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7 comentarios
El Sr. Christian Felber lanza toda una serie de ideas muy interesantes, que dejan abierto el debate sobre el método para conseguir su realización.
Me ha llamado la atención, por ejemplo, cuando respecto al clásico problema de la distribución económica, él presenta una solución democrática proponiendo la realización de “encuestas” que cuantifiquen la adhesión-rechazo que produce en la Sociedad la desigualdad entre el Salario mínimo y el máximo, a igualdad de horas trabajadas.
La vieja cuestión que tuvo que plantearse el Socialismo al tomar las riendas de la Economía en 1.917, y acerca de la cual surgieron respuestas tan espartanas como aquél criterio de Lénin de que el máximo oscilara entre 2 ó 3 veces el importe del mínimo. Me ha hecho gracia observar cómo el público presente en la sala ha considerado ideal (menos rechazable) que el máximo fuera de diez veces el mínimo, demostrando así su perspicaz cautela ante el problema que surge cuando se trata de dilucidar la productividad social de la hora de un trabajador. Es decir, aquello que Marx consideró cuando se refería a “trabajo simple” y “trabajo complejo”, y que nos conduce inexorablemente a su Teoría del Valor-Trabajo, que tantos sarpullidos provoca entre los economistas modernos.
Y es que cuando se tira del hilo de una charla interesante, hablando de las grandes aspiraciones de la Humanidad, se termina descubriendo que es muy difícil inventar nada nuevo en esencia. Lo que no obsta para que continuemos investigando con honradez científica.
Hace unas semanas conocí este modelo y me ha entusiasmado, porque ataca a la raíz de los problemas… modifica el «ADN» de nuestra sociedad.
Lo he comentado con conocidos que defienden la «Libertad» (O el concepto pervertido que tienen de ella) y rechazan la idea porque es necesario que intervenga el estado, que se fije salario máximo… Y claro, esto va en contra de la «Libertad» porque pone arena en los engranajes del motor de su modelo económico, el egoísmo.
El modelo del Bien Común busca fomentar la cooperación antes que la competitividad, la generosidad antes que el egoísmo.
Apoyar iniciativas como estas viendo el estado del mundo en el que vivimos es de sentido común. Pero los dogmas económicos nublan la vista…
Claro que creo en los valores dominantes que alimentan la lógica de la explotación capitalista y claro que los otros valores de la economia del bien común , y de la idea que se vaya extendiendo como una balsa de aceite y dedicarnos a fomentar estas empresas , creo que no es la rdespuesta para la agonia de este sistema , la gente está en las empresas que está , o en el paro o en el subempleo y los propieatarios de los medios de producción van a seguir estando y si no pensamos en la lucha por el cambio de dueños de los medios de producción , no podremos planificar democráticamente y pensando en el bien comun , la economía es internacional , creo , que estas ideas , no van a conseguir los cambios necesarios.
Trata de diluir las conquistas sociales y laborales , desmontando la lucha por los salarios y otros derechos a una especie de democracia común con ongs , empresarios buenos , lo siento el bienestar conseguido hasta ahora no ha venido por este camino , yo no voy a dejar de luchar porque losw trabajadores sigan organizados , me parece lo siento , sumamente reaccionario
Brutal!!!!!!!!!
Puesto que mi último comentario no aparece, hago esta prueba.
Todavía sigo esperando que se publique el comentario que hice sobre el “evangélico” Modelo Económico del Bien Común.