Publicado en La Opinión de Málaga el 29 de mayo de 2005
Los datos más recientes sobre el crecimiento económico en España han provocado declaraciones bastante eufóricas de ministros y responsables políticos, no sólo de los que ahora gobiernan, sino también del PP que quieren que se les reconozca su contribución al éxito.
Desde mi punto de vista, la situación económica no es tan boyante como sequiere pintar.
El Producto Interior Bruto está creciendo bastante más que en el resto deEuropa pero eso no es todo. Suelo explicarles a mis estudiantes que el crecimiento por sí mismo no es siempre una expresión de que todo «vaya bien». La economía, comocualquier otro organismo vivo, puede estar creciendo mucho pero, al mismo tiempoque lo hace, puede estar reproduciendo cada vez con más peligro la enfermedad o el desequilibrio interno. Por eso conviene saber cómo se está creciendo, si el crecimientoes armónico y si afecta convenientemente a todas las partes del organismo.
La economía española crece hoy día más que las de su entorno gracias a que nuestro consumo privado y la construcción está creciendo muchísimo. Sin embargo,como cada vez somos menos competitivos, resulta que nuestras relaciones comerciales con el exterior cada vez son más negativas.
Gracias al dinamismo de la construcción estamos creciendo mucho pero lonormal sería preguntarnos si es lógico que en nuestro país se construyan cada año(como pasó en 2003) más viviendas que en Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido juntos. Eso nos hace crecer, pero seguramente está contribuyendo a que suban los precios en toda la economía y a que seamos menos competitivos con el exterior. Se trata, pues, de un claro ejemplo, de que se crece pero de una forma desacompasada y desvertebrada.
La segunda fuente de nuestro potente crecimiento económico es el consumo privado pero éste es un factor que, en unión del anterior, hay que considerarlo a la vista del tremendo endeudamiento familiar que se está produciendo.
Hoy día, la deuda de las familias representa ya el 75% del Producto Interior Bruto español. En términos absolutos las familias españolas tienen ahora una deuda tres veces mayor que la que tenían en 1997. Y se trata, además, de una deuda en continuo ascenso, que está subiendo un 17% más que la del año pasado o incluso un 25% si se trata de la deuda hipotecaria. Todo eso ha hecho que desde hace meses la deudas de las familias ya sea mayor que su renta disponible.
El Banco de España indicó el año pasado en un informe que esta evolución de la deuda es insostenible aunque, al mismo tiempo, reconocía que, al formar parte de una unidad monetaria supranacional, España no dispone de instrumentos financieros o monetarios para modificar su tendencia.
El crecimiento de la deuda , el consumo y la construcción forman un bucle que es el que explica el dinamismo de nuestra economía pero dejan demasiados flecos negativos por cubrir.
La primera paradoja es que esto se produzca en los años en que los responsables de la economía demonizan el endeudamiento público, gracias al cual se pueden financiar a largo plazo las infraestructuras sociales necesarias para aumentar el bienestar colectivo y la eficiencia privada. ¿Por qué los planes de estabilidad presupuestaria europeos prohíben el endeudamiento público y, sin embargo, se da alas al endeudamiento privado?La respuesta depende naturalmente del hecho obvio de que, en cada caso, los grandes beneficiarios de la deuda y sus paganos son distintos.
Gracias a la sustitución del endeudamiento público por el privado se está aplicando en España una fórmula magistral para generar una ingente redistribución de la renta a favor de los más ricos y, más concretamente, de la banca y los promotoresinmobiliarios.
Como escribía hace poco el catedrático de Arquitectura Ignacio Parici, setrata de un auténtico «tocomocho» con el que nos están sacando el dinero a la inmensa mayoría de los españoles. Gracias a la subida de los precios de la vivienda (sin proporción alguna con reales) y a sus mecanismos de financiación se logra que la mitad de la renta que reciben las familias menos pudientes de este país pase nada más ser recibidas alos bolsillos de banqueros y promotores.
Hay que tener en cuenta que, según los datos del Banco de España, el 20% más rico de los españoles sólo dedica el 10% de su renta a pagar sus deudas,mientras que el 20% más pobre dedica el 32% a ese fin.
Un estudio más reciente deLa Caixa afirma que las familias de renta baja dedican el 45,3% de su renta a pagar la deuda de su vivienda. Es evidente, pues, que el peso del endeudamiento familiar sesostiene de modo muy desigual entre las diferentes familias españolas y eso quieredecir que los beneficiarios del crecimiento que esta deuda impulsa son también muy distintos.
No se olvide que casi el 60% de las familias declaran que no llegan a fin demes, que sólo el 11% tienen acciones cotizadas y que sólo una de cada cuatro puedefinanciar fondos de ahorro o pensiones. Lo que suelen hacer los políticos y responsables económicos es desviar la vista y no mencionar este tipo de efectos distributivos.Hace unos pocos días se publicó la revisión que el Instituto Nacional de Estadística ha debido de hacer del cómputo del PIB español para que sea homogéneocon los cálculos europeos.
Como ahora registra más empleo del que estaba registradoantes, la actividad económica, el PIB, tiene un valor más elevado y los periódicos titularon sencillamente que «España es más rica».
Todos se apuntaron el tanto. Incluso el anterior ministro de agricultura del Partido Popular enseguida reaccionó para exigir que el gobierno reconociese que ese enriquecimiento había sido posible gracias a la política de su gobierno. Pero bien porque el caballero no se leyera la noticia en toda su integridad, bien porque quiso disimular, lo cierto fue que no mencionó un dato capital:al hacerse esa revisión resultaba que la proporción de los salarios en el total de las rentas había bajado de representar un 49,3% del PIB a un 47,7%.
O sea, que «gracias al PP», según el ex ministro Arias Cañete, aunque España en general es más rica, los asalariados (que somos la inmensa mayoría) somos relativamente más pobres.
Todo esto prueba que no basta crecer sino que hay que crecer armónicamente y, sobre todo, con más equidad. España está creciendo más que los demás países de nuestro entorno, pero está creciendo peor y con más desigualdad, lo que quiere decir que unos se están aprovechando mucho más que los demás de ese crecimiento.