El Banco de España acaba de publicar un estudio en el que califica a siete países (Argentina, Venezuela, Iraq, Guinea Ecuatorial, Irán, Camerún y República Dominicana) como «de riesgo» para la economía española.
A mí me parece que lo que hace el banco es disimular y hacer que miremos a otra parte porque el verdadero riesgo para la economía española y para el bienestar de sus ciudadanos proviene precisamente de las políticas que propone el banco, del privilegio que concede a los más poderosos, del modelo especulativo que ha fomentado, de las actividades peligrosas que ha permitido a los bancos, de las desigualdades que han aumentado como consecuencia de todo ello…
De todo eso escribo en el artículo siguiente.
El Banco de España acaba de publicar un «Mapa sobre la exposición internacional de España» en el que identifica como «de alto riesgo» a siete países entre los que se encuentran Argentina y Venezuela (junto a Iraq, Guinea Ecuatorial, Irán, Camerún y República Dominicana).
El mapa es el resultado de utilizar ese tipo de indicadores que manejan los bancos centrales, el Banco Mundial y otros organismos privados para clasificar a los países y que, la verdad sea dicha, no suele serles de gran utilidad a la hora de analizar la naturaleza de los problemas económicos.
No hay más que leer a toro pasado los análisis de todos esos organismos para comprobar que lo que hacen habitualmente es equivocarse en sus predicciones. Sus equipos de economistas presumen de ser los grandes genios del análisis económico pero lo cierto y verdad es que no aciertan nunca, ni a la hora de anticipar los problemas ni de adelantar las soluciones.
Es normal que les pase eso porque, como también resulta muy evidente, no basan sus análisis y propuestas políticas en teorías contrastadas empíricamente ni en principios que puedan catalogarse como científicos, sino en puros prejuicios ideológicos.
Basta con repasar algunos de los grandes postulados que vienen defendiendo en las últimas décadas (estabilidad presupuestaria, plena libertad de movimientos de capital, librecambismo, privilegio de las políticas antiinflacionistas…) para comprobar fácilmente que ninguno de ellos tiene soporte científico suficientemente contrastado.
Los economistas que dominan esos organismos conforman auténticos cónclaves de ideólogos fundamentalistas que en realidad son verdaderos maestros del error, profetas con nula capacidad de anticipación y, lo que quizá sea peor, contradictorios con lo que ellos mismos predican cuando permiten, por ejemplo, que los poderosos sean proteccionistas, que se pasen por la entrepierna las leyes de la competencia o que respeten la libertad de mercado, que es lo que realmente sucede en el mundo. O, como acabamos de ver, cuando los alemanes ahora legislan para evitar que el capital extranjero domine sus empresas, algo que niegan a otras economías.
Una prueba palpable de esto que afirmo la tenemos en la última crisis financiera y económica. Es un hecho fuera de toda duda que se hubiera podido evitar si los bancos centrales no hubieran dejado hacer a los grandes inversores y bancos privados, si los hubieran obligado a ser transparentes, y hubieran impedido que hicieran trampas; si hubieran evitado la corrupción financiera, si no hubieran aprobado los productos financieros que tenían la trampa dentro…
Pero la verdad es que aunque tengan una historia tan evidente de incapacidad predictiva y de ideologización tan evidente, es igualmente cierto que cuentan con un gran poder mediático y que, digan lo que digan, sus afirmaciones calan hondo en la opinión pública. Y por eso hacen tanto daño, como sucede ahora cuando el Banco de España vuelve a pontificar afirmando que Argentina o Venezuela suponen un riesgo para la economía española.
Con independencia de que ese tipo de conclusiones son claramente dependientes de las hipótesis de partida que se tomen y que éstas se adoptan para llegar a unas u otras conclusiones, lo que me parece más relevante es que el Banco de España tenga una percepción tan parcial del riesgo económico.
¿Cómo es que el Banco de España habla ahora de riesgo y no cuando empresas y bancos españoles literalmente arruinaron y saquearon a tantas economías latinoamericanas?
¿Acaso no llevaba y lleva consigo mucho más riesgo el comportamiento neocolonial de los BBVA, Santander, Telefónica, Repsol… que ha destruido recursos autóctonos, medio ambiente, poder adquisitivo…?
¿Por qué los sesudos economistas del Banco de España no hablan de estos comportamientos, por qué no leen y publica el Banco los análisis que desvelan los abusos de estas empresas y bancos? ¿No tendrían entonces otro concepto del riesgo y de quién lo está generando a quién?
¿Por qué son siempre tan parciales los análisis del Banco de España? ¿Por qué se equivoca siempre pero siempre a favor de los mismos?
Y sobre todo, ¿con qué credibilidad habla ahora de riesgo para la economía española el Banco de España?
Es realmente increíble que el Banco de España hable del hipotético riesgo que otros pueden provocar justo ahora, cuando toda la prensa internacional se hace eco de las dificultades de los bancos y cajas de ahorros españolas que el Banco de España trata de ocultar por todos los medios.
¿Cómo se habla del riesgo que aparentemente pueden provocar esos países y no del que efectivamente suponen nuestros propios bancos, a quienes The Wall Street Journal pronostica el pasado día 13 de agosto un «escenario de pesadilla»?
¿Y por qué no se habla del riesgo que puede haber supuesto para España que nuestro banco central haya vendido una gran parte de nuestras reservas de oro, perdiendo, por cierto, miles de millones de dólares en la operación al haberla hecho cuando subía muchísimo el precio del oro?
¿Por qué se empeña el Banco de España en que miremos a otro lado? ¿A quien quiere engañar y por qué?
El verdadero riesgo de nuestra economía es que aquí se ha implantado un modelo de crecimiento basado en la acumulación de capitales y beneficios sin límite, que aquí se ha permitido que se gane dinero de cualquier forma, que los bancos arriesguen sus depósitos y que financiaran lo que era más rentable a corto plazo sin medir los problemas que iban creando, el peligro de insolvencia, la insostenibilidad del crecimiento. Y, sobre todo, el riesgo grande para las personas proviene del inmoral aumento de las desigualdades, de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, de haber puesto en manos extranjeras el capital, la riqueza y nuestra capacidad de decisión.
Ese es el riesgo que tendría que subrayar el Banco de España y no el que puedan suponer Argentina o Venezuela que se limitan a tratar de salir como pueden de la ruina que les ha supuesto la aplicación de las políticas neoliberales.
Pero claro, eso no puede reconocerlo el Banco de España por la sencilla razón de que ha sido co-responsable de la implantación de ese peligrosísimo modelo económico y porque a quien defiende el Banco es a las grandes empresas y bancos para quienes están diseñadas esas políticas liberales.
Como pasa tantas veces, el Banco de España ve la paja en el ojo ajeno y se hace el tonto con la descomunal viga que tiene en el propio.
Post Data.
Es posible que algunos lectores estimen que exagero cuando afirmo que el Banco de España está al servicio de las grandes empresas y bancos. En ese caso, les sugiero que reflexionen sobre el hecho de que el anterior gobernador haya terminado en el Consejo de Administración del Banco de Santander y el subgobernador como Presidente de la Asociación Española de Banca Privada (AEB). ¿Pura casualidad?
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