Publicado en trtespanol.com en febrero de 2025
Una de las primeras órdenes ejecutivas firmadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue la retirada de su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una decisión que poco después secundó el presidente de Argentina, Javier Milei. Esta medida tendrá efectos críticos en la salud global, en especial en los países más pobres, pero también en Estados Unidos y en Argentina, si no se revierte en los 12 meses que quedan para que se haga efectiva.
La orden dictada por el presidente estadounidense es difícil de calificar. Cuesta determinar si es un acto de profunda crueldad o una muestra más de la impresionante ignorancia de la que presume la legión de negacionistas, antivacunas o terraplanistas que, a base de mentiras, se multiplican como las setas en todo el mundo.
Una organización esencial para el planeta
La OMS, fundada en 1948, es una organización internacional que cuenta actualmente con 194 países miembros, lo que representa prácticamente la totalidad de los Estados reconocidos a nivel global. Sus funciones son esenciales para la promoción de la salud en todo el planeta: evalúa, monitorea, proporciona información, asesora y establece estándares internacionales, presta ayuda a los países más pobres y actúa ante epidemias o desastres.
Su intervención ha sido decisiva para erradicar la viruela, reducir casos de polio en todo el mundo en un 99%, o la prevalencia de la malaria y el tracoma. Sin la OMS, hubiera sido imposible lograr avances en materia de salud, así como igualdad en el acceso a servicios sanitarios en casi todos los países.
Estados Unidos ha ejercido un papel fundamental para la organización desde sus inicios. No solo por ser su mayor contribuyente financiero, tanto en aportes obligatorios como en donaciones voluntarias de diversas fuentes, sino también por su capacidad operativa a la hora de brindar asistencia y por la valiosa contribución de su sistema de información e investigación. Muchos analistas internacionales señalan que la OMS proporcionó también a Washington mucho prestigio e influencia, además de abrirle las puertas para obtener otros beneficios complementarios. Y, por ello, la medida que ahora propone el presidente Trump implica renunciar a su propio legado como potencia sanitaria global. Y es seguro que tendrá un efecto contrario al que aparentemente busca.
Su orden se justifica afirmando que la OMS depende de la política de algunos países. Sin embargo, lo que paradójicamente ocurrirá, si finalmente Estados Unidos se retira, renunciando a su liderazgo, será que otros países, encabezados por China, tomarán el relevo y aumentarán su influencia global.
Una medida inhumana y cruel
La retirada de EE.UU. y de otros países, como Argentina, supondrá que esta organización dispondrá de casi un 20% menos de presupuesto. Un recorte significativo que, si no se compensa con aportes más cuantiosos de otros miembros, causará un gran daño para la salud mundial.
Todos los países, sin excepción, van a sufrir los efectos de la menor capacidad de esta organización para evaluar, prever, asesorar, coordinar, actuar o ayudar frente a enfermedades, pandemias o catástrofes sanitarias. Pero es lógico y será inevitable que el perjuicio sea mucho mayor en los más pobres, en donde los sistemas nacionales de salud son más débiles y con mayor dependencia exterior.
Claramente, la decisión que han tomado Trump o Milei podría llevar a la enfermedad o a la muerte a cientos de miles de seres humanos.
Ahora bien, la medida de ambos presidentes es doblemente cruel porque perjudica incluso a sus propias naciones. Hay que ser muy ignorante para no darse cuenta de que Estados Unidos o Argentina también sufrirán las consecuencias de esta decisión.
Las epidemias, infecciones o enfermedades que la OMS ayuda a combatir no entienden de fronteras, como ha demostrado el Covid-19. Por lo tanto, cuanto más se expandan fuera de un país, más riesgo tendrán de sufrirlas también los que hayan abandonado la organización. Retirarse de ella limita la experiencia y capacidad de monitoreo del sistema de salud, retrasa las respuestas y, sin la cooperación activa de una organización global, se tendrá más dificultades para hacer frente a riesgos sanitarios, como la gripe aviar o brotes de sarampión, que ya han empezado a manifestarse, o a otros que puedan venir en el futuro.
Así lo advierten especialistas como Jesse Bump, profesor de políticas de salud global y director ejecutivo del Programa Takemi en Salud Internacional, quien recientemente declaró que en Estados Unidos serían “más vulnerables a la importación de enfermedades que se propagarían a otros lugares (…) Con la disminución de la inmunización contra las enfermedades infantiles, es más probable que tengamos brotes de polio, sarampión y similares”.
En un mundo tan interconectado como el actual, aislarse de organismos cuyo objetivo es combatir enfermedades globales –ya sea por razones financieras, como dice Trump, o por autonomía, como sostiene Milei– recuerda a la tremenda insensatez de los ricos que, hace más de cien años, protestaban cuando tenían que pagar el saneamiento de los barrios populares de sus ciudades. Sin entender que cualquier tipo de enfermedad, desatada por falta de saneamiento, se propagaría sin remedio y llegaría también a sus casas.
Mentiras y negacionismo de la ciencia
Tanto Trump como Milei, junto a los equipos de oligarcas multimillonarios que los acompañan, han tomado esa decisión mintiendo a sus compatriotas.
El mandatario de EE.UU. se queja del coste financiero de la contribución obligatoria de su país, sin mencionar que esta se fija objetivamente en función de la población y el Producto Interno Bruto. Y sin considerar los beneficios que le producciones. Como también acusa sin pruebas a la OMS de dependencia política, cuando su país es el más influyente de todos.
Por su parte, Milei afirma que toma esta decisión para tener «más flexibilidad para adoptar políticas» y para que ningún «organismo internacional intervenga en nuestra soberanía». Pero oculta que esta organización no dicta ni impone políticas, sino que, a lo sumo, hace recomendaciones que pueden seguirse o no.
La OMS pudo haber tenido retrasos e incluso haber cometido errores en la última pandemia de Covid-19, pero en ningún caso esto justifica que algún país la abandone por esa razón. Por el contrario, debería impulsarlos a fortalecerla.
Al sostener que sus decisiones responden a ideologías o preferencias políticas y no de conclusiones científicas, lo que hacen Trump, Milei y su cohorte de oligarcas es precisamente destruir la confianza en el soporte más potente que ha tenido el progreso de la humanidad a lo largo de la historia: la ciencia.
Lo hacen porque saben perfectamente que la única forma de consolidar su estrategia de dominio imperial es engañar y mantener a los pueblos en la ignorancia y la confusión. Ya lo dijo el libertador latinoamericano Simón Bolívar ante el Segundo Congreso de Venezuela en 1819: “La esclavitud es hija de las tinieblas y un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción.”
Esperemos que haya presión social y se imponga la sensatez. Las consecuencias de esta decisión irresponsable, si no se revierte, serían dramáticas.
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7 comentarios
Yo también lo espero profesor, y espero también que esos pobres ignorantes que mencionan secaperciban de esa realidad que usted señala y se den cuenta que el no votar o desentenderse de la política solo hará que los malos ocupen el poder y les perjudiquen tan gravemente como como su ignorancia nos perjudican a todos.
El Sino sin medida,
Siempre exige Justicia merecida
Enorme y ancha
Aquel que su piel al poder engancha
Y pena del débil no le aflige
Habrán de pagarlo largo y ancho,
El pueblo, y el gobierno que le rige
El primero por ser tan necio y pancho
Y el segundo por lacras que predice.
A mi no me parece bien que se permita a un territorio aportar más dinero del que le corresponde aportar con la financiación objetiva establecida. Si la OMS necesita más dinero habrá que aumentar el índice de la financiación objetiva establecida para todos los países y no que lo pongan «voluntariamente» los EEUU, porque ya se sabe como acaban estas cosas… el que paga manda.
Por otro lado la presión tengo claro que no tiene que ser social, sino institucional, dejarles claro a los países que libremente dejen la organización de que en caso de riesgos sanitarios se suspenderá el intercambio de personas y mercancías con sus territorios, pero para eso se requieren gobiernos decentes que no se vendan como lacayos al poder, no parece que andemos sobrados de gobernantes honestos… iremos viendo.
Gracias por el artículo profesor.
Los millonarios del planeta les importa un bledo las muertes por enfermedad,por guerras, hambre o falta de agua.
Llevamos años luz viviendo y sintiendo esos crímenes contra la humanidad.
Mientras no hagamos desaparecer la educación competitiva en manos canallas, cada día será más difícil la vida en el planeta para los más vulnerables.
Una vez que el pueblo de los EEUU demostró su ínfimo nivel cultural, intelectual y moral al votar por ese sujeto (más aún sabiendo que estaba financiado por Musk y apoyado por el anti vacunas Robert Kennedy Jr.); y, obviamente, recibe el apoyo del genocida Netanyahu, el problema inmediato es que no se ve un líder ni europeo ni de ninguna parte que le pare el carro y lo ponga en evidencia ante el mundo. Usted, profesor Torres, debe haber conocido que Trump quebró la empresa inmobiliaria de su padre y, ante una deuda de miles de millones de dólares, fue la mafia rusa la que pagó la deuda, así que Trump, payaso bravucón, no pasa de ser un empleado a sueldo de Putin. Eso explica su actual posición de “negociar la paz” de Ucrania sólo con Putin y sin Ucrania ni con Europa. A ver si Europa demuestra que aún existe.
Un día pregunté en la nueva casa de la sabiduría ( el Google) cuantos años llevábamos aquí los homo sapiens y me contestó que entre 300.000 y 200.000 años; lo dejé en el término medio, 250.000. Puse mi pensamiento en el año uno, me puse a andar y paré cuando llevaba andando 249925 años. Volvía preguntar cuantos habitantes había en el planeta aquel año y me contestó que 2500. millones. En solo los 75 años que llevo aquí los compañeros de especie hemos aumentado 5600 millones . Dentro de otros 75 habrá 11.000. Hay que pensar en esto.
Gracias! Ojalá haya quejas, pues la situación se agrava día a día.
Abajo la indiferencia!!!
Hay un aspecto que no estamos contemplando, Juan, pero ya te lo he hecho llegar 😉