Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Cómo ayudar mejor a Estados Unidos?

Publicado en La Opinión de Málaga el 12 de septiembre de 2005

 

El gobierno de Estados Unidos ha solicitado ayuda a los demás países para hacer frente al desastre de Nueva Orleans que, desgraciadamente, ha hecho más daño a los sectores sociales más débiles. Como decía hace unos días un evacuado a la prensa internacional que cubría los hechos, “salvaban a blancos; a negros y latinos los dejaban morir”. Es necesario ayudar al pueblo de Estados Unidos pero es importante hacerlo bien.    Para ello, creo que se debería actuar como lo ha hecho tantas veces Estados Unidos cuando los organismos internacionales que domina completamente prestan ayuda a otros países necesitados: imponiendo una serie de requisitos como condición imprescindible para recibir la ayuda.
Sin embargo, en esta ocasión, los demás gobiernos no pondrían condiciones a Estados Unidos con el fin de que se enriquezcan las grandes empresas y los más ricos, sino los más necesitados. Para ello, las condiciones que debería cumplir inexcusablemente  Estados Unidos si desea recibir ayuda, deberían ser las siguientes:
1. Adopción inmediata de acuerdos internacionales en materia medioambiental. Estados Unidos es el país que más contribuye a destruir el medio ambiente y, en particular, a provocar un cambio climático que tiene mucho que ver con los desastres naturales tan reiterados que se vienen produciendo en muchas zonas del planeta. Para evitar que se vuelvan a dar en el futuro, es imprescindible adoptar medidas rígidas de control ambiental, empezando por cumplir los acuerdos internacionales en esa materia.
2. Cambio del modelo energético. La vida y el poder de Estados Unidos se basan en el petróleo. Consume más de la cuarta parte del petróleo mundial cuando sólo tiene el 5% de la población mundial. Ese enorme derroche y esa gran dependencia son muy rentables para el sector petrolero y el militar, en el que hacen negocios Bush y sus socios de gobierno, pero imponen altísimos costes al pueblo norteamericano y a las demás naciones. Para evitarlos y lograr que Estados Unidos no tenga que recurrir en el futuro a las reservas estratégicas de los demás países tendría que empezar a adoptar medidas radicales orientadas a utilizar fuentes de energía más seguras y limpias.
3. Retorno de soldados y de la Guardia Nacional. Estados Unidos mantiene cientos de miles de soldados desplegados por todo el mundo, lo que supone un coste enorme y, además, que no puedan ayudar a sus compatriotas cuando de verdad están en peligro, como ha ocurrido en Nueva Orleans. El 40% de la Guardia Nacional, por ejemplo, está fuera de Estados Unidos. Hay que exigir a Estados Unidos que vuelvan de inmediato para dejar en paz a los demás países, para que se dediquen de verdad a ayudar a sus compatriotas y para no tener que gastar recursos que luego no tienen cuando los necesitan, como ahora.
4. Drástica reducción de gastos militares. No es verdad que Estados Unidos carezca de medios para ayudar a las víctimas de Nueva Orleans, como han dicho Bush y su gobierno para pedir ayuda. En realidad, dispone de recursos, de petróleo y de personal suficiente pero destinados al aparato militar, cuya financiación se ha multiplicado en los últimos años. Para que no tenga que pedir ayuda en el futuro, se le debe exigir a Bush que presente un plan de reducción del gasto militar y un compromiso firme de no llevar a cabo nunca más ni guerras de agresión ni actividades ilegales en ningún lugar del planeta, tal y como viene haciendo desde hace decenios.
5. Incremento de gastos sociales. Bajo el mandato del presidente Bush los gastos sociales de su gobierno no han hecho más que bajar, lo que ha provocado que las instituciones públicas y de protección social carezcan de medios adecuados para proteger a los ciudadanos. También se ha de exigir a Bush que cambie este dinámica y dedique a gastos sociales los recursos gigantescos que destina al aparato militar.
6. Plan “Pobreza Cero en Estados Unidos”. La política de Bush también es responsable de que la pobreza aumente sin cesar en Estados Unidos, lo cual no hace sino multiplicar el número de personas que están en máximo peligro cuando se producen los desastres frente a los cuales pide ahora ayuda. Puesto que Estados Unidos tiene recursos de sobra, debe obligarse a Bush a que elabore un plan para eliminar completamente la pobreza en su país si quiere recibir ayuda.
7. Sujeción a las leyes y a los tribunales internacionales. Si Bush pide ayuda a la comunidad internacional, es justo que al mismo tiempo se someta al imperio de la ley que afecta a los demás países. Para recibir la ayuda que ahora solicita, Estados Unidos deberá asumir formalmente que no podrá seguir cometiendo actos ilegales ni crímenes como los que han cometido tantas veces sus gobiernos sin ser limpiamente juzgados por los tribunales internacionales.
8. Renuncia a la unilateralidad. Igualmente, y puesto que se pide ayuda a todos los países del mundo, Estados Unidos debe aceptar que los problemas del mundo deben resolverse entre todas las naciones. Por tanto, Bush debe comprometerse a potenciar los órganos multilaterales, renunciar al derecho de veto  y aceptar condiciones democráticas en el gobierno de los asuntos mundiales.
9. Democracia interna. Todo el mundo pudo ver que la propia elección de Bush y muchas de sus actuaciones no son democráticas. Puesto que la democracia debe ser un valor sagrado en nuestro planeta, Estados Unidos deberá comprometerse a garantizar la limpieza de su sistema electoral y judicial para evitar que vuelvan a darse casos tan evidentes de corrupción. En particular, Bush debe asegurar al resto de las naciones que la ayuda recibida no beneficiará a las empresas de su vicepresidente, a las de sus socios de gobierno o a las suyas propias, como ha pasado ya en otros países y ahora ocurre en Irak.
10. Finalmente, y para que la ayuda prestada al pueblo norteamericano sea transparente, es conveniente que los ciudadanos de Estados Unidos y de todo el mundo conozcan bien quién es George Bush II, cuáles han sido sus pillajes, sus amigos de negocios y los efectos de sus políticas fiscales y de su primitiva forma de pensar. Para ello, y si quieren recibir la ayuda que solicitan, deberán realizarse cuanto antes documentales y programas de todo tipo para divulgar la vida poco ejemplar, la ideología radical de extrema derecha, la política injusta y los negocios sucios del presidente de Estados Unidos y de su gobierno. Por ejemplo, se debería condicionar la ayuda a que en todas las escuelas, en los centros de trabajo y en todos los medios públicos se divulgue, “The Book on Bush” de Eric Alterman y Mark Green, periodistas del New York Times; un libro en el que se demuestran con todo lujo de detalles y de datos las nefastas consecuencias nacionales e internacionales de su gobierno.
A nadie se le ocurre dar dinero a un alcohólico (nunca mejor dicho) para que siga comprando y bebiendo más alcohol. De nada sirve ayudar ahora a Estados Unidos si su gobierno sigue realizando una política que causa los desastres o que hace que sus efectos sean mucho peores.

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