Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Errores o simplemente engaños sobre la crisis?

Publicado en Sistema Digital el 10 de febrero de 2012

 

Parece evidente que determinar con acierto la causa de los problemas es imprescindible para poder solucionarlos con eficacia. Las consecuencias tan lamentables de los errores en el reconocimiento de la situación en la que se encontraba la economía española durante la pasada legislatura y la impotencia que eso produjo a la hora de hacer frente a la crisis, creo que son buena muestra de ello.

 

Unas veces no se acierta por no disponer de herramientas de análisis adecuadas, otras, es muy corriente, porque se produce una auténtica ceguera ideológica que impide ver lo evidente cuando es contrario a las creencias o principios de cada uno; y también muy a menudo ocurre que no se tiene interés alguno en poner sobre la mesa la causa real de los problemas porque, si se ponen, quedaría incómodamente al descubierto la verdadera naturaleza del sistema en que vivimos.

 

En relación con la crisis y en lo que hace referencia al análisis y a la respuesta que le están aplicando la mayoría de los gobiernos y organismos internacionales me parece que se vienen dando esas tres circunstancias al mismo tiempo.

 

Por una parte, la economía convencional que sirve de base a los analistas de esos grupos de poder está resultando bastante incapaz de percibir la naturaleza sistémica y compleja de la crisis. Insistir, por ejemplo, en que la solución de todos los males y la señal de todas las venturas es que el PIB suba unas pocas décimas más, es decir, limitarse a perseguir el crecimiento de la actividad económica sigue impidiendo que se perciban las auténticas causas de la crisis y que se haga frente a los fallos estructurales que la producen (la desigualdad, la naturaleza del modelo productivo y la insostenibilidad de las estrategias de creación de actividad económica)  o que no se perciba que la crisis financiera es en realidad una de las caras de una crisis multidimensional y global que se manifiesta en todos los demás órdenes de la vida económica y, muy particularmente, en los problemas medioambientales.

 

Por otro lado, es también bastante evidente que la defensa a ultranza de las creencias liberales está llevando a mantener posiciones numantinas para defender a los mercados. Es hoy día indisimulable que éstos son espacios muy imperfectos, que en nada se parecen a los de competencia perfecta de los manuales que sirven para defender sus bondades y que la gran concentración de poder que se ha producido en su seno (muy especialmente en los financieros) es la fuente de extraordinarias asimetrías y fallos que provocan su gran ineficiencia y peligros y crisis constantes. De ahí que en lugar de ponerle freno se insista en darles más libertad, lo que solo está llevando consigo una mayor inestabilidad e insatisfacción y desigualdad crecientes.

 

Por defenderlos, se están imponiendo políticas económicas y medidas realmente salvajes que lejos de solucionar los problemas los agravan: políticas de austeridad que destruyen la demanda, intentos de acabar con la deuda acabando con las fuentes de generación de ingresos o concesiones de más libertad y poder a los grupos económicos que no crean empleo ni riqueza y que se alejan cada vez más de la actividad productiva.

 

Y por supuesto la cerrazón ideológica lleva también a que nadie ni siquiera pronuncia (salvo en los primeros momentos de pavor, como le ocurriera a Sarkozy) la palabra tabú que, sin embargo, es la que en sí misma resume los males que estamos sufriendo: capitalismo.

 

No se trata de un simple afán nominalista sino de entender que es completamente imposible salir de esta crisis, y creo que ni siquiera ponerle algunos parches efectivos, si no se considera que la que estamos viviendo tiene sobre todo que ver con las relaciones de propiedad y de poder que lo definen, con la mercantilización exacerbada de la vida social que ha generado y con la subordinación cada vez  mayor, más ineficiente y destructora del trabajo y de todas las relaciones sociales a la rentabilización del capital en sus expresiones más parasitarias, oligopólicas y rentistas.

 

Y, por supuesto, los conductores de las políticas que se están imponiendo frente a la crisis también disimulan sus causas reales para no tener que mostrar que, en realidad, lo que está sobre la mesa es el reparto de la riqueza y del esfuerzo para sostener la sociedad.

 

No quieren hablar de la desigualdad que ha puesto en manos de los especuladores fondos ingentes de recursos que no dedican a la creación de riqueza, ni del efecto tan asimétrico que están teniendo las medidas que se vienen adoptando. Ni, por supuesto, de la diferente responsabilidad que cada uno ha tenido a la hora de desencadenarla.

 

Eso es lo que explica que quienes tienen capacidad para influir en la opinión pública estén constantemente lanzando versiones, incluso surrealistas, sobre la crisis para tratar de desviar la responsabilidad o para que la gente crea que lo que hay que solucionar son los asuntos que a ellos les interesa.

 

Botín decía hace unos días que los culpables de lo que está pasando no eran los bancos sino los políticos (Las mentiras de Botín) y, en una reciente comparecencia parlamentaria, el Ministro de Economía daba también una interpretación de la situación que padece el comercio y las empresas echando balones fuera para desviar la atención de las causas reales de la crisis.

 

Decía el Ministro cuando fue interpelado sobre los problemas de demanda que afectan al comercio que la gente no entra a comprar pero no «por un tema de disponibilidad de renta, porque la gente no quiera comprar, es un problema de falta de confianza».

 

No puede haber una manera más sibilina de rehuir el fondo de la cuestión que confundir la causa con el efecto. Afirmaba el ministro sin rubor: «No tenga usted la más mínima duda de que si mejora la confianza, entonces habrá un incremento de la demanda, entrará la gente en las tiendas a comprar y eso generará empleo y actividad».

 

Ya saben. Miren ustedes las cosas con plena confianza y váyanse a la calle a gastar. ¿Qué sus hijos están en pero, o quizá sus maridos o esposas? ¿que les han reducido el sueldo y que al mismo tiempo han subido los precios de los servicios y de la cesta de la compra? Cambien de actitud, convénzanse de que todo va a ir a mejor y entren en los comercios a comprar.

 

Las personas y hogares de rentas más bajas están gastando muchos menos y echando abajo la demanda de consumo en España (y en otro países europeos) a diferencia de lo que ocurre con los de rentas altas. Estos consumen más que nunca: el sector del lujo ha aumentado sus ventas un 25% en 2011. Pero eso, que es algo que paraliza la recuperación económica porque este incremento del consumo de rentas más altas es insuficiente para tirar de la demanda, no se debe según nuestro Ministro de Economía a que esté incrementándose la desigualdad, como está sucediendo, o la pobreza, como está ocurriendo, o a que los bancos no dan crédito porque se dedican mejor a especular en los mercados financieros. No. Es por falta de confianza.

  Es normal, como vengo diciendo, que entonces se dedique a mejorar la confianza de la gente (parole, parole, parole) en lugar de a combatir la desigualdad, la exclusión y los privilegios de los bancos. Y así nos va.

8 comentarios

eduardo rod 13 de febrero de 2012 at 16:29

Es cierto que entramos menos en las tiendas a comprar y que sí es verdad que tomamos una cerveza de vez en cuando. Hay que aclarar que la cerveza la pedimos sin tapa y que no entramos a comprar porque es más difícil cada vez llegar a fin de mes. Los culpables de todo esto, fundamentalmente, son los mercaderes (no hay mercados). Y habría que sacar una relación con nombres y apellidos de este personal,lo que no creo sea imposible. Algunos, me los sé. Con todo, mi primera impresión es siempre que tengo miedo. Nos están llevando a un callejón sin salida y, aunque de momento estamos como asustados y atontados, me da miedo de lo que puede pasar.

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sebastian 14 de febrero de 2012 at 19:27

Era difícil ver al principio que esto era el fin de un ciclo de siglos, y sin embargo parece que cada vez es más seguro. Attac lleva adviertiendo mucho tiempo del problema de la financierización del sistema, y Juan Torres nos explica tan bien como son las pautas.
Creo sin embargo, que analizando los valores humanos se distingue a los grupos de personas, y creo que desde esta perspectiva entiendo, que nos hemos echo los ciegos. Estos valores donde el dinero marca la pauta, y nos carcome la competitividad y el tener más que otro, o tener tanto como el de la TV, o tanto como el vecino, es tremendamente exclavista. Que las cosas se valoren por un precio, es algo insano. Un sistema de precios donde se valore los costes y no los beneficios sociales, es alineante. Un sistema del siglo XIX, cuando el planeta no tenía tantos problemas. Trabajar solo por dinero también es muy desequilibrador para una persona. En definitiva, tenemos un sistema basado en dinero, y no en valores.
Si estamos endeudamos por un sistema que parece que no ha funcionado, esa deuda es inquietante en el sentido de que nos hemos endeudado por hacer algo que no parece muy positivo.

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Miguel A. Quinteiro 15 de febrero de 2012 at 00:15

HABLANDO DE CRISIS…
Se dice que el cocodrilo es imposible de domesticar. Si alguien pretendiese convivir con él, inexorablemente terminaría devorado. Es a causa de su propia naturaleza, que le impulsa a morder todo lo que se mueve.
Lo mismo pasa con los especuladores: no pueden resistirse ante la oportunidad de obtener unos pingües beneficios, aunque sea a costa de destruir a sus semejantes.
Aun peor: Esas ¿personas? no solo son insaciables y conscientes de lo que hacen, sino que además alardean de ello, a diferencia de los cocodrilos, que actúan por instinto y se limitan a lo estrictamente necesario para vivir.
Y de la misma forma que en alguna cultura “bárbara” se considera al cocodrilo un dios venerable al que hay que satisfa-cer, ofreciéndoles algunas víctimas humanas para aplacar su apetito, en esta sociedad ¿civilizada? en la que ahora nos encontramos, nuestros dirigentes políticos han elevado a los altares a esos “cocodrilos humanos” que necesitan “devorar” los derechos y necesidades de las personas…
Pero en el caso del “dios animal”, el límite está en la capacidad de su estómago. En “nuestra civilización” ¿Cuál es el límite?… sus ansias no lo tienen, pues sus beneficios han de crecer exponencialmente, para garantizar su éxito espurio aunque sea a costa de la miseria universal.
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Es de suponer que la mayoría de las personas entendemos cuales son las consecuencias de la situación económica en la que se encuentra la sociedad en su conjunto. Pero a la vista de la forma en que la mayoría se está enfrentando a la crisis, se puede entender que algo no funciona como debiera, ya que el comportamiento mayoritario es de conformarse con un destino que otros, con intereses indudablemente opuestos a los de las personas perjudicadas, han diseñado a su antojo.
Se aceptan soluciones sin ser explicadas adecuadamente, y pese a análisis responsables que las desenmascaran, se ha creado tal confusión a través de los medios de comunicación y con las intervenciones de los responsables, que apenas una minoría alcanza a entender la trascendencia de lo que se está imponiendo como normas de convivencia.
Ha triunfado la resignación. Los causantes no tienen reparo en contarnos lo mal que está la economía (desde un plantea-miento financiero), convencidos de su prepotencia ya que así aparecen como “sinceros conocedores de la verdad” que son los ÚNICOS que pueden brindarnos una solución, injusta, dramática, pero imprescindible…
Y es que en la complejidad de esta sociedad, se podría simplificar la situación para un somero análisis que nos ayude a buscar soluciones, en tres grupos sociales:
1. Personas que apoyan el sistema financiero que ha causado la crisis, porque son o se creen beneficiarios directos del mismo.
2. Personas que se oponen a que se aplique dicho sistema, o al menos desean limitar las pésimas soluciones propuestas, pidiendo que se alivie el presente y se preparen un cambio paulatino para el futuro.
3. Personas que únicamente son conscientes de la gravedad de la llamada crisis (aún por definir de forma clara) y que, a pesar de sus protestas, parecen dispuestas a aceptar lo que se le imponga por los políticos de turno. Quizá porque de forma inconsciente saben o creen que el poder emana de los financieros y especuladores, a los que en definitiva hay que obedecer, puesto que son los grandes sacerdotes del DIOS DINERO.
Para no alargarme excesivamente dejo para otro momento el análisis de estos grupos, ya que en cada uno se incluyen diversas actitudes que convendría matizar. Pero si quiero referirme a los englobados en el 2º grupo (entre los que me encuentro) para preguntarme si en realidad hemos conseguido trascender en nuestros planteamientos y llegar a infor-mar eficazmente a las personas que se englobarían en el 3º, para conseguir su participación en un debate que segura-mente les conduciría a una toma de conciencia y actuar de otra forma.
A veces tengo la sensación que nos hemos empeñado en un estéril enfrentamiento directo con el poder, al que se le hacen certeras criticas y vemos como auténticos profesionales y académicos señalan con eficacia los errores cometidos, y la inutilidad de las soluciones aplicadas, pero es evidente que los responsables saben perfectamente lo que hacen y porque lo hacen y eso es exactamente lo que les interesa.
Claro que si esos debates tuvieran un reflejo en los medios masivos de comunicación, semejante al que se les da a algunos deportes o personajes, serían mayoría las personas que tendrían una idea certera de lo que está ocurriendo, y los resultados serían diferentes, pues lo cierto es que la mayoría es la que decide.
En realidad me temo que estamos haciéndoles el juego a los que quisiéramos desalojar del poder, puesto que en definiti-va utilizamos su mismo lenguaje, y sin proponérnoslo contribuimos a difundir su catastrofismo, puesto que las penurias nacen al insistir en unas soluciones que nunca servirán para resolver los problemas cotidianos de las personas, sino para mantener un injustificado nivel de beneficios financieros para los especuladores.
Quizá falte explicar claramente los mecanismos y conceptos que se vienen aplicando, para tomar conciencia real de lo que está ocurriendo y como solucionar los problemas al tener una perspectiva más realista. Me gustaría que personas mucho más calificadas que yo por sus conocimientos y profesión divulgaran conceptos y definiciones para los términos que continuamente se vienen utilizando para justificar la crisis e imponer medidas indeseables.
Las causas de la crisis y la justificación de las medidas están en conceptos tan espurios e imprecisos como:
• Mercados: financieros, de futuros, secundario…
• Inflación, déficit, recesión.
• Productividad y especulación.
• Dinero, crédito, medios de pago.
• Ahorro y consumo.
• Creación de puestos de trabajo.
• Morosidad y fallidos.
• Vencimientos y aplazamiento.
• Competitividad y formación.
• Finanzas productivas, finanzas especulativas.
• Emprendedores, trabajadores, autónomos, cooperativistas.
• Banca privada, Banca pública, Cajas de Ahorro, Banca ética.
• Deuda pública, presupuestos, impuestos y servicios públicos.
Son conceptos que se utilizan para “explicar” porqué se insiste con unas medidas de las que cuando menos se conocen sus efectos negativos, pero es incomprensible el lenguaje utilizado para explicar su necesidad, su sentido o utilización.
Solo se percibe que los recortes se justifican para cumplir estrictamente con los postulados ultra ortodoxos de Alema-nia, pero así se están asfixiando a las economías del resto de estados de la unión y muy especialmente las de los estados del Mediterráneo, también conocidos como periféricos o directamente puercos (PIGS).
Este estrangulamiento financiero impide estimular cualquier sector productivo y además ahoga el sector público, gran productor ahora mismo de parados.
Estamos pues ante las incongruencias de las medidas a tomar, ya que es imposible estimular el consumo si se recortan los salarios, y consecuentemente se refuerza la imposibilidad de crecer y si no se crece no se puede pagar la deuda y si no se cumple el objetivo de déficit, lo que sigue en el manual de la ortodoxia es seguir recortando, seguir adelgazando el sector público, seguir destruyendo empleo, seguir en recesión…
Lo evidente es que mientras se aplican esos recortes otros (unos pocos) se benefician de los nuevos nichos de mercado que va dejando el sector público, educación, sanidad, dependencia, aeropuertos, etc. Eso sí, ya en un contexto de mode-ración salarial, facilidades para el despido, abaratamiento del mismo, abaratamiento de las cuotas a la SS. etc.
¿No es lógico suponer que los verdaderos objetivos son exprimir aun más a la sociedad para contentar a unos insaciables financieros, que han prostituido el poder político, en el cual ya se han infiltrado, sin someterse a unas elecciones de-mocráticas?…
El ejemplo más explicito es la reforma constitucional efectuada en España, en mi opinión una forma de golpe de estado, no solo porque no lo votamos, sino porque vino impuesta del exterior. ¡¡Nada más y nada menos que una exigencia de reforma de la Ley básica del estado!! Que para otros conceptos aparece blindada sin posibilidades de mejora en aspec-tos que afectan a derechos y garantías constitucionales, repetidamente reclamadas en vano por la ciudadanía.
En definitiva, parece imprescindible divulgar de forma eficaz y efectiva las alternativas que podrían cambiar la situación económico-social, para conseguir una mayoría que imponga, democráticamente, un nuevo concepto de sociedad basada en valores consensuados y justificados desde una perspectiva de solidaridad y responsabilidad.
Falta también el concretar unas medidas que se opongan a las diseñadas por el sistema dominante, en que se planteen como alternativas válidas y claramente justificadas que ayuden de comprender que las propuestas de los políticos no son ni por asomo Las más adecuadas para la mayoría.
Sin caer en la estulticia de UGT y CCOO que han claudicado ante el sistema por una simple cuestión de aparentar como “decisivos”, quizá sea necesario tratar de matizar las medidas propuestas, exigiendo cuando menos se debata su utilidad con Juan Torres, Vicent Navarro, Xavier Vence, San Pedro, Julio Anguita y otros muchos intelectuales que ya han opinado sobre ello, explicando con razones comprensibles la realidad de la situación y las consecuencias previsibles.
30/01/2012 09:50

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Miguel A. Quinteiro 15 de febrero de 2012 at 00:17

Abundan los comentarios que explican la situación de crisis desde una perspectiva independiente respecto a los poderes fácticos. Tenemos un buen ejemplo en los trabajos de ATTAC, siempre bien documentados, con argumentos contundentes y decisivos. En general se pueden calificar los contenidos de sumamente interesantes y acertados, imprescindibles para contrarrestar la desinformación de unos medios de la corrupción política.
Pero me sorprende que no se mencionen otros aspectos que a mí me parecen interesantes, en cuanto a que si queremos que la crisis se supere (Crisis que en realidad no es económica, sino política: se trata de determinar quien gobierna a nivel global, y de momento son los tecnócratas del neoliberalismo los que han copado el poder político, sin necesidad de presentarse en unas elecciones). Es por tanto necesario asumir también otras y perspectivas, definiendo objetivos que faciliten el cambio:
1. Eliminar el poder de los financieros sobre los políticos, en base a redactar una nueva Constitución en la que se incluyan disposiciones que consideren los Servicios financieros como un Servicio Público, destinados a favorecer un desarrollo económico sostenible, el intercambio de bienes y servicios, y nunca susceptibles de especulación ni control fuera del ámbito de las autoridades democráticas.
2. Establecer un SALARIO SOCIAL que garantice un mínimo de ingresos para todas las personas, sustituyendo y ampliando las prestaciones establecidas actualmente. El Seguro de Paro se administraría de forma complementaria.
3. Ilegalización de las ETT, salvo las que se constituyan como complemento a Asociaciones de Parados o como cooperativas sin ánimo de lucro. Los integrados en la misma podrán gestionar de forma conjunta las prestaciones de Desempleo, la distribución de los trabajos temporales que se realicen, y beneficiarse de complementos y ayudas para sostenimiento de la entidad creada. Aquéllos que encuentren un trabajo, podrán continuar perteneciendo a la misma como socios protectores, para lo que se establecerá una cuota mínima de apoyo, que pagarán mientras estén trabajando, y les permitirá incorporarse de inmediato, de volver a estar en paro.
4. Reformar la funcionalidad de los bancos Centrales, que deben de asumir el papel de control sobre todas las operaciones financieras, para que cumplan los principios económicos que se establezcan en las nuevas leyes que se desarrollen a la luz de una nueva constitución. Actualmente su ÚNICA misión es el control de la inflación. Simplemente porque a los bancos es lo que les interesa, ya que para ellos la pérdida de valor del dinero les perjudica directamente. La solución a los problemas que la inflación implica para la actividad social y económica, ha de ser que se disponga de mecanismos que automáticamente corrijan las desviaciones de precios y salarios, de forma que se mantenga el poder adquisitivo de los ingresos. La opción de congelar los salarios, para frenar la subida de precios, contradice uno de principios más citados cuando se desea ensalzar la (falaz) “ley” de la oferta y de la demanda: “mayor consumo, precios más bajos”, por lo que es necesario que se establezca una normativa que limite el beneficio sobre el coste real de los bienes y servicios, estableciendo una escala para el IVA de forma que a mayor margen comercial, mayor porcentaje, con lo que colateralmente se generaría una mejora salarial.
5. Definir la funcionalidad del dinero y la forma de su gestión, estableciendo controles sobre su emisión, respaldo y circulación. Actualmente es considerado el elemento determinante de la actividad económica, lo que da el poder absoluto a los financieros, que son los que acaparan su control, lo que se evidencia con la crisis que han provocado. ¿es sostenible una economía en la que el valor del dinero no tiene otro respaldo que la calificación de los propios especuladores? Para eso modifíquese su manejo, estableciendo fecha inmediata de caducidad para los billetes en curso, y que las nuevas emisiones la lleven incorporada.
• Universalicemos el dinero electrónico, de forma que se pueda automatizar el control de las transacciones por las autoridades monetarias, facilitando el desmantelamiento de los paraísos fiscales y los pagos en “negro”. Bastaría con registrar unas claves únicas para identificar a los pagadores y a los beneficiarios, para establecer un control de la “trazabilidad” de cada apunte financiero.
Estos y/o otros objetivos deberían de ser establecidos como prioritarios, para pasar de inmediato a diseñar la estrategia para conseguir que se apliquen.
Y mientras no se demuestre lo contrario, el único camino para conseguir combatir la crisis eficazmente, para cambiar la estructura económica y transformar la sociedad, sólo se podrá hacer teniendo una mayoría en el parlamento que decida introducir los cambios necesarios.
06/02/2012 7:47

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Miguel A. Quinteiro 15 de febrero de 2012 at 00:20

EL DINERO: Herramienta indispensable para manipular la ECONOMÍA GLOBAL.
Es importante insistir en que el uso del dinero y su significado es necesario revisarlo, ya que es el verdadero instrumento para tener el control de la economía, dándose la paradoja de que los que deciden y establecen las reglas de juego sólo son administradores de unos fondos que las demás personas le han confiado.
No es aceptable que sean exclusivamente los “depositarios” los que decidan la política financiera, cuando según sea la misma ellos obtendrán más o menos beneficios. El dinero debe ser monopolio del estado, en cuanto éste sea la expresión democrática del conjunto de la sociedad. La internacionalización de las monedas puede ser beneficiosa si dispone de un control democráticamente ético sobre el sistema, pero puede ser sumamente perjudicial, si se da prioridad a unas monedas sobre otras, aplicando criterios basados en privilegios y estructuras coloniales, lo que fomenta la explotación del hombre por el sistema, el derroche de las materias primas y la alteración de los equilibrios ecológicos y ambientales.
Así lo primero es conseguir el control del uso del dinero por el conjunto de la sociedad, poniéndolo al servicio del bien común. Tiene que tenerse muy claro que el dinero solo es un método auxiliar a las actividades de intercambio de bienes y servicios y lo que realmente debe importar económicamente hablando son los bienes y servicios susceptibles de intercambio, y la forma en que los mismos estén al alcance de todas las personas.
El actual sistema financiero es la culminación de siglos de sojuzgamiento de las mayorías por parte de algunos privilegiados en base a diversas falacias. Desde aspectos mágicos o religiosos hasta los modernos conceptos “técnicos” que sustituyen dogmas de antaño, en un esfuerzo de presentarlos como “científicos” pero incomprensibles para la mayoría de las personas. La tecnología les permite una manipulación y control desmedidos, llegándose a la situación de que lo que realmente les da el poder es el CONTROL sobre la circulación destino y uso del dinero, independiente quien sea su PROPIETARIO.
El capitalismo tradicional ha perdido fuerza, surgiendo nuevas formulas de explotación a las que cada persona ha de someterse, ocurriendo que los métodos de persuasión son menos sanguinarios aunque mucho más eficaces, ya que adormecen cualquier intento de revelarse. El consumismo es la fórmula que permite acelerar la circulación financiera, lo que no solo mantiene a las poblaciones sumisas, sino que además es (la simple circulación del dinero) generador de los beneficios de los sostenedores del tinglado. Así se reforma la bolsa incorporando formulas y nuevas maneras de inversión y especulación, para facilitar se incremente el número de transacciones, ya que quien más gana en ese negocio son los bancos, que siempre cobran por cada operación realizada, aunque los otros participantes pierdan.
Las fluctuaciones en las cotizaciones de títulos varían cíclicamente y de forma sospechosa, claramente orientadas a provocar compras y ventas. Se dice: si la bolsa sube, vende y si baja compra… O al revés, es lo mismo: en ambos casos alguien compra y alguien vende, y en cada transacción el banco se lleva su comisión.
Es como un casino, en el que realmente no importa quién pierda o gane, pues el beneficio está en el número de “operaciones” que se realice, pues se trata de un porcentaje del monto total de las operaciones…
Realmente toda la fuerza del sistema está en que la inmensa mayoría de las personas aceptamos que el disponer de dinero es el mejor objetivo, no ya para conseguir nuestra felicidad personal, sino que es imprescindible para sobrevivir.
Sin embargo lo que parece lógico es que, en una sociedad bien organizada en cuanto a su respeto a los Derechos Humanos y el cumplimiento de unos principios democráticos, se planifique el bienestar para todas las personas que la integran, atendiendo a sus necesidades inmediatas y facilitando su desarrollo social, científico y cultural.
Y si alguien se decide a formular la demanda de disponer de aquello que considera necesita, la respuesta del sistema es: ¿Cuánto dinero tienes?… Así pues lo que se debe considerar un derecho se convierte un privilegio, solo alcanzable si dispones de dinero para “pagarlo”.
Históricamente, ese objetivo estaba condicionado por una organización de la sociedad injusta, en la que unas minorías decidían por las mayorías, desde una perspectiva de líderes por sangre y vasallos. El sistema era sostenible en base a la ignorancia del pueblo y a la fuerza de los poderosos, drásticos en sus medidas, pero eficazmente auxiliados por un entramado de dogmas y principios religiosos que consagraban la situación.
Pero la evolución tecnológica y científica llevó a la sociedad en su conjunto a cambios que supusieron un equilibrio distinto entre el poder y los vasallos, que empezaron a dudar de los principios en que tradicionalmente se sustentaba la sociedad.
Ello obligó a cambios para adaptarse a los nuevos tiempos que la revolución de turno iba imponiendo, y la clase dirigente no dudó en prescindir, cuando fuera necesario, de los tiranos que no aceptaran unos mínimos cambios, ni siquiera para que todo siguiera igual. Además esa exclusión le daba credibilidad a los que, en teoría, aceptaban los cambios democráticos impuestos, pero en realidad estaban dispuestos a aprovechar las oportunidades de manipulación que su participación activa habría de darles.
La habilidad para incorporarse a las nuevas corrientes sociopolíticas generó numerosos resortes con los que manipular la sociedad y conseguir el objetivo de seguir ostentando el poder absoluto por parte de un grupo social, emanado de una tradición piramidal, aunque sin perjuicio de la incorporación de individuos de origen de otras clases sociales que asumiesen los mismos principios económicos y sociales.
El mejor ejemplo de cómo se pretende organizar la sociedad, es el siguiente texto, entresacado de un ensayo sobre el funcionamiento de la sociedad actual:
“El verdadero camino.
Todos somos iguales, y tenemos derecho a votar. (Vota intuitivamente… No te pares a leer promesas o programas, que todos son falsos. Tus reflejos son el mejor consejero político, y verás como siempre aciertas: ganarán los que tu votes)
Las diferencias sólo las puede marcar la cantidad de dinero que manejes, y el voto te libera de la necesidad de organizarte política y socialmente, para que puedas dedicarte libremente al consumismo, pero de forma consciente: podrás criticar de forma ordenada lo que no te guste, para que los “suministradores” estudien la conveniencia o no de aplicar tus criticas.
Sólo tienes que estimar un PRINCIPIO SOCIAL: Tu consumo crea puestos de trabajo, lo que genera nuevos consumidores, lo que quizá te facilite a ti un medio de vida, pero has de ser prudente y vigilar a tu vecino, pues seguro que te disputará las mejores oportunidades, por las que debes luchar en un higiénico esfuerzo para sobrevivir dignamente, llegando a las cotas más altas.
La emoción de la lucha diaria, y el cumplimiento de tu deber para quien te facilita el sustento, serán los complementos adecuados a una vida dedicada a tus aficiones deportivas y sociales… cuanto más consumas, vivirás más intensamente, y podrás provechar las oportunidades de crédito para el consumo, y las fabulosas oportunidades que los incrementos en la producción generen, como ofertas de 3×2, bonos descuento, sorteos, viajes, etc.
Deja a los políticos en el poder y a los técnicos en economía consagrados que resuelvan los problemas estructurales y financieros, y acepta con resignación las medidas y recortes que las autoridades impongan para superar situaciones de crisis, en la seguridad de que las razones para tomar esas medidas están científicamente justificadas por los técnicismos mencionados por las autoridades.
Acepta patrióticamente los sacrificios que se decreten, en la SEGURIDAD de que los mismos son necesarios para garantizar el futuro.
Pero si te sientes personalmente perjudicado, siempre podrás exigir se reconozcan tus derechos, pero ojo, no te dejes involucrar en movimientos que lo que pretenden es derribar el sistema.
Tampoco dejes que te utilicen y no aceptes hacer causa común con cuestiones que a ti no te afecten directamente.
Busca cualquier oportunidad de negociación individualizada, ya que siempre será preferible un mal arreglo que un buen pleito, y si tienes la suerte de tener buenos contactos siempre será más fácil conseguir alguna compensación excepcional respecto a los demás afectados.
Pero si la única salida es participar con otros afectados, participa, pero atento a no dejarte involucrar en medidas extremas de las que deberás desligarte, en la seguridad de que sólo servirán para malograr tu intento.
Así pues tendrás muy claro que si no se consiguen tus objetivos, habrá sido por que otras personas han boicoteado el esfuerzo, al intentar beneficiarse al margen de los demás, perjudicándote directamente.
No te fíes nunca de los que están en tu misma situación, pues lo más probable es que traten de prosperar a costa tuya. Pon tu mirada en los que están más arriba, para que sirvan de acicate a tu propio progreso, y en los que podrás encontrar una inestimable ayuda, si le sirves con honradez y eficacia.”
Mientras se escriben estas líneas, por la radio están dando noticias sobre manifestaciones. La información incluye preguntas a los participantes, y las cuatro respuestas recogidas, son las siguientes: “A MI ME rebajaron el sueldo a 600 €”… “ME despidieron sin causa justificada”… “Perdí MI piso al no poder pagar los recibos por quedarme sin trabajo”… “No ME renovaron el contrato temporal”…
Es decir, ninguno de los entrevistados está allí para pedir un cambio global del sistema político social, o al menos la pregunta que le formularon no dio lugar a explicar la intencionalidad de la manifestación.
Lo que quiero destacar es que la actitud de los medios es la de informar tendenciosamente, transmitiendo la sensación de que las personas que protestan sólo están preocupadas por lo que les afecta directamente, pues es indudable que así conviene al sistema.
En definitiva, parece imprescindible tomar conciencia del verdadero trasfondo de la Sociedad actual, si se pretende conseguir cambios que garanticen una evolución hacia situaciones más justas.

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Miguel A. Quinteiro 15 de febrero de 2012 at 00:23

A la vista de la situación, se han iniciado movimientos para promover una BANCA PUBLICA, que debería contribuir a resolver la crisis en la que nos han metido los bancos, con el “visto bueno” de los políticos de turno. Creo que es una buena idea, y supongo que no se trata sólo de promover la creación de bancos con carácter público, que ya existieron, pero que fueron entregados a la avaricia de los banqueros, en lugar de lo que hubiera evitado los males actuales, como sería una BANCA NACIONALIZADA que garantizase unos servicios financieros adecuados a un desarrollo social y económico más acorde con los intereses de una economía equilibrada. Hay más opciones complementarias, como serían las cajas de Ahorro populares, las cooperativas de crédito, y otras entidades encuadradas en lo que se llama BANCA ÉTICA.
Parece lógico suponer que más importante que una denominación para estas entidades, es el “modus operandi” que las defina en la práctica. Así, las Cajas de Ahorro deben de tener carácter de proximidad, que facilite el desarrollo de la economía en el ámbito en el que sean implantadas, pero inexcusablemente regidas bajo unos principios democráticos que garanticen que en su gobierno haya una participación de la sociedad en su conjunto, a través de representantes elegidos directamente por los estamentos más representativos: Autoridades políticas, Entidades sociales sin ánimo de lucro, clientes y usuarios, además de los propios trabajadores de la entidad.
Es fundamental la existencia de controles sobre dichas entidades, que podría ser un Banco de España renovado en cuanto a su estructura actual, que está dedicada exclusivamente a beneficiar a la banca privada, en detrimento de la sociedad a la que debería servir. También es imprescindible redactar una nueva normativa aplicable a las entidades financieras, que ajuste los derechos y deberes y que acabe con el favoritismo a la banca especulativa.
En resumen, si pensamos en una sociedad democrática, en la que se llegue a una coparticipación ciudadana directa, las Cajas pueden cumplir su papel de entidades financiera sin ánimo de lucro y destinadas al desarrollo social y económico del entorno en que estén implantadas. Para ello es imprescindible que sean controladas efectiva y democráticamente por la ciudadanía, y VIGILADAS MUY DE CERCA POR LAS AUTORIDADES MONETARIAS.
La banca pública es necesaria para una mejor administración de la economía en general, por lo que su implantación es totalmente imprescindible.
Pero creo que suponer que la banca privada puede llegar a ser nacionalizada, es una utopía que de momento me parece inalcanzable, por mucho que la deseemos. Pero es imprescindible que la normativa que se viene aplicando y que tanto la beneficia en perjuicio de los demás estamentos de la sociedad, sea revisada y se establezcan principios y normas que acaben con los actuales abusos, que afectan tanto a las personas, como a las empresas productivas como a los órganos y servicios del estado. El banco de España debe de revisar su operativa, y centrarse en la defensa de los derechos de la sociedad en su conjunto.
Por eso recuperar la banca pública y las Cajas de Ahorro, al mismo tiempo que se sanea al B.E. (que debe de controlar la actividad financiera a favor de los ciudadanos, en vez de a favor de la banca privada como viene haciendo desde hace años) podría suponer un freno al disparate que estamos viviendo y al que llaman crisis. Rompería el oligopolio financiero que ya se ha estrenado con una escandalosa subida de las tarifas bancarias, amparándose en que ya no hay competencia para la banca privada.
Pero ¡ojo!… con eso volveríamos a una situación anterior, que sin ser ideal, era mejor que la actual… Pero ¿cómo se produjeron los cambios tan perjudiciales, en vez de evolucionar hacia un progreso social?… Pues por la responsabilidad de los políticos que fueron elegidos para administrar el estado, entonces, la pregunta es:
Suponiendo que se consiguieran los objetivos de crear una banca pública, incluso se recuperaran las Cajas de Ahorro y se facilitara la creación de BANCOS ÉTICOS, ¿cuánto tiempo tardarían en repetir las mismas maniobras para volver a la situación actual?…
Por eso quiero señalar que es fundamental un cierto compromiso político, ya que cualquier reforma cambio o revolución que se quiera hacer tendrá que pasar por las urnas, y lo ocurrido en los últimos 12 años, demuestra que la mayoría de las personas que han votado lo hicieron al margen de lo que estamos denunciando, espero que por falta de información más que por conformidad con lo que se nos venía encima.
La crisis, que fue cocinada con unos objetivos evidentes, tuvo un desarrollo de más de 10 AÑOS, por lo que además de un esfuerzo de información abierta a toda la sociedad y al debate, es necesario considerar que es imprescindible buscar una alternativa que obligue, a los futuros gobernantes, a cumplir unos mínimos democráticos de participación y asegurar una DEMOCRACIA REAL que permita aplicar soluciones válidas para la mayoría de las personas y la sociedad en su conjunto.
Personalmente creo que se perdió una oportunidad el 20 de noviembre, posiblemente porque hubo manipulaciones para que la atención se centrara en cuestiones fundamentales, pero apartándola de lo que en aquellos momentos, era rabiosa actualidad: ¿Quien nos va a gobernar?…
En mi inexperiencia, me quedé un poco perplejo al comprobar como una reacción ciudadana tan justificada y fuerte con múltiples e interesantes alternativas, apenas se ocupó de definir un objetivo imprescindible, como el de buscar UNITARIAMENTE unos candidatos que fueran alternativa a la corrupción (o incompetencia) de unos gobernantes, que al final fueron reemplazados por una alternativa «política» tan comprometida o más con el sistema financiero.
Por ejemplo, ahora, lo próximo son las elecciones en Andalucía y Asturias, y sería una oportunidad de participar activamente, para evitar que los cambios que se produzcan sean meros retoques para que nada cambie. Creo que sería muy necesario que todo el movimiento de los indignados se concienciara de la necesidad de incidir en la política, y no digo presentando candidaturas, sino definiendo lo que debería ser un programa político a favor de una Sociedad más justa y equilibrada, y comprometerse a votar a LA CANDIDATURA QUE SE COMPROMETIERA a cumplir ese programa, de forma que sus candidatos firmaran ante un notario su compromiso de dimitir del cargo para el que fueran elegidos, de no ser capaces de defender eficazmente dicho programa.
Así pues me parece muy importante crear vías de colaboración, pero quizá se debería ampliar el debate para buscar una definición de una estrategia política imprescindible, para disponer de una plataforma que busque participar directamente en las decisiones políticas de los que gobiernan, en definitiva, una autentica DEMOCRACIA REAL…
02/02/2012 11:16

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Miguel A. Quinteiro 15 de febrero de 2012 at 00:29

Para Eduardo Rod: el miedo es su principal arma, porque además han conseguido debilitar los lazos de solidaridad entre las personas. Han implantado una moral, que podemos definir de la siguiente forma:
“El verdadero camino para el éxito.
Todos somos iguales, y tenemos derecho a votar. (Vota intuitivamente… No te pares a leer promesas o programas, que todos son falsos. Tus reflejos son el mejor consejero político, y verás como siempre aciertas: ganarán los que tu votes)
Las diferencias sólo las puede marcar la cantidad de dinero que manejes, y el voto te libera de la necesidad de organizarte política y socialmente, para que puedas dedicarte libremente al consumismo, pero de forma consciente: podrás criticar de forma ordenada lo que no te guste, para que los “suministradores” estudien la conveniencia o no de aplicar tus criticas.
Sólo tienes que estimar un PRINCIPIO SOCIAL: Tu consumo crea puestos de trabajo, lo que genera nuevos consumidores, lo que quizá te facilite a ti un medio de vida, pero has de ser prudente y vigilar a tu vecino, pues seguro que te disputará las mejores oportunidades, por las que debes luchar en un higiénico esfuerzo para sobrevivir dignamente, llegando a las cotas más altas.
La emoción de la lucha diaria, y el cumplimiento de tu deber para quien te facilita el sustento, serán los complementos adecuados a una vida dedicada a tus aficiones deportivas y sociales… cuanto más consumas, vivirás más intensamente, y podrás provechar las oportunidades de crédito para el consumo, y las fabulosas oportunidades que los incrementos en la producción generen, como ofertas de 3×2, bonos descuento, sorteos, viajes, etc.
Deja a los políticos en el poder y a los técnicos en economía consagrados que resuelvan los problemas estructurales y financieros, y acepta con resignación las medidas y recortes que las autoridades impongan para superar situaciones de crisis, en la seguridad de que las razones para tomar esas medidas están científicamente justificadas por los técnicismos mencionados por las autoridades.
Acepta patrióticamente los sacrificios que se decreten, en la SEGURIDAD de que los mismos son necesarios para garantizar el futuro.
Pero si te sientes personalmente perjudicado, siempre podrás exigir se reconozcan tus derechos, pero ojo, no te dejes involucrar en movimientos que lo que pretenden es derribar el sistema.
Tampoco dejes que te utilicen y no aceptes hacer causa común con cuestiones que a ti no te afecten directamente.
Busca cualquier oportunidad de negociación individualizada, ya que siempre será preferible un mal arreglo que un buen pleito, y si tienes la suerte de tener buenos contactos siempre será más fácil conseguir alguna compensación excepcional respecto a los demás afectados.
Pero si la única salida es participar con otros afectados, participa, pero atento a no dejarte involucrar en medidas extremas de las que deberás desligarte, en la seguridad de que sólo servirán para malograr tu intento.
Así pues tendrás muy claro que si no se consiguen tus objetivos, habrá sido por que otras personas han boicoteado el esfuerzo, al intentar beneficiarse al margen de los demás, perjudicándote directamente.
No te fíes nunca de los que están en tu misma situación, pues lo más probable es que traten de prosperar a costa tuya. Pon tu mirada en los que están más arriba, para que sirvan de acicate a tu propio progreso, y en los que podrás encontrar una inestimable ayuda, si le sirves con honradez y eficacia.”

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Miguel A. Quinteiro 15 de febrero de 2012 at 07:33

Pido disculpas por enrollarme tanto y ser tan reiterativo…
En cuanto a las facilidades para participar, creo que sería bueno una opción que permitiera al autor de cada intervención, reeditar su texto para corregirlo.

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