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El doble drama de los Presupuestos de la Junta de Andalucía

Publicado en La Voz del Sur el 28 de diciembre de 2020

El pasado 23 de diciembre el Parlamento andaluz aprobó el Presupuesto de la Comunidad Autónoma de Andalucía para 2021, algo muy importante siempre, pero especialmente cuando nos encontramos en medio de la crisis que quizá sea la más inusual y grave, quitando el tiempo de guerra, del último siglo.

Los grupos de la izquierda, PSOE y Adelante Andalucía, se encargaron de mostrar en sus enmiendas los errores que contiene ese Presupuesto y el daño que van a hacer a la economía y la sociedad andaluza.

Ambos grupos han puesto de relieve, con más o menos detalle, los grandes defectos de la política económica y presupuestaria que llevan a cabo PP y Ciudadanos con el apoyo y marcaje severo de la extrema derecha de Vox.

Los más importantes se pueden resumir en los siguientes:

– Pérdida paulatina de la capacidad tributaria de la Junta de Andalucía lo que supone no solo menor recaudación sino también menos posibilidad de generar incentivos o de redistribuir una renta y riqueza cuya concentración limita la actividad económica y la creación de empresas.

– Si se deja a un lado el incremento en las transferencias del Estado para hacer frente a la Covid-19 que se incluyen en el Presupuesto, el incremento de gasto es prácticamente nulo. Precisamente cuando todos los organismos internacionales, incluidos los más ortodoxos, reclaman que aumente para hacer frente a la crisis tan grande en la que estamos.

– Mala utilización de los recursos como demuestra que hasta noviembre se hubieran dejado de gastar más de 800 millones de euros o que hasta septiembre sólo se hubiera ejecutado un 21% de las inversiones presupuestadas.

– Reducción de un 70% en los planes de empleo municipales y reducción, en general, en las partidas de ayudas a la administración local.

– Incremento del gasto en Sanidad, Educación y Servicios Sociales menor de lo que se recibe por transferencia del Estado para estos conceptos y de carácter coyuntural y no estructural, a pesar de los déficits que seguimos teniendo en esos campos.

– Utilización del dinero público para fortalecer la política de conciertos y externalizaciones.

– Reducción de 147 millones de euros en Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y de un 19% en Agencia de Medio Ambiente y Agua.

– Falta de impulso o incluso recortes en universidades y en I+D+i o en transición energética y políticas “verdes”.

– Mínimo o casi inexistente apoyo a sectores centrales de nuestra economía y que están especialmente sumidos en la crisis, como turismo, comercio o cultura.

– Subida del presupuesto de áreas de acción política, como Presidencia y Hacienda, mientras que quedan por debajo de la media los dedicados a turismo, economía en general y políticas sociales. Destaca en este sentido el incremento del 10% del gasto publico dedicado a propaganda.

– Se destina para 2021 un gasto sanitario inferior al presupuesto definitivo real que se está ejecutando en 2020. El gasto de personal presupuestado para el Servicio Andaluz de Salud será insuficiente para el necesario aumento de la plantilla de atención primaria.

– El incremento en gasto educativo que se presenta en el Presupuesto no es real porque no están aplicadas las transferencias recibidas en 2020 y, en todo caso, será insuficiente para hacer frente al incremento de necesidades personales y materiales. Aunque, eso sí, aumenta en 37 millones de euros la financiación de la enseñanza concertada.

– Recorte de 20 millones de euros en la financiación de la renta mínima de inserción social en Andalucía, justo cuando más andaluces se encuentran en situación de necesidad.

– Congelación de los recursos para atención a la infancia.

– Recorte de 10 millones de euros en solidaridad y cooperación internacional.

– Congelación respecto a 2019 y caída a la mitad respecto a 2018 de la financiación para políticas de Igualdad de género, igualdad de trato y diversidad.

– Se dejan sin financiación las leyes de la legislatura anterior referidas a servicios sociales, discapacidad, LGTBI, igualdad, violencia de género, voluntariado, participación ciudadana así como los planes estratégicos en vigor.

Y, junto a todo ello, habría que señalar las ausencias, lo que no contempla el Presupuesto. El Partido Socialista denuncia en su enmienda a la totalidad del Presupuesto que “no existe en el Presupuesto para 2021 mención alguna a la Comisión para la Recuperación Económica y Social de este Parlamento, ni a la Alianza por Andalucía, ni al aireado Plan Andalucía en Marcha, ni a los acuerdos que suscribieron con los sindicatos y la patronal “. Y, además, que este Presupuesto muestra “falta de transparencia; oportunismo en favor de los intereses de sectores muy minoritarios que asume como únicos dignos de atención política; inacción constante en la toma decisiones; constante falta de empatía con la situación de sufrimiento de tantas personas que reclaman su atención; y falta de rigor en el control financiero”.

La izquierda parlamentaria ha puesto de relieve, por tanto, el drama que supone este Presupuesto para un año tan trascendental. Se gasta menos de lo necesario y además no se gasta bien. Eso significa que la Junta de Andalucía no ayudará como sería necesario que ayudase a que la economía vaya mejor porque un gasto insuficiente o inadecuado significa que no se van a generar ingresos suficientes (téngase en cuenta que un euro bien gastado por el sector público es mucho más de un euro de ingreso para las empresas que crean actividad y empleo) o que muchos de los que se van a generar lo harán donde menos falta hace.

Pero este Presupuesto conlleva un segundo drama. Los partidos de las izquierdas han denunciado sus fallos en sede parlamentaria. Pero eso es insuficiente. Es imprescindible hacerlo allí, pero eso sirve de muy poco si la crítica no se lleva a la calle, a que la conozca la gente corriente para que esta esté informada, tome coincidencia, se movilice y empodere.

Mientras las izquierdas no hagan eso, mientras sigan siendo organizaciones de aparato, partidos de tribus, reductos para políticos de salón, será imposible que puedan impulsar las transformaciones sociales que Andalucía necesita. Hay que fomentar el debate público, la participación y el pronunciamiento de la gente corriente. Andalucía no avanzará si no se cambia el modo en que están haciendo política los partidos de la izquierda. Y corre prisa.

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