Escribo esta nota en Las Cortes de Cádiz, bajo la mirada atenta de D. Diego Muñoz Torrero, catedrático de Filosofía y rector de Salamanca, el cura diputado que dio el discurso inaugural de las Cortes de Cádiz de 1810 preconizando la separación de poderes, la soberanía popular y la inalterabilidad de los diputados, además de la imprescindible abolición de la Inquisición y la implantación de la libertad de imprenta. Todo un liberal de los de antes.
Estoy, efectivamente, en el Hotel Las Cortes de Cádiz donde me han reservado habitación los organizadores del Master sobre Cooperación Internacional en el que he dado clase. Es un hotel con encanto cuyas habitaciones rememoran personajes o lugares vinculados con las Cortes de 1810, con la Constitución (con «La Pepa») o con el Cádiz liberal del XIX. Tengo que recomendárselo a mi amigo Fernando López y a cualquiera que no le importe dormir, si va solo, en una cama sumamente estrecha. Me dicen que, como otras casonas gaditanas, tiene un torreón desde el que se puede ver la ciudad, aunque no me dará tiempo a visitarlo. Coloco abajo la foto de un detalle del hotel y también de algo que me parece que sólo puede ocurrir en Cádiz: ¡que una calle tenga dos nombres!
