Publicado en Público.es el 14 de mayo de 2014
Aunque en los medios occidentales apenas se está dando noticia de ello, en Rusia se está discutiendo en las última semanas la adopción de una serie de medidas económicas que supondrían un cambio de orientación muy significativo y una respuesta contundente a las sanciones y amenazas que recibe por su papel en el conflicto en Ucrania y Crimea.
El plan se basa en una serie de propuestas formuladas hace algo más de un mes por Sergei Glazyev, académico y asesor del presidente Putin, y que tienen como principal objetivo que la economía rusa abandone todo lo que tenga que ver con el área de influencia del dólar.
Entre las medidas que habría propuesto Glazyev y que parece que el gobierno está tratando de poner en marcha hay algunas que pueden suponer un golpe muy importante para el dólar si se tiene en cuenta que Rusia es actualmente el mayor exportador de gas natural del mundo y el segundo de petróleo. Y otras que, de ser eficaces, podrían proporcionar un impulso muy potente a su economía.
Entre las primeras están la de transferir los activos rusos y las cuentas en dólares ahora domiciliadas en países de la OTAN a bancos de países considerados “neutrales”; establecer controles a los movimientos de capital; liquidar los bonos de países de la OTAN en propiedad de Rusia; limitar las operaciones que los bancos rusos puedan realizar en monedas extranjeras y, sobre todo, las que no estén relacionadas con operaciones comerciales, para evitar las transacciones especulativas; reducir rápidamente las reservas rusas mantenidas en monedas de países considerados hostiles o que apoyan las sanciones contra Rusia; llevar a Rusia la jurisdicción relativa a compañías estratégicas que actualmente están en paraísos fiscales; o cambiar a monedas nacionales las cuentas existentes en la Unión Aduanera Euroasiática (Bielorrusia, Kazajistán y Rusia) o en el ámbito de otros acuerdos comerciales.
Estas medidas de des-dolarización tendrían un efecto cierto de debilitamiento del dólar. Sobre todo, si se tiene en cuenta que desde hace tiempo y de forma sigilosa China también está dando pasos para ir desvinculándose estratégicamente de la divisa estadounidense. Y aunque el poderío militar y económico de Estados Unidos –o sus enormes reservas de oro, casi cuatro veces mayores que las oficiales de China y Rusia juntas- le permiten mantener una ventaja demasiado grande sobre cualquier otra potencia económica, las vías de agua –como las que pueda producir este plan ruso si se pone en marcha- que se le van abriendo al dólar anticipan un horizonte novedosos y no exento de conflictos.
Por eso, quizá sea incluso más interesante la medida que también prevé el plan de Sergei Glazyev orientada a que el banco central realice una millonaria emisión monetaria en la línea de las que se han llevado a cabo en China, Japón y, en menor medida, en Estados Unidos.
Convencidos de que la creación de liquidez no tiene por qué provocar inflación desmesurada si no se dedica a la especulación sino a facilitar y financiar la producción de bienes y servicios, el plan prevé conseguir una aceleración de la economía rusa que podría ser decisiva y muy relevante a nivel mundial, justo cuando las salidas de capital, la crisis ucrania y los efectos de la crisis general la han debilitado notablemente.
En los meses próximos se podrá comprobar si avanzar por un camino diferente al que las corrientes neoliberales han impuesto en los últimos años permite que Rusia juegue un papel diferente en el mundo y que se reactive con éxito su economía, para lo cual será en todo caso necesario que se produzcan avances tanto o más notables en materia de democracia interna y de ejercicio de los derechos humanos. El tiempo dirá lo que todo esto da de sí, pero habrá que estar atentos.
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