Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Diez errores que impedirían frenar la inflación actual

Primero:

Dejar la lucha contra la inflación a los bancos centrales argumentando que es un fenómeno monetario que se produce cuando aumenta excesivamente la cantidad de dinero circulante, de modo que se podrá frenar controlando esta última.

Se sabe que hay factores no monetarios que la desencadenan.

Segundo:

Creer que la inflación se frena siempre subiendo tipos de interés porque así disminuye la demanda de medios de pago y se reduce, como consecuencia de ello, la de bienes y servicios e inversión que genera el exceso de demanda que eleva los precios.

Se sabe que las subidas de tipos no repercuten siempre, o con la debida intensidad, en la demanda de dinero, rompiéndose así esa secuencia ideal.

Tercero:

Dar el mismo tratamiento monetario a procesos inflacionarios de diferente tipo. Unos, producidos por exceso de demanda cuando la economía se encuentra en su máximo nivel de producción potencial, es decir, cuando se está dispuesto a gastar en bienes de los que no se dispone. Otros, de oferta, producidos cuando, por cualquier razón, hay capacidad productiva suficiente pero los bienes no llegan a los mercados o llegan encarecidos por circunstancias extraordinarias. Y otros más, mezcla de ambos e incluso de algún otro factor adicional.

Esto último es justamente lo que está ocurriendo en la actualidad, pues se sabe que los precios están subiendo no sólo por exceso de demanda derivada de las inyecciones de liquidez durante la pandemia, sino también por alzas de costes en sectores muy específicos, por bloqueos materiales de la oferta, por razones estructurales como la falta de competencia y la concentración del poder, y por la invasión de Ucrania

Cuarto:

Aplicar medidas que afectan a la demanda de todos los bienes y servicios cuando la subida de precios proviene o se da como efecto de lo que ocurre en algún sector, mercado o producto determinado.

Quinto:

Hacer más daño con el tratamiento que el producido por la enfermedad.

Es lo que ocurre cuando se ataca el síntoma (la fiebre o la subida de precios) sin acabar con sus causas: deprimir la demanda global de todos los bienes y servicios (subiendo los tipos de interés) cuando es solo algún problema específico el que está provocando las subidas de precios equivale a matar al enfermo para que le baje la fiebre.

Sexto:

Considerar que los únicos costes de las empresas que hay que frenar para que no suban los precios son los salariales.

Se sabe que hay otros (energía, financieros, fiscales, regulatorios…) tanto o más determinantes de la subida de precios.

Séptimo:

No actuar sobre las condiciones estructurales de la economía.

Se sabe que la falta de competencia y la regulación de los mercados en provecho de los oligopolios (en el sector financiero, de distribución comercial o eléctrico) están permitiendo que muchas empresas aumenten los márgenes y suban los precios innecesariamente.

Octavo:

Creer que una inflación como la actual, de las características señaladas, se puede frenar con la sola intervención de una autoridad monetaria independiente.

La cooperación de los bancos centrales con los gobiernos es imprescindible para coordinar la política monetaria con la fiscal, de oferta, de competencia y de rentas y evitar que se bloqueen unas a otras.

Noveno:

Creer que la inflación ha estado contenida de los últimos años gracias a la política monetaria de los bancos centrales y pensar que ahora volverán a ser quienes únicamente puedan controlarla.

Los precios se han mantenido bajos en los últimos años (como media y no todos) por efecto de la globalización, por la pérdida de peso de los salarios en el conjunto de las rentas y por la atonía general y debilidad de la economía real provocada por la políticas neoliberales de privilegio del beneficio y las finanzas.

Décimo:

Olvidarse de todo lo anterior y creer que los bancos centrales pueden aplicar cirugía mayor subiendo los tipos de interés lo suficiente como para atajar las subidas de precios, tal y como pasó a finales de los años setenta del siglo pasado.

La deuda de ahora no tiene comparación con la de entonces y una subida de tipos de interés, no ya de la misma magnitud sino mínimamente considerable, provocaría una crisis de deuda privada y pública global y de dimensiones colosales.

6 comentarios

Tomás 21 de marzo de 2022 at 19:49

De acuerdo que los bancos centrales principalmente, tienen como instrumento principal el control de los tipos de interés
Los gobiernos, tienen algunos instrumentos más
Control del déficit ( en sus dos sentidos )
Cierto control sobre los salarios a través de los acuerdos de los agentes sociales
Regulación sobre los impuestos directos e indirectoa
Promulgación de leyes ( que no interfieran con la normativa europea)
Relativo poder para modificar el mercado laboral
Intervención directa de empresas ( por ejemplo las que más beneficios tienen)
Control de oligopolios que imposibilitan el libre mercado
Y algunas medidas más
Obviamente, aumentar PIB per cápita, disminuir el coeficiente de Gini, hacer el trabajo más digno pasa por la modificación de nuestro mercado a modelos de empresa más competitiva. También hacer que las empresas dependientes de la administración fuesen más productivas.
Por lo que se ve, el estado tiene muchos más instrumentos para mejorar la vida de los ciudadanos que el banco central. De hecho, con las mismas leyes europeas hay estados que son un auténtico desastre y otros que siempre van a poder reconducir su progreso social.
Si fuesen funciones matemáticas, las variables dependientes transcendentales como :
aumentar PIB per cápita, disminuir el coeficiente de Gini, hacer el trabajo más digno
Exigirían el control de tres parámetros. Como no son funciones si no correlaciones, el número de parámetros a tocar, puede ser mucho mayor.
En definitiva. La situación actual de nuestra economía, creo que todos la sabemos e iremos viendo las repercusiones sociales que se drivan de ella.
La respuesta del millon es:
Cuantos parámetros hay que tocar cuales son y en que cantidad hay que tocarlos.
Esto es una pregunta directa para vd. y la respuesta, a buen seguro, sera subjetiva, lo cual es lógico ya que nafie posee la solución ( ojalá )
Por eso, creo que su función aquí es dar du opinión sobre los parámetros a manejar. Aun que la economía es una ciencia » inexacta »
Es obligación de los economistas dar unas directrices, no solo constatar el desastre que sufriremos parte de nosotros
Un título oficial de la universidad, obliga a poner el granito de arena para intentar resolver todas estas cosas.
Si no, dicho título se convertirá en papel mojado.
Esperando sus ideas para la resolución de la dituacion:
Saludos

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Tomás 21 de marzo de 2022 at 20:28

Ah. Se me ha olvidado que la otra herramienta fundamental de los bancos centrales es imprimir billetes, aumentar liquidez.
Solo eso
Saludos

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jose 28 de marzo de 2022 at 19:58

Si fuese religioso invocaría al universalmente como patrón de los casos difíciles y desesperados: San Judas Tadeo.
Pero no lo soy…
A lo de imprimir billetes, sólo hay que mirar a EEUU. que lo han hecho y como están quedando.
Esta vez el Sr. Juan Torres nos lo ha puesto dificil…
Siempre nos quedará la Suerte (copia de «siempre nos quedará París». Es una historia de amor -la más grande historia de amor de todos los tiempos-, pero también de política, de guerra).
Disculpas por salirme del guión.

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JANO 28 de marzo de 2022 at 20:39

Buenas profesor.
Tomás le pide respuestas…..
Yo creo que usted señala lo que NO hay que hacer; que es aumentar indiscriminadamente los tipos de interés y deduzco, que también -si se pudiera- metería mano a los oligopolios de oferta (que acaban siendo también de demanda) para evitar la subida arbitraria de los precios al público mientras se asfixia a los productores. Ejemplo: el oligopolio en la distribución formado en España por cuatro o cinco grandes: Mercadona, Carrefour, etc. deciden «cuanto valen» los productos en origen, dado que los agricultores y ganaderos se ven obligados a vender a un oligopolio, demandante único, y ese mismo oligopolio decide cuánto vamos a pagar los consumidores (presos del oligopolio de oferta) por el producto final….
Habría que acabar por ley con ese tipo de conglomerados empresariales, pero me temo que es tarde. Detener esa dinámica por parte de un gobierno es tan imposible como detener el Ebro en su desembocadura….

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Antonio Gonzalez 28 de marzo de 2022 at 21:05

Si la inflacion es por politica es inutil intentar bajarla, ya la bajaran cuando sea les politicamente conveniente.

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UN LECTOR 30 de marzo de 2022 at 22:54

Buenas noches:

Leo que lo que dice el Autor y los comentaristas y tengo miedo. Y no por lo que dicen o no dicen. Se analizan cuestiones técnicas, pero servidor más adherido a la Historia, observo, con miedo, ejemplos pasados.

Cuando el capitalismo determina que el sistema hace aguas, permite que la economía se desboque en sentido negativo hasta que estalla una guerra (de mucho más alcance que la de Ucrania).

Esta inflación sin control, ¿podría ser una evidencia de que hemos entrado en esa fase? Es que cada vez me recuerda más a la situación de la década de los treinta del pasado siglo.

Tengo miedo. Soy mayor ya y huelo sangre…

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