Hoy he dado una conferencia en Málaga sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la he comenzado con unos versos del último libro de poemas de Jorge Riechmann titulado El común de los mortales. Creo que deberían servirnos como declaración de intenciones, como aviso a nosotros mismos en nuestra condición de navegantes de la vida. Los transcribo aquí:
Inútil amor
el que no engendra amor
Inútil saber
el que no pone coto a la destrucción
Inútiles días
los de quien solo se lamenta y no actúa
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