Publicado el 9 de diciembre de 2022
La aprobación de un nuevo paquete de medidas económicas del gobierno de Pedro Sánchez contra la subida de precios es una buena noticia, pues puede reforzar la mejor senda que lleva la economía española respecto a las demás de la Unión Europea en crecimiento, creación de empleo e inflación. Y las propuestas de las que ha hablado su vicepresidenta Yolanda Díaz, orientadas a lograr la mayor equidad posible, van en la orientación correcta.
Cada vez está más clara una doble evidencia. Una, el mal funcionamiento de los mercados y la gran asimetría con que están funcionando como causa de las actuales subidas de precios. Otra, el efecto mucho más dañino que la crisis que estamos viviendo produce sobre los hogares más pobres y las empresas más débiles. Organismos como la OCDE, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Consejo Fiscal Europeo lo han señalado, así como la necesidad de que los gobiernos adopten medidas especialmente dirigidas a proteger a los más vulnerables.
Tal y como ya comenzó a hacer el gobierno de Pedro Sánchez, es imprescindible continuar proporcionando ayudas directas para evitar que se extienda la pobreza y cierren miles de pymes, microempresas o el negocio de trabajadores autónomos.
En esta tarea, se comprobará de nuevo lo difícil que es acertar en el objetivo de proporcionarlas a quien realmente las necesita sin establecer mecanismos tan complicados o burocráticos que las hagan finalmente inaccesibles para demasiadas personas. Al cortísimo plazo en el que hay que actuar no habrá tiempo para experimentos ni será el momento de hacerlos, pero las experiencias anteriores deberían llevarnos a plantear ya para el futuro nuevas formas de intervención en este sentido. Las ayudas pretendidamente orientadas a ser más eficientes si se dirigen a individuos, hogares o empresas concretas están dando resultados muy malos en demasiadas ocasiones e incluso a veces aberrantes, como en los Países Bajos, en donde un error del algoritmo ha producido una verdadera catástrofe para miles de personas empobrecidas que venían percibiendo ayudas sociales. Es ya obligado enfrentarse al pensamiento convencional y ser valientes. No están los tiempos para dejar en la indigencia a los más vulnerables y encima tirar el dinero por conservadurismos burocráticos o prejuicios ideológicos. Esperemos que el gobierno sea capaz de avanzar con éxito y prudencia en este sentido.
En todo caso, también sabemos desde hace tiempo que combatir la carencia por la vía de las ayudas puede paliar los problemas, pero no es ni la mejor vía ni la más económica. Hay que lograr que la generación de ingresos primarios sea por sí misma suficiente pues esa es la única forma de conseguir la estabilidad de los mercados, la innovación y el gasto necesarios para que las empresas salgan adelante y las personas puedan satisfacer dignamente sus necesidades.
Hay que ser consciente de que en estos momentos a nadie le interesa que se produzca una espiral precios-salarios. Pero eso es una cosa y otro permitir que estos últimos disminuyan. Una caída del consumo por esa causa, añadida a la que van a provocar en otros segmentos de los mercados la subida de tipos de interés, hundiría la economía, empezando por el cierre de miles de empresas.
Parece mentira que haya todavía líderes empresariales que sigan confundiendo el todo con la parte y sigan pensando que la deflación salarial generalizada les conviene. No hay duda de que es beneficiosa para las empresas que tienen clientela cautiva (la que no tiene más remedio que comprar sus bienes o servicios básicos como luz, telefonía, alimentos, ropa infantil, hipotecas, etc…). Ese segmento de grandes empresas tiene poder de mercado y obtiene aún más beneficios si bajan los salarios, pero la inmensa mayoría de las empresas pierden ventas y ganancias cuando eso ocurre. El crecimiento de los beneficios empresariales siete veces mayor que el de los salarios que se viene produciendo en nuestro país, como acaba de mostrar el Banco de España, constituye un auténtico agujero negro en donde las primeras en desaparecer serán miles de pequeñas, medianas y microempresas y trabajadores autónomos. Es una auténtica desgracia para nuestra economía que sus dirigentes no lo entiendan.
Por eso resulta imprescindible llegar a pactos de rentas orientados a incrementar la productividad, lograr un reparto más equilibrado de sus ganancias y que la fiscalidad incentive la creación de actividad y penalice al capital improductivo.
Las tareas para el gobierno no pueden acabar aquí. Cada vez son más las investigaciones que ponen de relieve que la subida de los precios que se está produciendo tiene mucho que ver con comportamientos oportunistas de las empresas que controlan la producción y distribución en los mercados. Así lo han denunciado las autoridades francesas, alemanas o austriacas recientemente, mientras que España va muy por detrás en materia de defensa efectiva de la competencia.
Incluso una economista que forma parte del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, Isabel Schnabel, señaló hace unos meses que un componente clave de la inflación actual son las ganancias de las empresas porque una parte de ellas tienen poder para fijar los precios y han repercutido sobre ellos sus costes (no salariales) más elevados: «Para decirlo de manera más provocativa, muchas empresas de la zona del euro, aunque no todas, se han beneficiado del reciente aumento de la inflación», dice esta economista (aquí).
La creciente asimetría de poder que permite que ocurra esto no se da solo entre las ganancias de esas grandes empresas que pueden fijar precios para beneficiarse de la inflación y los salarios, sino entre ellas y las docenas de miles de empresas que no lo tienen y a las que están situando al borde del precipicio.
Hacer frente a esa situación es fundamental y el gobierno español no debería tener miedo de afrontarla. No se trata, como dicen los burócratas de la patronal que defienden a ese segmento de empresas con poder de mercado, de querer atacar a las empresas sino justamente de todo lo contrario, de defenderlas de las depredadoras. La directora de la Autoridad Federal de Competencia de Austria, Natalie Harsdorf-Borsch, presentó el pasado mes de octubre un catálogo de equidad para empresas y anunció el inicio de una investigación en el sector alimentario de aquel país para tratar de determinar, entre otras cosas, a qué parte de la cadena de valor se destinó la mayoría de los aumentos de precios de los alimentos durante este año. Al hacerlo señaló: «La equidad en el mercado es un parámetro importante para garantizar mercados sostenibles en los que operan tanto pequeñas como grandes empresas».
No se trata, pues, de forzar a los mercados que funcionan bien para que proporcionen soluciones de reparto que nos parezcan satisfactorias. Es que hay mercados energéticos, bancarios y de la alimentación y otros productos de primera necesidad que están funcionando mal, muy injustamente, rompiendo las reglas de la competencia y permitiendo que unas pocas empresas fijen precios a su antojo, generando externalidades muy costosas para millones de empresas y consumidores y obligando a que los gobiernos tengan que realizar gastos extraordinarios, además de dejar en situación de extrema vulnerabilidad a una gran parte de la población. Los gobiernos tienen la obligación de intervenir, bien sean controlando esos abusos o generando canales alternativos que sorteen los mecanismos viciados en algunos mercados. Frente a la inequidad que eleva los precios y deteriora la economía, invertir en justicia es urgente, necesario, eficiente y rentable.
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4 comentarios
Gracias por tu claridad expositiva, tus lecciones de economía me ayudan a entender y explicarme la situación actual. Un abrazo
Gracias a este escrito entiendo algo más la economía. Pero lo que entiendo aún menos es la política. ¿ Puede aclararnos lo que pasa en Perú. Gracias
Saludos.
Sobre Perú:
Parece ser que el año 2023 se van a renovar muchos contratos ley de concesiones mineras, petroleras y eléctricas del país (después de 50 años de concesiones).
Hay 37 proyectos ley en el congreso de la república de Perú que hablan de darles 40 años más de lotes petroleros en el norte del país a «ciertas empresas». El litio es uno de los proyectos.
Conclusión: el presidente Castillo molestaba (o se iba por la vacancia o por la suspensión), había que quitarlo durante el año 2023, año que serían aprobados todos los proyectos ley.
Alguien como vd. favorecido por el dinero público, primero para sus estudios y luego para su empleo, tiene perfecto derecho a criticar que los que crean y mueven la economía se queden con la mayor parte. Con un 30% de paro juvenil de menores de 24 años está claro de que la oferta de empleo es mucho menor que la demanda del mismo con las consecuencias que esto tiene. Con tanta demanda de empleo y con tan poca oferta del mismo, los sueldos van a la baja y se convierten en supervivencia. Además, quien no tiene empleo, se convierte en un dependiente permanente de la bondad del Estado. Algunos para siempre. No hablemos ya del tipo de empresas que tenemos aquí. Muchas se crearon gracias a influencias de dictaduras ( como la franquista ó la comunista en Rusio por ejemplo ). Su productividad de lo mas bajo. Telefónica con una deuda de 42000000000€ es un ejemplo como muchas otras mas que se crearon bajo las influencias del poder, muchas después de Franco, al calor del PP y del PSOE ó de administraciones autonómicas que son una auténtica ruina incapaz de brindar empleo de calidad y constituyen un buen negocio para los bancos. Hay mucho charlatán y poco emprendimiento de calidad. Poca aportación a la ciencia y a la tecnología. Hay colas del hambre como en pocos momentos de la historia a pesar de como dice vd. » lo bien que lo hace el gobierno » ( ja,ja ) hay deshaucios que ahora son debidamente ocultados por las garras mediáticas del gobierno ( que antes aireaba todos los días con otro gobierno, y bien que me parecía )
Aquí no va a haber sueldos dignos para tener un proyecto de vida mientras no haya empresas de calidad. La beneficencia gubernamental, no es garantía de un futuro digno. Mas bien al contrario, Será una manera de obtener votos cautivos que nos encaminen poco a poco a bordear los métodos dictatoriales. Por eso, como le decía mejor que las críticas a toro pasado, sería incluso exigible que vd. sr. Torres, que a cambio de lo recibido por vd. del estado, genere empresas de valor añadido que brinden a sus trabajadores un sueldo digno y una autonomía vital propia. Si es verdad que el mundo empresarial se está forrando ( cosa que no discuto ) entonces, se deduce que emprender, fundar una empresa en este pais es un auténtico chollo y las empresas con valor añadido de todo el mundo deberían venir a este país y con tanta oferta de empleo y la misma demanda que ahora, los sueldos se pondrian por las nubes como debería de ser y como la lógica dice. Recuerde que en tiempos de la burbuja del ladrillo, un albañil ganaba bastante mas que un médico con 10 años de preparación y su inversión en tiempo y dinero correspondiente. Es la ley de la oferta y la demanda que también se da fuera del ámbito de cualquier producto.
Otra aberración es que nuestro presidente acaparase la atención de todos los medios como rescatador del Aquarius y encantado de conocerse a sí mismo y años después, la mayoría de los rescatados, sigan sin papeles y sin futuro. Es una aberración no dar papeles a las personas de fuera que hayan acabado aquí por causas de fuerza mayor. Es una aberración incluso que no reciban una formación reglada, pagada por el Estado y que les haga autosuficientes y útiles y orgullosos de lo suyo. Si no hacemos todo eso, habrá que sospechar seriamente de los que propagan en pripera plana de la tele » Wellcome refugees » por que algún día les crecerá la nariz tanto que no podrán disimular mas y se les caerá el velo. Téngase en cuenta que dicha formación es importante ya que aún que algunos vienen formados, la mayor parte, vienen de otra época mas próxima a la edad media que a la nuestra.
Espero que no me insulte por decir lo que digo y que tenga a bien publicarlo por que creo que es positivo para la desmesurada proporción de hipócritas que pueblan nuestro país
Un etíope, que yo sepa, tiene los mismos derechos humanos que un español, pero no puede ejercerlos en absoluto por que allí no hay riqueza para repartir. Conclusión: los vavorecidos por el «sistema» tenemos OBLIGACION INELUDIBLE de crear riqueza y de nada vale atacar a un sistema al que uno está agarrado como una garrapata, sin hacer nada al respecto.
Un saludo.