Ultimamente es muy habitual que los políticos e incluso los economistas digan que la sanidad o las pensiones o la educación, «tienen déficit». Pero hay que tener cuidado porque esa expresión confunde a la gente.
A la educación, a la sanidad, a las pensiones, etc. se les dedica cada año una determinada cantidad de recursos en los presupuestos. Y no se puede gastar más de lo que se presupuesta. Si se necesita más y hay recursos de otras partidas del presupuesto, se les podrán añadir. Puede ser, eso sí, que la cantidad presupuestada sea suficiente o insuficiente, pero no puede tener déficit.
¿Por qué usan entonces ese término?
Muy fácil: si los ciudadanos oyen que hay déficit en estos servicios enseguida deducen que hay que recortar el gasto. Pero si oyeran que hay insuficiente presupuesto para financiarlos pensarían que hay que aumentarlo.
¿Está claro cómo nos lían? ¡Ojo con las palabras!
SUSCRIBETE Y RECIBE AUTOMATICAMENTE TODAS LAS ENTRADAS DE LA WEB