La patronal de los empresarios madrileños ha anunciado que va a presentar una querella contra los controladores aéreos españoles por las pérdidas de 20 millones de euros producidas durante el fin de semana en que paralizaron el tráfico aéreo.
Me parece perfecto que hagan eso si es que se sienten dañados, aunque a mí me parece que se trata solo de un brindis al sol que simplemente va a permitir forrarse a un conocido despacho de abogados. Lo digo porque no se entiende bien que monten un rifirrafe por un daño de 20 millones de euros, que desde luego no es poco, pero que no hagan nada contra los bancos que han provocado uno muchísimo más grande en el mundo empresarial.
La patronal bancaria se queja del lucro cesante y de que los controladores han dañado la “Marca España” de la que viven pero ¿cómo es que no han valorado antes el perjuicio mucho mayor que ocasionó y sigue ocasionando la desnaturalización de la banca, que ha pasado a convertirse en un instrumento al servicio de la especulación financiera y no de la actividad productiva que se supone que es de la que viven los empresarios?
Miles de empresas han tenido que cerrar por falta de créditos, a pesar de que las autoridades económicas han puesto a disposición de los bancos cientos de miles de millones de euros con el fin de que vuelvan a financiarlas, también miles de empresarios están perdiendo sus negocios de toda la vida y muchos de ellos incluso se están suicidando por culpa de los bancos y, sin embargo, las patronales empresariales no dicen nada ni actúan contra los bancos. Por eso es raro que monten tal alboroto contra los controladores y no se pongan en pie de guerra contra los banqueros que les niegan la financiación que necesita la economía para que sus empresas vuelvan a proporcionar empleo y beneficios.
Es muy sospechosa y significativa esa doble vara de medir los hechos de la patronal empresarial. O es que no representan ni conocen la realidad de los empresarios, o es que solo hablan en nombre de los grandes que tienen suficiente liquidez propia y no necesitan la financiación externa, o es que los empresarios españoles están tan ideologizados que no son capaces de distinguir los peligros secundarios que llaman la atención de sus representantes de los que originan realmente los problemas que le afectan.
La prueba más palpable de que la banca actual se ha convertido en un cáncer para toda la economía en su conjunto es que no solo ha llevado al paro a millones de trabajadores sino que también ha arruinado a docenas de miles de empresarios. Y la señal inequívoca de que su poder es ya descomunal es que pasan los días y no hay una reacción de todos los grupos sociales contra los banqueros, que los trabajadores y empresarios que sufren sus desmanes callan y echan la culpa a los señuelos que constantemente se sacan de la manga los medios de comunicación y los líderes de opinión al servicio de la banca para confundirlos.
Mientras no se ponga fin al poder de los banqueros (y entre ellos incluyo por supuesto a los que controlan los bancos centrales que simplemente son funcionarios al servicio de la banca privada), mientras no se acabe con su privilegio de crear dinero generando deuda, mientras no se haga tabla rasa con el dinero financiero (el que crean las grandes empresas emitiendo acciones y títulos) y se acabe con los procedimientos que permiten que la deuda que crean los bancos termine por recaer sobre las espaldas de las clases trabajadoras al incrementarse continuamente la desigualdad, las economías estarán condenadas a las crisis y a la autodestrucción permanente. Y con ellas, no solo los trabajadores asalariados o autónomos sino también los pequeños y medianos empresarios.