Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Para qué sirve el ejército español?

Publicado el 31 de junio de 2014 en Público.es

Cualquier persona que haya tenido un mínima relación con las Fuerzas Armadas españolas sabe que en ellas trabajan quienes quizá sean nuestros empleados públicos mejor preparados. O, al menos, los que desempeñan su labor en las condiciones más difíciles y peligrosas, como demuestra el número de militares españoles que desgraciadamente han fallecido en acto de servicio en los últimos años. La sociedad lo sabe y por eso recurre a las Fuerzas Armadas cuando ocurren desastres o situaciones de emergencia que necesitan ser atendidas con la máxima disciplina y eficacia. Y buena prueba de ello es que, junto a la Policía y la Guardia Civil, las Fuerzas Armadas son la única institución que merece un aprobado cuando el Centro de Investigaciones Sociológicas nos pregunta a los españoles por la confianza que tenemos en las diferentes instituciones.
Sin embargo, el trato que los sucesivos gobiernos vienen dando a las Fuerzas Armadas y a sus integrantes y el papel que se le ha impuesto en nuestra sociedad son una prueba más de que los intereses que defiende la política gubernamental no son los del conjunto de la población sino los de grupos de poder económico y financiero muy reducidos.
La Constitución española establece en su artículo 8.1 que las Fuerzas Armadas «tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional». Pero eso no se cumple y las Fuerzas Armadas no pueden hacer nada para que no sea así. España no es una nación soberana porque las decisiones que se toman sobre las vidas y el patrimonio de sus ciudadanos se toman lejos de aquí y los españoles no podemos decidir acerca de lo que creemos que nos conviene o no.

España tampoco es independiente, precisamente por eso, porque no tiene autonomía para decidir sobre su futuro y porque los gobiernos elegidos por la voluntad popular están condenados de antemano a seguir los dictados de otras potencias extranjeras o incluso de grupos de presión nacionales que actúan por detrás de las instituciones para salvaguardar sus intereses.

La integridad territorial de España está en peligro no solo por las reclamaciones independentistas (que al fin y al cabo son expresión de una preferencia ciudadana) sino también por las desigualdades, por la desindustrialización, por la desertización de nuestra agricultura y por la destrucción del medio ambiente, que en realidad es la desintegración más terrible que puede sufrir un territorio.

Y el ordenamiento constitucional también ha sido pisoteado en multitud de ocasiones, impidiendo que los españoles disfruten los derechos allí establecidos o sometiendo su desarrollo o salvaguarda a los dictados de uno u otro partido político.

Resulta, pues, que nuestra soberanía e independencia y nuestro orden constitucional son violados sin que las Fuerzas Armadas hagan nada y eso es así porque efectivamente eso ocurre hoy día no a través de agresiones militares sino económicas y financieras ante las que poco o nada pueden hacer los ejércitos convencionales.

Pero lo grave es que en esa situación las Fuerzas Armadas no han permanecido simplemente pasivas sino que se las ha desnaturalizado para convertirlas, por un lado, en una pieza más del entramado militar en el que se basa el poder imperial de Estados Unidos, es decir, en siervas de una potencia extranjera; y, por otro, en un simple negocio más del que precisamente se benefician las grandes empresas y los bancos que han acabado con la soberanía nacional y con nuestra independencia, y que han convertido a la Constitución en un simple papel mojado.

En lugar de ser las garantes de la soberanía y la independencia de la nación española nuestras Fuerzas Armadas han pasado a ser un apéndice de la gran industria militar mundial, dedicándose a desarrollar o producir tecnologías para guerras que los propios industriales van promoviendo con el único fin de justificar y rentabilizar sus inversiones, o fabricando armas para vender al mejor postor, aunque eso se haga a dictaduras que aniquilan los derechos humanos de la manera más vergonzosa e inhumana.

Y por si eso fuese poco, se utiliza a las Fuerzas Armadas para que alimenten constantemente el negocio de la deuda comprando los armamentos más sofisticados, aumentando así sin cesar los intereses que hay que pagar por ello a los bancos. El propio Secretario de Estado de Defensa del gobierno de Rodríguez Zapatero, Constantino Méndez, reconoció que no se debían de haber comprado «sistemas de armas que no vamos a usar, para escenarios de confrontación que no existen y con un dinero que no teníamos entonces ni ahora» (aunque él mismo suscribió en plena crisis económica, en julio de 2009, un nuevo pedido de 20 nuevos aviones de combate EF-2000 por un valor de 1.400 millones más). Eso es lo que ha hecho que los ejércitos españoles hayan acumulado una deuda cercana a los 30.000 mil millones y que los españoles tengamos que pagar más de 1.000 millones de euros anuales como intereses de la deuda militar.

Ante esta transformación de nuestras Fuerzas Armadas lo gobiernos actúan con la misma estrategia que en otros ámbitos:

– Convierten el gasto militar en algo vergonzante y por ello recurren a trampas contables y mentiras de todo tipo para ocultar su verdadera naturaleza y magnitud porque saben que sería un escándalo que los españoles tuvieran plena conciencia, por ejemplo, de que se dedican miles de millones a armamentos inútiles mientras que faltan cantidades comparativamente irrisorias para que las unidades (si es que queda alguna) sean operativas (ver, por ejemplo, Las trampas que disfrazan el gasto militar en España en La Marea). O para que no se descubra la enorme generosidad a la hora de gastar en favor de la gran industria armamentística cuando al mismo tiempo la restricción de los recursos para el personal ocasiona accidentes y tragedias como las del Yak-42 en Turquía.

– Incumplir las propias leyes españolas y convenios suscritos por nuestro país con tal de exportar armas, por ejemplo, a Israel.

– Y, lo que quizá sea peor, la progresiva invisibilización de los ejércitos para que la población no sepa en qué tipo de negocio corrupto se han convertido, lo que antes llevó a acabar con el servicio militar y ahora, entre otras cosas, al tratamiento tan vergonzoso que suelen dar la clase política y el gobierno a la muerte en acto de servicio de militares españoles.

Mientras que el sacrificio de esos compatriotas merecería en cualquier otro país decente el máximo reconocimiento público, en España se trata de silenciar lo más posible para que la población no sea consciente de lo que nuestros responsables políticos han hecho con las Fuerzas Armadas solo para satisfacer los intereses de una gran industria o la voluntad imperial de Estados Unidos.

No hay que ser militarista, como a veces erróneamente se piensa, para reclamar que los ejércitos desempeñen en nuestra sociedad una función positiva en defensa de las personas, de la democracia y de la paz. Yo creo que hay que ser simplemente demócrata para poner sobre la mesa una exigencia básica: que las Fuerzas Armadas desempeñen en España la función que la mayoría de los españoles deseen y no la que le impongan los poderes económicos y financieros o cualquier potencia extranjera.

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13 comentarios

Agustín Salvador 3 de julio de 2014 at 21:38

Me parece muy atrevido el artículo de Juan Torres, a no ser que tenga un profundo conocimiento de las interioridades del actual Ejército Español, que yo desde luego no tengo. Ya digo, no conozco por dentro a “nuestras”(?) Fuerzas Armadas (FF.AA.) presentes (conocí durante la mili a las de 1971 y mejor me callo), pero sí sé que fue el aparato de Estado que más peso tuvo en la famosa “transición democrática española”, precisamente para que ésta no tocara a los poderes fácticos franquistas. Y no sería nada descabellado asegurar que, hoy en día, en sus filas, de arriba abajo, no abunda la mentalidad y actitud democrática. Ni tan siquiera la liberal. Hay que contar además con que los ejércitos, por su propia naturaleza, son de por sí jerárquicos y verticales. Aquí y en Pekín, pasando por la UE, USA y otras “democracias”. Con tal ADN, su acercamiento a la democratización y mentalidad afín, exigirá de una labor muy ardua, larga y sostenida dentro de sus estructuras y miembros componentes. Y que nadie me venga con proclamas teóricas sobre su supuesta neutralidad, respeto a lo que decidan las urnas, etc., que suele responder más a los deseos de algunos que a la realidad. Por otro lado, tanta loa a su preparación y labor me parece exagerada. Seguro que no es para tanto. Y SÍ, Las FF.AA. defienden la integridad territorial, al menos de puertas para adentro. Precisamente una de sus funciones más importantes (y probablemente la que mejor sabrían hacer) es intervenir para mantener la sacrosanta unidad de España. Al tiempo. Yo creo que a las FF.AA. Españolas no las ha convertido la oligarquía, en lo que dice el autor que son, contra la voluntad de la mayoría de sus mandos y oficiales. Sencillamente SON ASÍ, “les viene de familia”. El artículo, sin pretenderlo, puede hacernos creer que con otro tipo de Gobierno y otras directrices de éste -realmente democráticas en todos los ámbitos del poder- el Ejército, tal como es ahora, sería otra cosa, y “serviría al pueblo”. No soy tan creyente y a la historia me remito. Imposible por otra parte, mientras las fuerzas progresistas y antioligárquicas no hagan ascos a la milicia y decidan trabajar dentro de él, para no dejarle el campo libre a las más reaccionarias. La única manera de que quizás, en un futuro, fuese hegemónico dentro de las FF.AA. el respeto a un sistema democrático de verdad. Porque ¿Quiénes se enrolan en las Fuerzas Armadas? ¿Qué gente hace la carrera militar? ¿La más “facha”?

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Antonio Gonzalez 4 de julio de 2014 at 02:28

Pero ese ejercito se prestara a ser utilizado para reprimir
la poblacion si fuera necesario, porque aunque sea dificil
de admitir el sistema lo primero que corrompe son las
instituciones de defensa.

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Garcia 4 de julio de 2014 at 10:54

Su artículo es excelente, pero: «La función que la mayoría de los españoles deseen» es precisamente el ejercicio de la democracia.
Aunque como podemos comprobar a diario, los políticos no actúan a favor de lo que la mayoría de los españoles desean, sino a favor de lo que desean ellos o una pequeña minoría a la que sirven (*), por lo que el actual régimen ha devenido en una dictadura de partidos, en una oligarquía de casta, en donde para mejorar la capacidad de engaño se turnan unos y otros diciendo que son de intereses y programas opuestos (falso) y se autodenominan izquierdas y derechas, en un maquiavelismo hegeliano de antítesis relativas preconcebidas – problema-reacción-solución- todo ello artificialmente generado encuadrado en una falsa dialéctica ocultadora de objetivos inconfesables.
Quien manda es el dinero, y sus Soberanos son Los Particualres que deciden su emisión -la élite financiera internacional, que no presta a los ciudadanos sino a los estados, es decir los propietarios privados de la Reserva Federal de los EEUU y del Banco de Londres, principalmente. Son los verdaderos inviolables, quedando el anacronismo de la inviolabilidad de reyes como parapeto pseudo jurídico que protege a los verdaderos Soberanos del dinero, que no responden ante ninguna ley.
Su poder se ha generado, desde el comienzo del Renacimiento europeo, mediante sucesivas concesiones de los poderes públicos, principalmente cediendo a particulares el privilegio de emitir moneda y conceder crédito sin respaldo efectivo.
Bajo ellos, en sucesivos escalones se encuentran los políticos, las sociedades secretas, el terrorismo mercenario internacional, y multitud de sociedades instrumentales que les sirven de barrera inaccesible.
“La soberanía naciona ejercida en tiempos pasados debe ser sustituida por la de una élite intelectual y banquera” afirmó David Rockefeller en 1995 en el escenario del club Bilderberg y en La sociedad Trilateral.
– – – – – –
Nota (*) Martín Lozano “El Nuevo Orden Mundial” http://albalonga.tripod.com

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Enrique de Amo 4 de julio de 2014 at 11:04

Hay formas alternativas de defenderse: promoviendo la justicia y desviando los dineros que se dedican a las guerras.
Os animo a que, con tiempo: tenemos un año por delante, hagáis Objeción Fiscal al Gasto Militar.
Yo lo hago coordinado por el grupo AHIMSA, de la Axarquía malagueña, que lo viene haciendo desde… que las ranas tenían pelos.
Os invito a que visitéis el «lugar»: http://www.infoaxarquia.es/2014/01/07/ahimsa-ha-recaudado-esta-navidad-7127-euros-para-proyectos-sociales/

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Jacinto Martin-Prat Valls 4 de julio de 2014 at 18:03

Cuando era pequeño,me parecía totálmente absurdo que un país en paz,dentro de una Europa en Paz – exceptuando el espantapajaros de Marruecos,que de vez en cuando movía el gobierno franquista – tuviera un enorme ejército que se pavoneaba todos los años el «Dia de la Victoria»,mas tarde «de las Fuerzas Armadas».Con posterioridad,alucinaba con el «estratosférico» coste de cosas tan absurdas como un tanque Leopard o un supereactor Mirage III,mientras la mayoría de los españoles las pasaban canutas.Si,cierto es que la actividad de las FFAA ha tenido que cambiar,entre otras cosas,por la pésima imágen que ha «criado» en España ( Tejeros,Galaxías,etc).Y otro cantar es el matrimonio Monarquía-Ejército:¿Porqué el Rey es el Mando Supremo – toma denominación trasnochada – de las FFAA? ¿Porqué tanto teatro trasnochado tras una institución que debería ser 10 veces mas pequeña y otras 10 mas profesionál…y,para que tanto ejército si yá tenemos OTAN? Item mas…

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lector 5 de julio de 2014 at 18:49

¿De que te ries, gilipoyas, si no publicas los comentarios?

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Go Home 6 de julio de 2014 at 19:31

Comienza la liberación de la humanidad de la esclavitud a la banca. La riqueza que tiene la sociedad es representativa del dinero. Los bancos no son nadie. A ver si los banqueros se han creído que los papeles que ponen que pagaremos lo que ellos dicen lo vamos a cumplir. Cuando nos hartemos de ellos le haremos humo sus números y les enviaremos a casa, aunque Merkel se ponga como se ponga. Les habremos dado una buena lección a los alemanes y a los norteamericanos.

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JM 7 de julio de 2014 at 06:00

Sobre el tema: Es curioso la declaración del servicio militar como “NO OBLIGATORIO”, en determinados momentos interesa que la población no sepa defenderse, no tenga acceso a armas… paranoico qué es uno ;-) … sumemos esto a un resumen de la modélica transición tomado de un ya clásico artículo de ácratas… no está lleno de datos … todo puede ser validado, estudiado y analizado de forma independiente para que cualquiera llegue a sus propias hipótesis… en estos temas sacar conclusiones nos encasilla: no merece la pena. No hace falta aceptarlo a pies juntillas, pero es un buen guión para que cada cual piense por si mismo… si no ha decidido ya qué es la VERDAD!!! ;-)
Un abrazo!
FUENTE-,http://acratasnew.blogspot.com.es/2011/09/todo-atado-y-bien-atado-el-glorioso.html
SALUDOS.
TODO ESTÁ ATADO Y BIEN ATADO
EL GLORIOSO MOVIMIENTO NACIONAL DEL SIGLO XXI
El Gobierno sacará adelante en el Congreso, a matacaballo, con el rodillo de PP y PSOE en consenso, una reforma de la Constitución Española a petición de «los mercados». La sorprendente noticia de tal flagrante llamada al orden pre-constitucional evidencia una vez más, por desgracia, la exactitud de los juicios de Ácratas sobre la ficción democrática de la política española. En noviembre de 2008 decíamos:
“La génesis de los partidos políticos recientes en España es sospechosa de contubernio mafioso, de ocultación interesada y de estafa de lesa humanidad. Para crear los necesarios nuevos partidos democráticos virtuales, hubo que reciclar a la clase adherida a los Presupuestos del Estado franquista y, como evidenciaremos, fue de un rocambolesco modo: En primer lugar, se obvió al único partido político existente entonces, el PCE, financiado por la Unión Soviética y perseguido por Franco durante 40 años, cuyos miembros tenían órdenes de infiltrarse en todos los estamentos del Estado, especialmente en el Sindicato Vertical, lo que se exteriorizó en las activísimas Comisiones Obreras, que acabaron por acogerse a la protección de la Iglesia para evitar el exterminio.
La España franquista había dividido el poder entre capitalistas (banqueros y grandes familias), Iglesia (opusdeístas) y falangistas: Dinero, Dios y Patria. El capital, ante la muerte inminente del tirano que tan rentable les había resultado, programó el cambio político para que todo siguiera igual, al menos respecto a sus intereses económicos.
La UCD —centro democrático, ¡olé qué huevos!— fue creada por un ex Ministro Secretario General del Movimiento, Adolfo Suárez. Es decir: un falangista. Y junto a él militaron churras y merinas: digo, falangistas y opusdeístas. Pero eso era, en primer lugar, un gatuperio, porque se odiaban a muerte; y, en segundo lugar, algo manifiestamente insuficiente ante la opinión pública, porque evidenciaba la continuidad del Partido Único.
Como estrategia paralela, horneada en una serie de reuniones secretas, se decidió, pues, la creación de dos partidos más: AP y PSOE. El primero, formado por la derechona eclesiástica iracunda; y el segundo, por la ex-Falange. Lo primero era sencillo, y lo llevó a cabo Manuel Fraga Iribarne, ex-Ministro de Franco. Lo segundo requería de una sofisticada jugada política, para lo que se tuvo en cuenta a un grupo de jóvenes sevillanos que encabezaba un ex-falangista llamado Felipe González, becario de la Falange hasta el final de la carrera; becado para estudiar en Lovaina por el Cardenal de Sevilla; y abogado laboralista en ejercicio. Se protegió al incipiente partido, sustituto del histórico PSOE, y se dio órdenes a la Policía para que no se les molestase bajo ningún concepto.
La reconversión del agónico PSOE en el exilio resultó difícil, porque los históricos, aunque viejitos, vieron el fraude. En Suresnes, en octubre de 1974, se finiquitó el marxismo, cosa imprescindible para homologar el invento, y se consolidó el liderazgo del mayor funambulista político de la Historia de España. La CIA estuvo detrás y el dinero, a maletas llenas, vino de Alemania, de parte de un vendido a EEUU, que lideró el socialismo alemán hasta 1974, que se llamaba Willy Brandt, y cuya política de apoyo continuó bajo el mandato del siguiente canciller alemán, Helmut Schmidt.
Cuando en España se unieron la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia (Democracia Cristiana y PSOE), ya estaban infiltradas por el PSOE falangista, listo para dar el golpe de mano y arrebatar el liderazgo al «eurocomunista» PCE y a los demócratas de verdad, que eran poquísimos, pero intelectualmente inquebrantables. Alguno sigue vivo(1), y podrá desmentir mis asertos si no digo la verdad. No penséis que tiene nada extraño el asunto… La Falange, seguidora del nazismo alemán y del fascismo italiano, era un movimiento socialista nacionalista que, lo mismo que su peor enemigo, el socialismo internacionalista, eran la reacción al capitalismo europeo y a la democracia burguesa. Nunca anduvieron ideológicamente lejos falangistas y socialistas…
Aunque la CIA seguía insistiendo en la ilegalización permanente del PCE, como en Alemania, ello no era posible en España, porque el PC constituía la única legitimidad “democrática” real de los últimos 40 años de tiranía. La Iglesia, finalmente, avaló ambos extremos del arco partitocrático. “El PCE no será problema, razonó, porque los comunistas no han sido jamás demócratas, y se avendrán al contubernio partitocrático por la cuenta que les trae”. Y así fue: Carrillo, bajo las órdenes de la Internacional, aterrizó en España dispuesto a cualquier pacto.
Una vez conocido el origen falangista del PSOE, nada extraño tiene, pues, que su principal órgano del comunicación —y también el de la progresía socialista—, El País, fuera fundado y dirigido por el hoy académico de la Lengua, Juan Luis Cebrián, a la sazón, en 1974, jefe de los servicios informativos de RTVE con Arias Navarro. Es decir: falangista hasta la médula, hijo de falangista (Vicente Cebrián alto cargo de la Prensa del Movimiento y director del diario Arriba).
Con todo el acuerdo cerrado, España acudió a las urnas —que ya eran partitocráticas de nacimiento—, en 1977. Esas primeras Cortes se autoinvistieron como constituyentes y parieron la peor Constitución posible: aprovechando la existencia de ETA (sólo de eso), atribuyendo a Euskadi un nacionalismo sociológico inexistente entonces, ampliaron el problema a Cataluña, donde no existía más que en gente como el banquero Pujol —el imputado como desfalcador de Banca Catalana— y, ¡oh sorpresa!, lo exportaron también al resto de las regiones españolas, en lo que fue un escándalo insostenible para todos los españoles con más de tres neuronas conectadas entre sí.
Naturalmente, los extremistas no se vieron compelidos a la paz mientras se paría el contubernio, y no sólo ETA siguió matando, sino que la reacción nazi inició una razzia de asesinatos cuyo culmen fue la matanza de abogados comunistas de Atocha, en enero de 1977. Y también es consecuente el hecho de que, cuando los generales Armada y Milans del Bosch —ambos monárquicos, el primero, preceptor del Rey— dieron el Golpe de estado de 1981, lo hicieron no sólo de acuerdo con el Rey, sino también con el PSOE, que consintió en colaborar con varios ministros en el Gobierno de Concentración golpista, bajo el manto institucional de la Corona. De lo que se trataba, en realidad, era de volver al Movimiento Nacional-Sindicalista de siempre: al orden preconstitucional. Y, como colofón, se entenderá que la primera medida, a los pocos días de llegar al Gobierno el PSOE, de los ex-becados Mariano Rubio y Miguel Boyer, fuera arremeter contra Rumasa, nacionalizándola, cobrando una cuenta pendiente con el díscolo opusdeísta José María Ruíz Mateos. Lucha entre facciones franquistas, en definitiva.
En resumen: la partitocracia española fue —y es aún— una refundación del Glorioso Movimiento Nacional, una división en dos para convertir la tiranía de Franco en una dictablanda alternante entre derecha teológica y derecha nacional-sindicalista. Supongo que ahora el lector entenderá el porqué de la promulgación de la Ley de Amnistía de 1977, que exoneraba a todos los fascistas de sus crímenes. ¿Quién puede creerse, ahora, que la ley de la Memoria Histórica sea algo más que un entretenimiento para el público, si la preconiza un personaje como Zapatero, que consiguió su plaza como profesor de derecho constitucional ¡gracias a que su abuelo era el Decano del Colegio de Abogados de León, amigo íntimo de Francisco Franco y puntal del Régimen en su provincia!?
¿Entiende ahora el lector el porqué de la omertá, del silencio de los medios ante cualquier atisbo de revelación de la verdad? España tiene pendiente aún la ingente tarea de la fundación de la Democracia, que no ha conocido jamás en toda su Historia. Y habrá que hacerlo desde cero y con sangre, sudor y lágrimas. Porque lo que tenemos enfrente sigue siendo el franquismo sociológico, liderado por los cachorros de los asesinos y los dictadores de entonces.”
Y aquí está la evidencia, en este septiembre de 2011: más allá de ficciones sobre irreconciliables posturas de izquierda-derecha, de progresismo versus neoliberalismo, un par de semanas antes de la disolución de las Cortes Generales por ZP, sin duda el peor Presidente del Gobierno que haya tenido jamás la putocracia española, los dos partidos, PP y PSOE, votan en total y feliz acuerdo una reforma constitucional a petición de los acreedores de España, de la banca francesa y alemana, representados por los fantoches Merkel y Sarkozy. España está intervenida por sus acreedores desde marzo de 2010. Pero esta medida de reforma constitucional es el colmo: a partir de ahora, los Presupuestos Generales del Estado Español deberán ser aprobados por la Presidencia del Consejo Europeo antes de ser aplicados en nuestro territorio nacional. Esa pérdida de soberanía es la condición impuesta por los acreedores de nuestros manirrotos políticos —esos que nos desgobiernan desde el Estado, desde cada una de las 17 comunidades autónomas y desde los 8.116 municipìos españoles, sus miles de mancomunidades y sus 51 diputaciones provinciales— para seguir dándoles crédito con que financiar sus despropósitos. En noviembre de 2007 explicábamos así esta refundación del Glorioso Movimiento Nacional:
“Las democracias pueden ser inorgánicas u orgánicas. En las inorgánicas cada ciudadano interviene en las decisiones públicas a través de su Diputado; en las orgánicas el ciudadano se integra en una corporación y elige al delegado que en una cámara va a defender sus intereses concretos.
En la democracia partitocrática española, degeneración del régimen franquista, las trazas de democracia orgánica se traslucen en las prácticas políticas al margen de la Constitución. La actual Monarquía de Partidos finge ser una democracia inorgánica; pero somete: los derechos individuales, al dictado de las altas finanzas, las corporaciones económicas y, cada vez menos, los sindicatos; y los derechos políticos, a los intereses de los partidos y de quienes los financian.”
Pero hay otro evidente síntoma que nos avisa de que hemos vuelto a los peores tiempos del franquismo: los dos sindicatos mayoritarios han vuelto a unirse permanentemente –observad que Toxo y Méndez siempre salen juntos en la televisión, con los logos de sus dos sindicatos en el mismo color a sus espaldas, evidenciando su procedencia del sindicato único vertical. Como aquél, son estatales. Como aquél, se muestran impotentes ante el franquismo, representado por el Movimiento Nacional, que monopoliza el Estado que los financia.
El franquismo jamás se fue. Ya lo advertimos a nuestros lectores en noviembre de 2007:
“Los partidos españoles son hijos del franquismo y herederos de su “democracia orgánica”, jerárquica y disciplinada —del mismo modo, los sindicatos heredaron la verticalidad del Nacionalsindicalismo—. Los partidos practican esa seudo-democracia orgánica en su vida interna, y la proyectan en sus relaciones con los demás partidos para el reparto del poder. Por tanto, los partidos ni siquiera acatan la Constitución que les exige ser internamente democráticos.
A la ciudadanía nos está vedada la participación incluso en ese remedo de democracia, y nuestros derechos políticos se reducen a acudir a las urnas como romeros cada cuatro años. Así es como se asignan los cupos de reparto en el Parlamento, donde los diputados tampoco acatan la Constitución cuando obedecen el mandato imperativo de los líderes de sus partidos.
Orgánicamente, el Parlamento elige al Presidente del Gobierno quien, desde ese momento, detenta un mando verticalista sobre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Elegido el Poder Judicial desde el Parlamento, la seudo-democracia «orgánica» se remacha y el Presidente ordena y manda omnímoda e impunemente. Como el antiguo dictador.
Y el pueblo español, en eterna prolongación del franquismo, sigue gracias a este artefacto sin protagonizar su propia Historia.”
«¡Qué gusto da vivir en la Feliz Gobernación!,
ser ortodoxo y estar aquí sentado,
con las Autoridades compartiendo el Banquete,
bien protegido de buenos soldados.
Rabie y sufra el Preceptivo Adversario,
pierda el envidioso toda ilusión,
nadie tenga esperanzas;
jamás habrá cambio, jamás, jamás.»(2)
MESS
(1) Antonio García-Trevijano Forte, por ejemplo. Pero no nos desmiente, sino al contrario.
(2) Miguel Espinosa, el más grande escritor español del siglo XX. De su Escuela de Mandarines.

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paco 8 de julio de 2014 at 13:41

Pues si es así que «En las inorgánicas cada ciudadano interviene en las decisiones públicas a través de su Diputado; en las orgánicas el ciudadano se integra en una corporación y elige al delegado» nos está diciendo Vd. que los dos sistemas son prácticamente lo mismo.
¿O es que piensa que por llamarle Diputado (con mayúscula) o delegado, el personaje cambia?
El Diputado, como usted dice, no actúa solo, sino a través de un partido, agrupación o corporación y los dos sistemas son parecidos.
Para aclarar ideas le recomiendo el excelente libro citado por otro comentarista más arriba:
Martín Lozano “El Nuevo Orden Mundial” http://albalonga.tripod.com
Y la referencia al que, tras la extraña muerte de su autor a poco de la aparición del libro, publicó el masón Fraga en el mismo año y con idéntico título «Nuevo orden mundial», con el evidente objetivo de tapar la publicación del historiador Lozano, cuyo texto hicieron desaparecer del mercado
http://batallaespiritual.wordpress.com/2011/08/16/fraga-nuevo-orden-mundial/

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Manuel Muñoz 8 de julio de 2014 at 19:12

Hace algún tiempo, publique esto en foro coches: Hola: «pateando» internet para un trabajo personal (la tercera versión de «Mis soluciones») http://dosocas.blogspot.com.es/, pues que aquí estoy.
Resulta que estoy intentado evaluar la conveniencia desde un punto de vista aséptico y objetivo, de tener ejército, o no. Y he caído aquí, como podéis ver.
Ante la pregunta planteada en este hilo, observo que abundan las opiniones basadas en deseos y planteamientos quizás poco serios.
Para ganar una guerra, no basta creer que la vas a ganar. Yo tendría en cuenta las siguientes cuestiones:
1º) No es cierto que a los ingleses les hubiésemos vencido siempre (ni mucho menos)
2º) Dice la Biblia que David venció a Goliat; pero las batallas, no siempre las determina el citado libro.
3º) Cierto es que no sólo el volumen de un ejército es suficiente para decantar un vencedor.
4º) Cierto es que una guerra en el seno de la actual Europa es poco probable, pero nunca imposible
5º) Las guerras cuestan cantidades ingentes de dinero y las situaciones de España e Inglaterra, son diametralmente opuestas. España está sujeta a las directrices de «los mercados». Antiguamente los prestamistas eran de Florencia o Flandes; pero en la actualidad están gobernados desde la «city» londinense o desde Wall Street, que viene a ser lo mismo.
6º) Tanto el servicio diplomático (útil a la hora de tender alianzas) como el servicio secreto, lamentablemente son muy superiores en el Reino Unido.
7º) Las guerras modernas no se deciden por el número de «peones» sino por la tecnología disponible; principalmente embarcada en aviones.
8º) Las FF.AA. de UK (RAF) son netamente superiores, al igual que la Armada, donde España, literalmente carece de fuerzas de oposición. Los S80 no son operativos, pues son chapuzas de submarinos que por deficiencias de diseño, no pueden navegar en superficie. El parche costará por unidad 14M€,
9º) La mayor parte de las bajas en las guerras modernas tecnológicas (sobre todo en escaramuzas aéreas) se dan por «fuego amigo», provocado principalmente por los defectos en la identificación amigo-enemigo (bandido en el argot militar) con la premura suficiente. Al margen de los modernos EF adquiridos por España, cuya operatividad aún -es mi opinión- dista de ser la adecuada a situación de combate real; los F18 que se adquirieron hace unos años, eran modernos en su momento y son modernos aún, salvo… Salvo precisamente en la aviónica. Sobre todo en el software antes mencionado de reconocimiento de aeronaves. En la práctica se hizo una comparación con la informática. Es como si -a día de hoy- adquirieses un PC de ocho núcleos, con un I7, 8 Gb de RAM 2 TB de alm. interno, etc. Pero lo hicieses trabajar con un Windows 95…
10) En resumen, y siempre en mi modesta opinión, una guerra que no fuese de guerrillas, sobre el terreno y librada por la infantería; sería una goleada a favor de la pérfida Albión.
En el caso de Marruecos, en la revista Newsweek se llegaron a comparar, con viñetas de la época, los contingentes Español y Alauita, y no debemos caer en la tentación de pensar que el país vecino del sur, es sólo un conjunto de páramos con cabras.
A raíz del incidente de Perejil, y dirigiendo yo un programa de TV, tuve la oportunidad de investigar un poco más profundamente la cuestión y puedo asegurar que la marcha verde del 75 fue un corro de niños jugando en el recreo de la guardería, en comparación con lo que se preparó por parte de Marruecos y afortunadamente abortado en el último segundo; y en contra de la creencia más difundida, EE UU no sólo no nos ayudó en nada, sino que descaradamente mostró un apoyo a Marruecos. Yo en aquel momento me atreví a dibujar los motivos que como siempre económicos, rondaban alrededor de las recientes licencias otorgadas a Repsol para prospectar en aguas de Canarias, que no olvidemos que aunque en segundo plano, también forman parte de la reclamación del reino Alauita. Y que si bien Hassan II no era ningún santo, su primogénito Mohamed VI le supera en ambición y desprec

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Manuel Muñoz 8 de julio de 2014 at 19:44

Hace algún tiempo, publiqué esto en foro coches y creo que puede venir a cuento.
Hola: «pateando» internet para un trabajo personal (la tercera versión de «Mis soluciones») http://dosocas.blogspot.com.es/, pues que aquí estoy.
Resulta que estoy intentado evaluar la conveniencia desde un punto de vista aséptico y objetivo, de tener ejército, o no. Y he caído aquí, como podéis ver.
Ante la pregunta planteada en este hilo, observo que abundan las opiniones basadas en deseos y planteamientos quizás poco serios.
Para ganar una guerra, no basta creer que la vas a ganar. Yo tendría en cuenta las siguientes cuestiones:
1º) No es cierto que a los ingleses les hubiésemos vencido siempre (ni mucho menos)
2º) Dice la Biblia que David venció a Goliat; pero las batallas, no siempre las determina el citado libro.
3º) Cierto es que no sólo el volumen de un ejército es suficiente para decantar un vencedor.
4º) Cierto es que una guerra en el seno de la actual Europa es poco probable, pero nunca imposible
5º) Las guerras cuestan cantidades ingentes de dinero y las situaciones de España e Inglaterra, son diametralmente opuestas. España está sujeta a las directrices de «los mercados». Antiguamente los prestamistas eran de Florencia o Flandes; pero en la actualidad están gobernados desde la «city» londinense o desde Wall Street, que viene a ser lo mismo.
6º) Tanto el servicio diplomático (útil a la hora de tender alianzas) como el servicio secreto, lamentablemente son muy superiores en el Reino Unido.
7º) Las guerras modernas no se deciden por el número de «peones» sino por la tecnología disponible; principalmente embarcada en aviones.
8º) Las FF.AA. de UK (RAF) son netamente superiores, al igual que la Armada, donde España, literalmente carece de fuerzas de oposición. Los S80 no son operativos, pues son chapuzas de submarinos que por deficiencias de diseño, no pueden navegar en superficie. El parche costará por unidad 14M€,
9º) La mayor parte de las bajas en las guerras modernas tecnológicas (sobre todo en escaramuzas aéreas) se dan por «fuego amigo», provocado principalmente por los defectos en la identificación amigo-enemigo (bandido en el argot militar) con la premura suficiente. Al margen de los modernos EF adquiridos por España, cuya operatividad aún -es mi opinión- dista de ser la adecuada a situación de combate real; los F18 que se adquirieron hace unos años, eran modernos en su momento y son modernos aún, salvo… Salvo precisamente en la aviónica. Sobre todo en el software antes mencionado de reconocimiento de aeronaves. En la práctica se hizo una comparación con la informática. Es como si -a día de hoy- adquirieses un PC de ocho núcleos, con un I7, 8 Gb de RAM 2 TB de alm. interno, etc. Pero lo hicieses trabajar con un Windows 95…
10) En resumen, y siempre en mi modesta opinión, una guerra que no fuese de guerrillas, sobre el terreno y librada por la infantería; sería una goleada a favor de la pérfida Albión.
En el caso de Marruecos, en la revista Newsweek se llegaron a comparar, con viñetas de la época, los contingentes Español y Alauita, y no debemos caer en la tentación de pensar que el país vecino del sur, es sólo un conjunto de páramos con cabras.
A raíz del incidente de Perejil, y dirigiendo yo un programa de TV, tuve la oportunidad de investigar un poco más profundamente la cuestión y puedo asegurar que la marcha verde del 75 fue un corro de niños jugando en el recreo de la guardería, en comparación con lo que se preparó por parte de Marruecos y afortunadamente abortado en el último segundo; y en contra de la creencia más difundida, EE UU no sólo no nos ayudó en nada, sino que descaradamente mostró un apoyo a Marruecos. Yo en aquel momento me atreví a dibujar los motivos que como siempre económicos, rondaban alrededor de las recientes licencias otorgadas a Repsol para prospectar en aguas de Canarias, que no olvidemos que aunque en segundo plano, también forman parte de la reclamación del reino Alauita. Y que si bien Hassan II no era ningún santo, su primogénito Mohamed VI le supera en ambición y desprecio a España.
Los últimos comunicados respecto a la posible invasión de Ceuta, Melilla o cualquier otro territorio Español, fuera de la Península o los archipiélagos principales; dejan claro que NO gozarían con el apoyo defensivo de la OTAN, sino que sería considerado como ajeno. Es decir España no sería aliada de la OTAN en caso de conflicto armado con Marruecos.
En fin, otro día más. Seguiré investigando para dar finiquito a la presentación que estoy preparando.
Un saludo a todos y gracias por haber leído este post.

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Manuel Muñoz 8 de julio de 2014 at 19:52

Por cierto, me consta de primera mano, que militares de muy alta graduación que FIRMARON la «compra» de tanques y helicópteros, no distinguían entre leasing y verdadera cómpra.
http://www.diariodeleon.es/noticias/afondo/cumbre-leon-marcara-giro-relaciones-espana-alemania_165514.html

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JM 13 de julio de 2014 at 21:40

Paco en 8 Julio,
disculpe que no haya podido leer su comentario hasta ahora… resumiendo: Las democracias orgánicas son puede decirse contrarias al sistema parlamentario por su posible derivación en partitocracias de facto… y desde luego abogan por la inexistencia de partidos políticos… en especial porque estos suelen depender del estado y/o acabar siendo un fin en si mismos-
Es evidente que en ambos casos cada ciudadano acaba representado por un recadero o diputado, pero el proceso de elección y control son muy diferentes.
Saludos cordiales.

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