Cuando los dirigentes de las grandes potencias hablan de Cuba suele ser para criticar a Castro y a su régimen político (a diferencia, siempre, de lo que hacen respecto de otros países como China o Arabia Saudí en donde se cometen atropellos muchísimo mayores a los derechos humanos). Pero no suelen hablar de otros hechos verdaderamente ejemplares que ocurren en Cuba.
Acaba de saberse, por ejemplo, que más de medio millón de personas de 28 países del Tercer Mundo han sido curadas gratis de la vista en los apenas dos años y cinco meses que lleva desarrollándose el programa cubano Operación Milagro. Un programa que opera pacientes con cataratas, glaucoma, pterigion (carnosidad en los ojos), ptosis (párpado caído), miopía, estrabismo, retinopatía diabética, retinosis pigmentaria y otras afecciones, con medicamentosgratuitos para antes, durante y después de las cirugías.
Las primeras 50 intervenciones se realizaron el 10 de julio de 2004, y desde entonces se viene llevando a cabo este proyecto cubano encaminado a preservar y devolver la visión a unos seis millones de latinoamericanos y caribeños sin recursos económicos en los próximos diez años.
Las intervenciones quirúrgicas de esta Operación Milagro se realizaban al principio en hospitales cubanos pero poco a poco se han ido abriendo centros oftalmológicos en otros países de la región. En Venezuela funcionan actualmente 13 instalaciones de ese tipo con 28 posiciones quirúrgicas, dos dependencias similares prestan servicios en Ecuador y Haití, una Guatemala y Honduras y 11 con 16 puestos quirúrgicos en Bolivia.
Hay que tener en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 50 millones de personas en el mundo son ciegas, y de ellas un millón y medio son menores de 16 años. Sólo en América Latina los necesitados de operación oftalmológica rondan los cinco millones mientras que en el Caribe más de medio millón pierde la visión cada año,muchas veces sin ser examinados por los médicos.
Lógicamente, la inmensa mayoría de estas personas no pueden recurrir a los tratamientos oftalmológicos que necesitan para poder ver debido a su falta de ingresos y a la privatización de los sistemas de salud que han propiciado las políticas neoliberales en los últimos años.
¿No es evidente, entonces, que el mundo sería mejor y los seres humanos más felices si los países que tanto critican a Cuba siguieran su ejemplo sanitario en lugar de convertir la medicina en una mercancía y el cuidado de la salud en un negocio?
¿Y no es bastante cierto que poder ver, alimentarse, educarse o vivir dignamente son los primeros derechos humanos que reiteradamente se violan en los países cuyos dirigentes tanto critican a Cuba?
¿No es entonces evidente que la preocupación por los derechos humanos de la que hacen gala es claramente parcial y simplista porque se empeñan en ver la mota en el ojo ajeno y no la viga en el propio?
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