Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Demasiado grandes para dejarlos caer… en la cárcel

Publicado en Público.es el 24 de abril de 2014

Cuando estalló la crisis provocada por la difusión masiva de hipotecas basura, enseguida quedó claro que los bancos habían sido sus máximos y directos responsables. Fue la banca quien generó esas hipotecas, colocándolas masivamente en el mercado, quien ideó la forma de convertirlas en otros productos derivados, quien pagó a las agencias de calificación para que ocultaran sus riesgos y quien promovió la deuda ingente que sirvió para multiplicar su difusión en todo el mundo. Y todo eso lo hizo recurriendo a engaños constantes y variados. No es casualidad que el nada sospechoso informe final de la Comisión oficial que investigó la crisis financiera en Estados Unidos (The financial crisis inquiry report. Final Report of the National Commission on the Causes of the Financial and Economic Crisis in the United States) utilice en 157 ocasiones el término “fraude” o sinónimos de él para explicar lo que ocurrió y por qué.

Pero con la misma celeridad con que se puso de manifiesto la responsabilidad de los grandes bancos, que llegaron a quebrar como consecuencia de sus operaciones tan arriesgadas y fraudulentas que provocaron la crisis, se extendió la idea de que, en lugar de dejarlos caer como le ocurriría a cualquier otra empresa, se les debería salvar porque eran “demasiado grandes” y si caían ellos caería todo el sistema: “too big to fail”, demasiado grandes para caer se decía en inglés.

Eso es lo que ha llevado a que los gobiernos hayan dedicado billones de dólares a concederles todo tipo de ayudas que han permitido que comiencen a obtener otra vez beneficios a pesar de que ni siquiera han comenzado a financiar de nuevo al conjunto de la economía.

Pasado todo este tiempo, las consecuencias de no haber dejado caer a los bancos son tan claras que hasta el propio Fondo Monetario Internacional las acaba de poner de relieve. En el último Informe sobre la Estabilidad Financiera se señala que los grandes bancos, además de las ayudas expresas que han recibido, se benefician de “subsidios implícitos gubernamentales” que son “uno de los legados más problemáticos” de la crisis porque, en lugar de resolver el problema del riesgo sistémico que conlleva la existencia de bancos demasiado grandes, lo que hacen es agravarlo pues esas ayudas incentivan una “toma excesiva de riesgos” aparte de suponer  “ingentes costos para el sector público”. Los bancos que las reciben, dice ese Informe del FMI, “gozan de una ventaja competitiva frente a otros bancos de menor importancia sistémica y pueden participar en actividad más riesgosas que elevan el riesgo sistémico”.

Las ayudas a los bancos que provocaron la crisis ni siquiera han logrado limpiar sus balances. También el FMI acaba de señalar que solo en Europa los bancos acumulan alrededor de 800.000 millones de euros en activos tóxicos, lo que podrá provocar nuevas oleadas de quiebras y problemas de todo tipo en el futuro inmediato: “la probabilidad prevista de que los bancos de importancia sistémica sean rescatados sigue siendo alta en todas las regiones”, dice el Informe mencionado del FMI. Y esa es la razón de que empresas y familias sigan sin poder financiarse, paralizándose la economía.

Las ayudas sí han sido efectivas, por el contrario, para lo que se pretendía: hacer aún más fuertes a los ya de por sí más grandes y más directamente responsables de la crisis, por cierto. Así se manifiesta en el gran incremento de la concentración, que es lo que se buscaba, en los mercados bancarios. En España, los tres mayores bancos ya acumulan el 60% de los activos bancarios totales, más o menos lo mismo que en Francia o Canadá.

El principio “too big to fail” ha sido, pues, un fraude más que ha permitido, como estamos viendo en España, que los bancos grandes se vayan quedando con los más pequeños para que así, y con las ayudas directas e implícitas que reciben, puedan ir enjugando las pérdidas que generaron por su irresponsable comportamiento.

Pero si ese principio es inmoral y ha sido ineficiente, ineficaz y antieconómico (hubiera sido mucho más barato haber adquirido la banca quebrado y poner en marcha un nuevo sistema financiero saneado y dedicado a servir a la economía) mucho peor es el principio que ha ido unido a él y que en inglés se enuncia irónicamente como “too big to jail”, es decir, demasiado grandes para ir a la cárcel.

Efectivamente, los gobiernos y la administración de justicia han renunciado a perseguir penalmente a quienes han producido un daño tan grande a la economía y a millones de seres humanos. Y cuando no han tenido más remedio, enseguida han hecho todo lo necesario para evitar que la acción llegara a más, o han dejado prescribir los procesos o han indultado a los condenados, como ha ocurrido prácticamente siempre con los grandes criminales financieros. En España, con Botín, Sáez y otros por el estilo.

Y no solo eso. Cuando algún juez ha emprendido acciones contra estos delincuentes, el aparato judicial se ha puesto en marcha rápidamente para combatirlo y ponerlo en fuera de juego sin dilación, como está pasando estos días con el juez Elpidio Silva, que tuvo la osadía de meter en la cárcel al banquero de cuyas fechorías no queda sombra de duda después de que diversos medios hayan difundido sus correos y gestiones.

La misma administración que es lenta y pesada cuando se trata de hacer justicia se convierte en ágil y veloz para castigar con especial saña y ejemplaridad a quien se sale del tiesto y osa ponerle la mano encima a un poderoso.

Todo lo que ha ido pasando desde que estalló la crisis es vergonzoso y produce indignación. Los productos financieros fraudulentos, el robo premeditado y la ruina de docenas de miles de familias mediante las preferentes, los ingresos desproporcionados de los directivos y banqueros que han provocado el hundimiento de la economía, el engaño masivo, la usura… pero si de algo da especialmente asco y vergüenza es de ver cómo jueces y fiscales en quienes la sociedad ha confiado con total independencia la defensa del interés público se convierten en sirvientes del poder financiero.

Cuando estalle la próxima crisis nos arrepentiremos de no haber dejado caer a los bancos. Pero de no meter en la cárcel a los criminales financieros no dejaremos de arrepentirnos nunca.

7 comentarios

pirmin 25 de abril de 2014 at 15:37

Ya sé profesor que ha sido una excepción en España pero el caso Kutxabank que no ha tenido grandes ayudas , ha generado una gran polémica en el País Vasco a causa de su privatización que anuncia su presidente será de un 70%.
Me gustaría saber su opinión sobre ello.

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mikel izquierdo 25 de abril de 2014 at 22:08

Al final quedarán 5 ó 6 bancos en España. Esta situación facilitará la absorción de todos ellos por la gran banca internacional (principalmente alemana) y tendrán el control absoluto sobre nuestras vidas. Decidirán quiénes tienen derecho a crédito y quienes no (personas o empresas), según sus criterios imperialistas. Decidirán quien gobierna y dictarán sobre leyes y derechos. Las cartillas de ahorro estarán en lenguaje trilingüe: Alemán, inglés y español. Impondrán un sistema único de tarjetas de crédito-débito, caras y obligatorias para la clase más baja, que será la mayoría por la desaparición de la clase media.
Cuando esto ocurra, habrán ganado la guerra mundial sin enseñar un solo tanque.

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Antonio Gonzalez 26 de abril de 2014 at 02:21

A esta alturas del juego todo el que esta medianamente
informado sabe todo fue programado y salió muy bien.
Como he dicho en otras ocasiones esto no es economía y
se pierde el tiempo buscando una explicacion o formula
al fenomeno.
Todo es un juego en que los resultados estan decididos
de antemano y el esfuerzo o sacrificio no deciden nada.

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Euplinio 26 de abril de 2014 at 08:03

En efecto otra gran y triste estafa, a la que la población no ha sabido/querido reaccionar en masa (salvo la que el poder tiene amortizada), pero hasta que estalle la próxima burbuja y nos vuelvan a estafar (ya veremos en qué situación coge a la población en general), seguirán humillando y deteriorando las sociedades (no hay que olvidar a Grecia, ni como decía Forges, Haití…).
Un cachete más en nuestro cogote, que casualmente coincide con la proximidad de unas elecciones, es la noticia de los avales a la banca (¿otro rescate?: http://economia.elpais.com/economia/2014/04/23/actualidad/1398262153_992920.html) y ese ranking engañoso de las agencias de rating: http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2014/04/fitch-sube-la-nota-de-espana-7113.php

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Luis Candelas 26 de abril de 2014 at 09:28

Amigo Juan. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Sin la colaboración entusiasta de la casta política, de derechas, de izquierdas y mediopensionista, no hubiera sido posible muy posiblemente que pasara lo que pasó ni que pase lo que está pasando. ¿Quién mató las Cajas de Ahorros? Evidentemente con el aplauso general de los que iban luego a hacer el favor de quedarse con ellas con el dinero que se les «prestara» para hacerlo. Los bancos hacen el dinero-deuda, sin mucho control político desde luego, y quien hace el dinero es el que manda, aquí y en Holanda. ¿Por quién habría que empezar a la hora de meter a los pájaros en la jaula? ¿Por los vigilantes de las jaulas?

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Richard Toro Rojas 3 de mayo de 2014 at 01:40

Seguimos leyendo en los cursos su libro, »Crisis financiera: guía para entenderla y explicarla». Cada vez anima ver la sorpresa de los muchachos al leer y enterarse de tanta inmundicia, la lenidad de las políticas y laxitud de las sanciones. A finales del XX tuvimos en Caracas y toda Venezuela experiencias financieras de tal corte. Hoy a pesar del agua pasada debajo del puente, aun hay suficientes trazas en el sistema para andar con cuidado.
Saludos.

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indignado 15 de julio de 2014 at 02:24

Lo que mas lamento de todo esto es que estoy rodeado de gente que justifica a la banca por que «ese es su negocio, dar créditos…si no pueden para que se meten?» Hablo de familiares y amigos que no escuchan cuando se exponen que cuando «se metían» era por que la banca les daba el visto bueno tras probocarles la necesidad de acudir a ellos a financiarse para la obtención de bienes de primera necesidad…Hablo de licenciados Y DOCTORADOS que forman parte de mi familia y son a su vez victimas de la banca aunque no pierdan sus casas…escucho a menudo que a ellos no les ha quitado nada la banca, argumento que cada vez que compran el pan o cualquier cosa están pagando su rescate y me mandan a paseo…a mi me ha robado la capacidad de trabajar, y no por no tener formación ni por falta de experiencia, sino por destrucción de la clientela que ya no podía consumir en mi pequeño comercio. Y son de mi propia sangre¡¡¡¡y encima la MAL LLAMADA élite intelectual…cuanto «amamonamiento» masivo…

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