Hace unos días impartí una conferencia sobre los efectos de la crisis en la población juvenil. Pongo abajo el resumen por si interesa a alguien y, sobre todo, para que se fijen en los datos sobre desempleo juvenil.
Crisis económica y exclusión social: Influencia en la población juvenil.
Resumen de la conferencia impartida por el Juan Torres López. Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla en la I Jornada de Inserción Socio-Laboral. De la Crisis a la Responsabilidad Social: Presente y Futuro de la Inserción Socio-Laboral de los Jóvenes.
La población juvenil se encuentra siempre en una posición especialmente vulnerable cuando entra por primera vez en el mercado de trabajo, o cuando intenta hacerlo, sobre todo, si no dispone de buenas bases de formación.
En los últimos años, y aunque esto haya sido consecuencia de que se escolariza a un mayor número de jóvenes, se ha ido incrementando el fracaso escolar y eso está provocando que los jóvenes estén peor pertrechados para hacer frente a la búsqueda de empleo.
La consecuencia principal de ello es que se ocupan en trabajos mal retribuidos que no siempre le proporcionan posibilidades de ascenso y mejora profesional. Otras veces, como ha sido el caso del empleo en la construcción durante la burbuja inmobiliaria, han disfrutado de altos salarios pero éstos han actuado más bien con el efecto perverso de separarlos antes de tiempo de los estudios y de crear referencias muy equívocas para el conjunto de la población juvenil.
Eso ha ido provocando un peligro potencial muy elevado de exclusión entre esta franja de la población que puede ser un gravísimo problema social si continúa dándose.
Además, los efectos de la crisis financiera se han hecho notar de modo muy especial entre los jóvenes.
La crisis se ha producido como consecuencia de la combinación de varios elementos. Por un lado, el incremento de las desigualdades que ha generado inmensos fondos destinados a al inversión pero que los bancos han canalizado hacia la especulación financiera o inmobiliaria. Por otro, la desregulación irresponsable de la actividad financiera que ha permitido que los bancos y grandes inversores hayan podido desarrollar una ingeniería financiera que ha provocado una acumulación insoportable de riesgo sistémico. A eso se ha añadido la actuación poco vigilante o incluso cómplice de las autoridades económicas que han permitido que todo lo anterior se fuese produciendo. Y de esa manera se pudieron generar millones de productos financieros basura que han inundado los mercados internacionales. Cuando su valor cayó, el sistema bancario internacional quebró y se interrumpió el flujo de crédito a la economía, lo que provocó la caída del consumo y del comercio, el cierre de empresas y el desempleo a gran escala, además del aumento en la pobreza o de problemas como el hambre y la exclusión.
La recesión subsiguiente a este proceso ha deteriorado las condiciones de trabajo y de vida de millones de jóvenes en el mundo y está afectando igualmente a los españoles y andaluces.
Basta saber que la tasa de paro de los jóvenes entre 16 y 19 años en Andalucía era del 23,14 en el segundo trimestre de 2007 y ha pasado al 61,3% en el de 2009, en el caso de los hombres, y del 45,47% al 66,18% en el de las mujeres.
En España ha pasado del 24,28% al 56,79% en el caso de los hombres y del 36,70% al 55,57%% en el de las mujeres
Como es sabido, el riesgo de exclusión depende en gran medida de la coincidencia de factores como el desempleo de larga duración, la baja cualificación académicas, la no escolarización o el abandono escolar prematuro, la pertenencia a minorías étnicas (entre otros), lo que advierte de que los jóvenes pueden estar en una situación muy singular de riesgo como consecuencia de la crisis y del deterioro de los estándares generales de bienestar que. con toda seguridad va a traer consigo la crisis económica.
Entre otras cosas, y como factores añadidos, porque el modelo productivo español ha generado factores que favorecen la exclusión y que además hacen difícil luchar contra ella, entre los que se encuentran la gran proporción de empleo precaria, el endeudamiento familiar, el bajo nivel educativo general, los cambios demasiado rápidos en la estructura social, la amplia brecha tecnológica, el mantenimiento de regiones y espacios claramente subdesarrollados, el todavía escaso nivel de protección social, el alto nivel de pobreza recurrente, entre otros.
En consecuencia, se puede deducir que es muy importante prevenir, hacer políticas que desde ahora hagan frente a este peligro potencias de exclusión de una buena parte de la población juvenil.
Entre las medidas que serían necesarias para ello me parece que hay que mencionar las siguientes:
-Políticas expansivas y de mantenimiento del poder adquisitivo que eviten que la crisis deteriore aún más la situación de las empresas y repercuta aún más negativamente sobre el desempleo y el bienestar.
– Políticas redistributivas y de sostenimiento de rentas en los sectores más vulnerables.
– Fomento de la formación empresarial entre los jóvenes y particularmente de la vinculada a nuevos tipos de empresas como las de contenido social, cooperativas, o de inserción.
– Fomento de las políticas de igualdad de género entre la población juvenil para combatir el incremento de la brecha entre sexos en el ámbito del trabajo doméstico y para contribuir a erradicar estereotipos y valores machistas ampliamente extendidos entre la juventud.
– Creación de instituciones financieras públicas que garanticen financiación para proyectos de emprendizaje juvenil, políticas de atención a la juventud, y apoyo a las empresas de jóvenes y a las que preferentemente los contraten.
– Fortalecimiento de las políticas educativas y en especial de las de inclusión y lucha contra el fracaso escolar.
-Políticas de gasto especialmente destinadas a crear infraestructuras de inclusión, formación ciudadana, cultura y ocio para los jóvenes.
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