Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Se prohíbe vender y comprar libros en la Universidad: lo llaman excelencia

Hay un «chiste» de El Roto que no se me va de la cabeza. En él, un padre dice a su hijo adolescente: «Ya ha empezado el curso. Déjate de libros».

Lo recuerdo constantemente porque tengo la impresión de que esa idea es la que domina la actuación de los responsables de autorizar actos académicos en mi Facultad: ¡no se os ocurra comprar libros!

Hace unos años solicité permiso para presentar uno de mis libros en mi centro y la Decana de entonces me lo prohibió porque, según me dijo, estaba prohibido venderlos en espacios universitarios. La negativa fue tan tajante que me limité a denunciarlo en las redes y a buscar otro lugar para presentarlo.

Hace unos días, pensando ingenuamente que el nuevo decano representaba un tiempo nuevo en la vida de mi Facultad, volví a pedir permiso para presentar mi nuevo libro, Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo inciden en nuestras vidas, editado por Ediciones Deusto, una de las editoriales españoles de mayor prestigio en temas económicos.

Mi gran sorpresa fue cuando recibí una comunicación en la que se me decía que se autorizaba el acto de presentación del libro pero que, cito literalmente, «queda excluida la posibilidad de venta.» (la negrilla y el subrayado estaban en la comunicación oficial, para que me quedara bien claro, supongo).

Protesté ante lo que me parecía, de nuevo, una sinrazón y un criterio completamente contrario al espíritu de nuestra institución centenaria.

Ante el revuelo que levantó mi denuncia del caso, varias personas me dijeron que la prohibición no procedía del decanato sino de una orden de la gerencia de la universidad. Llamé al gerente de mi Universidad quien me atendió, por cierto, muy rápidamente y con gran amabilidad. Me dijo que efectivamente hay una instrucción de gerencia que prohíbe que en los espacios universitarios se lleven a cabo actividades comerciales pero que él entendía que quizá la oferta y venta puntual del libro que se presenta en un acto académico podría considerarse no afectada por esa instrucción. Aunque me insistió en que esa interpretación correspondía, en última instancia, a los decanos o decanas de los centros.

Como dije en el comentario que hice en redes, no sé si mi sentimiento es en mayor medida de indignación o de pena.

Se podría discutir si prohibir toda actividad comercial en el seno de la universidad tiene sentido o no. A simple vista, podría parecer que es sensato, si se piensa quizá en la de grandes empresas con ánimo de lucro (un ánimo, por cierto, que tampoco creo que haya que condenar en términos absolutos). Pero ¿acaso tiene sentido prohibir también el comercio de todo tipo de productos; por ejemplo, elaborados por estudiantes o profesores, los pequeños mercados, el trueque o la artesanía, libros modestamente editados por los jóvenes a quienes enseñamos, o incluso los productos de microempresas universitarias? ¿Es lógico que animemos constantemente a que emprendan y que luego no demos oportunidad para que muestren el resultado de su imaginación y creatividad, o incluso que se lucren con ella? Entiendo que es un tema que puede ser polémico pero ¿merecedor de una negación taxativa? En todo caso, lo que me ocupa ahora es otra cosa,  la prohibición de vender libros publicados por profesores de la universidad el día en que se presentan. Algo que me parece francamente irracional, estúpido y anti universitario.

En la comunicación del decanato se me decía que solo podrían asistir 182 personas al acto de presentación. Supongamos que hubiese un lleno completo: ¿Cuántas creen ustedes que podrían comprar el libro? Aceptemos el supuesto completamente irrealista de que todas ellas (yo incluido) lo comprasen. Calculo que, en ese caso, mis derechos de autor serían de unos 250 euros e imagino que algo así ganarían también el comercial que estuviera allí y la editorial. ¿Eso es un negocio que merezca ser prohibido radicalmente? Si el rectorado y el decanato de la Universidad de Sevilla consideran que esas cifras son inaceptables ¿no podrían cobrar algún alquiler en lugar de prohibir la venta de libros?

Mi Facultad  celebra este curso su cincuenta aniversario y con ese motivo se han organizado un buen número de actos, la mayoría -como es lógico- invitando a profesores relevantes de dentro y fuera de España. Vendrá, según me han dicho, el último Premio de Economía del Banco de Suecia (mal llamado Nobel): ¿no sería lógico, bonito e incluso de pura cortesía que alguna librería ofreciera el día que venga alguno de sus libros? ¿No le gustaría, quizá, a muchos asistentes contar con un ejemplar firmado? Pues no. Eso es «actividad comercial» prohibida en mi Facultad de Ciencias Económicas.

Si no he contado mal, desde que me incorporé a este centro, en 2008, he publicado unos 20 libros, en solitario o como coautor; algunos de ellos bestseller durante mucho tiempo. No he podido presentar ninguno en mi Facultad. Desde luego, no me he hecho rico con ellos, así que me parece que lo más relevante de su publicación no ha siso la actividad comercial que hayan llevado consigo. El más vendido de ellos (Hay Alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España que creo tuvo 13 o 14 ediciones e incluso se tradujo al japonés y prologado por Noam Chomsky), se editó sin que ni si quiera hubiese contrato de edición porque sus tres coautores solo buscábamos hacer un servicio, lo más rápido posible y por modesto que fuese, al debate social del momento. No cobramos ni un solo euro de derechos de autor por los muchos miles de ejemplares que se vendieron.

Me pregunto en qué se ha convertido la universidad española. Los libros se desprecian. Al profesorado solo se pide que publique artículos en revistas llamadas de impacto pero que apenas se leen.

Yo no soy del tipo de los que se rinden. Voy a seguir haciendo lo que me gusta hacer, investigar sobre la realidad que me rodea y transferir mis conocimientos en la forma que me parece que es más útil para la sociedad, escribiendo libros y difundiendo mi pensamiento por todo tipos de canales y redes.

Seguiré sin poder presentar en mi universidad los libros que recogen mis análisis pero no me rindo y denuncio a quienes yo creo que están robando a esta institución centenaria su primigenio y auténtico espíritu de libertad, pluralidad y servicio a la sociedad que la financia, para convertirla en un páramo de homogeneidad y mediocridad.

Post Data.

Después de la negativa del decano de Económicas, solicité autorización para presentar el libro en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias del Trabajo, centro en el que también imparto clases. En un correo sin firma, simplemente me dicen: «Lamentamos comunicarle que NO podemos conceder esta solicitud» (mayúscula y negrita del NO, venían en el mensaje). He escrito al decano de esa Facultad, que es profesor de Derecho para recordarle que los actos administrativos deben ser motivados, aunque de momento no he recibido respuesta. Espero que en sus clases demuestre conocer mejor las leyes que en su ejercicio como decano.

 

 

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5 comentarios

Carlos Fernández Roldan 30 de septiembre de 2021 at 11:19

Veo un despropósito en esa prohibición.
Si que me pareció irregular la cogestión del carnet de estudiante con la apertura de una cuenta bancaria con una entidad muy conocida.
Saludos Juan.

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Dolores Simón Rodríguez 2 de octubre de 2021 at 02:05

No sólo deberían de haberle dejado de presentar su libro , si no haber agradecido y valorado que un libro escrito por una mente brillante , prodigiosa , es la mejor forma de hacer llegar la verdad , trasparencia y pedagogía que tanto necesitamos !! Profesor sus libros , humanidad , humildad sabidurías son necesarias en el mundo entero 👏👏

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Jose Luis 2 de octubre de 2021 at 16:56

Buenas tardes Profesor Torres Lopez:

Simplemente lamentar esta situación..pero hay que ser pero que muy cerrados de sentido común..aunque esto viene de lejos, como usted sabe.
Profesor Torres Lopez, aunque no soy economista, (pertenezco al mundo del Derecho) siento verguenza ajena por esto.
Le sigo habitualmente y estoy muy de acuerdo con sus análisis, casi siempre.

GRACIAS

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Sixto 4 de octubre de 2021 at 13:52

La Universidad en España es un fabuloso Botín para unas pocas familias y unas cuantas multinacionales extranjeras.
Nada es gratuito o casual, como decía un amigo, l»as mujeres hace tiempo que no paren tontos». Ellos tratan de volvernos imbéciles e idiotas mediante el control de la educación y la enseñanza.
UNIVERSIDAD COMO NEGOCIO, SÓLO PARA UNOS CUANTOS.

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JVRAMIRO 18 de octubre de 2021 at 14:44

Que pena, que en la universidad en estos tiempos sigan practicando la burrocracia. Espero que sea para todo el mundo esa prohibición, sino dan a entender que siguen a cuestas con el antiguo régimen.

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