Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Economía y ética

Publicado en jovenesvedruna.org , web para jóvenes de las Hermanas Carmelitas de la Caridad Vedruna, el 2 de julio de 2013

Es cada vez más frecuente que los problemas económicos se presenten como cuestiones técnicas cuya solución solo requiere la decisión de expertos, de «tecnócratas» o personas muy especializadas. Se evita que sea la gente normal y corriente la que decida sobre ellos porque se considera que no está preparada y que, por tanto, si decidiera podría ocasionar perturbaciones graves, un mal funcionamiento de la maquinaria económica, más o menos como sucedería si cualquiera de nosotros que no tuviese los conocimientos adecuados se empeñase en arreglar su reloj o cualquier aparato más o menos complicado.

Eso es lo que sucede, sobre todo, cuando se habla de cuestiones monetarias. De hecho, los bancos centrales (como en Europa el Banco Central Europeo) que son las máximas autoridades en esa materia y que disfrutan de un poder casi omnímodo, son desde hace tiempo independientes de los gobiernos o parlamentos y sus directivos se nombran haciendo creer a la gente que se trata de técnicos que no toman decisiones «políticas». Equiparando, además, lo «político» a lo caprichoso de la gente o los gobiernos.

Pues bien, esta es una de las mentiras más grandes que acompaña al discurso y a la política económica de nuestro tiempo.

Ningún problema económico tiene solución «técnica». Todos tienen soluciones políticas, entendiendo por política toda aquella decisión que no depende de un criterio objetivo sino de una preferencia del tipo que sea.

Pongamos un ejemplo. Supongamos que hay dinero para hacer un puente entre dos ciudades pero que se puede construir en puntos diferentes de ambas por el mismo precio y con igual recorrido o dificultad. La decisión acerca de qué dos puntos concretos va a unir es política porque depende de las preferencias de la gente. Quienes vivan en un sitio o en otro preferirán seguramente que esté cerca de ellos, o lejos da igual, pero por criterios puramente subjetivos. Y la decisión que se tome será siempre política, es decir, resultado de una prefrencia concreta y no de un criterio técnico. Puede ser que esa decisión política la tome un dictador, o que se eche a suerte o que se haga una votación, pero sea cual sea el procedimiento concreto, será el resultado de una preferencia social.

Otra cosa es que, una vez tomada esa decisión, los ingenieros se tengan que poner manos a la obra y determinar las cuestiones técnicas necesarias para construir el puente, a partir de los puntos que se hayan fijado.

Y lo mismo que consideraríamos una barbaridad que la gente quisiera decidir por votación qué tipo de tornillos o sujecciones deben utilizarse, o dónde poner los puntos de fuerza del puente (porque eso sí son decisiones técnicas y no políticas), también lo sería que los ingenieros quisieran decidir por ellos mismos dónde es mejor que vaya el puente y usurparan a la gente el derecho a hacer valer sus respectivas preferencias (porque esa es una cuestión política y no técnica).

En economía ocurre igual…

Cualquier decisión económica comporta un reparto determinado de la renta. Sea cual sea lo que se decida, siempre implicará que unos u otros se beneficien más o menos. Y la decisión acerca de quiénes deben beneficiarse o salir perjudicados es evidente que no es técnica, sino política.

¿Subir o bajar los tipo de interés es una cuestión técnica?

Si yo tengo un millón de euros en el banco querré que suban, porque así me beneficio. Si debo un préstamo, preferiré que bajen.

¿Es mejor que el euro cueste más o menos dólares?

Si yo vendo sillas a Estados Unidos, querré que esté bajo, porque así venderé más, dado que serán más baratas para los estadounidenses. Pero si tengo una fábrica que compra componentes allí, preferiré que esté alto porque me saldrán más baratos a mí.

Por tanto, cuando el Banco Central Europeo sube los tipos de interés o hace que baje la cotización del euro, o al revés, aparentando que toma una decisión técnica lo que hace es decidir que miles de millones de euros pasen o a un bolsillo o a otro. Es decir, tomar una decisión política puesto que se deriva de una preferencia sobre quién se quiere que se beneficie o no de ella.

Así son todas las decisiones económicas.

Muchas veces, cuando la gente pide mejor distribución de la riqueza oímos decir: sí, pero hay que esperar, porque primero hay que producir más y luego podremos repartir, primero hay que hacer la tarta y luego repatirla.

¡Suena tan lógico que parece indiscutible, pero eso no es verdad!

Eso funciona así en repostería: para poder repartir una tarta hay que crearla antes. Pero en economía, no es así, porque a medida que vamos produciendo ya estamos repartiendo. Si producir un lápiz cuesta un euro es porque hemos retribuido por esa cantidad a todos los que han ido contribuyendo a producirlo (al que sacó la madera, al dueño de la serradora, al que lo cortó, al que lo empaquetó, etc.).

Por tanto, si eso es así, si siempre que se toma una decisión económica se toma en función de una preferencia y no de un criterio técnico, resulta que las decisiones económicas dependen siempre de nuestros principios morales, de nuestros criterios éticos: ¿somos indiferentes al crecimiento de la desigualdad? ¿nos da igual que al consumir destrocemos el medio ambiente? ¿creemos que se debe producir solo lo que pueda pagar la gente que tenga dinero o debemos conseguir que todos los seres humanos tengan acceso a los bienes imprescindibles para vivir, como la alimentación, la sanidad o la educación? ¿es justo que quienes más tienen no paguen impuestos?

Es evidente que las decisiones económicas dependerán siempre de esos principios, de la respuesta que cada uno de nosotros le demos a preguntas de esa naturaleza.

Y por todo ello es por lo que podemos decir que la economía va de la mano de la ética. Plantear las cuestiones económicas, qué política realizar, qué medidas adoptar, etc., sin plantear al mismo tiempo la cuestión moral que comportan es hacer trampa, porque significa que se decide en función de la preferencia particular de quien toma la decisión siendo ajeno a las preferencias de los demás.

La economía sin una explícita reflexión ética sobre los objetivos, sobre las consecuencias y los modos de decidir y aplicar lo decidido es una dictadura, normalmente, de los que tienen más sobre los que tienen menos o no tienen nada. Por eso hemos de reclamar siempre que, antes de tomar cualquier decisión económica, la población pueda pronunciarse sobre ella y que la que se tome sea la preferida por la mayoría. Y que, para que eso se pueda decidir con fundamento, que se pongan antes en claro sus efectos sobre las cuestiones básicas que afectan a la vida y el bienestar de las personas.

17 comentarios

Jordi Doménech 3 de julio de 2013 at 01:38

¡Magníficamente bien explicado! ¡Una lección magistral! Me quito el sombrero, aunque no uso. Ese artículo hay que darle difusión, porque es un tema crucial, de la máxima importancia. Gracias por tan excelente exposición!

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Lola Morcillo 3 de julio de 2013 at 08:49

La Ética sería una ciencia fundamental para el desarrollo de políticas que generen bienestar al ser humano.Dicho esto, que hacer con Estados que optan por la beligerancia?Que hacer con seres humanos que en la asepsia de un ordenador dejan sin alimentos a sus propios congéneres? Que hacer con unos señores que utilizan la política como puesto de trabajo al que hay que defender por encima de todo, incluso de los que les votan? Nuestras creencias son difíciles de cambiar y los trabajadores solo tenemos nuestra voz pero también nuestras actitudes. Buena carrera de fondo.Gracias.

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Joséluisgómez 3 de julio de 2013 at 10:00

Hola, no creo que leas los comentarios, pero, aquí va el mio por si acaso me equivoco. Es verdad lo que dices en tus comentarios, aveces con matices por mi parte como es natural; lo que más me resulta últimamente incompresible es la falta de un sentimiento de compromiso por parte de vosotros intelectuales, es hora YA de implicarse, de mancharse como dice la poesía de Celaya. Están surgiendo movimientos por toda España que demandan UNIÓN, compromiso, trabajo desde abajo, esperanza, y un largo etc., el pueblo reclama alternativas en las que apoyarse y creer. Te invito a ti y toda una serie de intelectuales a involucrarse, pasó la hora de los bonitos discursos, está llegando la hora de la acción, estas invitado, saludos.

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María Dolores Amorós 3 de julio de 2013 at 10:34

Qué claridad en la exposición tienes, amigo. Aprender nociones de economía contigo es una maravilla.
Un abrazo.

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Antonio Gonzalez 3 de julio de 2013 at 10:44

En el capitalismo con la avariacia no puede exitir la etica.
Ni en la educación, fijate aqui en Miami, a los profesores
universitarios le ponen un maximo de alumnos a aprobar
de un 40%, para que deban de repetir y volver a cobrarle.
Y ahi es donde se forma el futuro. Da asco.

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Reyes 3 de julio de 2013 at 10:59

Una explicación clara y precisa…. Gracias

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José Rodriguez Sánchez 3 de julio de 2013 at 12:05

Excelente: Es difícil decir tantas verdades, en un espacio tan corto. ¡ lástima que el tonto útil español no lo lea !. Con lo que abundan . . . ..

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Juan Muñoz 3 de julio de 2013 at 22:58

Genial. Es admirable la claridad de exposición con la que cuentas los temas económicos. Escribe que cae en saco roto, hay muchos que esperamos tus artículos para ver que aprendemos ese día. Animo y un abrazo

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Daniel Martín 5 de julio de 2013 at 13:40

Extraordinario artículo, Sr. Torres. Imprescindible. Con un mensaje tan sencillo como revolucionario. Hace falta que llegue a todo el mundo. Por favor, no se canse de repetirlo, ni usted ni el Sr. Vicenç Navarro. No desesperen, cada vez hay más gente que abre los ojos y ve este mundo Matrix al que nos han condenado.
Yo he tenido la desgracia de estudiar la economía que se lleva enseñando las últimas décadas, que no es otra cosa que teología barata de la secta neocon. Tan frágil que no aguanta el menor envite lógico o ético. También he estudiado ciencias (ingeniería) y sin lugar a dudas puedo decir que el envoltorio «matemático» con que pretenden vestir esta «ciencia» económica neocon es absolutamente risible, insolvente de principio a fin.
Y sin embargo, gracias a sus políticas para hundir a la ciudadanía en la ignorancia (que es lo que llevan haciendo tres décadas a escala global, y en España desde siempre), han conseguido que la gente común se vea indefensa antes estas falsas ideas. Repiten hasta la saciedad sus mentiras, pues también son dueños de todos los altavoces mediáticos, y el ciudadano medio está totalmente confundido. Pero no sólo él, también muchos economistas (algunos de mis amigos, sin ir más lejos), que se niegan a estudiar la historia económica, la ética y la política.
Hay tanto que hacer… Ayer vi una pequeña noticia sobre una Convocatoria Cívica en el Ateneo de Madrid, en la que usted participó, junto con Baltasar Garzón, Federico Mayor Zaragoza, Luis García Montero…. Hace falta que esto se haga más grande, que llegue el mensaje a más gente, que se empiecen a promover IDEAS.
Gracias por su trabajo y dedicación. Es necesario.

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JM 6 de julio de 2013 at 00:01

Coo en el fondo y en la superficie somos bastante anumerales, la gran engañada ha sido hacernos creer que la economia es una ciencia, FALSO, como bien dice la economía es ética, por suerte no siempre moral… evoluciona de forma crítica con las sociedades, y de acuerdo a sus necesidades cambiantes se apoya en ciencias para sentar, en teoría jajaja, las bases morales adecuadas a cada momento después de ser sometida a análisis éticos. Mientras la única moral y ética que asocien¡mos esea maximizar ganancias por absurdas pseudo-verdades científicas, que duran lo que interesa… jodios vamos en este brutal esquema de Ponzi que no queremos ver… mientras la música suena pero las sillas desaparecen mientras tranquilos tomamos copas de pie…
Saludos JTL, y gracias por su lucidez

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Francesc Tormo 7 de julio de 2013 at 13:07

Estimado amigo Juan, ¿ QUE economía que cree riqueza y COMO se reparte esta riqueza ? Éticamente, claro, en ambos casos. Para mí, estas son las preguntas del millón, a las que, desde la izquierda aún no hemos dado respuesta práctica. Y no me valen nebulosas filosóficas.

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JM 10 de julio de 2013 at 22:47

Francesc Tormo en 7 julio, 2013 en 13:07
Hola,
yo creo No se ha querido ver la respuesta desde ningún lado… que econ. crea riqueza: La que produce bienes y servicios.
La actual (no es de ida o dcha, es simplemente una estafa piramidal): Pib mundial ≈ 66 billones US $, empresas en bolsa. capitalización: ≈ 84 billones $ USA, Mercado petróleo:≈ 5 billones…. OTCS y derivados(o sea humo): ≈ 2000 Billones USA$
Salud!

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jesus 12 de julio de 2013 at 17:49

Algo huele a podrido en Dinamarca… extraño artículo.
Siempre hay un peligro rábano, como decía el gran revolcucionario.

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Jano 15 de julio de 2013 at 18:53

Una vez discutí con un conocido. Fue hace mucho tiempo. Cuando tantos y tantos estúpidos creían el cuento de la lechera aznariana.
Venía el tío ufano. Presumiendo de haber comprado una camisa «tirá de precio» Le había costado (creo) 8 o 10 euros. El tío, (un obrerete vulgar y corriente) se creía un «as del comercio» y se daba besos el solo por lo bien que sabía comprar.
Bien.
Le intenté hacer ver que «quien tenía que ganar» con su camisa-ganga, había ganado lo suyo. ¿Quien NO HABÍA COBRADO PARA QUE ÉL FUERA TAN LISTÍSIMO?. El obrero chino muerto de hambre, el dependiente explotado que le antendío, el parado que no hacía las camisas en España porque habían «levantado su fábrica a China…
El tío se me quedó como si le estuviera contando Alien. Me tomó por idiota con un argumento contundente: NO IBA A PAGAR ÉL MÁS POR UNA CAMISA HECHA EN ESPAÑA SI PODÍA COMPRARLA MÁS BARATA. Ahí acababan todas sus consideraciones. Un obrerete que acabó quedándose sin trabajo ¡y ni aún así lo entiende! con la misma lógica dentro del proceso: La empresa en la que trabajaba con todos sus derechos, decidió «producir más barato» para «linces» como el antedicho.
No hay remedio. ¿Hay alguna campaña destinada a concienciar a nuestros jovencísimos alevines de consumidores expertos, que unas zapatillas «de marca» por las que sacan a sus padres 150 € las ha fabricado un chino muerto de hambre o un bangadesí al que se le derrumba la fábrica encima por un euro o dos, y el resto se lo han repartido ¡entre otros! figurones del deporte, que se llevan por poner su careto para un anuncio diez mil veces lo que el obrero que fabricó las putas zapatillas? ¿Hay alguna conciencia acerca de esto?
Está claro como el agua clara: Tal vez los que manejan los hilos de la economía no sepan qué es la ETICA, pero los de abajo tampoco tienen puta idea.
Entre todos la mataron y ella sola se murió.

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Fernando Gallego 17 de julio de 2013 at 18:37

Totalmente de acuerdo con el profesor y en particular con JANO.
Precisamente la Economía no puede olvidarse ni de la Ética ni de la Sostenibilidad. Es más, tiene que ser la máxima expresión de estas.
Se nos pregunta con insistencia a la izquierda cómo conseguirlo. Pues aquí hay un propuesta, no es difícil pero hay pensarla un poco: EXIGIENDO A LOS PROCESOS DE PRODUCCIÓN, DONDE QUIERA QUE ESTÉN, QUE RESPETEN LAS NORMAS, GARANTÍAS Y CONQUISTAS SOCIALES, QUE SE EXIGEN EN EL LUGAR DONDE SE PRETENDEN VENDER.
Pensadlo bien. Así tendríamos un consumo ético en destino y una producción ética en origen. Además: estaríamos «exportando» nuestro estado del bienestar, eliminando la deslocalización y, en consecuencia, regenerando nuestro necrosado tejido productivo.
Creo que solo así, con un enfoque desde la Ética y la Sostenibilidad em todos los sentidos de la economía se puede cimentar una salida segura y sólida de esta crisis.
Obviamente, la estafa de la banca, la especulación, el fraude fiscal y sus paraísos o el egoísmo y la avaricia sin límites como motores de la economía, son, entre otras, aberraciones incapaces de pasar la prueba de la Ética y la Sostenibilidad.
En Equo estamos intentando plantear esto para las elecciones europeas próximas. Si estás de acuerdo, contactanos y apóyanos.

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Antoniomar 15 de octubre de 2013 at 18:12

Sigo habitualmente y estoy suscrito al blog del profesor Navarro, pero desconocía esta Web. Con cierta tardanza tengo que decir que, como economista, estoy al ciento por ciento de acuerdo con las opiniones que expresas en este artículo.
saludos.

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Antoniomar 15 de octubre de 2013 at 18:14

como economista conforme en un ciento por ciento de las opiniones expresadas en este artículo.
saludos

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