Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López
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Política sin principios, política de impostura

Ayer escribí un artículo sobre las consecuencias económicas que, a mi juicio, se pueden derivar de la puesta en práctica del acuerdo al que han llegado el gobierno, el PSOE o el PSC, no se sabe bien, con Esquerra Republicana. Creo que utilicé argumentos objetivos, puesto que estaban basados en lo que sabemos que ha ocurrido en otras experiencias en las que se ha hecho lo mismo. Y he podido comprobar, además, que son muy parecidos a los que han utilizado en estos días economistas de todas las tendencias ideológicas.

Hoy quiero referirme a otro aspecto de la cuestión, a sus implicaciones políticas o, mejor dicho, sobre la política, algo que es mucho más subjetivo y soy consciente de ello.

La política es una actividad a la que debemos venerar porque es la que determina qué hacer con las cosas que nos son comunes a todas las personas de una polis, de una «ciudad», en su sentido más amplio. Es tan importante que los griegos llamaban idiotas a quienes no se preocupaban de ella, como hoy ocurre con tantas personas. Por tanto, todo lo que degrade a la política, termina por degradarnos a todas las personas sin excepción.

La cuestión que quiero comentar es la siguiente.

Hace un par de semanas, la ministra de Hacienda, vicepresidenta del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, rechazaba la posibilidad de que estableciera algo así como un cupo para financiar a Cataluña, es decir, lo que se acaba de acordar. Diferentes medios de comunicación han informado que la ministra consideraba que una solución de ese tipo no tendría encaje ni en la Constitución ni en el Estatut.

¿Cómo es posible que ahora su partido (del que es segunda autoridad) o el gobierno (del que es vicepresidenta) lo acepten y a ella le de igual? ¿Cómo puede ser igual ocho que ochenta para una ministra de Hacienda? ¿Cómo puede ocurrir eso sin que tenga consecuencias de ningún tipo?

Por otro lado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se preguntaba ayer para justificar su decisión: «¿Si Aznar transfiere el 30% del IRPF a Catalunya eso es pacto de Estado, pero si lo hacemos nosotros se rompe España?

En ambas circunstancias me parece que hay una falta total de principios. En el caso de la ministra de Hacienda, porque no se puede aceptar como bueno algo que hace quince días se aseguraba que era malo. En el del presidente, porque hace trampa. La cuestión no es la que plantea, sino si la decisión que ha tomado él, con independencia de la que antes tomara otro, es buena o mala. Que Aznar hiciera daño a España (en realidad, a la población y a los territorios de por sí más pobres y desfavorecidos) con esa medida, como se le hizo cuando se introdujeron los cupos vasco y navarro en la Constitución, no puede servir como justificación cuando se toma una medida semejante.

Al PSOE le ha pasado exactamente igual que le ocurrió con la amnistía y que yo critiqué en su día. Y lo mismo que la ocurre a la derecha y a la extrema derecha cada dos por tres y que igualmente critico cuando ocurre, me entero y tengo tiempo o posibilidad de hacerlo. No se puede decir que algo es negativo e inaceptable y darlo por bueno al poco tiempo, porque interesa para obtener un beneficio. Eso es actuar sin principios, entendiendo que un principio es lo que dice la Real Academia, la norma fundamental que rige el pensamiento o la conducta.

Actuar sin principios y mucho más en política es aceptar que uno se permite hacer cualquier cosa o la contraria sin atender a si eso que hace tiene una consecuencia u otra, si está bien para la mayoría o si le hace daño. Y actuar afirmando que se lucha por ideales, cuando en realidad se actúa en virtud de cómo vaya el viento del interés propio en cada momento, es convertirse en un impostor o impostora, es decir, en una persona que se hace pasar por quien no es.

Quien me lea habitualmente sabe que he defendido en muchas ocasiones a este gobierno, a quienes lo apoyan, al PSOE y a Pedro Sánchez, en particular. Ahora no puedo hacerlo y siento mucho tener que decirlo: hacer política sin principios, es una impostura que degrada la política y perjudica a toda la ciudadanía.

19 comentarios

Julio Rodriguez López 1 de agosto de 2024 at 12:19

Necesidad de que los políticos tengan principios y , sobre todo, que no mientan.
Se ha llegado a presentar el acuerdo PSC-ERC como un paso de España a un modelo mas federal, cuando el acuerdo citado implica avanzar hacia un modelo confederal. Justo lo contrario, a lo mejor se peinsa que este es un país de analfabetos

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Juan Torres López 1 de agosto de 2024 at 15:59

Exacto

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Gabriel 1 de agosto de 2024 at 12:26

Lo entiendo, profesor. pero no se puede desgajar un principio particular de otros principios relacionados. Colocaríamos ese principio particular fuera de la realidad contingente. Un principio no puede ni debe ser una estaca en el desierto a la que nos encadenamos. Los prncipios también son dudosos en origen, no han sido establecidos por los dioses que también hemos creado y cambiado en nuestro devenir.

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Dioscoro 1 de agosto de 2024 at 13:12

Hemos oído, leído, escrito ya tantas cosas sobre el tema que poco nos parece ya original. Cataluña tiene un conflicto político con España desde hace siglos. Conflicto que no es fácil resolver si renunciamos todos a la violencia. Una salida política es precisamente la que, a mi entender, se está planteando ahora: lograr que la izquierda independentista catalana lidere estos tiempos en Cataluña frente al independentismo de derechas y AL MISMO TIEMPO lograr que colaboren con el Gobierno de España en estos tiempos tan, tan convulsos a cambio de un régimen fiscal similar al de vascos y navarros y salvaguardando de esa forma no solo la estabilidad política sino cumplir con la agenda social como mejor forma de contrarrestar la estrategia de las derechas españolas de tumbar al Gobierno. No esquivo el problema suscitado respecto de la financiación de las Comunidades pero, políticamente, resalto cuatro cosas ; a) que los socialistas mas rositas gobiernen Cataluña en medio de tantos independentistas como dicen que hay allí; b) que los llamados independentistas se comprometen con la gobernabilidad en España dándole apoyo; ) que al independentismo, como al balón, se le da una patada hacia delante sin fecha ni horizonte político alguno; d) que el independentismo catalán sale fracturado y debilitado. ESTOS OBJETIVOS POLÍTICOS BIEN VALEN AFRONTAR EL DESGASTE QUE SUPONE LA NECESIDAD DE AFRONTAR UNA REFORMA FISCAL DE TIPO CONFEDERAL.

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iluso 1 de agosto de 2024 at 13:18

Lo que más me desagrsda es el silencio de los que cogibiernan. Miran para otro lado con tal de seguir pisando alfombra, dejando la crítica a este tema exclusivamente en manos de la derecha. Aunque está lo haga de forma clínica.

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Manuel 1 de agosto de 2024 at 13:36

Me parece muy digno por su parte profesor, exponer con dignidad y sentido crítico su opinión, solo espero que no sirva a esos idiotas políticos o analfabetos políticos como los llama Bertolt Brecht, para darle alas y justificar todo lo que lleva haciendo está derecha degenerada que tenemos en España.
Y conste que no hago defensa del PSOE ni Sánchez, lo que está mal está mal y quien dice la verdad ni peca ni miente, es muy lamentable la política que se está haciendo en España, y más lamentable aún la respuesta del bulgo español.

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José Andrés Arribas Navarro 1 de agosto de 2024 at 14:23

Querido profesor. Como siempre, tienes razón y participio de tus principios y valores. Otra cosa es que las reglas de juego que se emplean para unos políticos no son las mismas que se hacen para otros. Aquí hay una ofensiva para derrocar al actual gobierno, con ataques por tierra, mar, aire, togas, mass media, etc. En condiciones «céteris páribus», tu presentación es intachable y no tiene discusión. Pero cuando se está a un gramo de ser expulsado del Parlamento por una banda de insolventes y politicastros que denuncian al contrario por hacer cosas, sin ser ciertas, que ellos mismos hacen y por los que están encausados, ¿cuál es el camino para sostener este mal menor?. Estoy lejos del PSOE, es más, lo considero un partido de derecha civilizada, pero no quiero que mi país caiga en manos de unos sátrapas que ya tenemos ejemplos de lo que harían si llegasen a tocar poder nacional. A partir de ahí, estoy de acuerdo que debe hacerse mucha pedagogía para explicar esos bandazos. Quizá hay que decir, que efectivamente se ha cambiado de opinión, porque la banca, los jueces, los grandes fondos de inversión, les medios (Planeta, Godó, etc) presionan tanto que no queda otra salida. En ese momento, veremos quién manda de verdad y estaremos en otra pantalla de la realidad política que nos hacen creer que vivimos. Quizá, haya que decir: cambiamos de discurso, porque tenemos detrás estos grupos, con nombres y apellidos que nos amenazan con «triturarnos» si no seguimos la senda que nos marcan y por eso para no caer en su discurso tenemos que aliarnos con los que no defienden esos interesas bastardos…. esto es lo mejor para clase trabajadora y por eso cambiamos tanto.
Con todo mi respeto, es mi opinión.

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Alberto Fernandez Fernandez 1 de agosto de 2024 at 14:56

Supongo profesor que ha visto alguna vez la película QUE BELLO ES VIVIR. Es casi imposible no haberla visto porque es un clásico de Navidad. En ella, un ángel se aparece a un hombre desmoronado, al borde del suicidio. El ángel, para sacarlo de su depresión construye un modelo contrafactual en el que le muestra que hubiese sido de su ciudad y su familia si él no hubiese existido. Todo sería un desastre.
Me gustaría que aplicase un modelo contrafactual a las decisiones que se supone rompen ciertos principios. ¿Qué sería de nuestro país?
Cambiar principios es necesario a veces en política. Lo hizo el PCE de Carrillo cuando renunció a la República. Lo hizo la UCD de Suarez cuando legalizo el PCE. Lo hizo el PSOE cuando nos introdujo en la OTAN. Lo que me duele es que Vd. «compre» la idea de la derecha de que los cambios de principio se hacen para mantenerse en el poder. Puede ser, pero también puede ser porque se piensa que es la solución menos mala. O puede ser por las dos cosas. Construya el modelo contrafactual y busque la solución menos mala.

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Copitodenieve 1 de agosto de 2024 at 15:59

Los «idiotas» somos muchos y más idiotas de lo que creemos que somos y parece que nos fuera bien cuando se avalamos con las vísceras políticas que van en detrimento de lo social, es decir, de nuestros intereses como comunidad.
Esperemos a ver que quieren hacer y que quieren que creamos que quieren hacer antes de abrirnos las carnes en canal.
Un saludo

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José Gómez 1 de agosto de 2024 at 20:08

Damas y caballeros, estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros.
P. Sanchez
Marxista ( de Groucho)

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JOSERRAT 1 de agosto de 2024 at 22:13

He leído con atención tus dos últimos articulos, referidos al acuerdo de financiación suscrito por el gobierno central con los partidos independentistas catalanes y quiero decir que me parecen demasiado contundentes y negativos.
El primero porque, sin conocerse aún los detalles del acuerdo, se mezclan cuestiones de carácter Tributario muy diversas y poco precisas: unidad y uniformidad fiscal, cesión de tributos, capacidad normativa, agencia tributaria propia, fondo de solidaridad…etc que deben ser tratadas con mayor precisión y rigor, si no se quiere argumentar superficialmente.
El segundo, de mayor carga ideologica, por lo que agradezco que el Prof Torres advierta que es más subjetivo. No puedo compartir totalmente su idea sobre lo que son los principios y su vinculación concreta a la hora de gobernar
Se trata de dos cuestiones amplias y profundas que no es posible comentarlas como merecen. Si me parece un acierto plantear esas cuestiones para reflexión general.
Solo decir que me extraña el uso de la expresión «hacer daño a España» por ser absolutamente equivoca.

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Carlos lp 1 de agosto de 2024 at 22:30

Las ideas claras y distintas premian,
con frecuencia, a la autoestima.
Renè Descartes sonríe.

La realidad de una acción de gobierno,
tanto de la Comunidad de Vecinos del bloque donde vivo, como de la del Gobierno de España y de los partidos que lo sostienen, en una realidad en extremo procelosa (Básteme ese calificativo), requiere algo más que las permanentes proclamaciones de principios y opiniones inalteradas e inalterables, por todos los representantes en el teatro donde cada quisque se desenvuelve. Y no siempre interpretando el mismo papel…

En estos tiempos, suele confundirse estrategia y tácticas. Mis maestros me insistían en que no eran lo mismo.

Por sus hechos los conoceréis, me repetían también.

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David Martínez 2 de agosto de 2024 at 09:43

Estoy de acuerdo en todo lo que dice tanto en este artículo, que atiende a la falta de criterios políticos, y por tanto de ética de gobierno, como en el de ayer, en el que efectúa una prospectiva muy aguda de las consecuencias de lo que se está tramando. Y todo para que Illa sea presidente de Catalunya y Sánchez de España, cuestiones deseables o no, pero que siendo contingentes, terminan desencadenando una lógica que viene para quedarse. Lo más curioso es que la derecha, que parece cada día más obtusa, habla de «estalinismo» sin entender que estas son medidas claramente reaccionarias, tan reaccionarias como es Puigdemont, que piensa exactamente lo mismo del mundo que ellos, pero desde claves hispanofobas. No veo lo del federalismo, ese es un trampantojo de Sánchez, que lo ha mentado para engañar a las demás autonomías. Ni Euzkadi ni Catalunya han querido jamás un Estado federal porque generaría una jurisdicción simétrica, y ellos apuestan por la asimetría, obviamente en su favor. Teniendo en cuenta que Madrid es un paraíso fiscal en la práctica, a lo que se suma todos los beneficios -legítimos y no legítimos- por ser capital, y que la singularidad de Euzkadi, Navarra y ahora Catalunya les sitúa en un marco de privilegio respecto a todos los demás, mi conclusión es que esto ayudará a hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. Soy de Valencia, la autonomía más infrafinanciada de España… la cosa es clara, si no eres problemático y no desarrollas mecanismos nacionalistas potentes, te quedas pobre para siempre. No pienso dejarme llevar por el mareo de enfrentamiento Madrid-Barcelona, son lo mismo en realidad, ambas pretenden quedarse el pastel en detrimento de los demás, y lo que harán al final es repartirlo. Ahora entiendo el Procés.

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Antonio Molines 2 de agosto de 2024 at 10:15

Claro, la verdad, los principios y la pureza ideológica os pertenecen a algunos en exclusiva. Todos los demás, o estamos equivocados, o somos unos vendidos.

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Juan Torres López 3 de agosto de 2024 at 19:09

Nadie ha dicho eso que usted critica. Lea bien lo que he escrito. Gracias

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José Luis 1º 3 de agosto de 2024 at 11:12

Apreciado profesor: en su blog de 310724 figura la entrada de Alberto Fernandez Fernandez que termina diciendo: “…la solidaridad a veces depende del color con que se mira. Aquí lo que se debería plantear es si el Estado Central- no confundir con gobierno-judicatura, policía, ejército, en general la Administración Central cumple su cometido democrático o no. ¿Si el Estado centralizado favorece mas la democratización del poder que el Estado Federal, o no?”
Para los que creemos que, como el Estado centralista de Chamberí ya lleva muchos siglos ejerciendo la solidaridad con resultados escasos, ya va siendo hora de que lo intentemos con un Estado más descentralizado. De momento, para empezar, podríamos tomar nota de Alemania donde cada länder tiene su propia administración tributaria que recauda los impuestos estatales y los propios que como länder tenga establecidos. Después el Gobierno Central o Federal se coordina con las administraciones de los länder para su distribución.

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José Luis 1º 3 de agosto de 2024 at 11:26

Y respecto a la impudicia de los política hemos de convenir que la política es también negociación entre oponentes y está en su metodología negar todo de entrada con el fin de acabar haciendo las mínimas concesiones.
Pero lo que me parece más importante: desdecirse de lo que era injusto y perjudicial (dejar la política en manos de jueces de partido o mantener la centralizacíón tributaria) para acabar diciendo lo que es justo y bueno (la ley de amnistía y la descentralización) no me parece impudicia sino justicia o, al menos, corrección de un error. Ya lo dice el refrán: «nunca es tarde si la dicha es buena»

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Antonio Molines 3 de agosto de 2024 at 17:02

Mi comentario del 2 de agosto lo cancelo y lo borro. Y estoy de acuerdo contigo, apreciado Juan, en tu comentario.

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Julio 6 de agosto de 2024 at 06:03

Los principios se cambian cuando hace falta. A si funciona todo esto. Es muy lamentable, pero es así.

Saludos.

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