de estos acuerdos. Dice el dirigente de Sumar: «la mayor parte de las reformas del sistema de financiación (1993, 1996, 2009) se han iniciado con acuerdos de Gobiernos del PSOE o del PP con fuerzas políticas catalanas o con el Gobierno catalán provocando en un principio dramáticos rasgados de vestiduras con argumentos muy parecidos a los actuales, para acabar siendo debatidas y acordadas en marcos multilaterales y aprobadas en las Cortes con las modificaciones legislativas correspondientes». Lleva razón Vendrell. Ha ocurrido así, como él dice, pero olvida señalar que ha sido justamente eso lo que ha hecho que las reformas hayan ido complicando, desnaturalizando y haciendo cada vez más imperfecto el sistema. El argumento de Vendrell es tan razonable como el de un médico que primero rompiese la pierna de su paciente, luego la escayolara y acabase diciendo que hay que alegrarse de que -gracias a la escayola- no se haya quedado sin poder andar. La realidad es que el sistema no se ha ido modificando como resultado de un planteamiento de reforma general, como debiera ser, sino a base de tironeos, para zurcir los rotos que provocaba, como en este caso, el cortoplacismo oportunista vinculado a las negociaciones de investiduras presidenciales. En contra de lo que defiende Vendrell, un partido progresista no puede defender ese proceso, sino que los asuntos que afectan a todos se deben plantear y resolver entre todos, multilateralmente y no con bilateralidad. Es la única forma de evitar los privilegios.

– Dice Vendrell: «Lo peor que podría hacer la izquierda es asumir el marco de la confrontación entre territorios». Lleva razón, pero olvida decir que ese marco es el que, precisamente, ha creado el nacionalismo, el españolista de la derecha y el de las periferias, de derecha y de izquierdas; y, por extensión el soberanismo que Vendrell defiende y practica y que ha impuesto a Sumar. Es ese tipo de marco el que lleva consigo un acuerdo como el que han firmado PSC y ERC (un partido al que, como dijo una de sus diputadas a Pedro Sánchez, «le importa un comino la gobernabilidad de España»).

Las razones que aporta Vendrell para defender los acuerdos son auténticos no-argumentos. Se basan en la mera retórica. No basta con decir, como dice, que «es compatible reconocer la singularidad catalana y dar respuesta a las justas demandas de una mejor financiación de todas las comunidades». La literatura científica y la experiencia han demostrado con números y hechos que eso no es lo que ocurre en la realidad.

A Vendrell y a los dirigentes de Sumar que sostienen este tipo de discurso les sucede lo que tantas veces ha denunciado Noam Chomsky que le pasa a mucha gente en nuestra época: «no cree en los hechos». Y es lamentable que se haga política, de derechas o de izquierdas, con semejante sesgo.

La preferencia soberanista de quienes gobiernan Sumar es legítima, sin duda ninguna, y tienen todo el derecho a defenderla, como igualmente lo tienen a creer que lo que dicen es lo cierto. Pero, también deberían asumir la responsabilidad de contrastar sus opiniones con la realidad y la experiencia. En su propia organización y en su grupo parlamentario hay quien está defendiendo con coherencia y rigor otras posiciones y cabe esperar que el debate se cierre positivamente, con argumentos de peso y realistas; aunque el modo en que el grupo de inspiración soberanista de Vendrell ha dirigido hasta ahora a Sumar no permite ser muy optimista.

22 comentarios

Juan Muñoz 11 de agosto de 2024 at 10:28

Cataluña, al igual que Pais Vasco y Navarra, gozan de unos privilegios fiscales que les pagamos el resto de los españoles con nuestros impuestos. No se deberían defender privilegios, sino la igualdad, y la singularidad de la que se habla en Cataluña ahora se mide en Euros, como la Navarra y Vasca.
El PSOE y el PP han gobernado muchas veces con el apoyo de nacionalistas y eso nos lo están cobrando a un precio muy alto.

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José Luis Pineda Acosta 11 de agosto de 2024 at 10:44

Estimado profesor Torres:
Desde mi total ignorancia económica,pues sólo poseo un título de 78 años de experiencias burrologicas,toda ésta amalgama de chorizologia económica tiene fácil solución:
A. Unión de toda la clase trabajadora en un partido que obligue por ley a todos los ricos falsos patrioteros a pagar los impuestos necesarios para hacer una economía para la vida digna de las personas,perseguir el fraude fiscal con expropiación de los bienes y patrimonio más años de cárcel.
Y limpiar de todas las instituciones de golfos,manipuladores,rateros,mafiosos y corruptos.
Sólo el pueblo salva al pueblo.
La literatura y teorías repetitivas de las academias solo sirven para mantener el sistema que acabará con la vida humana en el Planeta.

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José Candela Ochotorena 11 de agosto de 2024 at 12:16

Parece imposible que las diferentes culturas nacionales que integran nuestro poco influyente país puedan llegar a consensos sobre cómo convivir. La falta de criterios sobre la interpretación de los caminos recorridos en conjunto, que parece no haber sido en común,, nos lo dificultan. Justo ahora, cuando hay un consenso progresista global sobre la necesidad de terminar con la competencia fiscal, para facilitar el desarrollo de las naciones, aquí nos enzarzamos en la diferencia. Dando armas al centralismo, tanto derechista como jacobino. Desde 1978 la derecha dirige el debate plurinacional, y el jacobinismo le hace el juego, dando alas al regionalismo más conservador.

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Antonio Molines 11 de agosto de 2024 at 12:21

Bastante de acuerdo contigo, Juan. No sé si Maíllo conseguirá poner un poco de orden. Veremos.

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JM Fernández 11 de agosto de 2024 at 14:07

La regionalización de derechos y deberes no tiene suficiente base, y no ayuda a generar la fuerza necesaria como para superar los obstáculos institucionales levantados para la Transición política desde el franquismo.
Al contrario, estas se ven reforzadas y con toda libertad, sus residuos del pasado consiguen con una simple denucia que el Poder Judicial monte el lio al Preidente del Gobierno, a su mujer, a su hernano, sin concretar hechos en que fundamentar acusaciones.
O más de lo mismo: el poder judicial se levanta contra la amnistia necesaria que aprueba el Parlamente y se erige en parte de la oposicion politica al gobierno.

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copitodenieve 11 de agosto de 2024 at 14:44

Bien desmenuzado y criticado el artículo de Vendrell.
Gracias por la insistencia.
Espero que el acuerdo PSC-ERC se lleve a cabo pisando tierra porque de lo contrario las consecuencias políticas y sociales nos sacarán los colores.
La realidad es que las banderas siempre han sido excluyentes se envuelvan quienes se envuelven en la bandera.
Bien apostillado lo de la progresía del PNV y JxC aunque echo en falta unas cuantas siglas más.
Un saludo

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miguel jiménez 11 de agosto de 2024 at 15:34

Las clases políticas nacionalistas no tienen limites en pedir, la necesidad del diálogo entre todas las comunidades en régimen de igualdad es imprescindible pero claro aquellos que alegando fueros del medievo o agravios históricos se consideran diferentes nunca lo aceptarán.
La situación es muy difícil de resolver para los que pensamos que todos tendriamos que tener los mismos derechos y obligaciones.

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Rosario Muriel Codes 11 de agosto de 2024 at 15:55

Agradecerle que nos explique cómo va el acuerdo de investidura pactados con ERC. Muy claro y conciso !Un saludo Juan!

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Felix Gil 11 de agosto de 2024 at 17:47

Ordinalidad y solidaridad. Esas bases podrían funcionar. Y desde luego el acuerdo con Erc, que pronto se extenderá a otras Comunidades Autónomas, avanza en el desarrollo del Estado federal, lo que es necesario articular.
Igual que la UE avanza con cada crísis, por ejemplo en energía o defensa ahora, España hace lo mismo.
La política consiste en cambiar principios por realidades.

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José Manuel García Martínez 11 de agosto de 2024 at 19:48

Completamente de acuerdo.
Una observación, Josep Vendrell es dirigente del partido político Movimiento Sumar.
Sumar, coalición, ha sido otra ocasión fallida de las izquierdas. La miopía y el sectarismo del núcleo directivo del partido Movimiento Sumar ha tenido bastante ver con este fracaso.
Un saludo. Seguimos.

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Carmen 11 de agosto de 2024 at 21:43

Muy clarito y complemento necesario a tu anterior artículo sobre el mismo tema. Parece increíble que la izquierda no se dé cuenta que el tema de la financiación es un tema que atañe al conjunto del estado. Mal asunto.

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Antonio Aguado Suárez 12 de agosto de 2024 at 00:14

Considero que el problema está que, para la gobernanza de España como se ha demostrado y continua demostrándose, hay que contar con los nacionalismos periféricos. Eso se podría erradicar mediante una ley electoral que, contemple como ámbito de los partidos políticos el mismo que el del territorio a gobernar. Además, y para que se produzca cercanía entre los electores y el electorado, que la circunscripción electoral sea por distritos. Lo hemos podido comprobar en Gran Bretaña que al respecto cuenta con 650 distritos y en Francia 577. Eso obligaría a los partidos políticos a presentar a sus mejores candidatos, personas respetadas y apreciadas por sus vecinos.
Aquí en Canarias el problema es el insularismo que, mediante las oligarquías y por sus conveniencias nos divide y enfrenta, dándose el caso de que, tenemos todas las condiciones favorables (incluido nuestro propio REF -Régimen Económico y Fiscal- mucho mas avanzado que lo dispuesto por los vascos y navarros), para estar a la cabeza de todo lo bueno del país, pero lo estamos en lo malo.

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Alberto Fernandez Fernandez 12 de agosto de 2024 at 17:53

No entiendo porque se dice que la reivindicación de un nuevo pacto fiscal rompe la igualdad entre españoles. La igualdad no ha existido nunca. Ni en España ni en el mundo. Ni la garantiza el pacto fiscal actual. El pacto fiscal vigente se estableció hace 40 años. Con el paso del tiempo los niveles de vida de los participantes en el pacto se han modificado. Para eso se hizo. De ahí la necesidad de replanteárselo.
A falta de datos, me quedo con la declaración del presidente Rueda de Galicia; dice que a su Comunidad, la nueva propuesta le supone 440 M de pérdidas. Quiero entender que Cataluña les transfiere 440 M de €.
Conozco la Galicia y la Cataluña de la transición y la de ahora y creo que el nivel de vida de los gallegos ha mejorado mucho más que el de los catalanes.
El IRPF es un impuesto cuya parte del león de la recaudación la proporcionan las rentas del trabajo. En Cataluña esta recaudación es alta. No porque los salarios sean altos sino por el gran número de trabajadores que tiene en sus industrias, servicios y sector primario.
El IVA es un impuesto que paga el consumidor y es un porcentaje sobre el precio final. La vida en Cataluña es mas cara que en muchas partes de España. Por lo tanto, para un mismo producto, el trabajador catalán paga mas IVA. Les pongo un ejemplo por mi vivido. Antes de la Pandemia El Corte Ingles tenía menú del día del orden de 11 € en Madrid y en León. En la misma época entré en El Corte Ingles de Barcelona. El menú del día superaba con creces los 15 €.
Hablamos de igualdad. Pero a un trabajador de Barcelona, teniendo un sueldo muy normalito y pagando un IVA mayor se le pide que sea solidario. Pero la solidaridad para este operario se traduce en un empeoramiento de su sanidad, de su educación, de sus transportes. Vivan en Barcelona una temporada y lo sufrirán.
Acabo. El sentimiento nacionalista se siente o no se siente. Los catalanes lo sienten como pudo verse en la investidura de Salvador Illa. Terminó con el canto de Els Segadors.

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José Luis 1º 12 de agosto de 2024 at 21:27

Como dice arriba (11 de Agosto a las 10,44) José Luis Pineda Acosta «sólo el pueblo salva al pueblo» y tengo la opinión de que el confederalismo ayuda más que el centralismo o el federalismo a que sea así.
Por supuesto es de agradecer al profesor Torres que nos traiga aquí la suya de manera tan razonada como un buen profesor sabe hacer.. Yo sigo a la espera de que se sepan las medidas concretas en que consiste el acuerdo PSOE-ERC y asistiré con interés al debate que se produzca en torno a ellas. Presumo, sin embargo, con desolación, que sólo va a servir para embarrar todavía más el terreno. Gracias profesor si Vd. contribuye a evitarlo dándonos datos y buenas razones.
.

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José Antonio Algarrada Garcia 13 de agosto de 2024 at 14:59

Partiendo de la base que somos un feudo o colonia y no un país, tenemos que decidir, de lo
malo lo menos malo .O quizás es preferible una derecha con su extrema incluida al mando de nuestra política?
Desgraciadamente la cosa es fácil de criticar e inclusive llevar razón en la crítica, pero es lo que hay . Repito , prefiere el tren a toda velocidad o prefieres que se pongan trabas en favor de la población, con sus graves fallos en algunas decisiones?
Repito , no dependemos de nosotros, somos un país dirigido por las fuerzas económicas del Imperio , por el GRAN PODER ECONOMICO, y si eso lo tenemos claro, vayamos a la pura realidad , dejando claro el porqué de todas las situaciones.
DE QUIEN ES ESPAÑA ?
QUIEN MANEJA EL CARRO?
Cuando eso quede claro, haremos un análisis más certero.

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Iluso 14 de agosto de 2024 at 16:50

Hay que recordar que cuando se creó el estado de las autonomías, unos entraron por la puerta grande y otros por la de atrás( art. 143) , y ahí ya se generaron diferencias sustanciales, que luego estás se han deteriorado aun más con el trapicheo de los gobiernos centrales con las autonomías nacionalistas, que como todo nacionalismo, va. Alo suyo y nada más. Así es imposible generar igualdad. Considero que como demuestran los fueros vascos y navarro, España es un reino de reinos y la solución de estos y muchos otros problemas es ir a un estado federal. Siempre he lamentado que la izquierda se enrede en cuestiones soberanistas y particularistas, cuando su función histórica es defender la solidaridad y la igualdad social.

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marco 16 de agosto de 2024 at 23:05

¿ no se cuales son las ventajas fiscales de que dispone Catalunya ?, pero sería interesante conocerlas
Saludos

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Peñacastillo 19 de agosto de 2024 at 21:26

Con independencia de lo acertado de los argumentos del profesor Torres, debo decir que se obvia el argumento de fondo y que hace que el problema del nacionalismo catalán no tenga solución, y su absurdo sentimiento de superioridad basado en sentirse único. El verdadero problema es que el nacionalismo catalán, en el que, por sus argumentos, incluyo al señor Vendrell, le resulta insoportable que haya 15 autonomías iguales en derechos y deberes constitucionales.
Traducido a los manoseados términos políticos, el nacionalismo catalán nunca ha sido, ni será, Federal. Es y será confederal.
Y la historia nos dice que la confederación es un sistema de privilegios y por ello fuera de la Historia.

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Wenceslao 20 de agosto de 2024 at 11:49

Lo que es irrefutable, el PSOE, Sumar, Podemos no son partidos socialistas.
Lo que es irrefutable, el PSOE, Sumar, Podemos no defienden la solidaridad y la igualdad social.
Ya por el mero hecho de pactar con partidos «feudales» como en PNV, Just per Catalunya, etc muestra que no eres socialista.
Además España es un estado dependiente y supervisado por USA y sus fondos, deberíamos sentir vergüenza por nuestra vil sumisión a unos USUREROS y tomar ejemplo de los que viven fuera del jardín como diría del buen Borrell..Y APRENDER de la Jungla así el presidente de Burkina Faso, Ibrahim Traoré “África no necesita al Banco Mundial, al FMI, a Europa ni a los Estados Unidos. Tenemos lo necesario para hacer crecer nuestra economía sin préstamos y nos negamos a ser esclavos financieros”, creciente escepticismo en África sobre la dependencia de los préstamos internacionales, que a menudo vienen acompañados de estrictas condiciones que pueden limitar la soberanía económica de los países.El rechazo de los préstamos del FMI por parte de Burkina Faso muestra que los países africanos se replantean su relación con las instituciones financieras internacionales(USA Y TITIRES) y buscaran alternativas que prioricen el desarrollo interno y la cooperación regional, saben como funciona USA_otan, y ya lo dijo John Perkins en sus libro «sicario económico», dice que el verdadero trabajo del FMI, banco mundial, etc, es hacer tratos, dar préstamos a otros países, enormes préstamos, mucho mayores de la que ellos podrían devolver. Una de las condiciones de un préstamo, digamos de unos mil millones de dólares, a un país como Indonesia o Ecuador, era que este país tendría que dar 90 por ciento del préstamo a una empresa estadounidense para construir infraestructura, una Halliburton o Bechtel. Eran grandes. Esas empresas entonces entraron y construyeron un sistema de energía eléctrica o puertos o autopistas, y estos proyectos básicamente servían sólo a algunas de las familias más ricas de esos países. La gente pobre de aquellos países quedaba clavada con esta asombrosa deuda que no podrían devolver. Un país como Ecuador hoy debe destinar más del 50 por ciento de su presupuesto nacional sólo para pagar la deuda. Y no puede hacerlo. Lo tenemos con el agua al cuello. Entonces, cuando queremos más petróleo, vamos a Ecuador y le decimos: «Mire, no puede pagar sus deudas, pues entregue sus bosques amazónicos, que están llenos de petróleo, a nuestras compañías petroleras». Y hoy estamos entrando y destrozando la Amazonia, obligando a Ecuador a entregárnosla porque acumuló tanta deuda. Hacemos un préstamo enorme, la mayor parte del cual vuelve a Estados Unidos, el país queda con la duda más los intereses, y básicamente ellos se convierten en nuestros sirvientes, nuestros esclavos.
El mundo cambia para bien y los piratas anglosajones se resisten a dejar de robar, la mal llamada Jungla está mostrando lo que es la OTAN a 7000 millones de personas.

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Wenceslao 20 de agosto de 2024 at 17:20

Por ende, es imposible decir del PSOE socialista pues es un partido político al servicio de USA y no de los españoles, USA tiene cogidos de sus partes a los políticos de la OTAN que se comportan como traidores al pueblo que les elige, esa traición se sostiene gracias a la inestimable imbecilidad de la ciudadanía, que como explica NOAM Chomsky USA INCENTIVA las técnicas para mantener al público en la ignorancia y la mediocridad, hacen que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser lo más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores.
Pocas personas se atreven a denunciar la vil sumisión de LA OTAN a su amo USA y la inmensa mayoría acepta reptar sobre cristales rotos ante la falsa doctrina de que USA es su amigo, un amigo que te obliga a comprarle a precio de oro y endeudarte, poca gente ha oído sobre el Heartland y la doctrina Mackinder, esa que jamas permitirá que Europa se nutra de Rusia pues ello implica el hundimiento del latrocinio de los Anglosajones

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Gus 22 de agosto de 2024 at 07:50

La lucha de clases en la era digital y de la democracia -2.0: https://zenodo.org/records/11390424

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Juan CASTELLÓ 23 de agosto de 2024 at 18:44

Un estudio publicado hace unos mese por una autoridad económica europea (perdón que no sea más preciso) apuntaba que el concierto vasco era discriminatroio con respecto a las otras comunidades y dificultaba establecer un sistema de financiación justo en el país. A mí me parece injusto, invocando a unos derechos históricos, hoy anacrónicos. Como alguien sugiere más arriba solo una reforma de la ley electoral impediría la eterna sumisión a los nacionalismos burgueses catalán y vasco. Respetar la diversidad y la singularidad no debe comportar privilegios. Con ese argumento, respetemos a los multimillonarios que para llevar la vida a la que están acostumbrados, de la que han hecho una cultura, necesitan que no se le cobren tantos impuestos o que ellos decidan cuánto han de pagar.

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