El Ministerio español de Economía sigue negándose a aplicar la posibilidad de que los ayuntamientos aumenten el impuesto sobre Bienes Inmuebles sobre las viviendas que se encuentren vacías.
Actualmente hayen España más de 2,143 millones de viviendas desocupadas, mientras que son también millones las personas que no pueden disfrutar de vivienda debido a su alto precio.
Un Observatorio creado por el Ministerio de Medio Ambiente acaba de publicar un informe que señala que considera que el parque de viviendas en España (unos 23 millones) se encuentra «crecientemente infrautilizado» debido «al peso de la vivienda secundaria y al alto nivel de viviendas vacías».
La ley aprobada por el anterior gobierno del derechista Partido Popular establece la posibilidad de que los ayuntamientos aumenten el impuesto sobre esas viviendas vacías incluso hasta un 50%. Sin embargo, los liberales que gobiernan la economía se niegan a elaborar el reglamento que podría permitirlo (que tampoco hizo el PP) con la estúpida razón de que es muy difícil definir lo que es una vivienda vacía.
Lo que ha ocurrido en España con la vivienda es un fenómeno singular. El año pasado se construyeron aquí 800.000 viviendas, más que en Alemania, Francia y Gran Bretaña juntas, pero el precio subió el 12,8% y casi el 150% en los últimos siete años.
Esos precios tan elevados están dando lugar a que millones de personas, sobre todo jóvenes, no puedan disfrutar de vivienda propia y a que se esté produciendo un endeudamiento insostenible de las familias, mientras que los más adinerados están ganando cirfras astronómicas y acumulando patrimonios inmobiliarios sin límite.
La causa de todo ello es que el mercado de la vivienda ha dejado de estar orientado a proporcionar residencia a los ciudadanos para convertirse en un mercado dedicado a la inversión especulativa debido a la mala política de las administraciones públicas. La mayoría de éstas han supeditado los intereses generales a la obtención de plusvalías mediante la venta de terrenos, dedicando masivamente el suelo a la construcción de viviendas sin hacer la necesaria reserva de suelo para viviendas sociales de precio limitado.
Un sencillo ejemplo de todo esto: vivo en un piso de alquiler en un edificio de reciente construcción en donde hay 28 viviendas. De ella, sólo están ocupadas no más de cinco. El resto constituyen la inversión de propietarios adinerados que viven en otros sitios.
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