Ayer estuve casi tres horas charlando con una persona especial, Juan Manuel Sanz. Es el fundador y presidente de un proyecto empresarial ejemplar que yo creo que refleja nada más y nada menos que el fracaso del capitalismo podrido de nuestros días.
Juan Manuel es un constructor de viviendas que dirige treinta o cuarenta sociedades según me contó pero que lo hace de manera muy singular: solo construye viviendas sociales y ganando dinero pero sin necesidad de pensar nada más que en ganar dinero, sin necesidad de explotar vilmente a los trabajadores sino creando empleo digno, incorporando a las mujeres incluso al trabajo de las obras, invirtiendo dinero en formación y en proyectos de inclusión social y construyendo siempre de modo sostenible.
Su grupo de empresas, DOLMEN, es por tanto la demostración palmaria de que se puede crear riqueza, empleo y actividad económica de otra manera, con otra lógica social y con un concepto de las personas distintos a los que nos dicen que ha de prevalecer. Es decir, de que el capitalismo es innecesario. Su éxito empresarial demuestra que es posible crear una sociedad diferente, igualitaria y eficaz, solidaria y productiva, rentable y equitativa, justa en una palabra; es decir, eficaz sin renunciar a la igualdad y a la satisfacción de las necesidades humanas. Y, además, lo demuestra en un sector económico como es la construcción de viviendas en donde se nos dice que inevitablemente ha de primar el empleo basura, la especulación y el cemento sin miramientos sociales y ambientales.
Recorrer de la mano de Manuel Hernández sus oficinas, llenas de jóvenes y con un montón de mujeres trabajando (más del 60% de la plantilla) fue un auténtico descubrimiento. Y charlar con él de política, de valores humanos, de economía, de viviendas y de promotores, de banqueros y de especuladores, de justicia, de la historia pasada y del futuro, del amor, de sus proyectos y de su gente… fue una de esas experiencias que hace que uno se congracie con la vida y saque fuerzas para seguir avanzando contra la corriente sin descanso pero disfrutando y sonriendo, como hace él y como hace la gente de su empresa.
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