Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Para qué pensar si se puede embestir?

«Cuando los sabios quieren ser valorados por otros, primero valoran a los demás; cuando quieren ser respetados por otros, primero los respetan. Cuando quieren superar a otras personas, primero se superan a sí mismos» (Lao Tsé)

Lo reconozco. Soy un apasionado de los cachivaches electrónicos. Me gusta descubrirlos y utilizarlos aunque no gasto mucho dinero en ellos, por una cuestión de principios y porque no tengo el que haría falta tener para satisfacer mi afición y curiosidad.

Leo bastante, eso sí, sobre innovación y suelo estar al tanto de las novedades que salen al mercado, aunque solo sea, como digo, para satisfacer esa curiosidad. Era, pues, inevitable que me informara de la aparición de nuevo modelo de teléfono de Apple, el Iphone 7.

Cuando leí las «novedades» que traía consigo sentí una sensación que no es nueva para mí, sobre la que he escrito en otras ocasiones y que me lleva a pensar que el mundo en el que vivimos ha perdido la cabeza. Este teléfono, que en algunas de sus versiones costará más de 1.000 euros, se presenta supuestamente como el último grito pero ¿qué añade? Además de que se puede mojar, unos auriculares sin cables (que justifican vender una pieza nueva para quienes vengan usando los antiguos de modelos anteriores y que por sí solos valen creo que algo más 150 euros) la innovación que contiene es de un rendimiento impresionante y el disponer de una cámara de fotos que parece que será capaz de hacer no sé cuántas versiones de la toma cada en milisegundos, o algo así, para que el resultado sea perfecto. Tan perfecto que, según he leído, en el evento público de presentación no se pudo demostrar que efectivamente lo es, porque la gran pantalla del salón no tenía definición suficiente. Lo mismo que seguramente pasará cuando se tenga en la mano porque díganme ustedes si el ojo humano es capaz de distinguir entre unos niveles tan extraordinarios de perfección como los que proporcionará este nuevo aparato. Y todo ello, en medio de las noticias de esta última semana sobre las prácticas fiscales de Apple.

No dudo que esa novedad, y otras que seguramente contenga el teléfono, pueden tener una gran utilidad en determinadas actividades: lo imagino, por ejemplo, en manos de cirujanos que necesiten contemplar con la máxima precisión un tejido u órgano. O de los fotógrafos profesionales. Sin duda, el desarrollo tecnológico que conlleva ese teléfono es ejemplar y quizá muy valioso. Pero me parecía a mí que, en el día a día, que es al fin y al cabo para lo que sirve un teléfono móvil, se trata de una tecnología, digámoslo así, desproporcionada.

Inmerso en esas reflexiones no muy profundas se me ocurrió escribir una frase en mi cuenta de Twitter. Un simple ironía con la que hacer pensar sobre lo que a mí me parece una enorme desproporción. Tomé una de las frases con las que se promociona el Iphone 7 y escribí: «El nuevo iPhone reconoce la imagen y hace más de 100 millones de operaciones en 25 milisegundos. Esencial e imprescindible en la vida diaria».

A partir de ahí no se imaginan ustedes la que me caído. No solo me han acusado de hacer propaganda de Apple sino de ser un «comercial del capitalismo», de estar drogado o de cobrar por decir eso y algunas cosas más que ya quedarán para siempre en la red.

Es verdad que expresé una opinión en unas pocas palabras, sin pensarlas mucho y que los matices simplemente están ausentes, pero creo que ni siquiera así se pueden justificar el tipo de reacciones que se reciben en la red y que siempre siguen más o menos la misma secuencia: interpretación sin contexto alguno e insulto a continuación. Yo creo que cualquiera que haya leído dos líneas sobre mí puede saber sin lugar a dudas que no me dedico precisamente a hacer publicidad de este tipo de empresas.

Pero, para colmo, no terminó ahí la cosa.

Esta mañana, muy a primera hora y mientras viajaba a Madrid, leí un artículo que tenía pendiente: Confronting the Parasite Economy. Why low-wage work is bad for business—and all of us.

Me pareció interesante pues su autor hace una crítica durísima al régimen salarial y de explotación laboral que se ha impuesto en Estados Unidos en los últimos años.

Los datos que proporciona son impactantes y muestra que una gran parte de las ayudas sociales, de comedor, vivienda, etc. que da el gobierno van a personas que trabajan pero con salarios tan bajos que no pueden sobrevivir.

La que él llama economía real proporciona salarios dignos e ingresos el Estado para poder sufragar la educación y el bienestar de millones de personas. Pero la que califica de economía parásita de las grandes corporaciones es una economía subsidiada y que vive de la explotación del trabajo. Y la llama parásita no solo por esto último sino porque con los sueldos de miseria que paga arruina al resto de las actividades económicas. «Si ningún negocio quiere clientes que ganen 7,25 dólares la hora ¿por qué permitimos que haya esos salarios?», dice.

Denuncia que una cuarta parte de sus conciudadanos son pobres y que la mayoría de ellos, en contra de lo que se cree, trabajan para las grandes corporaciones. Y que el 47% de los niños que nacen en Estados Unidos necesitan ayudas del Estado porque sus familias carecen de ingresos suficientes.

La explicación que da de todo eso es que el mercado de trabajo se encuentra en un profundo desequilibrio porque los compradores de fuerza de trabajo (capitalistas) y los vendedores (trabajadores) tienen un poder de negociación muy distinto debido a la pérdida de peso de la negociación colectiva. Y porque los trabajadores tienen recursos limitados y necesidades inmediatas que le obligan a aceptar lo que le ofrezcan, mientras que la mayoría de los empleadores pueden aguantar sin sufrir demasiado daño. El autor del artículo lo dice muy claro: los empleadores imponen salarios más bajos porque pueden, porque tiene poder para ello.

El autor pone ejemplos de Estados e incluso de empresas que han mejorado su economía y sus resultados cuando han subido los salarios e incluso afirma que una subida de 1 dólar a la hora en el salario se traduce en un incremento de 2,08 dólares en el ingreso total nacional como resultado del efecto multiplicador que tiene una mayor capacidad de gasto que se va diseminando por la economía.

Su artículo termina diciendo que «en ausencia de acción colectiva, la economía parásita seguirá pagando salarios parásitos, empobreciendo a la economía real. Pero cuando los salarios mínimos se elevan razonablemente todo el mundo prospera».

Como el artículo me pareció interesante y no conocía al autor, Nick Hanauer, fui a mirar quién era y descubrí que se trata de un empresario bastante conocido en Estados Unidos. Un empresario que ha liderado interesantes movimientos de activismo social en defensa de las libertades, la educación pública y la igualdad.

Aunque el artículo estaba en inglés me pareció interesante difundirlo. Y mucho más porque quien decía eso (que perfectamente casa con lo que dicen los sectores más progresistas o radicales) no era un rojo extremista sino un empresario que ha creado má de 30 empresas.  Por eso escribí en Twitter: «Afortunadamente, hay capitalistas inteligentes que luchan contra la sinrazón del capitalismo. En España, muy pocos». Esa es mi sincera opinión. Me alegra que haya incluso capitalistas que se dan cuenta que la explotación del trabajo solo lleva a la ruina de todos y que, en mayor o menor medida, abrazan la causa de las libertades civiles.

No pueden imaginarse lo que a partir de entonces me han dicho: oportunista, sinvergüenza redomado, palmero de empresarios, ignorante, dedicado a contar billetes, anticomunista… y más cosas que se me han ido olvidando a medida que las leía.

Ya me ha pasado otras veces pero este tipo de incidentes me sigue resultando desolador. Utilizo las redes sociales porque creo que es bueno difundir información, contribuir aunque sea pobre y modestamente a la reflexión colectiva y debatir en la medida en que esto se pueda hacer utilizando tan solo 140 caracteres, como en Twitter. Pero cuando uno se encuentra con esta lluvia de insultos hay que sacar fuerzas de no se sabe dónde para seguir porque la tentación de pensar que nada tiene arreglo es muy fuerte.

Las redes son importantes, sin duda, pero han reforzado actitudes y comportamientos que solo reflejan las manifestaciones más groseras de la inteligencia humana (o de su carencia), del desafecto y la mala sangre.

No es algo propio de ninguna corriente política. Se puede encontrar este tipo de reacciones llenas de insultos entre personas de extrema derecha y o de extrema izquierda y es lógico porque quienes se definen como liberales, socialistas, comunistas o cualquier otra cosa pero actúan así, solo a base de insultos y sustituyendo la reflexión por la embestida, no tienen en realidad ideología alguna.

Es algo desgraciado pero que ocurra en la red es en cierta medida lógico, pues el anonimato con que generalmente se actúa en ella permite que el ridículo, la ignorancia, la zafiedad o la desvergüenza no se tengan que asociar con nombres y apellidos concretos de una persona. Pero lo que resulta ya mucho peor es cuando esa manera de actuar se lleva a la vida pública, a la política. Quizá en ella no se oigan exabruptos tan gigantescos como en la red pero la descalificación e incluso el insulto a la inteligencia, la mentira y la carencia total de rendición de cuentas, la embestida de unos contra otros, empiezan a ser ya la moneda común en dirigentes de todos los partidos, sin excepción. Y eso sí que es preocupante. Se empieza así y se acaba a tiros entre amigos y hermanos. No hay futuro en paz, es decir, no hay futuro ninguno, sin reflexión, sin respeto y sin afecto mutuo. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para frenar esta deriva a la barbarie.

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30 comentarios

Malime 9 de septiembre de 2016 at 11:13

Juan, ya sabes que hay muchos izquierdistas e incluso algunos que se consideran marxistas, pero que en vez de aplicar la ciencia basada en el materialismo dialéctico, hacen sus comentario o mensajes desde la filosofia metafísica, no tienen en cuenta tu historia, y por eso ante esos comentarios tuyos rapidamente caen en el impulso metafísico a través del insulto.
Estoy seguro que ello no te hace dudar de ti mismo, tampoco debes entrar en contestarles.
Salud y animo

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Fernando L 9 de septiembre de 2016 at 11:16

El problema en EEUU está causado por un flujo de inmigración ilegal que causa oferta por arriba de la demanda. Este problema seguirá mientras no se apliquen leyes y la frontera no esté protegida adecuadamente.

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manuel 9 de septiembre de 2016 at 13:36

fernando trump dices ? y con ideas propias ya veo.

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rafael castillo 9 de septiembre de 2016 at 11:22

sigue Juan, sigue … eres de los buenos, y además inteligente!

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Andrés López 9 de septiembre de 2016 at 12:12

Estoy suscrito a tu web desde hace muchos años. No entro jamás en twitter y pocas veces en face-book (deficiencias de uno). Leo con gusto lo que escribes «en largo», Del resto no se nada.
No dejes de escribir en la red en tu web. Por favor
Un abrazo

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Antonio 9 de septiembre de 2016 at 12:37

La gota constante horada la piedra. !!Sigue Juan!!

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javier jimenez 9 de septiembre de 2016 at 13:44

La ignorancia deliberada es eterna, mientras tanto, entre AVE y trabajo, siguenos iluminando con tu artículos, que algunos queremos seguir aprendiendo hasta la eternidad.
Gracias por tu tiempo y tu esfuerzo por escribir.
«Un taxista de Madrid»??

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Jokin_Zabal@ 9 de septiembre de 2016 at 14:10

Ánimo, Juan; ni eres tú solo, ni estás solo.

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Jordi 9 de septiembre de 2016 at 14:37

La gente estamos muy cabreados, y con mucha razón. Eso es todo. No se trata de que seamos más «buenos» y de que nos comportemos «mejor». Se trata de que el poder está taponando de manera salvaje e irresponsable todas las salidas y nos está metiendo a todos en una olla a presión.

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felipe martin muñoz 9 de septiembre de 2016 at 16:00

Gente sectaria la encontramos por todos los sitios y su argumento mas facil es el insulto por no tener otro.Hace tiempo leo sus escritos y espero seguir leyendolos.

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Maria Trinidad 9 de septiembre de 2016 at 16:21

No desfallezca Dr. Torres. Sus comentarios nos iluminan por su inteligencia y claridad. Subscribo tambien su pesimismo respecto del comportamiento humano

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Enrique 9 de septiembre de 2016 at 17:23

Ellacuría dejó escrito algo que conviene recordar y aplicar de cuando en cuando » no trabajaremos en la promoción de la justicia sin que paguemos un precio por ello» Tienes el afecto, el apoyo y la comprensión de muchísima gente. Un abrazo, siempre

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Jose 9 de septiembre de 2016 at 18:14

Mi enhorabuena por tu artículo.
Sobre el teléfono de Apple no comento (ni ganas de hacerle propaganda).
Referente a empresarios, los distinguiría en creadores de riqueza y los creadores de pobreza. Nick Hanauer parece un creador de riqueza.
Las redes sociales son como la salvaje selva no explorada. En ella habitan todo tipo de animales con diferente sentido común, cuando entras tienes que ir con cuidado y precaución ya que las alimañas están a la espera.
Un abrazo y otra vez gracias por tu artículo.

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ArktosUrsus 9 de septiembre de 2016 at 18:50

Sobre las embestidas que ha recibido usted, recuerdo el proverbio (o cantar) de Antonio Machado: «De diez cabezas, nueve/embisten y una piensa/no es de extrañar que el bruto/se descuerne luchando por la idea». Hay gente que no entiende de ironías (mucho menos si son finas) como no se pongan comillas, se subraye y al final se indique «Es ironía», pese a lo cual seguirán embistiendo porque las palabras son para ellos como los capotes para los toros: embisten al movimiento.
Sobre el fondo del comentario, la opinión del empresario estadounidense y los estudios acerca de que mejores salarios incrementan la productividad y la riqueza del país, es tan palmaria la realidad de lo que afirma que discutirla es estúpido. Lo vemos en nuestro país. Se crean empleos, pero las arcas de la Seguridad Social siguen menguando. ¿por qué? Porque los empleos son basura tanto en su duración cuanto en su protección y no digamos remuneración. Además el gobierno del PP, más preocupados por volver a mandar que en arreglar realmente las cosas en España, reduce impuestos y cotizaciones sociales para «fomentar el empleo». ¿Qué empleo?
Abundan los autoempleados falsos, personas que se pagan la cuota de autónomos mínima para poder trabajar por cuenta ajena fingiendo que trabajan por cuenta propia (camioneros, comerciales, abogados, periodistas, etc.). No está exenta de esta práctica casi ninguna actividad económica de España. En una muy reciente consulta que ha recibido un compañero laboralista, el «autónomo» era ¡un auxiliar administrativo, actuando como teleoperador! Dado de alta como «Freelance de marketing». Pomposo nombre para un miserable sueldo de 600 Euros del que debe descontar la cotización a autónomos (algo bonificada ahora, pero ya veremos cuando acabe el periodo de bonificación) con la promesa de grandes «bonus» que no ha visto por parte alguna pese a haber logrado ingresos para la empresa, que le niega el mérito de haber obtenido el cliente (el motivo de la consulta). Con ese tipo de trabajo ¿cómo vamos a construir una sociedad más justa y más igualitaria?

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sonia 9 de septiembre de 2016 at 19:45

Embestir es lanzarse de manera violenta contra persona o cosa. Lo he tenido que buscar porque me parecía un término taurino y aún así, sé que en cuanto cierre los ojos se va acentuar con más fuerza la imagen del toro que embiste al verse amenazado. Como animalista, estoy por la abolición del maltrato animal y como es natural, ello también incluye el maltrato entre la especie humana. Así y todo, en mi entender lo que ocurre en las redes es un fenómeno explicable teniendo en cuenta el dato de los distintos niveles o capas de educación que coexisten en una sociedad en que la educación jamás ha sido relevante por falta de cuidados. ¿Y cómo va a ser de otra manera en un contexto político como el que nos ocupa, en que hay doble cantidad de políticos que de maestros de escuela pública? La autoeducación en la sociedad española es muy de loar y la gente que la emprende han conseguido salir del grado de inopia en la que se vive absorto-a cuando ni siquiera le asiste a una-o el tiempo o la salud, o ambas cosas a la vez para pensar. Y eso que pensar es algo que no exige a cambio dinero alguno. En la escuela filosófica de los peripatéticos se aprendía a razonar caminando. Muchas veces, me pregunto qué ocurriría si en este país tuviéramos que aprender así, si dejaríamos todo el camino lleno de envases, periódicos, envoltorios y desperdicios de toda clase esparcidos por el campo de forma indiscriminada. Esto es lo que se observa que ocurre en las redes con los foros de opinión adonde las capas de comentarios que agreden acaban por colgar las de los comentarios que aportan crecimiento. Te recomiendo que seas tolerante y agradecido como lo es la misma Naturaleza, por otro lado tan sabia que siempre tiene la última palabra. Salu2

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Cheres Dobarco Robla 9 de septiembre de 2016 at 19:57

Juan seguro que tienes en cuenta que a muchos nos reconforta y anima leer lo que escribes y que haya perosnas como tu

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Mª Pía URIBE (@MPiauribe) 9 de septiembre de 2016 at 19:57

¡Ánimo Profesor! El momento que estamos viviendo es sumamente duro a todos los niveles y quizá, aunque sigamos luchando, tengamos que asumir «la futilidad de la existencia» .

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Pablo Redondo 10 de septiembre de 2016 at 00:19

Ánimo señor Juan Torres, somos muchos los que le admiramos desde hace años y le agradecemos todo el trabajo que hace. Todo cambia, y nosotros también podemos cambiar las cosas. Incluso si lo que hay que cambiar es el propio ser humano. Creo que la economía y la política no pueden entenderse si no se considera que están hechas por personas, por lo que hay que tener en cuenta la psicología y la sociología humanas (y muchas más cosas, historia, biología, etología, técnica, ciencia, educación…). Los humanos somos frecuentemente unos brutos, más aún que otros simios. Pero es lo que tenemos y hay que trabajar con ello. Creo que para cambiar la economía habría que pensar al mismo tiempo en cambiar o al menos buscar el modo de autocontrolar pulsiones humanas muy dañinas, por medio de la educación y la socialización. Se ha hablado del cainismo de la izquierda, pero se podría pensar en el cainismo de la Humanidad en general. La izquierda precisamente debería promover entre sus filas un valor máximo sine qua non: el respeto inquebrantable a quien expresa una idea diferente a la de uno mismo. Nunca se descalifica a quien dice algo. Sólo se pueden rebatir las ideas. Basta de atacar al prójimo, sea verbalmente con insultos, descalificaciones, ricudilizaciones o mentiras, sea mediante otros modos. Basta de manadas, machos alfa, intrigas, intereses, grupúsculos y luchas fraticidas. Hablemos de ideas y respetemos a las personas que las emiten. Un abrazo, señor Juan Torres

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jm 10 de septiembre de 2016 at 07:52

Si en este país, hubiera una educación como es debido, la gente sabría diferenciar
entre ironía y opinión clara de las cosas.
No culpemos al pobre por ser pobre.

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Manuel Fernández 10 de septiembre de 2016 at 09:27

Todo mi apoyo, agradecimiento y simpatía hacia su trabajo, sr. Torres.
La tarea común de enderezar la situación hacia una sociedad digna de tal nombre es larga y dura, de cosecha incierta y tardía, el desaliento nos acecha en cada esquina; lo conozco bien por mi oficio, la educación.
Gente como usted en su campo o ese empresario que cita, resultan imprescindibles.
Lo demás, las embestidas ciegas y personales en este caso, ha de tomarse como chinas en el zapato que duelen, sin duda.
Sacuda sus zapatos, recuerde lo de «ladran, luego cabalgamos»… y adelante, siempre adelante. Merece y lo sabemos.

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Daniel Campos 10 de septiembre de 2016 at 09:54

Las gentes con el alma pequeña siempre tratan de empequeñecer a los demás. Un placer leerte, no deben importarte los comentarios sin razón de algunos. Sigue escribiendo, y gracias.

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Francisco Fernández Marín 11 de septiembre de 2016 at 17:52

Juan, si los que tenéis capacidad de trasmitir tiráis la toalla mal vamos. No hagas caso a nada ni a nadie, haz lo que te dicte tu conciencia. En mi opinión, tus artículos son lecciones de moral y ética ante los problemas que hoy padecemos. No te pueden vencer quienes solo persiguen silenciarte. Sigue, sigue, verán tus detractores que hay personas que las criticas infundadas no les afecta lo más mínimo. Muchas gracias por ser como eres.

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julio 11 de septiembre de 2016 at 19:35

A las críticas infundadas, ningún caso.

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JOSE LUIS PEREZ ALVAREZ 12 de septiembre de 2016 at 13:07

Juan, quiero sumarme a tantos amigos que piensan como tú, que sabemos como te implicas en todo aquello que pueda ser útil para conseguir una sociedad mas justa, pacifica y solidaria, en fin una humanidad donde las personas sean el centro de la acción.
Hace tiempo pude visualizar en YouTube conferencia de Nick Hanauer y coincido con él en su planteamiento y lo que tiene más valor, decirlo en su país. No obstante, los que seguimos tus análisis, hace tiempo que estos argumentos y otros de mas calado ya te los hemos escuchado.
Solo una cosa más, no cambies y sigue siendo una luz en este horizonte de pesimismo al que quieren llevarnos como si otra política económica no fuera posible.
Gracias por estar ahí y un fuerte abrazo.

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Rafael Castellano 12 de septiembre de 2016 at 19:17

Buen artículo. Con su permiso, lo usaré en mis clases de Ciudadanía y de Filosofía.

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Frank Lopez 13 de septiembre de 2016 at 11:11

Estimado Juan, ya deberías tener percebes en cierto lugar para que las críticas y memeces te resbalen. Gracias por tus artículos.

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Sergio Zawinul 14 de septiembre de 2016 at 14:56

También hay que tener en cuenta los ataques de falsa bandera.
Es decir, claro que hay imbéciles entre la gente de izquierda, pero hay mucho más interés en sembrar el desencanto y la desafección.
Salud, república y más escuelas.

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Bruno Renaud 15 de septiembre de 2016 at 00:25

Gracias, Juan.
Alguien, más arriba, recordaba lo que enunciaba el jesuita asesinado, I. Ellacuría, sobre el «pagar el precio» de la lucha en favor de la justicia. Tú sabes que, desde varios lados de nuestro sub-continente americano, más de uno te conoce y te sigue; y muchos más, sin conocerte muy bien, comparten contigo los mismos «sueños».
En fraternidad.
Bruno Renaud, Petare (Caracas, Vzla.)

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Mariano Zorrilla 15 de septiembre de 2016 at 14:27

Hola Juan. Los que te conocemos sabemos cómo eres y cómo piensas. Estoy seguro de que con tu inteligencia, tolerancia, paciencia y generosidad, sabes sobrellevar estos ataques y que, desgraciadamente, hay mucho odio y rencor y mucha más ignorancia. Las descalificaciones a tu persona no hacen más que describir a quienes lo hacen. Te animo a que sigas expresando tus opiniones porque son valiosas y ayudan a muchos. A los que no les guste que se j…

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Josean Esparza 11 de octubre de 2016 at 16:05

Animo profesor, los que estamos esperando como agua de Mayo sus sabias opiniones diferenciamos perfectamente al animal rabioso del racional. No se preocupe y a luchar que ya somos cada vez más.

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