El secretario de la conferencia episcopal española, Martínez-Camino, ha criticado que Izquierda Unida haya propuesto que el Congreso de los Diputados condene las mentiras del Papa Benedicto XV sobre los preservativos y el SIDA.
Para descalificar la propuesta Martínez-Camino dice, entre otras cosas, que Izquierda Unida es un grupúsculo «con muy poca trayectoria de legitimidad democrática y de respeto con los derechos humanos”.
Y lo dice él, un jerarca de la iglesia que ha apoyado a todas las dictaduras de derechas que ha habido y bendecido sus crímenes.
Ese obispo no podría citar ni un solo acto de Izquierda Unida contra los derechos humanos o contra la democracia (entre otras cosas, porque si los hubiera habría sido condenada o sería una fuerza política ilegal en este país). Por el contrario, hay miles de crímenes contra los derechos humanos y contra la demcoracia que han sido amparados por la jerarquía católica o cometidos directamente por ella.
Por eso hay una simple palabra que califica su comportamiento: maldad. Martínez-Camino es malo. Si sigue así, y si es verdad que existe el Infierno, se puede ir preparando para arder con los demonio por toda la eternidad. Al menos, eso es lo que dicen que nos pasará a los demás si cometemos ese tipo de maldades. Que se aplique el cuento a él mismo.
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