Si en las próximas elecciones municipales votara en Marbella (quizá la ciudad española donde ha habido más corrupción en los últimos años), tendría muy claro quién sería mi candidato: Enrique Monterroso.
Lo conozco desde años, cuando dirigía el Centro de Profesores, y desde entonces me ha descubierto su honradez, su generosidad y una visión progresista de la política y de la sociedad que comparto plenamente.
Contra viento y marea, y soportando los evidentes costes personales que eso conlleva, aceptó ser candidato de Izquierda Unida y ahora es el momento de que reciba de los ciudadanos honrados el mayor apoyo posible.
Enrique es un soplo de aire fresco frente a la derecha nostálgica del franquismo y frente al importado candidato de diseño tecnocrático del partido socialista.
Hay que ayudarle y yo le voy a ayudar porque su lucha de ahora es la de la gente progresista que no queremos que España se convierta en una cueva de ladrones ni en un cementerio de ladrillos.
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