Lamento la muerte de tres personas (inocentes con toda seguridad) en los disturbios que ha provocado en Grecia el plan de empobrecimiento social que están imponiendo los ricos a los más desfavorercidos. Su vida vale más que cualquier otra cosa y es lamentable y triste que eso haya ocurrido pero creo que el dolor y la tristeza por su muerte no pueden ocultar lo que hay detrás de ello. Y, sobre todo, el por qué tanta gente quiere quemar los bancos. Los banqueros, su dinero, llevan matando a cientos de miles de seres humanos desde hace años y no parece que esas muertes hayan conmovido mucho. Hay que parar la barbarie, dirán ahora, pero solo verán barbarie en la actuación de los deseperados, nunca en la de los causantes de todo y en la de quienes más se aprovechan de ello. Está empezando una época muy dura y me temo que el dolor lo vamos a sentir muy de cerca.
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