Publicado en eldiario.es el 15 de mayo de 2017
Los economistas tenemos mala fama por muchas cosas pero principalmente por lo poco que acertamos en nuestras predicciones.
La crítica parece que tiene fundamento si nos atenemos a lo que ocurre con las más conocidas, las que suelen difundirse con privilegio en los medios y las que hacen los economistas más afamados. La verdad es que los fallos de predicción sobre circunstancias tan importantes como una gigantesca crisis económica mundial son tan evidentes que resulta fácil pensar que no hay otra profesión tan propensa al error como la de los economistas.
Incluso cuando la crisis estaba ya enseñando sus pezuñas por debajo de las puertas los expertos de los grandes organismos económicos internacionales, de los gobiernos y los que entonces asesoraban a los grandes partidos políticos, afirmaban con toda seguridad que la economía iba viento en popa.
En su Informe Anual de 2006, los economistas del Banco de España (los mismos que se presentan siempre a la gente como los únicos que saben lo que hay que hacer para arreglar nuestros problemas) decían muy seguros en 2007 que proseguía «la fase de expansión de la economía española y las perspectivas apuntan a su continuidad en el horizonte más inmediato». En su opinión, solo cabía esperar «algunas incertidumbres sobre la continuidad del crecimiento de la economía», pero «en horizontes más alejados». Y en el que elaboraron a mediados de 2008 decían que lo ocurrido en 2007 era solamente un «episodio de inestabilidad financiera». Los economistas que hacían las predicciones de la OCDE escribían en el informe de Perspectivas Económicas de septiembre de 2007 que su «pronóstico central [sobre la situación económica venidera] sigue siendo bastante benigno». Y los que se creen los más grandes entre los grandes oráculos de la economía dominante, los economistas del Fondo Monetario Internacional, decían a mediados de 2007 que no había «razones para preocuparse por la economía mundial». Su sub-director gerente hablaba en ese momento de «la favorable situación económica mundial» y el ínclito Rodrigo Rato, que por entonces combinaba sus negocios corruptos con la máxima jefatura del FMI, aseguraba que «la economía mundial mantendrá su buena marcha». A nadie pudo extrañar entonces que los economistas que asesoraron al Partido Popular y al PSOE para elaborar sus respectivos programas electorales asegurasen en ellos que en la legislatura 2008-2012 se alcanzaría en España el pleno empleo. Auténticas luminarias todos ellos.
Recurrentemente, desde finales de los años ochenta se vienen presentando informes sobre los escenarios futuros de nuestro sistema de pensiones públicas. Diversos economistas los elaboraban con cálculos sofisticados que les permitían predecir que en los años venideros, 1995, 2000, 2005, 2010… nuestra Seguridad Social entraría en déficit. Ninguno de ellos acertó en alguna ocasión. Se equivocaron siempre en sus predicciones.
Los economistas que trabajaban en las grandes agencias de calificación para evaluar los productos financieros que difundían los bancos también se equivocaron radicalmente en sus valoraciones y predicciones. Algunos estudios posteriores han demostrado con sus propios datos internos que el riesgo de que se produjeran insolvencias en sus cálculos resultó 230 veces más bajo que el real.
Se podrían poner docenas de ejemplos más de este tipo de fallos clamorosos de predicción, pero no vale la pena torturarse. Lo cierto es que se producen y que la gente asume que los economistas no aciertan nunca. Pero no es cierto que eso le ocurra a los economistas en general.
La idea de que los economistas no aciertan a predecir ni el pasado solo se puede mantener si se contempla la opinión más divulgada, las predicciones de los economistas vinculados a los grandes centros del poder y a una sola parte de la profesión. Basta con abrirse a otros ámbitos de la investigación económica para comprobar que muchos economistas sí que predicen con acierto. Como también es fácil descubrir que hay unas claras pautas de análisis, hipótesis de partida que son las que llevan a equivocarse mientras que a partir de otras diferentes se descubre con acierto lo que puede ir ocurriendo en el futuro.
La clave del asunto radica en que los que más se equivocan son casualmente los economistas que defienden las políticas dominantes, los vinculados a los grandes centros del poder o los que escriben financiados por todos ellos y quienes parten de las hipótesis analíticas más ortodoxas. Puede parecer un prejuicio, pero creo es la verdad. Como detallo en mi libro Economía para no dejarse engañar por los economistas, cuando se repasan los organismos que peores predicciones han hecho sobre la evolución del PIB español en los últimos años, por ejemplo, los que aparecen son el Banco de España, el FMI, la OCDE, el gobierno de España, la Comisión Europea, el Consejo Superior de Cámaras de Comercio o el Banco Santander… es decir, los grandes centros del poder económico y financiero. Y si se repasa la lista de los economistas que han hecho predicciones sobre el futuro de la seguridad social es fácil comprobar que quienes se han equivocado más son casualmente los autores de informes financiados por entidades financieras.
Es verdad que las causas de los errores de predicción de los economistas no son solamente el irrealismo de sus postulados analíticos o la dependencia del poder. Influye también la dificultad intrínseca que tienen los hechos económicos para ser analizados debido a su naturaleza compleja y a lo complicado que resulta medir las variables a partir de las que se pueden analizar (Samuel Williamson ha descubierto que la pregunta sobre cuánto creció el PIB del Reino Unido en 1959 ha tenido 18 diferentes respuestas por parte de diversas oficinas estadísticas y diferentes investigadores). Como también influye la prepotencia de la profesión, que rechaza más que ninguna otra, según indican las encuestas, el contacto con otras ciencias o la diversidad de planteamientos teóricos.
Pero, en todo caso, basta con ir a las bibliotecas para comprobar que todos los economistas no se equivocan a la hora de analizar la realidad o de hacer predicciones.
El caso de la crisis reciente es otra vez paradigmático. ¡Cuántas veces se ha dicho que nadie pudo preverla! Tantas, que la gente ha terminado por creerlo y por pensar que los economistas somos todos un desastre. Sin embargo, Dirk Bezemer analizó la producción científica de un buen número de ellos tratando de averiguar si era cierto que ninguno había anticipado la crisis financiera de las hipotecas basura y sus consecuencias inmediatas. Encontró que al menos doce habían publicado trabajos o artículos con una predicción concreta y certera y con alguna referencia temporal sobre lo que iba a ocurrir a partir de sus propios análisis de la situación económica y financiera. Y lo interesante es que su análisis de esos aciertos muestra que se producen desde posiciones teóricas o ideológicas dispares pero que coinciden en hipótesis esenciales que no asumen otros economistas sobre las finanzas y la deuda y en realizar sus investigaciones con independencia de los grandes grupos de interés. Hay economistas que aciertan. Los que son independientes y no se aferran a su exclusivo saber sino que recurren al de los demás y están dispuestos a dudar de sus propios postulados. Para descubrirlos solo es necesario ir un poco más allá de donde nos quieren hacer creer que acaban las fronteras del saber que no es sino allí donde se ponga algo en cuestión el orden establecido.
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7 comentarios
Si pones un problema de física, química, matemáticas, computación, algoritmia o incluso biología… la mayoría de los profesionales de estas materias llegarán a la misma conclusión o a una conclusión válida que resuelva el problema. Si la economía fuera una ciencia con las suficientes restricciones como para que fuera predecible, no sólo no sería difícil resolver problemas de esa materia sino que los problemas no existirían por la propia regulación de dichas restricciones. Es posible que el problema no sean los economistas, sino el caduco sistema que utilizamos para gestionar los recursos. Está claro que debemos dar una vuelta de tuerca más a la sociedad y a la economía. Ya es hora… llevamos 4000 años con prácticamente el mismo sistema injusto y desigual… Evolucionemos.
La realidad que nos rodea es mucho mas simple de lo que parece y quieren hacernos creer:
– Si existiera una teoría científica de la economía el capitalismo tal y como lo conocemos no existiría …(como muy acertadamente comenta Joe un poco mas arriba).
– Una teoría científica de la economía es una amenaza real para aquellos que no quieren renunciar a los privilegios que obtienen del actual sistema económico.
– Cuando Karl Marx publico EL CAPITAL, en lo que fue el primer intento serio de construir una teoría científica para derribar el sistema económico establecido, los capitalistas comprendieron que no iban a poder resistir un segundo envite, así que se pusieron manos a la obra para erradicar cualquier atisbo de ciencia en la economía.
No es nada sencillo extirpar la ciencia de la disciplina económica en una sociedad que debe su progreso a la ciencia y al método científico pero cuando hay tanto en juego … se las arreglan para conseguirlo:
– Los premios Nobel y las distinciones honorificas se deben de dar solo a aquellos economistas que no aporten nada al avance científico de la economía.
– Los economistas que enseñan en las universidades se deben seleccionan en función de su ideología y se debe restringir su enseñanza a un conjunto de ideas que no tienen ni pies ni cabeza.
.Los conceptos y variables en las que se asienta la economía deben de estar vacíos de significado físico de manera que no puedan ser atacados por el método científico: Coste de oportunidad, competencia perfecta, eficiencia marginal, función de producción, curva de oferta agregada, externalidad, factor de producción, optimo de pareto…etc
– Los puestos de responsabilidad en los centros de toma de decisión publicas …(FMI, Bancos Centrales, Ayudas para el Desarrollo, etc) … deben ser ocupados por economistas afectos al régimen capitalista actual.
– En las tertulias televisivas y en los medios de comunicación de masas se debe presentan el sistema capitalista actual como el único capaz de garantizar el progreso y el bienestar de todos, y debe de estar defendido por economistas de reconocido prestigio científico.
Juan Torres nos comenta en su articulo que aun quedan en las universidades unos pocos economistas supervivientes de la campaña de exterminio … yo me alegro de ello … pero esta guerra se perdió hace ya mucho tiempo.
De entre todas las ciencias y las ciencias sociales la economía carga seguramente con la peor parte a la hora de ser instrumentalizada como supuesta fuente de legitimidad «científica» de intereses que simplemente quieren imponer sus políticas.
Pero creo que habría que mencionar también el fenómeno de los «vendedores de ideas de segunda mano» no necesariamente ni mayoritariamente economistas (periodistas, intelectuales, políticos, profesores, escritores) que son los que difunden ideas y generan sentido común, son ellos los que desde sus «posiciones estratégicas» presentan e imponen su mensaje.
Saludos
Los vendedores de ideas de «segunda mano» son parte interesada en la lucha ideológica.
Si yo gano 3.000 euros al mes en un mundo en donde 3.000 millones de personas ganan menos de 300 euros al mes no voy a ser tan tonto como para ponerme a criticar el sistema económico.
Pero las personas que salen en la tele, escriben libros y crean opinión de política o economía … son todos ellos triunfadores, y suelen tener un sueldo superior a esa cifra…( Juan Torres, como catedrático que es …ademas de vendedor de libros… tiene ese sueldo y no es una excepción a la regla…y digo esto con todo el respeto del mundo).
Aparte de la inapelable lógica que acabo de exponer, los comentaristas de teles y periodistas saben que en cuanto opinen de forma distinta a la que marca la linea editorial … serán expulsados del medio de difusión y perderán su trabajo y su sueldo …(Juan Torres puede criticar al sistema porque lo protege la libertad de cátedra, pero sabe perfectamente que en una universidad privada no podría hacerlo).
Alguien dijo una vez, y lo mataron por decir eso, que
… una gran injusticia solo puede mantenerse si la sostiene una gran mentira …
Solo intento mostrar que la mentira que esta sosteniendo al actual sistema capitalista es muy, muy, muy, muy …GRANDE.
Don Juan, léase esto, por favor:
http://canarias-semanal.org/not/20386/john-maynard-keynes-y-sus-picaros-discipulos-del-siglo-xxi/
¿Cual seria su réplica? Gracias
Keynes no estaba equivocado, aunque su multiplicador de inversión y gasto sea algo inexistente sin ningún soporte físico. Lo que afirmaba Keynes es una verdad de perogrullo como también los es la afirmación de Marx de que todo lo que se produce es fruto del trabajo humano.
Lo que afirmaba Keynes es mas o menos:
..»en una economía monetaria solo se produce aquello que se compra, por lo que si no tienes dinero para comprar algo, o teniendo dinero para comprar algo no lo compras, entonces ese algo no se producirá»…
Esto es una verdad inapelable en una economía monetaria, como también los es el concepto de valor-trabajo y la explicita explotación que lleva asociado. Pero por desgracia definir el problema no es encontrar la solución, aunque es desde luego una condición necesaria para conseguirlo.
Nuestro problema es por tanto encontrar la manera de controlar y someter al «capital», lo que es algo muy distinto de encontrar la manera de destruir al «capital». La idea socialdemocrata, y también comunista, de que puede controlarse al «capital» desde un gobierno central es muy peligrosa porque básicamente lo que implica es la construcción de un tanque para destruir otro tanque, lo que siempre va a dar como resultado la supervivencia de uno de los dos tanques…(y no sera el gobierno central quien gane esa guerra, lo que tampoco seria deseable).
La respuesta como siempre esta en la ciencia …. ella nos dirá lo que tenemos que hacer para someter al «capital»… (tenéis que tener paciencia porque esa teoría científica de una economía monetaria esta ya casi terminada y se publicara en breve. Los capitalistas pueden controlar las universidades pero para su desgracia, todavía no pueden controlar el pensamiento humano).
La realidad es mucho mas sencilla de lo que parece y nos quieren hacer creer. Me gustaría que intentarais creer que es verdad la siguiente secuencia de afirmaciones:
1) Vivimos en una «economía monetaria» y no en una «economía capitalista» como nos quieren hacer creer.
2) El «capital» es una consecuencia inevitable de una «economía monetaria». Aparece porque se usa el dinero como medio para tomar las decisiones económicas en la sociedad.
3) NO PUEDES DESTRUIR EL CAPITAL SIN DESTRUIR ANTES EL DINERO y esto ultimo no es previsible que la sociedad actual lo consienta.
4) La clase obrera no es una consecuencia inevitable de una «economía monetaria» pero si es una consecuencia inevitable del uso particular que le da el «capital» a los trabajadores en una «economía monetaria».
5) EN UNA «ECONOMÍA MONETARIA» TODOS SON TRABAJADORES y lo que esta sobrando es la clase rentista …(y también la clase política)…que obtiene sus ingresos del uso particular que hace del «capital».
CONCLUSIÓN: Los economistas ni saben ni quieren saber lo que es una «economía monetaria». Tampoco saben ni quieren saber que no se puede hacer lo que te da la gana en una «economía monetaria» de la que dependen para sobrevivir mas de 7.000 millones de personas.
CONCLUSIÓN DE LA CONCLUSIÓN: Una «economía monetaria» tiene leyes que debes respetar o te destruirán. No buscamos las Leyes de la Naturaleza por orgullo, vanidad o soberbia, las buscamos porque no sobreviviremos como especie sino las encontramos.