Prólogo al libro Ganancia social, beneficio privado de Carlosa Tuya (El Viejo topo, 2025)
El libro que el lector o lectora tiene en sus manos no es una obra aislada. Forma parte, por el contrario, de un elenco de publicaciones que Carlos Tuya ha venido produciendo desde los primeros años de la Transición. Por ello me parece fundamental situarlo en dicho contexto antes de comentarlo en estas páginas con el exclusivo propósito que debe buscar quien prologa un libro: no desvelarlo, ni desarrollar sus contenidos, sino poner al lector en situación, llevarlo a las puertas de la obra, haciendo que el encuentro en que se traduce siempre su lectura se produzca de la forma más enriquecedora posible.
Debo decir antes que escribirlo a petición de Carlos me supone una doble emoción (palabra que etimológicamente significa el impulso que nos mueve a la acción). La primera es la de rememorar viejos tiempos de ideales, análisis, luchas y camaraderías que han sido una pieza fundamental de mi trayectoria vital, personal, formativa y profesional en el mundo universitario, al que he dedicado prácticamente toda mi vida. La segunda emoción deriva de la responsabilidad y el compromiso que me supone escribir estas páginas introductorias. Esta obra de Carlos Tuya, como indicaré más adelante, es especialmente relevante pero también muy compleja e incluso polémica, de modo que debo ser muy cuidadoso para evitar que mis palabras condicionen su lectura posterior, bien porque mi interpretación no sea del todo ajustada o porque vaya más allá o me quede antes del lugar exacto al que quieren llegar las tesis que contiene. Intentaré, en todo caso, introducirla de la forma más honesta posible y tratando simplemente de actuar, como he dicho, propiciando la mejor comprensión y el encuentro más placentero entre el autor y quien decida leer esta obra.
Antes que nada, como he dicho, me parece necesario ser consciente del lugar que este libro ocupa en la obra completa de Carlos Tuya, al menos hasta el día de hoy, porque su fecundidad intelectual es tan grande que cabe pensar que, antes de que esta haya visto completamente la luz editorial, una nueva venga ya de camino.
En mi opinión, la aportación intelectual de Carlos Tuya al pensamiento crítico y de izquierdas en España ha sido y sigue siendo fundamental. Me atrevería a decir que hay muy pocas obras militantes que se puedan equiparar a la suya, no sólo por esa fecundidad que acabo de mencionar, sino también y sobre todo por su originalidad, capacidad de establecer principios y, a su vez, de cambiar de rumbo y abrir nuevos horizontes cuando se modifican las situaciones. Y todo ello, en los tiempos en que el conservadurismo, la falta de metodología adecuada, de relato de futuro y de un análisis realista y acertado de la coyuntura en la que actúa, predominan, desgraciadamente, en el seno de las diferentes ramas o corrientes de las izquierdas. No sólo en España, sino en todo el mundo.
Para contemplarla en su conjunto, y sin poder realizar un análisis exhaustivo que haría larguísimo este prólogo que debo reducir en extensión a lo imprescindible, creo que se podría dividir en dos grandes periodos. En el primero yo incluiría los trabajos que Carlos Tuya elaboró, como dije, en los años de la Transición y los dividiría, a su vez, en tres grandes componentes.
El primero sería su libro Aspectos fundamentales de la revolución española. La vía al socialismo en un país desarrollado (Puede encontrarse digitalizado en: https://bit.ly/3Wqqywv ). Se trata de un libro de 208 páginas en su edición legal con sólo tres capítulos de títulos bien expresivos de su contenido: Análisis de las contradicciones de la sociedad española, democracia formal y democracia directa y revolución nacional e internacionalismo proletario.
Fue una obra, a mi juicio, fundamental por dos razones principales. La primera, mostrar la naturaleza socioeconómica del régimen franquista, su composición de clases y, por tanto, el tipo de alianzas que se iban a dar, por un lado, para intentar salvar los muebles del poder dominante en el proceso de transición y, por otro, las posibles e imprescindibles para articular proyectos alternativos que desearan impulsar un cambio profundo hacia la democracia. La segunda, señalar que el «problema de la democracia» en España no residía exclusivamente en desgajar la cáscara autoritaria de los aparatos del Estado franquista, reconociendo libertades y derechos y estableciendo fórmulas democráticas de representación y gobierno. Algo, en todo caso, imprescindible pero, como digo, no suficiente.
En ese libro se muestra que la dictadura franquista no fue simplemente un modo autoritario de ejercer el poder sino que constituía, en realidad, un régimen o sistema de poder diseñado para salvaguardar el interés de unos grupos sociales muy minoritarios que conformaron, tras la guerra civil, una auténtica y muy pertrechada oligarquía. La dictadura no era, por tanto, la mera ausencia formal de democracia, sino el modo de asegurar la concentración de la propiedad y el funcionamiento de una economía oligopolizada, dominada por grupos monopolistas, extractores intensivos de rentas, en dependencia servil del capital internacional, clientelista y en la que la fuente de los beneficios extraordinarios no procedía de la competencia o el desarrollo tecnológico, sino de las regalías que proporcionaba la cercanía al poder político o, incluso mejor dicho, su apropiación.
En este libro se planteó una tesis central, desgraciadamente muy alejada de la que mantenía por aquel tiempo el resto de las fuerzas de las izquierdas: la transición y la instauración de la democracia quedarían a medio plazo hipotecadas si, además de erradicar la envoltura autoritaria del régimen, no se desmantelaba el poder oligárquico y no se concebía la propia transición como un proceso que llevara la democracia también a la vida económica y al conjunto de las instituciones, desarticulando las redes sobre las cuales se había fortalecido durante más de cuatro décadas. Las consecuencias de no haberlo hecho, o de apenas haber avanzado en esa línea en estos casi 50 años últimos, creo que son tan evidentes en estos días que no merece la pena que me detenga a comentarlas.
Una segunda obra de esa época es La función histórica del Estado y la democracia (Akal, Madrid 1980, todavía disponible a través de diversos portales o plataformas de internet.), de contenido más teórico y, en mi opinión, con tres aportaciones principales. La primera tiene que ver con la concepción del Estado. A diferencia de las tesis dominantes en aquel tiempo que lo contemplaban como una especie de contenedor susceptible de usos diferenciados, Carlos Tuya contempló la estructura estatal como una instancia intrínseca de dominación, un instrumento esencial para producir cambios sociales, pero cuya capacidad de intervención se ve afectada por la correlación de fuerzas existente fuera de él, de modo que no basta con ocuparlo, para conseguir que actúe en la dirección deseada. No tener esto costó caro en diversos procesos de cambio, como los de la Unidad Popular de Chile o la Revolución de los Claveles de Portugal, por citar tan sólo a dos. Se planeaban estrategias de toma del poder con el objetivo de modificar la realidad desde los aparatos antes ocupados por la derecha. Un proceso que Armand Mattelart calificó como de inversión al analizar lo ocurrido con la comunicación en Chile. Es decir, queriendo utilizar el viejo Estado para darle la vuelta y tratar de que hiciera otra cosa con su mismo diseño o cascarón.
En el libro de Carlos Tuya se mostraba que el cambio social revolucionario no podía surgir de ese tipo de estrategia, sino que resultaba imprescindible crear mecanismos de contrapoder, otro Estado o formas paraestatales alternativas, por decirlo gráficamente, de donde naciera otro modo de ejercicio del poder, nuevas fuentes de legitimación y, una segunda tesis, nuevos contenidos y formas de democracia. Pues tampoco bastaría que esta fuese un mero sistema de representación, por fundamental que este sea, sino que debería ser también directa, deliberativa y efectivamente participada.
En ambos libros quedaban claras otras dos ideas fundamentales que serían de gran importancia cuando se estaba comenzado a desarrollar la globalización neoliberal de nuestra época. Una, subrayaba que darle centralidad a la dimensión nacional de los procesos de transformación no era sólo una elección, sino el mejor modo de diseñarlos y ponerlos en marcha con eficacia. La segunda, señalar que estos procesos debían concebirse como partes, engranajes o eslabones de estrategias internacionalistas, aunque estas no podrían concebirse a la antigua usanza, como liturgias de fidelidad e imposición, sino como sinergias multilateralmente liberadoras.
El tercer componente de ese primer periodo de la obra de Carlos Tuya estaría constituido por un numeroso abanico de aportaciones en forma de análisis de coyuntura que fueron publicándose en diversas revistas y medios, naturalmente clandestinos duranta varios años. Aunque el núcleo duro de sus tesis esenciales se encuentra en los dos libros mencionados, me parece que este conjunto de artículos -hoy de difícil acceso- tuvo tres méritos principales. El primero, su acertado seguimiento de la coyuntura, hasta el punto que podría decirse que muchos de ellos anticipaban con semanas o incluso meses de antelación lo que iba sucediendo en la correlación de fuerzas y en el resultado de los procesos que derivaron en una transición a la democracia de carácter tan ambivalente y poco ejemplar en muchos aspectos como la que vivimos (sobre todo, en lo relativo al poder judicial, al mediático o con el ordenamiento de la propiedad y de la economía en general). El segundo mérito fue el análisis constante de la correlación de fuerzas que tenía como referencia el marco de las alianzas necesarias para poder poner en marcha y fortalecer un proceso orientado no sólo a instaurar las libertades formales sino, además, a combatir el poder oligárquico sobre las instituciones y la concentración extraordinaria de la propiedad que empobrecía la economía, haciéndola rentista y dependiente. El tercero, una constante llamada a la unidad de la izquierda, política y sindical, como único e inexcusable instrumento para disponer de fuerza suficiente frente al poderoso poder de los grupos que, desde dentro del franquismo, preparaban la transición con el objetivo de preservar sus privilegios, fortunas y capacidad de decisión. Las consecuencias de no haber avanzado por este camino, al que tantas veces llamó Carlos Tuya en sus artículos de coyuntura, también me parecen tan evidentes que no precisan comentario alguno.
El origen de la segunda etapa de la obra de Carlos Tuya, en la que se incardina la que ahora me ha pedido que prologue, creo que puede situarse en 2014, una fecha por demás simbólica, pues en ese año Podemos concurrió por primera vez a un proceso electoral como expresión del previo movimiento del 15M, lo que supuso una auténtica enmienda a la totalidad del proceso de la Transición. Por cierto, desgraciadamente desaprovechada, además de por una cacería política impropia de una mínima democracia, por errores propios de todo tipo que el propio Carlos Tuya ha ido analizando con detalle desde entonces.
Para no cansar a quien sólo espere de este prólogo lo que debe ser, un comentario de presentación del libro que introduce, me limitaré a relacionar los títulos de las obras sucesivas, todas ellas disponibles en internet incluso gratuitamente en sus ediciones digitales:
Democracia Ampliada (2014).
Evolución, cultura y socialismo: La dimensión ideológica de las ciencias humanas y sociales (2015).
Pensar el socialismo en el siglo XXI: El Agente Político para la transformación de la sociedad (2016).
Marx desencadenado (2018).
La sinrazón populista: El trampantojo político/ideológico de Ernesto Laclau (2018).
El Robot Socialista: El nuevo paradigma de la sociedad digital (2020)
Conjeturas: sobre la transformación evolutiva del sistema socioeconómico capitalista (2021).
El Voto y el Algoritmo: La transformación del capitalismo en la Era Digital (2022).
En todas estas obras hay elementos de análisis comunes y, en cada una de ellas, aportaciones especializadas que permiten construir, en conjunto, un corpus teórico de extraordinario valor, por su originalidad, novedad y, sobre todo, por su utilidad política, práctica y pragmática, a la hora de desarrollar estrategias de avance hacia el socialismo en el mundo de nuestro tiempo.
Resumiré a continuación las que me parecen sus principales aportaciones, tomando todas esas obras en conjunto para no extenderme en su exposición, aún a costa de generalizar y quizá de cometer alguna imprecisión, o de dejar a un lado matices que merecerían ser comentados en un análisis más detallado.
a) Repensar la democracia, reclamando su centralidad en cualquier tipo de estrategia frente al capitalismo y lejos, por tanto, del desprecio con que a veces ha sido tratada por la izquierda, al considerarla una institución burguesa o sostenedora del capitalismo. Tuya, por el contrario, plantea reforzarla, ampliarla y darle contenido porque lo que es cada día más consustancial con el capitalismo no es la democracia en sí, y ni siquiera en la más tímida o exclusivamente formal o de representación, sino su vaciamiento, su incompatibilidad cuando este sistema económico no puede sostenerse reconociendo y dando satisfacción a las preferencias mayoritarias en la sociedad.
b) Releer el marxismo con libertad y sin prejuicios, para aliviarlo de tópicos y lecturas simplistas, reduccionistas e ideologizadas; religiosas, si se me acepta la expresión para referirme a su utilización como catecismo. Y también, por qué no, para sacudirle los errores y una carga que a veces se hace pesada de inevitable extemporaneidad en algunos de sus análisis, enfoques y conclusiones.
c) Analizar la naturaleza humana y la del sistema social a la luz de los desarrollos y descubrimientos del conocimiento científico más avanzado (física, biología, neurociencia, psicología, sociología, evolucionismo, sistemas complejos, informática y cibernética…), lo que permite saber hasta qué punto y de qué modo la especie humana puede ser capaz de transformar su entorno y cómo y cuándo esta capacidad se convierte a veces no sólo en una posibilidad, sino en una auténtica y perentoria necesidad.
d) Suplir la carencia posiblemente más paralizante del pensamiento de izquierdas de las últimas décadas: su incomprensión de la complejidad y, por tanto, de la naturaleza real de los procesos de cambio y transformación. Sólo tomándola en consideración, conociendo sus leyes y sabiendo cómo operar en entornos complejos, se puede superar el adanismo que lleva a pensar que los hechos sociales se pueden producir ex novo, la ingenuidad de pensar que los momentos revolucionarios son suficientes para transformar auténticamente la realidad social, o el simplismo que lleva a creer que el avance hacia el socialismo es ineluctable, como resultado de una especie de mecánica lineal de dirección predeterminada e invariable. Carlos Tuya, por el contrario, ha demostrado en esos libros que los cambios sociales se producen (no porque se quiera, sino porque no pueden darse de otro modo) gradualmente, como efecto de la intervención de los seres humanos orientada a generar escenarios de bifurcación y a aprovechar los momentos de oportunidad que se van produciendo.
e) Analizar el papel de extraordinaria trascendencia que el cambio tecnológico está teniendo y va a tener en nuestra época, cuando estamos a las puertas de la transformación que llevará consigo la Inteligencia Artificial, de consecuencias concretas todavía inimaginables pero de indudable efecto revolucionario.
De todos estos elementos podría decirse que se deriva una problemática central y común, con mayor o menor intensidad, en todas las obras recientes que mencioné: cómo desenvolverse, cómo crear sujetos políticos y diseñar estrategias de cambio social sistémico en medio de una revolución tecnológica y en el contexto de la complejidad. Y es precisamente ante esta problemática en la que se sitúa, finalmente, Ganancia social, beneficio privado, la obra que, por fin, voy a intentar presentar ya muy brevemente porque, en realidad, lo dicho hasta ahora sirve también de introito para entender su pretensión y el porqué de su contenido.
En este libro, Carlos Tuya se introduce en las entrañas del capitalismo de nuestra época para revisar dos grandes planteamientos de Marx: el que hizo para analizar el origen de la explotación en el capitalismo y el que le llevó a formular las leyes del desarrollo capitalista. Así, en primer lugar, Carlos Tuya analiza el proceso por el que se crea el valor en una etapa del capitalismo dominada por el conocimiento como recurso principal y estratégico en la producción y, a posteriori, cómo se apropia, teniendo en cuenta que se trata de un recurso intangible, sutil y poroso. Dicho en terminología más clásica o directa, lo que Carlos Tuya ofrece en este libro es un análisis de cómo se produce la explotación en un capitalismo que ha pasado de ser de la mercancía al del conocimiento.
Cualquier persona que haya tenido una mínima relación con la literatura dedicada a analizar esta problemática sabe que Carlos Marx situó el origen de la explotación en la generación del plusvalor o plusvalía, es decir en una parte del fruto del trabajo que no es apropiada por el trabajador como salario sino por el empresario. Y tampoco es difícil percatarse de la importancia trascendental que tiene determinar con rigor y realismo el proceso y el modo exacto en que se produce esa apropiación y en qué medida una parte se apropia de lo que la otra ha generado. Es una cuestión trascendental para que se pueda poner en cuestión el sistema capitalista por estar éste basado en esa explotación del trabajo, así como para quienes tratan de defenderlo asegurando que eso no es lo que sucede.
Esto último es lo que desde hace más de un siglo viene defendiendo la economía convencional, al tratar de demostrar que la retribución del trabajo, el salario, es simplemente la que equivale a lo que el trabajador aporta a la producción, su llamada productividad marginal. No es casualidad, por ello, que el economista que por primera vez hizo este planteamiento, John B. Clark, se haya consagrado como una de las grandes figuras del análisis económico. A pesar de que la falsedad de tal principio ha sido mostrada incluso matemáticamente casi desde el mismo momento en que fue formulado. (Una exposición breve y sencilla de la falsedad en que se basa en este aspecto la economía convencional dominante y la razón de por qué la sostiene puede encontrarse en Mentira 5. Se recibe como salario o como beneficio lo que cada cual aporta a la producción. En Torres, Juan. Econofakes. Deusto. Barcelona 2021.
La revisión que Carlos Tuya hace del planteamiento inicial que hizo Carlos Marx es imprescindible no sólo porque los procesos de trabajo y de generación de valor han cambiado sino porque, desde entonces e incluso en esta última etapa de capitalismo del conocimiento, se han realizado interpretaciones, en algunos casos, muy poco acordes con lo que sucede en la realidad y, por tanto, con implicaciones de estrategia política bastante desgraciadas.
A mi juicio, la tesis central y más decisiva desde el punto de vista político que Carlos Tuya sostiene en este libro es la que afirma que, en esta etapa del capitalismo, el capitalista no sólo se apropia del plusvalor que corresponde al análisis primitivo de Marx, sino también de una ganancia social que el trabajador genera. Esta aportación del trabajador sería, según expone Carlos Tuya, una auténtica inversión de valor que el empresario desnaturaliza para convertirla, como dice el título del libro, en beneficio privado.
De esta idea surge una de las tesis fundamentales del libro: de la aportación de esa ganancia social por parte del trabajador nace un derecho a la cogestión que no es sólo de participación (como existe en algunos países capitalistas) sino de ejecución, de la naturaleza y con la trascendencia que se expresa claramente en la página 37: Si la explotación la referenciamos a la ganancia social podemos plantear el derecho de los trabajadores, en cuanto inversores de su capital intelectual a participar en los beneficios que se apropia la empresa como derecho de su capital. Este planteamiento permite tanto reclamar el derecho de cogestión como inscribirlo en el gradual proceso de transformación del capitalismo.
Una segunda revisión del análisis de Marx le lleva a corregir su determinismo lineal para situar el análisis de la explotación en el capitalismo del conocimiento en su ámbito real, el de la complejidad. Si el análisis anterior requiere un alto grado de abstracción y hay que enfrentarse a conceptos que quizá provoquen alguna disonancia en quien esté habituado a los que se suelen usar en la economía convencional, en esta segunda parte de la obra Carlos Tuya entra de lleno en el terreno de la estrategia de transformación y proporciona, a mi entender, las claves más relevantes del libro, formuladas, además, de una forma más asequible y pegada al terreno.
En sus dos últimos capítulos se condensan, de hecho, la mayoría de las reflexiones centrales de todas las obras anteriores para señalar cuál es la naturaleza de los procesos de transformación en un sistema complejo como es el capitalismo, los recursos que los sujetos tienen a su disposición para tratar de cambiar las reglas que abren posibilidades de transformación, y cómo modificar lo que llama relaciones distribuidas de poder, es decir, la expresión del conflicto de intereses inherente a todo sistema social (p. 35), y cuyo cambio -dice Carlos Tuya- es el núcleo estratégico de los procesos graduales de transformación (p. 54).
La lectura de los dos primeros capítulos de este libro proporciona un bagaje teórico extraordinario, aunque es cierto que reclama una lectura atenta y mucha atención a los conceptos que se utilizan y a los razonamientos que Carlos Tuya despliega siempre con precisión incisiva. Vale la pena disfrutar de su lectura por el interés que siempre tiene introducirse en los valles más recóndito del sistema capitalista y en el análisis de su naturaleza profunda aunque, por tanto, el más complicado y difícil. Sin embargo, me atrevería a decir que la de sus dos últimos es el recorrido obligado que debe realizar quien hoy día se preocupe por el diseño y puesta en marcha de acciones encaminadas a impulsar cualquier tipo de proceso de transformación social.
La lectura y la comprensión de las tesis fundamentales que se plantean en Ganancia social, beneficio privado son un primer e imprescindible paso para desentrañar la naturaleza de la explotación en el capitalismo de nuestros días y lo que políticamente implica; para desembarazarse de los errores metodológicos procedentes del determinismo lineal que en tan gran medida han contribuido a la impotencia de las fuerzas progresistas ante los avances del capital en las últimas décadas; y para superar la parálisis de la izquierda que Carlos Tuya ha descrito como anclada hasta ahora en una ortodoxia marxista huérfana de narrativa por el fracaso del socialismo soviético en sus distintas variantes, pasadas y presentes. (Carlos Tuya. La sinrazón populista: El trampantojo político/ideológico de Ernesto Laclau. Amazon 2018, pág. 9).
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