Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López
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Privatizar el mar, socializar el mal

La irrupción en la escena política argentina del anarquista de derechas Javier Milei permite comprobar con toda claridad lo que de verdad hay detrás de esta oleada global de nuevos líderes que se presentan a sí mismos como paladines de la libertad.

Hace unas semanas ya comenté el origen y algunas de sus propuestas (aquí). Mencioné cómo su aparición en la escena mediática y política no había sido casual, sino alentada por el dinero. Mostré su mala educación, su violencia verbal y gestual, el desprecio hacia sus oponentes, a quienes insulta y ataca con toda clase de improperios y sobre los que miente sin descanso. Y también comenté algunas de sus medidas estrella, como establecer mercados para comprar y vender órganos humanos.

Ahora que ha pasado a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales es buena oportunidad para comentar brevemente las contradicciones y el cinismo de su ideología, pues la presenta a la opinión pública como lo que no es.

Milei se declara como libertario, un término que, según la Academia de la Lengua, define a quien “defiende la libertad absoluta y, por lo tanto, la supresión de todo gobierno y de toda ley”. Sin embargo, no reconoce y, por tanto, no condena lo que hicieron los militares argentinos: utilizar el Estado para imponer una dictadura que les permitiera acabara con toda disidencia, torturando o incluso quitando la vida a miles de compatriotas. De la misma manera que dice ser enemigo de la deuda, pero oculta que la argentina procede, justamente, de la época de esa dictadura, cuando los militares ladrones la multiplicaron; en ocasiones, mediante créditos corruptos que ni siquiera llegaron a Argentina y que, desde luego, no utilizaron en beneficio general de su pueblo.

Milei no es liberal, como dice, porque no defiende la libertad, sino que es su enemigo pues no la reconoce ni respeta para los que piensan de modo diferente. Y porque no es, en realidad, partidario de la mínima intervención del Estado, sino de su utilización como instrumento contundente para conceder más privilegios a quienes ya de por sí disponen de mayor cantidad de recursos. Tal como hicieron, antes que él, Margaret Thatcher o Ronald Reagan, o como hacen ahora cuando gobiernan los que igualmente se llaman libertarios. Basta ver los datos inequívocos de la distribución de la renta tras sus gobiernos.

Milei y sus seguidores no respetan, como dicen, el derecho de propiedad, porque no lo respeta quien se apropia de lo que no es suyo. Tal y como ocurriría si se llevaran a cabo algunas de las medidas que han propuesto tanto el candidato como sus seguidores. Por ejemplo, privatizar el mar o las ballenas y, en general, los recursos comunes.

Con este tipo de propuestas privatizadoras, es Milei quien se convierte en enemigo de la propiedad porque, de hacer algo así, estaría usurpando recursos muy valiosos a sus auténticos dueños. La propiedad que hay que respetar no es sólo la privada, sino también la común o colectiva. ¿Acaso quien roba el ascensor de un bloque de viviendas, propiedad de todos sus vecinos, no es un ladrón por el hecho de que sea propiedad común de todos ellos?

Plantear que se privaticen los recursos naturales comunes es un robo porque ninguno de ellos nos ha sido dado a ningún ser o grupo humano en singular; es la humanidad en su totalidad -las generaciones actuales y las futuras- quien está llamada a disfrutar de todos ellos, pero como en préstamo, ni siquiera como dueña. Y, por tanto, ningún ser humano tiene capacidad o legitimidad para asignar su propiedad a nadie en particular.

Milei quiere privatizar lo que es común y lo hace haciéndonos creer que sus preferencias inhumanas, como la de poder comerciar con bebés u órganos vitales, sus principios egoístas e insolidarios (acabar con las ayudas a quien nada tiene), su rechazo a la libertad de quien no piensa como él y su sentido privilegiado de la propiedad, son los valores comunes a toda la sociedad. Quiere que el mar que es de todos sea propiedad de unos pocos, y que el mal que defienden unos pocos sea socializado y asumido por todos.

Espero que el pueblo argentino recuerde cuando vote el próximo día 19 lo que decía el sabio Leonardo da Vinci: «Quien no castiga el mal, ordena que se haga».

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7 comentarios

José Gómez 5 de noviembre de 2023 at 12:47

Lo que es difícil de entender es el seguimiento y la aceptación cada vez mayor que tienen estos profetas de la maldad.
No hace mucho el pueblo los rechazaba, había una Conciencia Universal que los consideraba inhumanos y peligrosos, ¿qué ha pasado para este cambio tan radical?, ¿Desengaño y frustración por la política que prometía y no cumplía?, pues ¡en buen sitio vamos a plantar la era!

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Antonio Moll 5 de noviembre de 2023 at 15:35

Estos asuntos fuera de toda humanidad . ¿No tendrán que ver con la acaparación de los recursos economicos por una minoria que defiende su estatus y propiedades con todos los medios a su alcance algunos de los cuales son simplemente un horror para no emplear palabras mas fuertes como hacen ellos ? , Saludos

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José Luis Pineda Acosta 5 de noviembre de 2023 at 16:50

Cuando la historia juzgue la criminalidad del Estado ,ya será tarde. Nadie devolverá la vida a las miles de personas asesinadas, ni el territorio usurpado. Como tampoco devolverá la dignidad y la vergüenza a la comunidad internacional que miró hacia otro lado. Ya basta.
La historia está demostrando que lo único que mueve el mundo es el dinero.

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Alfonso 5 de noviembre de 2023 at 20:22

Los peores terrorista de toda la historia, siempre fueron los estados y quienes los amparaban o vivían amparados en ello(La iglesia).

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Antonio Moll 5 de noviembre de 2023 at 22:15

Pienso que debemos tener algún control en lo que se dice en este espacio . Las alternativas no son muchas y podemos perdernos facilmente . Comentar que los estados son los peores terroristas nos deja sin salida . Tenemos a karl Marx y la necesidad de eliminar la propiedad privada de los medios de producción , a Bakunim y la eliminación de cualquier estado o autoridad y luego esta la social democracia que pretende conseguir reformar el sistema trasfiriendo poder y recursos economicos desde los grandes centros de riqueza a la ciudadania .

Yo creo que nosotros en España debemos situarnos en la via socialdemocrata y trabajar desde esa posición . Es verdad que han existido y existen estados extractivos que ayudan a las clases sociales pudientes a extraer mas aun pero hay otros estados inclusivos como Dinamarca que ha desarrolado un estado de bienestar con pensiones , becas de estudio ,.asistencia sanitaria y ayuda a las familias .En mi opinión son esos estados nordicos en Europa , Suecia , Dinamarca el ejemplo que hay que seguir e ir incluso mas alla si es posible .
Espero que estos comentarios sean de utilidad.

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JANO 6 de noviembre de 2023 at 12:30

Profesor Torres, el ejemplo del ascensor es perfecto. Digamos que lo entiende hasta el más tonto.
Yo creo, que estos monstruos son creaciones del dinero directamente. El DINERO sabe que lo justo es aportar a la caja común del Estado en lugar de desasistirlo adrede.
Saben que lo justo y necesario sería repartir, pero en lugar de eso, deciden girar la tuerca y darle otra vuelta. Si las roscas resisten, logran su objetivo y los desposeídos lo serán un punto más. Si las roscas se pasan o el espárrago se rompe, (es decir; se genera una enorme convulsión social) el pato lo pagarán de nuevo los desposeídos a manos de los salva-patrias del sistema…..
Creo que lo tienen (permitame la expresión) jodido lo miren por donde lo miren.
Si evitan que Milei ponga sus zarpas delegadas en el Estado, algo de tiempo habrán ganado, y parte del peligro estará conjugado, pero no sé por cuánto tiempo…..

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Elsy del Carmen Laucho Contreras 25 de noviembre de 2023 at 00:58

Ahora, Presidente. Entregando el gobierno a Macri, fomentando cada vez más la grieta. Se vienen tiempos muy oscuros y difíciles no sólo para Argentina, ¡ojito! es como de no creer… y la dirigencia peronista… desde el domingo está en modo missing, lo más loco…

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