Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio. No consentir o retirar el consentimiento, puede afectar negativamente a ciertas características y funciones.
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.
El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu Proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
4 comentarios
Humanos no saben… ¡Vivir!
Querido Juan, no te disculpes por no ser especialista en cuestiones ambientales: ¿habría que graduar a la mayoría de la ciudadanía en Ciencias Ambientales para que nos diéramos cuenta de los desastres que estamos agravando con la acción antrópica? Es… ¡como si hubiese que estudiar odontología antes de ir al dentista por un inaguantable dolor de muelas!
Llega el verano y es estupendo poder aprovecharlo para estudiar mitología: la ciencia que más rápido nos acerca a la realidad: ¿no es acaso el mito del Dios Cronos devorando a sus propios hijos lo que nos ofrece esta economía santificada por los altares universitarios… casi en el 100% de los casos?
Recomiendo «Metáforas teológicas de Marx», de Enrique Dussel (Ed. VD)… el fetichismo (la inversión «cosificación de las personas» en «personificación de las cosas») explicado…, para quien quiera entenderlo.
La Tierra tiene sus días contados, por eso o por aquello. Estamos esperando la sexta destrucción. Ésta sí será cosa del hombre, este bichito que merodea sin ton ni son. Tal es así que, al igual que nos destruimos los unos a los otros (ese 1% sorbiéndole la vida al resto sin pizca de consideración alguna), ¿qué miramiento puede tener sobre la Naturaleza? Y el caso es que lo acompañamos, pues todo aquello que se nos pone por delante (consumo) lo tomamos y hacemos uso de ello sin tener en cuenta en qué medida estamos colaborando con el mayor de los perjuicios del hombre: destruir su habitat. Todos somos, pues, culpables, (unos más que otros, como es natural). Pero no tiene solución, como no la tiene el sistema: irá cada vez a peor. Ningun movimiento podrá hacer nada contra esta realidad. Se lo montaron perfectamente, Ya no hay remedio. A veces pienso en aquella lectura tan antigua para mí, calló en mis manos hace más de cincuenta años, porque podría darse el caso de que estemos en ello: «Los protocolos de los sabios de Sión».No deseo alargarme más, por hoy.
Buenas a todos.
Como siempre, buena reflexión.
Al fin y al cabo, y al márgen de profecías apocalípticas, es cierto que la actividad humana tiene INEXORABLEMENTE su «contabilidad ambiental por partida doble».
Puede que la Tierra, que tiene lógica propia, se despache un día con alguna «megacatástrofe» imprevisible. Desde que cambie la polaridad (ya lo ha hecho en otras ocasiones) hasta que algún meteorito de los gordos nos pulverice. Pero de eso no creo que debamos ocuparnos. Si tal sucede, nada se podrá hacer.
El problema está en «nuestras actividades» habituales.
Como he dicho antes, el planeta AUNQUE NOSOTROS NO QUERAMOS ADMITIRLO, nos lleva un libro de contabilidad:
Nosotros destruímos un bosque para «incoroporar su valor contable» a nuestro haber..la tierra nos lo pone en nuestro «debe». Nosotros ocupamos con viviendas o infraestructuras las zonas inundables de los ríos a nuesto «haber», una vez más la tierra nos lo apunta en el «debe». Nosotros calentamos el clima quemando combustibles fósiles o desintegrando átomos y «engordando nuestro haber»…la tierra nos lo pone al «debe».
Un buen día, a la tierra le da por «hacer números». Así que se pone a «cuadrar su blanace» ¡y lo cuadra! Pobre entonces del que «está en números rojos» porque paga. ¡vaya si paga!.
Evidentemente, cuando digo que «nosotros» incorporamos en nuetro haber, me refiero al género humano. De sobra se yo que quienes de verdad «engordan su haber» no suelen ser luego precisamente quienes sufren «el cuadre de balance». Lo que aún resulta más sangrante.