Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López
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La guerra comercial es una trampa de Donald Trump

Versión ampliada del artículo publicado en trtespanol.com el 5 de mayo de 2025

Los economistas de todo el mundo, los políticos e incluso la gente normal que analiza lo que está ocurriendo en Estados Unidos, desde que Donald Trump asumió como presidente para su segundo mandato, están doblemente divididos.

Por un lado, discuten si lo que está haciendo el mandatario es una locura sin fundamento o si, por el contrario, responde a alguna estrategia inteligente o profunda. Por otro, se preguntan si la guerra arancelaria que ha desatado Trump puede realmente conseguir reindustrializar la economía estadounidense, o si es una mera excusa para lograr otro objetivo.

La primera cuestión la he abordado en mis artículos anteriores El peligro de las medidas económicas de Trump del que pocos hablan y “¿Y si lo de Trump no es una simple locura personal?”. En este me propongo reflexionar sobre la segunda opción: ¿acaso oculta Trump, detrás de las bravuconerías mediáticas, un plan maestro para devolver a EE.UU. la industrialización perdida?

Desindustrialización profunda

Es cierto que la economía de Estados Unidos ha sufrido una enorme desindustrialización en las últimas décadas. Algunos pocos datos lo demuestran claramente.

– El empleo en el sector manufacturero pasó de 19,5 millones de personas en 1979 a 12,6 millones en 2024.

 El peso del sector en el PIB ha caído del 20,3% al 11% del PIB en el mismo periodo.

 Las plantas con más de 5.000 empleados pasaron de ser 192 en 1977 a solo 49 en 2007. Mientras, los establecimientos manufactureros con más de 500 personas disminuyeron de 4535 en 2000 a 3316 en 2022. Y, en total, se han perdido más de 91.000 plantas desde 1997.

La estrategia apuntada por Trump es elevar los aranceles para que las empresas que en su día se relocalizaron fuera de Estados Unidos regresen, y también para generar tejido industrial adicional en la economía estadounidense. Así lo afirma explícitamente, e incluso se hace gala de ello, la página web de la Casa Blanca: «Desde que el presidente Donald J. Trump asumió el cargo, su compromiso inquebrantable con la revitalización de la industria estadounidense ha incentivado billones de dólares en inversiones en la manufactura, la producción y la innovación en Estados Unidos, y la lista sigue creciendo».

Sin embargo, los datos que allí se presentan para respaldar esa afirmación son anuncios de nuevas inversiones, mientras que el éxito que se asegura va a lograrse contrasta con lo alcanzado por el mismo Trump en su primer mandato, de 2017 a 2021. Según cifras oficiales de la Oficina de Estadísticas Laborales, las ganancias de empleo industrial no representaron una mejora con respecto a años anteriores de esa década y tampoco permitieron recuperar el empleo perdido en la década anterior.

Una desindustrialización deseada

Cuando se habla de reindustrialización, y de la posibilidad de llevarla a cabo en Estados Unidos (o en realidad, en cualquier otro país), hay que tener en cuenta algo clave. Las empresas industriales se localizaron en otros países buscando el máximo beneficio: regímenes de bajos salarios, escasa regulación y apenas derechos laborales. Nadie las forzó. La globalización les servía para ese propósito y las grandes empresas industriales de Estados Unidos la impulsaron para obtener las ganancias más elevadas de la historia.

Por esa misma razón no van a volver por patriotismo a su país de origen. Lo harán sólo si allí encuentran mejores condiciones tanto a nivel nacional como de acceso a los mercados globales para obtener la mayor rentabilidad posible. Y el problema que tiene Estados Unidos para reindustrializar su economía es que recobrar esas condiciones es muy difícil, por no decir que imposible, al menos a corto y medio plazo.

Una reindustrizalización que precisa salarios y gasto público que no se está dispuesto a soportar

Es cierto que algunas grandes empresas estadounidenses, están prometiendo ahora grandes inversiones en su país. Apple, por ejemplo, ha anunciado que invertirá 500.000 millones de dólares y, según el presidente Trump, TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) gastará 100.000 millones en Estados Unidos (otros anuncios de inversión confirmados son de bastante menor envergadura).

Son cifras importantes e inversiones significativas, sin duda, pero no dejan de ser simbólicas. Reindustrializar una economía como la de Estados Unidos requiere un volumen de inversiones muchísimo mayor del que se está anunciando a cuenta gotas, y seguramente por la presión que la presidencia puede estar generando sobre sus directivos.

Sólo para infraestructuras civiles, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles estima que se necesita una inversión de 7,4 billones de dólares hasta 2033, y, según un informe de la consultora  EY,  4,1 billones hasta 2050 para tecnología e infraestructura energética.

Aunque hay más, pues lo que se requiere no sólo son muchos billones de dólares en inversiones diversificadas y bastante tiempo por delante.

Los analistas Andrew Grantham y Avery Shenfeld han calculado que, para obtener una producción industrial que equilibre la balanza comercial de Estados Unidos, se necesitaría disponer de 3,5 millones de empleos adicionales. Teniendo en cuenta que el mercado laboral del país ya está saturado, lograr ese incremento en la oferta de empleos necesitaría aumentar el flujo inmigratorio y, además y al mismo tiempo, elevar sustancialmente los salarios, lo cual lógicamente reduciría los márgenes con los que ya se han acostumbrado a operar las grandes empresas industriales.

Y, en cualquier caso, ni siquiera ahí acabarían las dificultades. Para reindustrializar una economía del siglo XXI que desee ser competitiva se necesita mano de obra muy cualificada que Estados Unidos ha perdido.

El CEO de Apple, Tim Cook, lo señaló en un acto público: «En Estados Unidos, podrías tener una reunión con los ingenieros de herramientas, y no estoy seguro de que pudiéramos llenar esta sala. En China, sin embargo, podrías llenar varios campos de fútbol».

El caso del famoso iPhone es paradigmático, precisamente, porque no sólo con Trump sino desde Obama suele ponerse como ejemplo de lo que se desea que Estados Unidos vuelva a fabricar.

Con los salarios actuales, se calcula que el costo laboral de ensamblar y probar ese teléfono móvil en Estados Unidos sería de 200 dólares por unidad, frente a los 40 dólares en China. La inversión de medio billón de dólares de Apple parece gigantesca, pero su efecto real puede comprobarse si se tiene en cuenta que se necesitaría una inversión de 30.000 millones de dólares en tres años para trasladar sólo el 10% de su cadena de suministro a Estados Unidos.

Tal y como se ha dicho, se puede conseguir que el iPhonese fabrique en Nueva Jersey, Texas u otro estado, siempre que los consumidores estadounidenses estén dispuestos a pagarlo a 3.500 dólares.

Para financiar las inmensas inversiones públicas que se necesitan habría que aumentar la recaudación fiscal y lo que se ha propuesto Trump con la gran reforma fiscal que ya se discute en el Congreso es justamente lo contrario, reducirla para bajar los impuestos a los más ricos y a las grandes corporaciones. Y subir salarios no es tampoco lo que está en la estrategia de las grandes empresas industriales. Al revés, están tratando de relocalizarse en economías con costes laborales aún más bajos.

En resumen, las dificultades para que la economía de Estados Unidos se reindustrialice son tan extraordinarias a corto y medio plazo que parecen realmente inalcanzables.

El gato encerrado

Otra cosa es, sin embargo, que se logre volver a localizar allí a empresas de suministro estratégico, en enclaves precisos. Pero ese objetivo más singularizado es mucho más fácil de conseguir por la vía de ayudas y subvenciones, que ya inició Biden, que por aranceles. Y mucho menos cuando estos pueden ocasionar un deterioro generalizado de la economía si se plantean con carácter generalizado y como una auténtica guerra comercial contra todas las naciones del globo, prácticamente sin excepción.

Si esto es así, cabe pensar que la estrategia de guerra comercial emprendida por Trump no busca realmente ser efectiva como instrumento de política de reindustrialización. Siempre se ha dicho que, para hacer una tortilla, hay que romper primero los huevos, pero lo que haría Trump si mantuviese su estrategia arancelaria de forma permanente sería destrozar la vajilla y toda la cocina. No creo, pues, que la estrategia de fondo sea la que se está anunciando.

Estados Unidos perdió hace décadas la batalla de la industria manufacturera, y la perdió porque el poder económico que gobierna y decide las estrategias apostó por un modelo de economía centrado en las finanzas y el capital tecnológico, unidos ambos a la industria militar, a cambio de importar bienes baratos que paga con los dólares que demanda media humanidad. Y su problema actual no es que desee cambiar de estrategia, sino que está obligado a modificar la fuente con que la financia.

La guerra arancelaria que ha desatado Trump es una excusa, un señuelo que le sirve para ganar posiciones y lograr otros objetivos. O, más claramente hablando, una trampa. El presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump, Stephen Miran, explicó hace meses lo que, en realidad, se persigue: enseñar el palo de los aranceles para ofrecer luego la zanahoria y lograr apoyo al plan estadounidense de reforzamiento del dólar como moneda de referencia y el paraguas de la protección militar.

Lo que de verdad busca Estados Unidos es romper el régimen del comercio internacional basado en reglas y negociación multilateral porque está dejando de ser la potencia económica indiscutible de antaño; crear otras condiciones para poder mantener al dólar como moneda de referencia; y garantizar el poderío militar imperial que necesitan sus grandes empresas como apoyo y cobertura en los mercados y como negocio. A cambio, eso sí, está perdiendo una buena parte del llamado «poder blando» que tan útil le ha sido durante décadas. A tenor de cómo bastantes países han empezando a negociar y las cláusulas que aceptan, podría decirse que Trump no ha cometido ninguna locura. Contemplando la respuesta mesurada y sensata de China y la reacción de los mercados financieros ante la incertidumbre y el temor a enfrentarse a los problemas pendientes con su improvisación y arbitrariedad, se explica que el presidente de Estados Unidos haya tenido que pisar el freno y poner la marcha atrás. Se aventuran tiempos de dificultades, complicaciones y conflictos para todos.

En conclusión: es un error mirar tan sólo el dedo de los aranceles de Trump y no a dónde apunta: la reconfiguración del  comercio y el sistema monetario internacionales y del espacio geoestratégico global. Hay que seguir analizando.

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15 comentarios

Manuel 21 de mayo de 2025 at 12:00

Pues la impresión que tengo es que ese señor es un arrogante insensato soberbio y no sé si loco engreído, tramposo, embustero, nada de fiar, y los americanos que lo han elegido tan insensatos como el, los grandes desastres de la historia de la humanidad han venido a causa de personajes como, Hitler, Franco, Videla, M. Rajoy ahora Trump y Milei, es curiosa la forma en que las sociedades acaban en manos tan, poco humanas, que desprecian las vidas con esa insensibilidad dando evidentes muestras de desequilibrio mental, claro que solo son los que ponen la jeta, los que mueven los hilos nunca salen en las noticias.

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Antonio Moll 21 de mayo de 2025 at 16:26

Son argumentos realmente complicados . La impresión generalizada es que Trump situa los aranceles para reindustrializar USA, «Make America great again «.

Pero con la información que muestra su articulo eso no parece posible a corto o medio plazo .

Entonces lo que convendria es mantener las importaciones baratas y pagarlas en dolares que puede producir de la nada . sin coste y aumentar su complejo industrial bélico contra el que creo recordar fue el presidente Eisanhauer quien lanzó un aviso y recomendó precaución . .

Parece verdad que los Estados Unidos tienen un deficit importante y cronico en su balanza comercial .Pero luego tenemos el apartado de servicios que entiendo le es favorable (tengo que preguntar este punto )y la corriente de capital financiero que se situa alli buscando seguridad.

Yo no alcanzo a ver como puede mantener esa posición que depende de la confianza internacional en el dolar .

Si hay un deficit cronico en la balanza comercial pero se supera con un superavit equivalente en la balanza de servicios no parece que pueda pasar nada y no se ve a donde quiere ir Trump . Pero un deficit importante y contiuado en su balanza de bienes y servicios acabara afectando en la confianza en el dolar y hacer la situación insostenible . Y entonces la reindustrialización seria una de las vias y habria que ir tomando medidas a largo plazo .

Es lo que puedo pensar .

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Juan Torres López 21 de mayo de 2025 at 16:34

Esas mismas dudas tengo yo. Saludos

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Leonardo Miño 21 de mayo de 2025 at 16:46

Este es el tipo de análisis que necesitan hacer los países, especialmente Europa, y mucho mejor si cada afirmación viene acompañada de cifras. Está claro que EEUU no volverá a ser una potencia industrial, y que busca engatusar al mundo con medidas marginales al funcionamiento estructural de la economía para seguir teniendo influencia, aunque su población esté obligada a comprar bienes de baja calidad pero a precios asequibles a sus salarios. O sea que la estructura del sistema económico seguirá igual pero maquillada con un dólar aparentemente fuerte y con la amenaza de guerra contra todos, claro, si el payaso bravucón no va a ir a la guerra, sino los jóvenes, negros en su mayoría, y la industria bélica va a hacer fortuna, pues, venga, vamos a matar. Hay una parte que no entiendo: si Apple ofrece poner 500.000 millones de dólares y se requiere 30.000 millones en tres años, ¿cuál es el problema?
Saludos cordiales, Profesor.

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Wenceslao 21 de mayo de 2025 at 17:52

Buenas tardes. Lo que era y es un trampa es la agenda 2030. Lo que era y es un trampa es la ideología Woke…

Roger & Me, de Michael Moore, pueden decir que es pesimo el metraje, pero hay verdades irrefutables que se muestrn , ahí se puede ver como su padre le decía, ves toda esta extensión en ruinas, eran fabricas y trabajábamos mas 5000 personas, ahora la empresa las fabrica en Asia. Tiene muy fácil explicación, yo «champion» fabrico la pieza en china por 1,5 dólares incluido ponerla en la tienda de USA, y la vendo por 10$ cuando antes la fabricaba en usa y tenia un coste de 5$, ya debes saber quien gana y quien pierde.
Por cierto, Moore afirma que en la década de 1950, la tasa impositiva máxima era del 90% (en su opinión, esta tasa impositiva permitió a los EE. UU. construir presas, puentes, escuelas y hospitales), la mayoría de las familias solo tenían un padre que trabajaba, las familias sindicalizadas tenían atención médica gratuita, la matrícula universitaria era gratuita, la mayoría de las personas tenían pocas deudas personales y las pensiones estaban garantizadas.
Bueno espero que esto ayude a comprender por que en España y en la Union Europea se está destruyendo la educación publica, la sanidad publica y las pensiones la ciudadanía aún crea en el PPsoe.
Y seguir creyendo que hemos dado con el «dorado» al llenar nuestras calle de coches de «baterías», moles de 1,8 tns de Tara( La tara es el peso del envase, contenedor o vehículo vacío, es decir, sin la carga que transporta), y que vais ha hacer con millones de ellas tras el fin de su vida útil de 6 años, es mas imaginar el tamaño de la batería de un trailer para mover contenedores de 40 pies. Que gran avance en la movilidad es la batería. No hay duda, es mas todo será un jardín cuando con baterías de 20 kilos te venda que es capaz de mover 40 tns subiendo un rampa del 10%. Se agradecen explicaciones físicas que lo refuten o lo reafirmen.
Buena tarde.

Responder
Alfonso Casas Moreno 21 de mayo de 2025 at 19:46

Los EE.UU. están acabados. estamos en el principio del fin, el dólar como cambio de divisas está listo.
Si realmente Europa, quiere avanzar, debe de dejar el lastre de los americanos.

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Juan Torres López 21 de mayo de 2025 at 23:50

Me temo que todavía le quedan balas

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José Luis Pineda Acosta 21 de mayo de 2025 at 20:18

Buena parte del sufrimiento que, día a día. minuto a minuto, aflige a millones de personas, podría acabarse de inmediato.No hay excusas. Es moralmente inaceptable tanta indolencia,tanto conformismo.El mundo actual es espectacularmente rico, pero está penosamente empobrecido. Bien armado para esquilmar y aniquilar a países enteros sus sus recursos, carente de humanidad.
Si por un momento pensásemos en las personas como seres de carne y huesos,finitos,vulnerables,fragiles, pero
al mismo tiempo valorando la vida para poder disfrutarla plenamente,no hubieramos soportado en directo el criminal y repugnante genocidio de Palestina y tantas otras etnias.
La económia en manos de canallas no podemos llamarla económia,suy nombre apropiado sería:
ESTRANGULAMIENTO DE LA VIDA PARA QUE LA RIQUEZAS QUEDEN EN MANOS DE MAFIOSOS.

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Juan Torres López 21 de mayo de 2025 at 23:49

El mismo drama de siempre

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Eduardo Villanueva Herrera (Edvillherr) 21 de mayo de 2025 at 21:54

Señor JuanToLop, es un excelente resumen. Yo añadiría , si usted me lo permite, que la estrategia trompeana es un proceso desesperado, que hará que el nadador se ahogue. Se requiere de un proceso de reindustrialización de por lo menos de 30 a 50 años, siempre apuntando con una pistola a las economías aliadas y enemigas e incluso a las intraestadounidenses. Es más fácil que las nuevas medidas draconianas revienten por dentro que por fuera o ambas a la vez. El dólar está en peligro, y nadie quiere hablar de eso, parece que va ocurrir un colapso al estilo de la ex Unión Soviética. Irremediablemente arrastrará a todas las economías ampliamente dependientes y fusionadas como México. Ese ambiente obligará a muchas economías a disminuir su riesgo vinculándose a China (no necesariamente a los BRICS). Por otro lado existe la remota posibilidad, de que en China suceda una reforma política más democratizadora y de derechos humanos, lo cual representaría casi un tiro al corazón de Norteamérica, ya que sería una forma de absorber las economías, para abandonar al dólar y los mercados del entonces tirano del Tío Sam.
Otra posibilidad es una estrategia a la antigüita: que los EUA obligue por la fuerza militar, conquistando nuevos territorios, esclavizar a sus aliados y vecinos para explotarlos y reducir su déficit, obligándolos a no abandonar el dólar. Al menos eso se le ha escuchado en sus discursos cómicos-delirantes de la Casa Blanca sobre Ucrania, Canadá y Groenlandia. Aún no se ha atrevido de anunciar el adueñarse de México para explotar a su joven, dócil y abundante mano de obra, pero no está muy lejos de imaginarlo. Saludos y un abrazo a todos

Responder
Juan Torres López 21 de mayo de 2025 at 23:49

Tiempos complejos!!
Gracias por el comentario

Responder
Carlos Herranz Martin 22 de mayo de 2025 at 08:27

La guerra comercial es la trampa del capitalismo, cada vez mas salvaje.
Este planeta que habitamos, yo diría, en el que resistimos, solo será factible con una economía socializada.
El resto, son zarandajas, de el menos del 1% de la población, que acumula la propiedad del 90% del planeta.

Responder
José Luis 1º 22 de mayo de 2025 at 12:47

Gracias por su trabajo de documentación. ¡Impagable!
Parto de entender que lo de MAGA es un propósito sincero de Trump, sobre todo si conlleva hacerse aún más rico. A partir de ahí elucubro que, puesto que la vía de hacer competitiva la economía de Estados Unidos no es posible por mucho tiempo, la que se va a intentar de momento es la de romper definitiva y desacomplejadamente con las reglas de juego que venían operando mal que bien, y ejercer, ya sin tapujos, el chantaje y la extorsión. Para ello un instrumento imprescindible es mantener su hegemonía militar.

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wenceslao 22 de mayo de 2025 at 13:17

EUROPA se ha disparado en sus propios pies, una región que carece de materias primas, que es un neto importador, por orden del sionismo(soros y cia) se puso a la gresca con el vecino que le proveía de todo a precios de saldo y que hacen la corrupta Ursula y demás…??? Seamos francos, eruopa no es un jardín actualmente, todos no lo hemos cargado, pero lo peor es que USA no es ejemplo de nada, es puro negocio y dominio, sin ir mass atrtas y solo desde el año 2000, ha estado en guerra de Afganistán (2001-2021):
Iniciada tras los ataques del 11 de septiembre, con el objetivo de derrocar al régimen talibán que daba refugio a Al-Qaeda.
Guerra de Irak (2003-2011):
Invasión a Irak, justificada por la presencia de armas de destrucción masiva, aunque luego se demostró que no eran verdaderas.
Intervenciones en Libia (2011):
Invasión y derrocamiento de Muammar Gadafi, con el apoyo de la OTAN y otras naciones.
Intervención en Siria (2014-presente):
Involucramiento en la guerra civil siria, con el objetivo de combatir a grupos terroristas como ISIS.
Operación Inherent Resolve (2014-presente):
Combate contra el Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria.

Otros conflictos y operaciones:

Operaciones en Somalia:
Involucramiento en la guerra civil somalí y en la lucha contra los rebeldes de Al-Shabaab.
Operaciones en Yemen:
Involucramiento en la guerra civil yemení, con el apoyo a las fuerzas pro-gobierno.
Operaciones en otros países:
Estados Unidos también ha tenido presencia militar en otros países, como Filipinas, Nigeria y Colombia, aunque no en la forma de una guerra declarada.

Creo que focalizar todo en Trump, que malo es Trump…acaso el padre de Hunter Biden el que manejaba-maquinaba con los oleoductos y gasoductos en Ucrania que el ultimo día de su mandato indulto a su hijo es o era mejor de Trump, durante su presidencia junto al inefable Obama que ostenta el récord de tener durante su mandato a su país durante mas años que ningún otro presidente invadiendo y guerreando por todo el mundo.
Diferenciar como bueno a Biden y malo A Trump, cuando ambos son cautivos del complejo militar industrial de USA, complejo sobre el que advirtió Dwight D. Eisenhower que estaba tomando la riendas del gobierno de USA y que ha día de hoy no hay nadie que lo pueda negar, es no querer decir la verdad e ir por peteneras.

Debemos de acostumbrarnos y aceptar todos que la Comisión Europea a trabajado incesantemente para destruir la poca credibilidad que nos queda, ya nadie en el mundo nos escucha, les hemos demostrado que somos el culmen de la hipocresía y bastan dos ejemplos, la actitud chulesca con Rusia que acabo con esta invadiendo Ucrania y la corresponsabilidad en los actos genocidas que hace Israel y media Europa celebrándolo con Champan…
Si Europa quiere ser algo, como decía Cesar «Europa, además de honrada coherente, debe parecerlo»
Buena tarda

Responder
Fernan Gallego 25 de mayo de 2025 at 08:25

Conecto con la invocación de Wenceslao a la hipocresía y a la falta de honradez y de coherencia para decir que éstas creo que son las causas últimas del ocaso en el que hemos entrado tanto los países «desarrollados» como explotadores netos que somos, como los «subdesarrollados» en tanto que son los explotados.
Cambiar un sistema macroeconómico que es esencialmente perverso, canalla y depredador, pasa por erradicar la hipocresía con la que se permite la producción deslocalizada que no es más que una forma de renegar de los logros sociales y esquivar las regulaciones que consideramos necesarias en nuestros territorios. Así nace la globalización con sus funestas consecuencias a largo plazo: explotación en los países de origen y desempleo en los de destino. Situación que no puede ser más insostenible a largo plazo. Ya estamos sufriendo las consecuencias en forma de «crisis sistémicas», «burbujas», «insolvencias», etc, etc.
Para cambiar este rumbo hay que implantar el principio de la coherencia de aplicar las normas y regulaciones vigentes en los países de destino de los productos independientemente de dónde se fabriquen.
Solo así, y no con aranceles y otros parches similares, se podrá alcanzar el mundo justo y sostenible con el que, en el fondo, todos soñamos.

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