Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

4 comentarios

Antonio Gonzalez 6 de junio de 2014 at 03:26

Se puede decir buena la intervención, pero el tema
fuera de este mundo.
Si los conceptos de la economia han sido prostituidos de
la forma que lo son en que podemos decir que no hay
nada de ciencia economica, y eso es innegable, que se
ha convertido en el burdo manejo impune de intereses
minoritarios a tenor de que el valor en la economia se
manipula «impromiendo» mayor o menor cantidad de
dinero por los pocos que pueden.
Sabemos por la experiencia que los intentos para una
justicia internacional, el Tribunal Internacional tiene
dos notabales defectos:
Numero uno, aplica la legalidad que le dictan quienes
le pagan, de aquellos donde se origina el dinero, eso
esta demostrado por la historia.
Numero dos, se integra por agentes de gobiernos y
grupos de intereses y por supuesto responden a eso.
Con ese panorama a que se puede aspirar?

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manolo 6 de junio de 2014 at 08:42

Profesor, solo una puntualizacion, no estamos en una crisis economica, estamos en una estafa organizada perfectamente para que parezca una crisis. si la seguimos llamando crisis confundimos a la gente, al pan pan y al vino vino. SI vosotros expertos la llamais crisis estais de alguna manera justificandola y ayudando a los estafadores, te pediria un esfuerzo en este sentido.
muchas gracias

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Janet 8 de junio de 2014 at 18:47

Estoy de acuerdo con el comentario anterior. Comencemos por llamarla Estafa y no crisis. Que se grabe en la conciencia de la gente que esto no fue casual. Gracias por sus esfuerzos de denunciar y difundir.

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melina 15 de junio de 2014 at 16:08

El coste económico de la injusticia no puede ser nunca mayor que el de la justicia. Lo que sí puede ocurrir es que la ciencia económica sea tan tendenciosa o corta de miras como para tener en cuenta tan sólo una mínima parte de las variables que operan en la realidad .Somos seres con memoria. El sufrimiento que genera la amoralidad y la injusticia permanece generación tras generación y se visibilizan en forma de enfermedad, conflicto,… un desperdicio de energía que si quisiéramos contabilizar en términos monetarios su valor sería incalculable (pues se alarga en el tiempo).
La ciencia económica es un instrumento (no un ser con vida propia) y como tal podemos ponerla al servicio de lo que queramos. Lo que no parece bueno es usarla para hacernos el harakiri. Yo me pregunto…¿A quién le conviene esta injusticia?

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