Cuando comenté la reforma constitucional que en unos días prepararon el PSOE y el PP para satisfacer a los poderes financieros sin consultar al pueblo (en el artículo Los Trileros Mayores del Reino y la clave de la reforma constitucional) manifesté que frente al engaño con que se quería llevar a cabo esta reforma ilegítima de la Constitución que podía comportar en el futuro un grave daño para los intereses de la nación, no cabía otra alternativa que activar un nuevo poder constituyente que elabore una nueva Constitución, en la línea que había avanzado días antes Rubén Martínez Dalmau en su artículo ¿Quién puede reformar legítimamente una Constitución democrática?.
Ahora, un amplio y variado grupo de personas han convocado una asamblea en Sevilla para promover un proceso constituyente en nuestro país, un horizonte que puede parecer lejano pero que resultará imprescindible cuando los ciudadanos se den cuenta de las dramáticas consecuencias que tiene para sus vidas el que los partidos gobernantes pisoteen incluso la constitución actual, la soberanía nacional y los derechos sociales para ponerse a la orden de los grandes poderes financieros.
Yo creo que más que preparar asambleas constituyentes por unos pocos, como si ya estuvieran los ingredientes listos, lo mejor sería dedicarse a acumular fuerzas para hacerlas inevitables a base de sumar a mucha más gente y de tener las ideas más claras pero, en cualquier caso, he suscrito el llamamiento, aunque más por una cuestión de principios que por estar convencido de lo acertado de la estrategia, y dejo aquí el enlace donde se puede firmar.
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